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La familia y la escuela, claves para educar a los niños en el valor del respeto y la igualdad. En Hola.com

Se trata de un proceso que implica luchar contra un sinfín de estereotipos y mensajes contradictorios, transmitiéndoles que todos tenemos los mismos derechos, fomentando su personalidad y su capacidad crítica para que sepan decidir qué es justo y qué no lo es.

ara conseguir una igualdad real en el futuro, es importante educar en el respeto a las personas desde que son pequeños. Una tarea que es, tanto de la escuela como de la familia. Ambas son clave. En los últimos años, es cierto que hemos intentado avanzar bastante en la igualdad de género, pero ni debemos dejar de hacerlo ni olvidarnos de que la igualdad va mucho más allá de conseguir que la sociedad ofrezca lo mismo a los hombres que a las mujeres. Todos somos diferentes, en muchos aspectos, por lo que es importante enseñar desde la infancia el simple derecho de todos a crecer en igualdad.

Para que este cambio sea profundo, la psicóloga infantil Silvia Álava Sordo, autora de varios libros sobre educación y desarrollo infantil, además de miembro de la mesa de expertos de la iniciativa del Día del Niño y de la Niña impulsado por la Fundación Crecer Jugando, “es vital educar en igualdad durante la infancia, darles ejemplo y prestar atención a cada gesto o palabra, poniendo en práctica una educación con menos estereotipos y discriminación”. Por su parte, Belén Llorente, autora del libro Lo que nos hace únicos (Astronave), nos dice que “educar en igualdad es transmitir a nuestros hijos que todos tenemos los mismos derechos sociales y laborales, aceptando su individualidad, fomentando su personalidad y su capacidad crítica para que puedan decidir qué es justo y qué no lo es”.

Un cambio que, para ambas, “supone tener que pelear contra muchos estereotipos creados y mensajes contradictorios que nuestros hijos reciben tanto de sus diferentes círculos sociales como a través de los medios de comunicación”, nos cuenta Belén Llorente. A las dos les hemos preguntado cómo podemos conseguirlo desde casa y qué debemos pedirle a las escuelas para conseguirlo.

Trabajar en la igualdad desde la Educación Infantil

Todos los estudios e investigación al respecto viene a decirnos lo mismo. Las ideas culturales sobre la desigualdades, en particular, de género, se adquieren a edades muy tempranas y estas nociones estereotipadas afectan a los más pequeños. Silvia Álava nos explica que “ya desde el momento en el que nace, todos los niños y niñas inician el proceso de desarrollo de la identidad de género, algo que les acompañará toda la vida”. Es más, “cuando la madre está embarazada, ya tiene proyecciones diferentes en función de si su bebé es niño o de si es niña”.

Sin darnos cuenta, en casa, “ya les metemos ideas prefijadas, no en nosotros, sino a nivel de la sociedad”, nos dice. De todo esto, “el niño no se da cuenta hasta que, más o menos, cumple unos 5 años”. Sin embargo, “a los 3 o 4 años, él o ella ya empieza a construir activamente su identidad de género y, además, observan cómo los demás están construyendo la suya”. Y eso se lo llevan al colegio.

A nivel académico, esta percepción de la desigualdad aparece cuando llegan a Educación Primaria. A través de los datos, podemos extraer, nos cuenta la psicóloga, “estadísticas significativas de que, muy en general, las niñas puntúan más alto en las pruebas que tienen que ver con el lenguaje, mientras que los niños lo hacen en las de ciencias. Y ellos no siempre puntúan igual de alto que las chicas, pero tienen ya la percepción de que, por algo, son mejores”. No tienen, nos cuenta, “una percepción de que son más inteligentes, simplemente, más brillantes, aunque no sea cierto”.

Un dato, nos recalca, estadístico, al que se suma que las niñas, a esta edad de los 6 o 7 años, “empiezan a tener un menor autoconcepto, es decir, si fallan en un examen, ellas no son listas, no lo llevaban bien preparado y la culpa es suya; tienen un mayor control internos”. Sin embargo, los niños, buscan siempre factores externos, “si he fallado en un examen es porque el profesor me tenía manía o el examen era demasiado difícil”.

Estas cuestiones, como hemos dicho, son intrínsecas y, por eso, estamos obligados a trabajar la igualdad desde la escuela como un pilar básico (el otro es la familia). Y hacerlo desde la Educación Infantil, para prevenir situaciones de discriminación sexista en el futuro, con estrategias y metodologías educativas directas e indirectas, además de apoyarse mucho en la observación. Y poniendo las desigualdades en positivo.

