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Por qué es bueno tener emociones negativas (spoiler: las necesitas para ser feliz)

Tristeza, frustración, rabia, decepción… Las vemos como emociones negativas cuando, en realidad, nos enseñan mucho de nosotros y son necesarias para poder tener una vida plena.

POR MARÍA CORISCO

Ante una emoción que consideramos negativa, nuestro primer impulso es apartarla de nuestra mente, borrarla sin pararnos a pensar de dónde viene, no intentar saber qué nos quiere decir. Y a menudo es un error: entender que estas emociones son buenas y aprender de ellas puede ayudarnos a superarlas y que no se queden latentes y nos hagan daño.

Por eso, tal vez la primera consideración, apunta Silvia Álava, doctora en Psicología Clínica y autora del libro ¿Por qué no soy feliz?, es la de no diferenciar entre emociones positivas y negativas. “Todas las emociones son buenas, nos traen información, nos dicen que nos ocurre algo que puede ser agradable o desagradable. Permitirnos pararnos a pensar en ellas es una labor de introspección necesaria”.

¿Qué me pasa?

Profundizar en las emociones negativas, aunque pueda parecer contraproducente a primera vista, puede tener varios beneficios:

  • Autoconocimiento. Al explorar y comprender las emociones desagradables, puedes aprender más sobre ti mismo, tus pensamientos y tus reacciones emocionales. Esto puede ayudarte a identificar patrones de comportamiento y pensamiento que quizás desees cambiar o mejorar.
  • Resolución de problemas. Al profundizar en ellas, puedes descubrir las causas subyacentes de esas emociones. Esto te brinda la oportunidad de abordar y resolver problemas que puedan contribuir a tu malestar emocional.
  • Aprendizaje emocional. A menudo contienen información valiosa sobre tus necesidades, deseos y valores. Al prestar atención a estas emociones, puedes aprender a satisfacer esas necesidades de una manera más saludable y efectiva.
  • Liberación emocional. A veces, al permitirte sentir y expresar emociones negativas de manera adecuada, puedes liberar la tensión emocional acumulada. Esto puede llevar a un alivio emocional y a una sensación de calma.
  • Empatía. Profundizar en tus propias emociones también puede aumentar tu empatía hacia los demás. Comprender tus propias luchas emocionales puede hacerte más comprensivo y compasivo con las de los otros.
  • Fortaleza emocional. A medida que enfrentas y superas las emociones negativas, puedes desarrollar una mayor resiliencia emocional. Aprender a lidiar con ellas puede ayudarte a manejar mejor el estrés y las adversidades en la vida.
  • Mejora de las relaciones. La comprensión y la gestión de tus propias emociones negativas pueden mejorar tus relaciones con los demás. Puedes comunicarte de manera más efectiva, resolver conflictos de forma constructiva y ser más consciente de cómo tus emociones afectan a las personas que te rodean.

No regodearse en las emociones negativas

No se trata de regodearse en esa emoción ni de abrirle las puertas para que campe a sus anchas por nuestra mente. “No nos interesa entrar en una fase de rumiación en la que le damos vueltas y más vueltas. Pero sí de prestarle atención, porque si eso que sentimos se queda sin atender, puede afectar a nuestra salud. Surgen así síntomas psicosomáticos: migrañas, contracturas, insomnio… Y detrás está esa emoción desagradable”.

Entre las cosas que podemos hacer, Silvia Álava propone:

  1. Prestar atención al origen de esa emoción, a la causa de que se haya producido.
  2. Reconocer la emoción que tenemos y saber ponerle nombre.
  3. Comprender, además de la causa, la consecuencia: las emociones nos van a hacer actuar, y a veces condicionan nuestro comportamiento. Respondemos «en caliente».
  4. No juzgar: “Lo que nos hace enfermar es la metaemoción, por ejemplo cuando nos decimos «no me tendría que haber enfadado». Se trata de sentir sin juzgar, la emoción nos da la información y la dejamos ir”.
  5. Entender que todas las emociones son buenas, sirven para algo y nos pueden ayudar a tomar decisiones.

