Subir imágenes de menores a internet de manera indiscriminada entraña una serie de riesgos que es mejor tener en cuenta
IÑIGO FERNÁNDEZ DE LUCIO
¿Quién no ha abierto sus redes sociales y se ha encontrado con la foto de un bebé adorable? Una más de las que esa pareja amiga nuestra sube a Facebook e Instagram día sí, día también. Esa última foto es solamente una de las 1.500 que ese bebé tendrá publicadas en redes sociales antes de que cumpla 5 años. Así lo dice un estudio de realizado por la empresa británica Nominet. Es casi una foto al día.
Pero eso es en los primeros años de vida. Porque hay criaturas que tienen imágenes en las redes desde antes incluso de nacer. Según una encuesta de AVG, en diez países -entre ellos España- los padres de uno de cada cuatro niños publican imágenes de las ecografías durante el embarazo.
Como todos los conceptos relacionados con internet, esta práctica tiene su nombre en inglés: ‘Sharenting’, que viene de ‘share’ (compartir) y ‘parenting’ (paternidad). Y la pregunta es: ¿Es adecuado colgar tantas fotos de nuestros hijos en redes? La psicóloga educativa Silvia Álava advierte de que a menudo «se nos olvida la protección del menor, y eso incluye no estar sobreexpuesto en las redes». Algo que en estos casos no se cumple ni por asomo. Según el citado estudio de AVG, el 81% de los menores está en internet antes de cumplir los seis meses de edad.
«Muchas veces los padres no son conscientes del impacto que esas publicaciones puede tener en los hijos», sostiene Álava. «No saben si les va a gustar cuando crezcan ver que toda su vida ha sido reportada en redes y que todo el mundo sea consciente de cuándo ha estado malo, cuándo le salió su primer diente…». Esto mismo apunta un estudio de la universidad de Michigan, que alerta de que el 56% de los padres sube fotos de sus hijos que en el futuro podrían resultarles vergonzosas.
A juicio de Álava, ese torrente de publicaciones está más bien relacionado con el ego de los padres o, dicho de otro modo, con un «deseo de realización». «Muchas veces detrás hay un deseo de los padres de realización: utilizan a sus hijos para realizarse ellos, para conseguir ‘likes’ y seguidores», expone. «Esto es muy peligroso porque cuelgas a los niños una responsabilidad que no les corresponde».
«Lo que publicas escapa a tu control»
La situación ha llegado a tal punto que incluso la Agencia Española de Protección de Datos llevó a cabo una campaña de concienciación ante lo que advirtió como una banalización del uso que hacemos de nuestras redes sociales. Entre los consejos que ofrecía, el organismo advertía que «lo que publicas escapa a tu control siempre», por lo que «es posible que no seas consciente de cómo se están difundiendo las imágenes». Desde esa perspectiva, señalaba que «existen otras formas más seguras de compartir esas imágenes». Porque no es lo mismo mandar una foto del niño por el grupo de la familia, donde lo único que va a generar es un chorro de emoticonos, que colgarla en Facebook. «Cuando subes la foto dejas de ser el dueño», subraya Álava.
¿Qué hacer? La experta recomienda «responsabilidad» antes de subir un contenido. «Párate y piensa: ¿Es necesario?». «Los niños tienen que construir su propia personalidad, su propia identidad, su grupo… Y lo tienen que hacer en un formato analógico, no a través de las redes sociales». Es decir, como se ha hecho toda la vida. Porque, advierte Álava, «habría que ver qué influencia puede tener que tus padres hayan compartido tu vida desde el minuto 0». A fin de cuentas, son fotos que edulcoran la realidad, «y eso puede influir en el correcto desarrollo de su identidad». Por ello, «muestra tu vida pero sin mostrar la de los niños», zanja.
FUENTE: elcorreo.com