Para ello, es importante que, en el colegio, por ejemplo:

  • “Los niños y niñas sean conscientes de que las desigualdades existen”, pero que tienen su valor.
  • Dar referentes de todo tipo, tanto a ellas como a ellos. Así, debemos dar más visibilidad, por ejemplo, a las mujeres en la ciencia o en carreras más físicas, pero, nos dice la psicóloga, “los niños también tienen que tener otros roles minoritarios que también son para ellos, igual que para ellas, como son las profesiones de enfermería o magisterio”. Si no es así, la percepción seguirá siendo que “ellas tienen que hacer siempre más por conseguir algo”.
  • Educar en la empatía, “en qué le puede estar pasando a mi compañero o compañera si no le valoro, si le discrimino”.

Belén Llorente, por su parte, asegura que también importa el lenguaje que utilizamos para ello, pues “el mensaje debería ser algo diferente”. Y no le damos importancia o no nos damos cuenta de ello. Como nos explica, “no es adecuado transmitir a los niños que todos somos completamente iguales, porque no es cierto. Lo que tenemos que hacer es visibilizar y normalizar todo tipo de cuerpos, todo tipo de talentos, aceptándose y queriéndose, respetando esa diversidad”. Los niños, asegura, “están preparados para trabajar estos conceptos desde bien pequeños”.

Al igual que Silvia Álava, ella opina que “somos los padres los que debemos saber qué mensajes hay que trabajar y “nuestra manera de hablar, tanto de nosotros mismos como de otras personas, tienen su impacto”. Pero no se trata solo de un “lenguaje inclusivo”, en eso coincide con Silvia Álava, “eso es solo la punta del iceberg. Hay que rectificar muchas cosas desde la educación”.

¿Cómo puedo fomentar la igualdad en casa?

La educación y el ejemplo que nuestros hijos reciben en casa va a determinar, tanto su comportamiento, como sus creencias y la forma que tendrán de relacionarse con los demás cuando sean personas adultas. Y, nos cuenta la psicóloga, “los niños aprenden por modelado, copian lo que los padres hacemos en casa”. Por lo que, hablando en términos prácticos:

  • No perpetuar los roles y comportamientos sexistas, ni con actos ni con lenguaje. Para ello, muchas veces, tenemos que desprendernos de algunas cosas que aprendimos en nuestra infancia, como que “mamá siempre hace la comida”.
  • Repartir las tareas del hogar y responsabilidades entre todos los miembros de la familia. Tenemos que dar a los más pequeños deberes en casa, de acuerdo a su edad, sin hacer otra diferencia. La psicóloga habla de “corresponsabilidad de todos, sin distinción, y un trabajo en equipo. Mamá no tiene suerte porque la estamos ayudando. Mamá no cuida de papá, se cuidan mutuamente”.
  • Hay que aceptar también la individualidad de cada niño o niña con sus características particulares, favoreciendo que sean ellos mismos quienes tomen decisiones, apoyando el desarrollo de sus talentos y preferencias.
  • Tenemos que compartir la información, tanto la que reciben ellos del colegio como la que vemos en la televisión y demás medios de comunicación. Tenemos que trabajar el espíritu crítico. La psicóloga los llama “espacios de reflexión en los que exista libertad para hablar”.
  • Los juguetes, sin duda, nada sexistas. Es decir, las muñecas no son solo para las niñas y los camiones para los niños. Los juegos son un medio más de educar en valores. Deben ser elegidos, nos cuenta la psicóloga, “por ellos mismos, al igual que, por ejemplo, la ropa”.

En casa, sobre todo, “lo que nos falta es el conocimiento, el darnos cuenta de lo que estamos haciendo”. Es una herramienta esencial que debemos buscar, además, por supuesto, “de que tienen que existir más políticas generales en pro de esta igualdad y facilitar, de una vez por todas, la conciliación laboral porque, de no ser así, las mujeres siempre van a llevar la carga de la renuncia, de quedarse ellas en casa”. Tenemos que saber que los padres “somos los agentes del cambio”.

FUENTE: Hola.com

La importancia de educar en igualdad, en el colegio y en casa. Colaboración con la revista Hola

Os adjunto el enlace al mi última colaboración con la revista Hola en la que hablamos sobre la importancia de educar en igualdad, en el colegio y en casa.

Haz click en la imagen para acceder a la noticia:

#NoMoreMatildas El talento no tiene género, un movimiento para devolver a las mujeres científicas al lugar que les corresponde en la Historia.