Si entendemos lo que nos ocurre, le ponemos nombre y sabemos por qué se ha producido, estamos en el camino de poder gestionar de forma adecuada la emoción.

‘Body shaming’: ¿Qué es y cómo podemos hacer frente a las críticas corporales?

Algunos usuarios de redes sociales, amparados en el anonimato, se creen en el derecho de humillar a otras personas por su aspecto físico. Es lo que se conoce como ‘body shaming’ y varios famosos han sido víctima de ello, la última, la actriz Berta Vázquez. “Enseguida opinamos sobre el cuerpo de los demás, cuando hablamos de gordofobia parece que nos sentimos en ese derecho sin ser consciente del daño que les estamos haciendo», ha señalado en Hablando Claro la psicóloga Silvia Álava.

Por su parte, Mónica González, influencer y coach de autoestima corporal y amor propio ha destacado que lo que pasa en redes es un reflejo de lo que realmente pasa fuera de ellas, pero con la salvedad de que hay un anonimato. «El culto a la imagen está exacerbado, se refleja en las redes y se moraliza: la persona que cuple mejor con ese cánon se cree en superioridad para instruir a la persona que no lo está cumpliendo», ha considerado, en cuanto a cómo afrontarlo, González ha explicado que tenemos que darnos cuenta de que nuestro valor más mucho más allá de lo que piensen los demás y de la estética. Y es que, ha alertado, el ‘body shaming’, el no estar agusto con el propio cuerpo, puede derivar en trastornos de laimentación derivados del miedo a engordar, de la obsesión con la delgadez y con cumplir los cánones. Por eso, recomienda que si esto está suponiendo un problema con nuestro cuerpo y una mala imagen comrporal y esto nos está limitando en la vida busquemos ayuda profesional

Necesidad de referentes positivos para prevenir el tabaquismo

El tabaquismo en jóvenes podría aumentar las cifras del cáncer de pulmón en España.

Bristol Myers Squibb (BMS) y el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP) ponen en marcha «Conversaciones sin Filtro» para prevenir esta patología entre los jóvenes.

El cáncer de pulmón es el tercer tipo de cáncer con mayor número de casos diagnosticados en España en 20221. Una patología cuya incidencia se espera que aumente en los próximos años debido al creciente consumo de tabaco entre los jóvenes Españoles2, 3. Un problema que se acentúa en el caso de las chicas jóvenes de entre 13 y 15 años, cuya tasa de consumo de tabaco (25%) es, incluso, superior a la registrada en las mujeres adultas (24,7%). Unos datos preocupantes que ponen en evidencia la necesidad de realizar campañas de sensibilización sobre esta patología y los problemas que acarrea entre los adolescentes. Por ello, Bristol Myers Squibb (BMS) y el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP) han puesto en marcha la campaña de concienciación ‘Conversaciones sin Filtro’, dirigida a los más jóvenes.

“La tendencia del consumo de tabaco por parte de los jóvenes es preocupante y creemos que se traducirá en un aumento significativo de la incidencia del cáncer de pulmón en los próximos años”, señala la doctora Virginia Calvo, oncóloga del Hospital Puerta de Hierro y miembro del GECP.

“Especialmente alarmantes son los datos de consumo de tabaco en mujeres jóvenes. Se prevé que este tipo de tumor se sitúe como la primera causa de muerte por cáncer en mujeres españolas en 2025, ya que el número de casos crece a un ritmo del 4-5% anual” 4, añade la doctora.

En el caso de los varones jóvenes, la tasa de consumo de tabaco es 7 puntos (18%) inferior al de las mujeres del mismo grupo de edad (25%) y casi 10 puntos menor que en el caso de los hombres adultos (27,40%). Sin embargo, la edad media de inicio del consumo del tabaco en España se sitúa en los 14 años, siendo el territorio nacional, el país de la Unión Europea donde antes se comienza a fumar5.

Se está produciendo un cambio en el perfil del paciente con cáncer de pulmón.

