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Adolescentes en casa: en busca de la armonía familiar

Durante la adolescencia, el cerebro se reestructura, las hormonas «explotan» y los jóvenes buscan definir su identidad. ¿Cómo podemos, como adultos, derribar barreras, abrir líneas de comunicación y acompañar este proceso con una presencia adecuada, sin perder el disfrute en el camino?

“La capacidad de conservar una identidad sólida parece depender de ser en parte lo que los demás esperan y, al mismo tiempo, algo distinto. Sin embargo, no es fácil precisar hasta dónde llega esa diferencia», reflexionaba Héctor Fernández Álvarez, uno de los psicoterapeutas más destacados de Argentina, en relación con la adolescencia.

En casa, el caos comienza desde la llegada de un bebé: falta de sueño, pañales, y preocupaciones. Pero los niños crecen. De repente, ese niño que buscaba a su madre para todo y veía a su padre como un héroe empieza a considerarlos ignorantes, avergonzándose de ellos. Comienzan a distanciarse, desafían constantemente, gruñen por nimiedades… Esa tierna «Masha» de repente se convierte en «el oso».

La adolescencia puede verse como una etapa de estrés y conflictos, o como un periodo de transformación en el que los hijos desarrollan nuevas capacidades. Aquí, los padres tienen la oportunidad de fomentar factores protectores que contrarresten los riesgos. Al igual que al principio del vínculo familiar, es una etapa de aprendizaje tanto para los mayores como para los jóvenes.

El papel de los padres: entre el apoyo y la flexibilidad

Craig Knippenberg, terapeuta familiar y presentador del podcast Legit Parenting, señala: “El mayor éxito de los padres es mantener a salvo a la familia día tras día, disfrutando del tiempo juntos. Deberíamos aprender a ser más amables con nosotros mismos. La crianza moderna es extremadamente exigente si uno pretende ser el padre perfecto constantemente. En lugar de centrarnos en cada detalle, pensemos más en el vínculo que estamos construyendo.”

Por su parte, Silvia Álava Sordo, doctora en Psicología, reconoce que la adolescencia es una etapa temida por muchos padres, pero aclara que no necesariamente tiene que ser problemática. «Es útil comprender los cambios que ocurren, no solo a nivel físico, sino también a nivel cerebral.»

Cambios neurobiológicos que influyen en el comportamiento

Durante la adolescencia, el cerebro experimenta importantes transformaciones. Carina Castro Fumero, neuropsicóloga pediátrica, explica: “Uno de los principales retos es el sistema límbico, que es hiperreactivo y responsable de las emociones. Se desarrolla antes que la corteza prefrontal, la encargada de regular los impulsos y la toma de decisiones racionales». A esto se suma la disminución de receptores de dopamina, lo que lleva a los adolescentes a buscar gratificaciones inmediatas, como las que ofrecen las redes sociales, los videojuegos y otros estímulos de recompensa rápida.

Desafíos en la convivencia

La comunicación y la comprensión son esenciales durante esta etapa. «Una de las equivocaciones más comunes es que los padres reducen el apoyo y aumentan las críticas», comenta la psicopedagoga Mariana de Anquin. «En lugar de juzgar, los adolescentes necesitan sentirse escuchados, sin miedo a ser cuestionados.»

Paula Prevé, psicóloga de la Fundación Aiglé, también destaca que “los adolescentes buscan afianzar su identidad, y los padres deben adaptarse con flexibilidad a estos cambios, comprendiendo que no se trata de un rechazo personal, sino de un proceso natural en su desarrollo.”

Claves para una convivencia saludable

El reto para los padres es encontrar el equilibrio entre mantener el control y darles autonomía a sus hijos adolescentes. Según la psicóloga Maritchu Seitún, “aunque a los adolescentes les cueste reconocerlo, necesitan saber que estamos presentes. No se trata de acosarles, sino de ser una guía cercana y atenta.”

Rodrigo F., padre de dos mellizos, reflexiona sobre su experiencia: “Pensamos que, al empezar la secundaria, ya podían manejarse solos. Pero nos dimos cuenta de que no estaban preparados para asumir tantas responsabilidades sin nuestra supervisión. Aún necesitaban nuestro apoyo, a pesar de su aparente independencia.”

Escoge tus batallas

Durante la adolescencia, es fundamental aprender a seleccionar las «batallas». Rocío Ramos Paul, psicóloga especializada en crianza, aconseja: «No podemos enfadarnos por cada pequeño problema. Este periodo pasará, y lo que realmente importa es la relación que construimos con ellos. Hay cosas que simplemente debemos dejar pasar, y enfocarnos en lo verdaderamente importante.”

Comunicación: la clave para una convivencia sana

El diálogo es la herramienta más poderosa para gestionar los conflictos en esta etapa. “Es fundamental entender que la negociación no es una competición, sino una forma de establecer normas que permitan una convivencia armoniosa”, afirma Ramos Paul.

Finalmente, para mantener la conexión emocional con los adolescentes, Maritchu Seitún aconseja: “Recordemos nuestra propia adolescencia. Compartir con ellos nuestras experiencias puede ayudar a que se sientan comprendidos y a fortalecer el vínculo.”

FUENTE: lavozdequequen.com.ar