«Hay que crear un vínculo de seguridad, no de dependencia» Colaboración con El Faro de Vigo
«Si le gritas al niño le estás transmitiendo un modelo incorrecto. ¿Cómo pedirles que regulen sus emociones si yo no sé regular las mías?», expresa la Doctora en Psicología Silvia Álava, que en septiembre impartirá un taller sobre inteligencia emocional en el aprendizaje en el Foro de Educación de Faro de Vigo.
Por SELINA OTERO
En qué se les nota a los niños y niñas que echan en falta tiempo con sus progenitores en el día a día?
Puede ocurrir varias cosas, va a depender mucho de las características de personalidad de cada niño. Hay niños que lo demuestran más porque están más tristes o alicaídos, sin ganas de hacer cosas y niños cuyas llamadas de atención van a ir más por el camino de dificultades de conducta, portándose un poco peor, negándose a hacer algunas cosas, cuestionando a los padres… Incluso a veces con respuestas más agresivas
¿Cómo se puede paliar?
Yo creo que lo primero es parándonos a observar. Quizás lo más fácil es aumentar el tiempo, pero esa opción a veces la tenemos y a veces no la tenemos, depende mucho de nuestra situación a nivel laboral o social. Podemos tener un familiar en el hospital. Qué es lo que hace o dice nuestro hijo o hija porque ahí vamos a tener muchas pistas y a darnos cuenta de qué reclama ese niño o niña. Porque a veces tenemos una época en la que estamos menos tiempo con ellos y ni siquiera les hemos dado una explicación. Si hay una enfermedad de un familiar, pues habrá que explicar que el abuelo, el tío o el primo, quien sea, está enfermo. Yo tengo que estar tiempo en el hospital. Entiendo que me vas a echar de menos, que te gustaría hacer más cosas con mamá o con papá pero no pueden. O entiendo que te gustaría que tus padres te fuesen a buscar al colegio, pero no pueden porque están trabajando. Vamos a llegar a un acuerdo. Es bueno que hagas las tareas solo para que cuando yo llegue a casa podamos ponernos a jugar o algo que a ti te apetezca. Porque pueden intentar no hacerlos para que luego les ayudes al llegar.
El niño necesita su tiempo de juego y dirigirlo él mismo. No es bueno que esté todo el día con actividades guiadas. Llegará un momento en que dirá: ¡me aburro!
Que tengan actividades extraescolares hasta tarde, ¿puede ser negativo?
Va a depender mucho de las variables de cada niño. Hay niños que necesitan menos tiempo de estudio y pueden dedicar más a actividades extraescolares y hay niños que necesitan más tiempo de horas de estudio. Lo que no puede ser es cargar al niño de tal forma a la tarde que no le quede nada de tiempo libre. Porque también necesita su tiempo de juego y que dirija su juego. No todo el día con actividades guiadas porque eso deriva en que llega un momento que el niño dice: ¡mamá -o papá-, me aburro! Tienen que aprender a entretenerse. Lo que siempre tenemos que hacer es dejar tiempo para el juego. Porque si llegamos a las seis y luego hay que estudiar y luego cenar ya no queda nada de tiempo libre.
¿Y unos padres que tengan la oportunidad de pasar la tarde completa con sus hijos?
Depende de la edad del niño. Cuando los niños son pequeños es mucho mejor el parque que las actividades extraescolares. Necesitan parque y juego con el resto de los niños de su edad. Los niños de infantil, jugando, relacionándose, trabajando la psicomotricidad gruesa subiendo y bajando a los columpios. Eso sería lo ideal.
El problema es que malentendemos la felicidad…
¿Qué preocupa más a los padres cuando van a consulta?
Lo primero que les preguntamos es: ¿qué intentáis conseguir? Y lo que más contestan es: “Que sean felices”, que es precisamente el título de mi libro. Es una cosa que preocupa bastante. El problema es que malentendemos la felicidad. La felicidad es prepararles para la vida, que sean autónomos, que sean seguros, independientes… No encontrarnos con esos niños que están con el : ¡noo! Y frustrados. Y enfadados con el mundo de forma continua.