«Un cambio que corresponde con los datos que señalan la temprana edad a la que los españoles comienzan a fumar”, comenta Menchu Lavid, directora de Corporate Affairs de Bristol Myers Squibb. “Desde BMS creemos que resulta fundamental realizar campañas de concienciación sobre cáncer de pulmón en este grupo de edad, que no suele ser el objetivo de las campañas de prevención del cáncer, ofreciéndoles información clara y sencilla sobre la patología y promoviendo un cambio cultural en la población respecto a la adopción de hábitos saludables”, apunta Lavid.

Necesidad de referentes positivos para prevenir el cáncer de pulmón

Son varios los factores de riesgo que pueden provocar cáncer de pulmón, sin embargo, el tabaquismo se sitúa cómo una de las principales causas. La mayoría de los fumadores comienzan a fumar durante la adolescencia6. En palabras de la psicóloga Silvia Álava, especialista en psicología educativa y sanitaria: 

“Los jóvenes comienzan a fumar por distintas razones: para sentirse integrados en un grupo social, para rebelarse contra el orden establecido, para determinar un mayor estatus social o, simplemente porque lo consideran algo atractivo”.

Silvia Álava incide en la importancia de generar referentes atractivos que sirvan de ejemplo para los más jóvenes, ya que siempre se ha asociado cierto atractivo e imagen de éxito al tabaco. 

“Los héroes sociales, como influencers o deportistas, permiten a los jóvenes seguir sus pasos para poder llevar una vida saludable. A los jóvenes hay que facilitarles mensajes positivos y modelos de vida saludables que puedan copiar’’, señala la psicóloga.

#ConversacionesSinFiltro para banear el cáncer de pulmón entre los jóvenes

Con el objetivo de concienciar a los jóvenes sobre el cáncer de pulmón, BMS y el GECP han lanzado la campaña ‘Conversaciones sin Filtro’. En esta campaña se proponen charlas divulgativas entre personalidades de las redes sociales (influencers y divulgadores científicos) y oncólogos del GECP. Las conversaciones están lideradas por la farmacéutica Marian García, Boticaria García en las redes sociales, Silvia Álava, doctora licenciada en Psicología, especialista en psicología sanitaria y educativa, y el influencer de hábitos de vida saludable y graduado en ingeniería biomédica, Rubén García.

“El cáncer de pulmón es una patología con gran prevalencia entre la población española. Estoy muy contento de participar en esta campaña y promover los hábitos de vida saludables como estrategia de prevención contra el cáncer de pulmón”, señala el influencer Rubén García. Por su parte, Boticaria García comenta que: 

“Campañas de concienciación como ésta ayudan a que la población más joven tome mejores decisiones respecto a salud”.

‘Conversaciones sin filtro’ es una iniciativa que se enmarca dentro de la campaña ‘Banea el cáncer de Pulmón’, que Bristol Myers Squibb y el Grupo Español de Cáncer de Pulmón pusieron en marcha en 2021. En esta campaña, a través de un vocabulario directo y adaptado a los más jóvenes se trata de concienciar sobre la patología y sus factores de riesgo. Al mismo tiempo, se proponen estilos de vida saludables como elementos de prevención.

Sobre el cáncer de pulmón

El cáncer de pulmón es una enfermedad que llegará a ser diagnosticada a 30.948 nuevas personas en 2022, siendo el tipo de tumor más mortal según las cifras del Observatorio del Cáncer Español1. El cáncer de pulmón es un proceso producido por el crecimiento anormal y desordenado de las células que se encuentran en el tracto respiratorio y en el tejido pulmonar7. Hay dos tipos principales, cáncer de pulmón de células pequeñas (microcítico) y cáncer de pulmón de células no pequeñas (no microcítico)4. Entre los principales síntomas de la patología se encuentran la fatiga, la tos persistente, dificultad para respirar, expectoraciones sanguinolentas, pérdida de peso, pérdida de apetito o ronquera.

