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Funespaña propone tres cuentos para ayudar a los niños a afrontar la muerte en tiempos de pandemia

‘¡Me muero de chicle!’

La primera de ellas se titula ‘¡Me muero de chicle!’, de Laura Arnedo, una obra que transmite con lenguaje sencillo la percepción de la muerte para un niño, consiguiendo hacer una descripción de las emociones.

Funespaña ha puesto a disposición de las familias tres cuentos recomendados por expertos y psicólogos para ayudar a los niños a afrontar la muerte de un ser querido en tiempos de pandemia, y ofrece una serie de consejos como ser sinceros con los menores y adaptar el lenguaje a su madurez.

La doctora en psicología clínica y de la salud colaboradora de Funespaña Silvia Álava Sordo, recomienda «educar desde la edad temprana para establecer unas pautas psicológicas saludables de la relación de los niños con la muerte».

Herramientas docentes

Con el objetivo de establecer herramientas docentes de ayuda para mostrar a los niños la realidad de la muerte como parte del ciclo de la vida, la Revista Adiós Cultural, editada por Funespaña, convoca cada año un concurso de cuentos infantiles. Funespaña ha subido tres de estas obras originales a Internet para ponerlas a disposición de todas las familias que lo deseen, de forma gratuita.

La primera de ellas se titula ‘¡Me muero de chicle!’, de Laura Arnedo, una obra que transmite con lenguaje sencillo la percepción de la muerte para un niño, consiguiendo hacer una descripción de las emociones. La historia está narrada por una niña y subraya la igualdad a través de un lenguaje inclusivo.

‘Pim, pam, pim, pam’

Otra de las obras es ‘Pim, pam, pim, pam’, de Virtudes Olvera, que en su relato intenta «poner de manifiesto esa necesidad de no huir de lo desagradable», y ofrece algunos consejos como dosificar la información dependiendo de su madurez; «tratarles con el respeto que merecen, sin insultar su inteligencia», o educarles «en un amor por la vida» y «en un no olvidar a los que les precedieron».

‘Calimero y mi tía, la de las gallinas’

El tercer libro recomendado se titula ‘Calimero y mi tía, la de las gallinas’, de May Flores Manzano, cuya idea nació de la pérdida del hámster de sus sobrinos quienes, en un principio, aún guardaban la esperanza de que el animal solo estuviera muerto por un corto periodo de tiempo, como ocurre a menudo en los dibujos.

Consejos para ayudar a los niños a afrontar el duelo

Además, desde Funespaña ofrecen algunos consejos para ayudar a los niños a afrontar el duelo. En primer lugar, recomiendan decírselo según se recibe la noticia frente a la creencia generalizada de que es mejor no contárselo para «ahorrarles el sufrimiento». «Verán tristeza, llantos y malos ratos alrededor; hay que explicarles lo ocurrido para no generarles incertidumbre, algo que no van a saber gestionar», explican.

Asimismo, invitan a ponerse a su altura y tratarlo con naturalidad, empatizando con sus emociones, mirándoles a los ojos. «Es bueno que vean las emociones reales, por lo que no hay que aparentar o aguantar el tipo», señalan.

Además, aconsejan adaptar el lenguaje en función de su edad. «Generalmente, los niños son muy buenos recogiendo y captando información, sin embargo, por su propio desarrollo cognitivo, evolutivo y madurativo, no siempre lo entienden bien», explican.

También sugieren ser «sinceros» en las repuestas pues los niños tendrán muchas preguntas sobre lo sucedido. «Puede que no sepas o tengas las respuestas. En ese caso, es mejor decir ‘no lo sé’ a inventarnos las respuestas», señalan.

Igualmente, desde Funespaña recomiendan intentar restablecer la rutina porque «les aportará seguridad y confianza». No obstante, precisan que «lo prioritario en este momento es atender a sus necesidades emocionales, interiorizar la pérdida y hacer el duelo de la forma más sana posible».

«Debemos animarlos a expresar sus sentimientos para que sientan nuestro apoyo y gestionarlo de la mejor manera posible. Siempre será una situación difícil, pero en estos momentos en los que no nos podemos despedir, en los que no habrá velatorios y los funerales tienen que aplazarse, es todavía más complicado», comenta Silvia Álava Sordo.

FUENTE: Heraldo.es

Laura Arnedo gana el Concurso de Cuentos Infantiles de la revista “Adiós Cultural”

¿Cómo contar el cuento perfecto? Colabción con ZEN de ElMundo.es

Si Urién establece las pautas a seguir para contar un cuento perfecto sobre todo dirigido a adultos, aunque también se pueden usar para los niños, la psicóloga infantil Silvia Álava establece la importancia de contar cuentos a los niños, lo que aporta y lo que se requiere para hacerlo bien.

Silvia Álava - Cuentos perfectos

Silvia Álava – Pincha en la imagen para ir al artículo completo y ver los vídeos

«A los niños es necesario narrarles cuento y además es necesario que el adulto esté a su lado, cuánto más cerquita mejor, porque cuando estás narrando un cuento no sólo es el hecho de la narración, el niño va a estar atento a la historia. Es la parte de la interacción padre e hijo. Narrar un cuento es mucho más que contar una historia, es favorecer el desarrollo cognitivo del niño, favorecer un momento de complicidad…«, explica Álava, directora del área infantil en el Centro de Psicología Álava Reyes.