El talento no tiene género #NoMoreMatildas

Es una campaña de la Asociación de Mujeres Investigadoras y ecnólogas que busca denunciar las consecuencias del Efecto Matilda. Una idea de Gettingbetter con la colaboración de Dospassos que busca recuperar referentes científicos para inspirar y fomentar la vocación científica en niñas y adolescentes.

Una idea de: Gettingbetter para: AMIT. Con la colaboración de: DOSPASSOS y el apoyo de: Oficina Española del Parlamento Europeo. Producida por: Kamestudio

Hablamos de mujeres e igualdad en el programa El Bisturí de EFE Salud

Os adjunto mi colaboración en el programa el Bisturí, de EFE Salud donde en la última parte de la emisión hablamos, dentro de la sección dedicada a mujeres. sobre el controvertido tema de la mujer y la igualdad:

Los jóvenes y el feminismo. Participación en La Linterna, de la cadena COPE

Hay más jóvenes españoles que se declaran feministas pero aumentan algunas conductas contrarias como por ejemplo, espiar el móvil.

Es una de las conclusiones del Barómetro Juventud y Género de la FAD, la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción. Una encuesta que nos deja otro dato para reflexionar: la mitad de los jóvenes cree que la situación de las mujeres es mucho peor que la de los hombres en materia de salarios pero el 45% de los chicos considera que el trabajo de las madres fuera del hogar puede resentir la vida familiar más que el de los padres. Conclusiones que nos ha llevado a preguntarnos: ¿los jóvenes españoles presumen de ser más feministas porque está de moda o porque realmente lo piensan? ¿hay un retroceso en algunas conductas? ¿cómo influyen las nuevas tecnologías en estos comportamientos? ¿cuáles son los ciberdelitos sexuales más habituales y cómo se combaten? Es el tema del día de este martes: jóvenes y feminismo. Para hablar de jóvenes lo hacemos con la profesora Carmen Guaita.

Eulalia Alemany, es directora técnica de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción y aprovechamos para charlar con ella acerca de estos datos que arroja el informe. El barómetro de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción nos deja una de cal y una de arena. Hay más jóvenes que se declaran feministas, pero aumentan conductas que parecen sacadas de una película romántica del siglo pasado. Vamos a analizar ahora en nuestro TEMA DEL DÍA cómo se relacionan nuestros jóvenes con Silvia Álava, psicóloga Infantil y Juvenil.

Esto ocurrió en Asturias hace solo unos meses. 20 chicas de entre 14 y 17 años, de dos colegios de Avilés fueron víctimas de la difusión de fotografías íntimas. Ellas mismas compartieron con algunos de sus compañeros fotos íntimas, semidesnudas por Whatsapp. Y estos estudiantes comprimieron todas las fotos en un archivo y las difundieron. Algunas de las menores comunicaron a sus familias lo que estaba sucediendo y fueron a denunciarlo, pero el daño ya estaba hecho. Las chicas ponen el foco en uno o dos menores, compañeros, que fueron los que se encargaron de conseguir las fotos para luego compartirlas entre sus compañeros.

Te puedes imaginar que el caso ha provocado muchísima alarma y preocupación sobre todo por dos motivos: el elevado número de chicas afectadas y la facilidad con la que compartieron imágenes íntimas.

Las redes sociales pueden ser un medio bastante útil para comunicarse con tus conocidos PERO… si no se hace un buen uso, pueden ser muy dañinas y peligrosas… Lo saben muy bien en el Instituto Nacional de Ciberseguridad, el INCIBE. Manuel Ransán, es coordinador en el área de menores de este organismo y nos explica los riesgos en los que pueden caer los jóvenes en las redes sociales.

Seguro que recuerdas esta noticia. Un hombre de 39 años es detenido tras secuestrar durante 24 horas a una menor de 13 con la que había contactado por Internet cinco meses atrás. Ocurrió el pasado mes de noviembre en Madrid. El agresor primero le dijo a la pequeña que tenía 17 años, luego 26 y finalmente su edad real, 39. Lo hizo el día que se dirigía a su casa para recogerla.

Cerramos este TEMA DEL DÍA sobre los jóvenes y el feminismo adentrándonos en la lucha contra los abusos a menores que realizan en la Brigada de Investigación Tecnológica de la POLICÍA NACIONAL. Eduardo Casas, es miembro de esta unidad y está especializado en delitos sexuales contra menores. Advierte de los peligros que hay en la red.