REFERENCIAS:

Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Disponible en: https://seom.org/images/LAS_CIFRAS_DEL_CANCER_EN_E…​. [Última consulta: 7 de noviembre de 2022]

Fundación Tobaco Atlas. Disponible en: https://tobaccoatlas.org/challenges/youth/ [Última consulta: 8 de noviembre de 2022]

Grupo Español de Cáncer de Pulmón. Disponible en: https://www.gecp.org/espana-entre-los-paises-del-m… / [Última consulta: 8 de noviembre de 2022]

Instituto Nacional de Estadística: Defunciones según la causa de muerte. Disponible en: https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?… [Última consulta: 8 de noviembre de 2022]

Ministerio de Sanidad: Plan Nacional sobre Drogas. Disponible en: https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/sistemas… [Última consulta: 7 de noviembre de 2022]

Sociedad Americana de Oncología. Disponible en: https://www.cancer.org/es/saludable/mantengase-ale… [Última consulta: 7 de noviembre de 2022]

Grupo Español de Cáncer de Pulmón. Disponible en https://www.gecp.org/cancer-de-pulmon-incidencia-y…  [Última consulta: 7 de noviembre de 2022]

Fuente: Burson Cohn & Wolfe (BCW)

Hablamos de Salud Mental en «Hablando Claro» de TVE

El bienestar emocional cobra cada vez más importancia en nuestro día. La salud mental preocupa ya más que otros problemas de salud, como podría ser el cáncer.

La pandemia y la situación económica ha afectado de forma muy acusada a incrementar estos casos.

La adolescencia es el grupo donde más han crecido los problemas de salud mental, una edad que se complica por otros factores evolutivos. Hablamos de la importancia de la prevención.

Aficiones que te hacen más inteligente

En esta nueva colaboración hablamos de aquellas aficiones que además de divertirnos tienen ciertas características que contribuyen a mantener o mejorar nuestras destrezas tanto a nivel funcional como intelectual.

Consejos si tu hijo ve ‘El juego del Calamar’

Se ha convertido en la serie de moda entre los pre-adolescentes, a pesar de estar indicada para mayores de 16 años. Hablamos con esta especialista en psicología infantil para que nos aconseje sobre cómo abordar y tratar este tema.

Escrito por BEATRIZ G. PORTALATÍN

¿Qué hacer si sé que mi hijo ve ‘El juego del Calamar’?

No hay duda de que El juego del calamar es la serie de moda y tampoco hay duda alguna de que no es en absoluto un buen ejemplo para los niños y niñas. A pesar de que la serie está indicada para mayores de 16 años, se ha vuelto toda una tendencia entre los pre-adolescentes. De hecho, ya hay colegios (en España) que alertan que los chavales en el patio del recreo están imitando los juegos de la serie. Algo según los expertos, nada bueno ni recomendable para su desarrollo. Y los padres y madres deben actuar.

«La serie tiene una estética muy infantil, los protagonistas (adultos) juegan a juegos infantiles que recuerdan a los que hemos jugado todos de niños, pero el problema es que el contenido es muy, muy, muy agresivo. Hay mucha violencia. Y además una violencia muy gratuita: se recrean en ella», explica a laSexta Silvia Álava, doctora en psicología, directora del área de psicología infantil del centro de psicología Álava Reyes y escritora de varios libros, ‘El arte de aprender jugando’ es su último libro.

No están preparados cognitivamente

Aunque es una serie para mayores de 16 años, lo están viendo fundamentalmente preadolescentes, pero también niños y niñas y «a esas edades no se está preparado cognitivamente para entender y procesar tanta violencia. Ni tampoco para entender el sentido de la serie», explica la doctora. Y el problema viene, porque en ocasiones, «hay niños y niñas que no son capaces de digerir esa violencia ni esas escenas tan agresivas y pueden quedar grabadas en la memoria como un elemento traumático. Y esto ocurre», dice Álava.

«Hay niños y niñas que vienen luego a consulta porque una serie o una película les ha dado mucho miedo y se han quedado enganchados a ese miedo, porque no han sabido digerirlo, no han sabido procesarlo bien, y al final, ese miedo acaba repercutiendo en su vida diaria. Todas estas modas pueden interferir y repercutir de forma negativa», cuenta la experta. Así, es importante, respetar la edad a la que se deben ver contenidos con tanta violencia y agresividad.

1. Proteger a nuestros hijos e hijas

Seguramente, muchos niños vean la serie porque «todos la ven». ¿Y cómo voy a ser yo el único/a que no vea ‘El juego del calamar’, si toda mi clase la ve, y además, juegan todos a imitarla en el recreo? En este sentido, es importante recordar a los padres que aunque cueste, y cueste mucho, deben proteger a sus pequeños.

