Todos los motivos (aunque no los necesites) para que no dejes de dar besos y abrazos a tus hijos. Colaboración con Telva
Los abrazos son fundamentales en la infancia y dos expertas nos explican por qué
Por Miriam Mascareñas
Si en alguna ocasión has escuchado aquello de «no mimes tanto al niño que lo vas a malcriar«, atenta: la ciencia ha demostrado que los besos y abrazos, lejos de ser «malos», son imprescindibles en la infancia. Silvia Álava Reyes, psicóloga especializada en Psicología Educativa, y Rocío Alegre, directora de la escuela infantil Nemomarlin Carabanchel, destierran los falsos mitos y nos desvelan por qué es tan importante que abracemos y besemos a nuestros hijos. Porque sí, los mimos son fuente de felicidad.
¿Por qué son importantes los besos y abrazos en la infancia?
«Los besos y abrazos a los niños son fundamentales«, sentencia Silvia Álava Sordo, psicóloga experta en Psicología Educativa y autora de Queremos hijos felices y Queremos que crezcan felices (JDEJ Editores).
Podríamos decir eso de «no hay más preguntas, señoría», pero queremos saber más, ¿verdad?
«Los niños se tienen que sentir queridos. No basta con decir ‘te quiero’, hay que demostrarlo con besos y abrazos«, añade Silvia Álava Sordo, «todos los del mundo«.
Rocío Alegre, maestra en educación infantil y directora de la escuela infantil Nemomarlin Carabanchel, coincide: «Es muy, muy, muy importante dar besos, abrazos y caricias a los niños«. Hay que tener en cuenta que sobre todo en los primeros años de vida los niños no tienen suficiente lenguaje para expresar lo que sienten en cada momento y por eso se comunican a través de comunicación no verbal: con una mirada, un llanto, una sonrisa… «Los educadores, y también los padres, debemos darles respuesta con palabras pero también de forma no verbal, con este tipo de gestos. Es una manera de que el niño se sienta querido, seguro y protegido. Le haremos saber que estamos ahí, que le entendemos, evitando así su frustración«.
Mejoran la autoestima y los llenan de felicidad
La ciencia ha demostrado que cuando un niño se encuentra seguro y se siente querido, es más fácil que desarrolle su autoestima, así como que muestre niveles bajos de estrés, nerviosismo o incluso ansiedad.
¿Sabías que la neuroeducación afirma que el contacto físico con nuestros hijos logra liberar la hormona de la oxitocina? También llamada «hormona de la felicidad», «cuando, por ejemplo, les damos un masaje o hacemos piel con piel estamos logrando que los niños liberen esta hormona y por lo tanto sean más felices«, explica Rocío Alegre.
Abrazar no está reñido con educar
Entonces, si es tan positivo, ¿por que hay quien sigue repitiendo que no hay que mimar tanto a los niños? «En algunos casos, a los psicólogos se nos malinterpreta«, explica Silvia Álava Sordo. Y es que si algo recomiendan los expertos es medir el momento en que abrazamos o besamos a nuestros hijos. «Por ejemplo, si estamos a la mesa y vamos a comer, no es el momento«, cuenta la psicóloga. Tenemos que entender y hacer entender a nuestros hijos que hay tiempos para cada cosa, de ahí que hablemos de la importancia del cuándo.
Pero, ¿hay algún momento en el que no debamos abrazarlos? «Cuando nos hacen daño: nos pegan, nos insultan… En ese momento tenemos que hacerles entender lo que ha ocurrido, que nos encontramos mal por algo que nos han hecho. Los mimaremos pasado un rato, cuando lo hayan comprendido, pero no en ese momento en que nos han dañado«, nos cuenta la experta.
«No está reñido dar muchos mimos con educar con calma y serenidad, con enseñarles a ser autónomos y autosuficientes«, añade la psicóloga Silvia Álava.