La batalla sexista llega a los colegios con el uniforme como arma arrojadiza. Colaboración con el diario ABC

Una madre de un colegio concertado de Madrid pide el uso del pantalón porque genera complejos físicos y las niñas se sienten «observadas»

Por Josefina G. Stegmann @jgstegmann

En total de 333 alumnos de sexto de Primaria y segundo de Bachillerato firmaron una petición que llegó a la mesa del consejo escolar del colegio concertado Santa María de la Hispanidad ubicado en el barrio de Hortaleza, en Madrid, a través de la que solicitaron que el uniforme femenino permita la opción de pantalón. Alegaron que este es «más cómodo para hacer deporte que la falda», con la que, además, «pasan frío». La petición llegó hace unas dos semanas y el consejo escolar (formado por padres, alumnos, personal docente, no docente y dirección) acordó tratarlo en su próxima reunión que tendrá lugar dentro de dos semanas. Sin embargo, desde la Lomce, el consejo escolar informa pero no decide sobre el reglamento de los centros. «No quiero precipitarme, pero no hay razón para no incorporar prendas. Sin embargo, queremos estar seguros de que hay una mayoría suficiente y que las decisiones que tomemos en el futuro no generen polémicas adicionales y contemplen escenarios en el que los chicos también nos puedan pedir cosas, no queremos que nadie se sienta discriminado», explicó a ABC el director-gerente del colegio, Pablo Carbajo.

Desde el centro no entienden por qué la noticia generó tanto revuelo cuando ni siquiera llegaron a pronunciarse a favor o en contra. De hecho, la dirección asegura que hace tan solo un día tuvieron conocimiento de una carta que circuló en los medios (y que fue redactada por una madre) en la que se habla de «una lucha» por el pantalón y su necesidad de reemplazarlo por la falda por el frío, la comodidad, los «complejos físicos» y porque las niñas se pueden sentir «observadas». «Los niños firmaron la petición porque se pedía el pantalón pero ninguno sabía el sesgo impresionante que tenía detrás. Este colegio no discrimina que fue lo que dijo una madre en una emisora de radio. Se quiere llevar al extremo este tema, aparte del momento político en que se ha publicado», defendió Esther Orusco, vocal de la asociación de madres y padres de alumnos (AMPA) del centro.

¿Los varones con falda?

En cualquier caso, el debate sobre el uso del pantalón en lugar de la falda en los centros tiene varios precedentes (hubo otros casos en Galicia y Madrid) y los expertos recuerdan que el modelo de uniformidad está contenido en el reglamento de régimen interior de los centros (que contiene las normas de convivencia) y que los padres aceptan al escolarizar a sus hijos en ellos. «Todos los padres cuando eligen centro conocen las normas de convivencia en las que se estipula qué uniforme hay que llevar, nadie impone nada que no sepan. Esta polémica me parece fuera de lugar. ¿Sexista sería que no les dejaran a los niños usar falda si lo pidieran?», criticó Pedro Caballero, presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos (Concapa). «Las normas están para cumplirse, esto podría desembocar en que cada alumno vaya como le dé la gana». De hecho, la LOMCE (más conocida como «Ley Wert») al modificar la ley educativa anterior, la LOE, remarcó el carácter obligatorio de las normas de convivencia y funcionamiento de los centros para todos los alumnos y alumnas. El mismo artículo estableció el carácter de autoridad pública del profesorado y equipo directivo en los temas de convivencia escolar. «Entiendo que el uso del pantalón en lugar de la falda pueda deberse a una cuestión práctica pero de ningún modo es sexista, es una polémica artificial», señaló Santiago García Gutiérrez, secretario general de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE). «Tiene que haber un diálogo entre el centro educativo, el AMPA y la comunidad educativa y que se tome una decisión respetando siempre la autonomía del centro para fijar un proyecto educativo al que los padres se adhieren».

Exigencias del siglo XXI

La guerra de la falda y el pantalón plantea cuestiones logísticas. «El problema generalmente viene cuando los proveedores de uniformes escolares plantean la dificultad que tienen para conocer con exactitud y meses de antelación el número de alumnosque escogerán el pantalón puesto que el patronaje de un pantalón masculino y femenino son diferentes. En consecuencia, algunos centros permiten que las alumnas compren el pantalón que deseen y lo adecuen convenientemente», apunta Luis Centeno, secretario general adjunto de Escuelas Católicas.

Todos los expertos consultados defienden la idoneidad del uniforme (con o sin falda) como elemento de pertenencia al centro y como vehículo para eliminar las diferencias, por ejemplo, socioeconómicas. Para Isabel Galvin, secretaria general de enseñanza de Comisiones Obreras defiende la necesidad de escuchar al alumnado así como el uso del pantalón porque las niñas «quieren ser iguales a los varones, no ser discriminadas a través de la ropa». Además, lo compara con el uso del pantalón en el ámbito laboral por parte de las mujeres adultas.

