La muerte es un tema que generalmente no suele abordarse con normalidad ante los niños, hasta que ocurre en un entorno cercano. Es importante estar preparados para explicarles la situación tanto si se trata de una mascota, o la muerte de un ser querido.
Lo más probable es que surjan muchas preguntas y responderles con sinceridad será clave para transmitirles seguridad.
Además, debemos animarlos a expresar sus sentimientos para que sientan nuestro apoyo y gestionarlo de la mejor manera posible.
Siempre será una situación difícil, pero en estos momentos en los que no nos podemos despedir, en los que no habrá velatorios y los funerales tienen que aplazarse, es todavía más complicado.
Consejos para explicarle a los niños la muerte
Díselo según recibes la noticia
Te va a ver triste, llorar, y pasarlo mal. Tenemos que explicarles lo que ha ocurrido.
De lo contrario, les generaremos una incertidumbre, que los niños no van a saber gestionar.
No pasa nada porque te vea llorar
Eres humano y es bueno que vea tus emociones. No tienes que aparentar ser un superhéroe.
Agáchate o siéntate a su lado
Para sentirnos escuchados y atendidos nos gusta que nuestro interlocutor nos mire a los ojos.
Por eso, tus ojos y los de tu hijo deben de estar a la misma altura.
Adapta tu lenguaje en función de su edad
Los niños necesitan que les expliques con un lenguaje adaptado a su edad lo que está ocurriendo. No es momento de ocultarles la realidad.
También son muy buenos recogiendo y captando información. Sin embargo, por su propio desarrollo cognitivo, evolutivo y madurativo, no siempre lo entienden bien.
Sinceridad en las repuestas
Te van a hacer preguntas sobre lo que he pasado y puede que no tengas las respuestas.
En este caso, es mejor decir “no lo sé” a inventarnos las respuestas.
No obstante, una explicación del tipo: “se pusieron muy muy enfermos y que, aunque los médicos intentaron curarles no pudieron”, podría ser adecuada para los más pequeños.
Empatiza con sus emociones
Indícale que entiendes y sabes que está triste porque no va a poder volver a ver a esa persona, o que sabes que está enfadado y rabioso porque ya no está y no pudimos estar con él.
Deja un espacio para que ellos expresen sus emociones
Puede que necesite llorar ahora, o puede que sea en unos días. Vigila cómo se encuentra y tampoco fuerces a que hable del tema, si en un primer momento no le apetece.
Al principio puede que el silencio sea incómodo y que intentemos rellenarlo como sea.
Pierde el miedo al silencio, y deja espacios para que todos y cada uno de los miembros de la familia puedan expresar cómo se sienten.
Pídele que haga una carta o dibujo de despedida
Esto les puede ayudar a tomar conciencia del fallecimiento y ayudará a facilitar el posterior duelo.
Haz una caja de recuerdos del familiar fallecido
Podemos incluir fotos, recuerdos, dibujos, frases que nos decía esa persona. Esto ayudará a canalizar la tristeza y a elaborar el duelo.
Intentar restablecer la rutina
Es algo que tanto a los niños, como a los adultos nos puede ayudar. Sobre todo, a los niños, ver que su rutina sigue intacta, que no se ha visto alterada, dentro de lo que es la rutina en la situación de confinamiento, les dará seguridad y confianza.
No obstante, en absoluto hay que forzar la situación, lo importante es estar con y para el niño no tanto que haga cosas. No pasa nada porque durante algunos días no haga los deberes o no siga el ritmo escolar impuesto.
Lo prioritario en este momento es atender a sus necesidades emocionales, interiorizar la pérdida y hacer el duelo de la forma más sana posible.
Se trata de trasmitirles el mensaje de que va a ser duro, va a ser muy complicado, vamos a estar una temporada tristes, pero aprenderemos a ser felices sin esa persona.
Mantener vivo el recuerdo de esa persona
Otra estrategia que podemos realizar con los más pequeños, que incluso también nos puede ayudar a los adultos, es hacer un listado de las cosas que agradecemos. Por ejemplo, esa excursión que hicimos que fue especialmente divertida. Cosas que nos enseñó, las veces que nos hizo reír, los buenos momentos compartidos.
Se trata de mantenerlo en nuestra memoria, y de mostrar a los niños que, aunque esa persona ya no esté, siempre tendremos los recuerdos y es algo a lo que podemos acudir cuando queramos.
Debemos de respetar la decisión del niño sobre si quiere ir o no al acto de despedida. Si quiere participar en el mismo, será bueno que vaya para poder despedirse y recibir el cariño de los familiares.
No obstante, si no quiere, o es un niño más sensible, o nos dice que no quiere ir, nunca es bueno forzarle a hacerlo.
FUENTE: Funespaña