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Los riesgos de sobreproteger a los hijos

Los primeros años en la vida de un niño son fundamentales para su desarrollo emocional

Muchos padres creen que la mejor forma de educar a sus hijos es a través de la sobreprotección. Sin embargo, la psicóloga infantil Silvia Álava Sordo ha manifestado en su reciente libro ‘Queremos hijos felices. Lo que nunca os enseñaron’ que los niños que reciben ese modelo de educación desarrollan menos competencias emocionales, como la tolerancia, son más inseguros, tienen menos habilidades, es más probable que sean víctimas de acoso y a la larga son más infelices.

«Los padres a menudo cometen el error de asumir parte de la responsabilidad de sus hijos, les resuelven todos los problemas y no les dejan hacer las cosas que ya están preparados para hacer, lo que da lugar a la pérdida de autonomía del niño», ha agregado la psicóloga en declaraciones a Europa Press.

El libro abarca la franja de edad comprendida hasta los seis años. «Los primeros años en la vida de los niños son fundamentales, tanto para su posterior desarrollo cognitivo, como en la parte emocional». Por tanto, la inteligencia emocional de los hijos hay que trabajarla desde que son «muy pequeños».

El manual recoge consejos claros y concretos además de herramientas y técnicas para ayudar a los padres a enfocar y resolver el día a día con sus hijos. Asimismo, la autora hace especial hincapié en que los padres, además de preocuparse de formar a sus hijos, se ocupen de transmitirles valores que «la sociedad está perdiendo», como la honestidad, la tolerancia, el perdón, la compasión, el esfuerzo, entre otros.

Educar a los hijos sin gritos y sin desgaste emocional

En sus páginas se recogen, en orden cronológico, las situaciones a las que se enfrentan los padres desde el nacimiento del bebé hasta los seis años. Esta obra ofrece las claves para educar a los hijos «sin gritos, llantos y sin el desgaste emocional tantas veces sufrido por padres y niños».

Además, Álava ha destacado que hay que evitar errores tan extendidos como actuar de «poli bueno» y «poli malo», consiguiendo así educar «en la misma línea» y con un «objetivo común». La educación «no se delega» y ambos padres son responsables de la educación del niño.

En otra de las secciones del libro, la psicóloga habla sobre el establecimiento de límites y normas en la educación de los hijos. Así, crítica que cuando los niños no tienen normas y límites «están muy perdidos, no saben qué es lo que tienen que hacer, qué es lo que se espera de ellos, y tampoco saben qué camino deben elegir».

Además, ha subrayado que uno de los errores más cometidos entre los padres es pedirles a los niños que hagan «cosas que los adultos no hacen», teniendo en cuenta que la principal fuente de aprendizaje de los niños es el modelado -copian a sus adultos de referencia, que principalmente son sus padres-.

Por otro lado, se trata uno de los temas de gran actualidad: si los dos trabajan, ¿quién se queda cuidando al niño?. Álava expone las claves de esta elección, teniendo en cuenta que la obligación de educar y atender al niño «es una cuestión de los padres». Los abuelos podrán ayudar, pero «no se les puede delegar la educación de los hijos», ha sentenciado.

Mostrar la angustia a los hijos su primer día de cole, grave error

El día que los niños comienzan el colegio es duro tanto para ellos como para sus padres, ya que sienten incertidumbre e inseguridad sobre cómo se adaptará el niño a su nueva rutina. Tanto es así, que los padres «transmiten a su hijo su sensación de pena y angustia», lo que hace que éste lo pase peor. «Pasa lo mismo con llevarles exageradamente abrazados. Los niños perciben esa intranquilidad y se contagian», ha aseverado Álava.

Porsu parte, la práctica del castigo a los hijos está presente en uno de los capítulos. La experta explica que los niños tienen que saber que «las cosas que ellos hacen tienen sus consecuencias». Así, cuando haga bien todo tiene una consecuencia positiva -ver un rato la televisión o coger su juguete preferido-, lo que en Psicología recibe el nombre de refuerzo positivo. En cambio, cuando su conducta sea negativa, los padres «pueden optar por no prestarle atención durante un rato».

«Algo que hacen mal los padres es imponer castigos de larga duración, que en muchas ocasiones no son capaces de llevar a cabo y pierden la credibilidad», ha criticado. «Lo mejor es fijar consecuencias inmediatas sobre la conducta del pequeño», ha añadido.

A los niños les tiene que costar conseguir sus juguetes

La sociedad de consumo presiona mucho a los niños a través de campañas de márketing, pero los padres «deben intentar no dejarse llevar por esto». Cada vez tienen más juguetes «pero no por eso son más felices«, ha asegurado la especialista añadiendo que «a los niños les tiene que costar conseguir sus juguetes y deben aprender a valorarlos».

Asimismo, los niños de hoy en día son nativos tecnológicos, «pero no podemos olvidar las bondades de los juguetes tradicionales, que favorecen otras áreas que no se desarrollan con los videojuegos, por ejemplo», ha concluido.

FUENTE: LaNuevaEspaña.es