Desde un punto de vista psicológico, Silvia Álava señala que no hay estudios que estipulen si la falda es buena o no ,sino que depende de las «variables de personalidad de cada niña». Sin embargo, apunta que «estamos en el siglo XXI y que si alguna niña no se siente cómoda puede llevar pantalón, mientras que hay otras que siguen optando por la falda».

La falda, un asunto de los centros

El parlamento gallego aprobó el pasado 21 de noviembre una proposición de En Marea -por 72 votos a favor- la prohibición de la imposición de la falda en los centros educativos. «Existe un claro vínculo entre la falda o el vestido y el estereotipo de una feminidad tradicional en la que resultaría impropia la vestimenta catalogada de «masculina», como son los pantalones», señala el artículo de la proposición defendido por la diputada Luca Chao. La moción fue aprobada por todos los partidos (el PP quiso introducir una enmienda pero no lo consiguió) aunque esta no se ha aplicado. Los expertos consultados por ABC señalan que la administración no debería interferir en este tipo de cuestiones que atañen a los centros y a los que la ley educativa dota de suficiente autonomía como para decidir.

FUENTE: Diario ABC

Falda o pantalón: las alumnas de un colegio concertado piden poder llevar pantalón como medida de igualdad. Colaboración con el diario El Mundo

Por RAÚL BARRÓN

A muchas de las chicas del Santa María de la Hispanidad no les gusta llevar falda al colegio. Cuando corre el aire, tienen que estar pendientes de que no se levante. Cuando se sientan, lo hacen preocupadas. En ocasiones, se sienten incómodas y observadas. Saben, que algunas de sus amigas odian la prenda, las acompleja físicamente. Además, no pueden correr de una manera cómoda y pasan frío.

Un total de 367 de 550 de los alumnos del colegio Santa María de la Hispanidad, de entre 11 y 16 años, están de acuerdo en que las chicas puedan elegir como prenda para su uniforme un pantalón. Así se lo hicieron saber en una carta con sus firmas a la dirección del colegio, situado en el distrito de San Blas-Canillejas. En el escrito reivindican «la opción de vestir aquello que consideren más cómodo y acorde a los tiempos».

Las alumnas consideran que se trata de un comportamiento sexista, ya que se relaciona un tipo de prenda con un género.

La dirección del colegio aceptó la propuesta de manera parcial, modificando la falda a falda-pantalón. La razón del cambio fue, según el director del colegio, que «debe de mantenerse la diferencia de género en el uniforme». La medida, sin embargo, se tornó insuficiente para las alumnas.

«Cada vez son más los colegios que se modernizan y más los padres que buscan un colegio más igualitario y que no marque la diferencia de sexo de los alumnos, sino la diferencia de unos valores distintos y mejores, que el propio niño pueda ir formando para que pueda ser en un futuro una persona coherente y favorecedora para su entorno, siempre y cuando no falte la responsabilidad y el respeto», denuncian en su misiva.

En la Comunidad de Madrid, el uniforme está presente en el 20% de los cerca de 800 centros públicos. Los privados y concertados tienden a utilizarlo, pues la decisión es autónoma de los centros educativos.

La experiencia en otros colegios

El colegio Monte de El Pardo de Madrid es uno de los que ya adoptó esta medida, tal y como se exponía en un reportaje en El Mundo, que permitía elegir entre falda y pantalón a las niñas. Los padres apostaron por el uniforme por comodidad y para dejar menos en evidencia las diferencias socioeconómicas de las familias.

Respecto al análisis de la decisión, la jefa de estudios del Colegio, Victoria Valero explicaba a El Mundo: «Lo que ocurre, en la práctica, es que las pequeñas van con pantalón, porque es más cómodo, pero las mayores, las de 10 u 11 años, prefieren venir con falda».

El reportaje también analizaba la cuestión desde el punto de vista psicológico.»Los uniformes tienen cosas positivas y negativas», sintetizó la psicóloga Silvia Álava. «Nos sirven para homogeneizar el grupo y que todos los estudiantes se sientan iguales, y también para evitar comparaciones que surgen en estas edades con las marcas. Es verdad que ayudan a dar un sentido de pertenencia al grupo, de equipo y de unidad al que lo lleva, como ocurre con los uniformes de trabajo. También tienen un componente de comodidad… Pero la parte negativa es que evitan la diferenciación del individuo, que también es importante para el desarrollo de la personalidad».

FUENTE: Diario El Mundo