Pero, ¿por qué es tan importante contar cuentos a los niños? «El niño necesita interactuar y hoy llevamos un día de prisas con horarios locos (deberes, actividades extraescolares, ducha, cena y a dormir) y casi no hay tiempo para interactuar. Los niños necesitan atención por parte del adulto y con la narración se consigue«, contesta Álava.

Sin embargo, narrar no se puede hacer con prisas. El niño necesita tiempo y dedicación y no se puede contar un cuento en el último minuto y mirando el reloj. «Tenemos que reservarle un tiempo. Es especialmente importante estar con el niño. Se puede narrar cuando se va a dormir, para que se relaje, pero no tiene por qué ser en ese momento, se puede hacer en otros, jugando, que te permita mayor interacción y movimiento».

Otro escollo que se encuentra a la hora de contar cuentos a los niños es el mundo multimedia en el que están inmersos desde que nacen. Los niños de ahora son nativos digitales y para ellos es mucho más fácil ver un cuento en una tablet o un ordenador que tener que escuchar y prestar atención, y más aún cuando la historia es narrada y no tiene estímulos visuales.

Álava es consciente del mundo digital en el que estamos inmersos y no por ello hay «demonizarlo u obviarlo», aunque hay que tener en cuenta que «el mundo es más que una pantalla». «Los niños tienen que aprender los procesos de atención y cuando el niño está delante de una tablet el proceso de atención sostenida lo hace la pantalla sólo, pero cuando tú le estás contando o narrando o lo lee el proceso de atención lo hace el propio niño. Eso sí es un proceso que hay que trabajar», tanto los padres como los niños.

¿CÓMO ELEGIR EL CUENTO ADECUADO?

¿Y cómo elegimos el cuento adecuado para nuestro hijo? ¿Cuándo les podemos empezar a contar historias? A los niños se les puede contar desde que son bebés, pero hay que ir ajustando el tipo de cuento y el contenido a su edad.

«Cuando son bebés les gustan mucho los de animalitos y hay que hacer mucho hincapié en las onomatopeyas. A partir de los dos años y medio se pueden empezar a utilizar cuentos ilustrados. A partir de los 3 años con narraciones más cortitas. A los 4 cosas más fantásticas. A los 5 ya se les puede contar historias con personajes reales y, según van creciendo, a partir de los 8 años, historias de misterios, de detectives», resuelve Álava.

Hay muchos tipos de cuentos y es normal que los padres no sepan elegir o sean muy cautos a la hora de seleccionar la historia que van a contar a sus hijos. Por un lado, están los cuentos clásicos, los de princesas, pero tenemos que tener cuidado con el mensaje que se les da con estos cuentos.

«Hay que pensar en cuentos que reflejen los valores familiares. Con los de princesas todas son guapísimas, delgadísimas y, además, la mayoría de las veces se limitan a esperar que venga el príncipe azul y les solvente todos los problemas de la vida. Lo que tenemos que hacer es transmitirle a nuestras hijas que queremos que sean ellas las que solucionen las cosas. Es primordial buscar cuentos que reflejen los valores que queremos inculcarles».

«El narrar una historia es mucho más que un mero trámite para que se vaya a la cama, tenemos que darle entidad propia»

Muy diferente es cuando los padres deciden no contar un cuento porque consideran que el malo es demasiado malo, o porque creen que el cuento no va a aportar nada positivo al niño sino todo lo contrario.

Esa censura paternal en muchas ocasiones está equivocada ya que, como explica esta psicóloga infantil «los niños necesitan reconocer los buenos y los malos», pero también hay que tener claro que los cuentos para niños «tienen que acabar bien». Aunque a veces como adultos pueda parecer que el malo es demasiado malo, es necesario «que el malo sea muy malo y el bueno muy bueno para que los niños sepan identificarlos» sin confusión.

En definitiva, a la hora de contar cuentos a los niños, lo más importante es dedicarle tiempo, que no haya ningún elemento distractor, buscar un ambiente relajado, y la forma de contar la historia. «Contarla de forma emocionante, ir despacio, hacer las pausas, las exclamaciones, las interrogaciones… No hay que desesperarse si a la primera no sale bien y se cometen errores como contar deprisa, o no utilizar la entonación adecuada, o no darle pasión.

«El narrar una historia es mucho más que un mero trámite para que se vaya a la cama, tenemos que darle una entidad propia«, aconseja Álava.

CLAVES PARA CONTAR EL CUENTO PERFECTO

Según Héctor Urién

  1. Decir la verdad. Si no crees en el cuento no puedes contar esa historia
  2. Entrar en la historia. Descubrir el cuento con el espectador
  3. Tener una dirección para que el cuento pueda sostenerse
  4. Ser muy honesto con el sentir de uno. No tener miedo a decir bobadas

Según Silvia Álava

  1. Dedicarle tiempo. Sin prisas
  2. Darle una buena entonación
  3. Hacer que se identifique con el niño
  4. Estar pendiente de las reacciones de los niños
  5. Mostrar la pasión por la historia

FUENTE: ElMundo.es