¿Cómo se crea un buen vínculo desde el inicio?
Hay que estar con el niño pero es fundamental pensar qué hacemos, qué decimos… Al final tenemos que crear vínculos que fomenten la seguridad. Vínculos de apego de tipo seguros, no de dependencia. Evitar sobreprotegerlos. Si estamos muy encima y les hacemos todo: pobre, si no me cuesta nada, ya le preparo yo la mochila, ya le ayudo yo en esto, ya le llevo yo esto… No nos estamos dando cuenta y al final lo que estamos haciendo es que no estén preparados o no les permitimos que tengan un vínculo de seguridad, porque en todo momento dependen de su mamá o de su papá. Tiene que ser un vínculo de respeto, de confianza y de apego… Yo estoy aquí para lo que necesites, pero fomento que vayas haciendo las cosas solo o sola.
Como el polémico tema de los deberes…
Claro, los deberes (si los hay) tiene que hacerlos él solo no sentarnos con ellos. Otra cosa es que vayamos reforzando cada vez que tiene dudas. Pero una duda es una duda puntual en un ejercicio. Un apoyo. Y si hay muchas dudas tendrá que preguntarle el día siguiente al profesor. La clave es acompañar, pero no te lo hago. Te doy una seguridad para que puedas hacerlo solo. Es como el ejemplo que ponemos para andar en bici, quitamos ruedines, te vas soltando.. y luego el niño va solo.
Si tú no sabes muy bien cómo funcionan las emociones en tu cuerpo, por qué estás sientiendo una determinada emoción, cómo utilizarla o cómo regularla es imposible que se lo puedas enseñar a un alumno o a un hijo
¿Tienes muchas consultas sobre gestión emocional?
Creo que hoy en día hemos avanzado mucho en la parte de educar en inteligencia emocional, todas las partes de la emoción del niño.Sabemos que es necesario pero no sabemos cómo hacerlo. Como nadie nos ha enseñado a gestionar nosotros nuestras propias emociones para comprenderlas, para regularlas, es muy difícil hacerlo con los niños. Además, cuando los niños son pequeños se produce una autorregulación emocional: los padres, a través de su conducta, de su modelo, a través de lo que le van diciendo a los hijos son responsables de que los niños aprendan a regular sus emociones… pero si nosotros no regulamos nuestras emociones y además no sabemos cómo hacerlo es difícil poder ser bueno en regulación emocional. Por eso muchas veces cuando trabajamos con la inteligencia emocional de los niños les decimos a los padres, primero tenemos que trabajar con la tuya, para que sepas cómo hacerlo. Incluso cuando vamos a lo coles a impartir talleres de inteligencia emocional primero se imparten a los profes. Porque luego tu cuando vayas a trabajarlo con los alumnos si tú no sabes muy bien cómo funcionan las emociones en tu cuerpo, por qué la estás sintiendo, cómo utilizarla o cómo regularla es imposible que se lo puedas enseñar a un alumno a tu hijo.
¿Cómo evitar ‘perder los nervios’?
No hay que gritar, ni pegar, ni utilizar la conducta agresiva… porque le estás enseñando un modelo al niño incorrecto… te estoy pidiendo que regules tus emociones cuando yo no soy capaz de regular las mías. Pero los primeros que tenemos que aprender a regularlas somos nosotros. Si la madre grita se desregula todavía más. Esto se aprende. Poner nombre a lo que sentimos: cómo lo sientes. Utilizar la emoción a tu favor. Porque al final, no existen emociones buenas ni malas, son información, nos dicen que nos pasa algo. Aprovecharlas para tomar una decisión. Una cosa es la emoción, que es lo que se siente, y otra es la conducta: gritar, por ejemplo, si el niño no obedece.