«Es importante, como adultos, como padres y madres, explicarles a nuestros hijos que aunque el resto de la clase vea la serie, no tenemos que hacerlo nosotros también. Y sobre todo hacerles ver que nuestro deber como padres es protegerles, e indicarles que determinados contenidos visuales no son buenos para ellos, para su edad. Que es lo mismo que cuando no les dejamos ir a determinados sitios o a unas horas determinadas», sostiene Álava.

2. Hablar con ellos de los valores que importan

Si ya han visto la serie o les pillamos viendo la serie, sería importante hablar juntos, con nuestros hijos, sobre los «valores» de los que en ella se hablan. Según explica Álava, es clave y fundamental que hablemos con ellos y abordemos juntos lo que han visto o están viendo, que les expliquemos que eso que se muestra esa ficción no está bien, que esos no son los valores que como padres, les queremos transmitir.

Y aprovechar así ese momento -aconseja la experta- para hablarles, nosotros, de los valores que sí queremos transmitirles: que no todo vale por un premio, que el valor de las personas, la lealtad y la amistad están por encima de cualquier juego. Porque ¿de verdad quieres fallar a tus amigos por un premio? Es importante mostrarles como padres lo que está mal del la serie, corregir lo que ya hayan visto e inculcarle nosotros, los verdaderos valores.

3. Y explicarles que sí hay segundas oportunidades

Una de las cosas más sorprendentes de la serie es que no da pie al error, quien falla, directamente, muere. No existen las segundas oportunidades. Y esta ‘lección’ no es precisamente, nada, nada buena. Es importante que los pequeños sepan que el error es fundamental para aprender, que la vida está llena de oportunidades, que para ganar, hay que fallar una y mil veces. Y que como dice Michael Jordan, uno de los mejores deportistas de todos los tiempo, «en mi vida he fracasado una y otra vez y es por ello por lo que he tenido éxito».

«Vivimos en una sociedad en que el error es algo muy penalizado y estas series además, no ayudan. A muchos jóvenes les genera problemas de ansiedad. Los niños no quieren fallar por miedo, porque piensan que los demás les considerarán inferiores y esto les llevará a la inseguridad y reducirá su autoestima… «Es por ello que debemos trabajar en el error, explicarles y enseñarles a nuestros hijos que no pasa nada por fallar, que es parte del proceso de aprendizaje. Que vamos a fallar una y mil veces en nuestra vida», concluye Álava.

FUENTE: LaSexta.com

¿Qué puedo hacer? Mi hijo muerde

A los 2-3 años, los niños empiezan a morder para hacer daño. La psicóloga Silvia Álava nos da consejos para poner fin a esta situación

Por .María Dotor Periodista + INFO

Los niños, desde que nacen, exploran con la boca. Su modo de conocer el mundo que les rodea es llevándoselo a la boca, lo que explica que muerdan y chupen todo tipo de objetos. Pero es alrededor de los dos o tres años cuando las madres y padres empezamos a notar que nuestros hijos muerden de otra manera: con fuerza y haciendo daño. ¿Es normal este comportamiento? ¿Cómo debemos reaccionar los adultos? ¿Hay alguna estrategia para evitarlo? De esto hablamos con la psicóloga Silvia Álava.

¿Es normal que mi hijo muerda?

Lo primero que tenemos que saber es que es totalmente normal que los niños muerdan. “Hasta que el lenguaje no está completamente desarrollado, los niños no tienen recursos/habilidades para defenderse, para expresarse… y recurren a métodos más rudimentarios, como puede ser morder” nos explica Silvia Álava. Por tanto, “cuando los niños son tan pequeños, no debemos darle tanta importancia al hecho de que muerda”, lo que no significa que no tengamos que enseñarle que morder no está bien. “Aunque sepamos que es algo normal, nosotros no debemos validarlo, y debemos ir explicando al niño que morder no está bien, que morder hace daño a la otra persona”, aclara Álava.

¿Qué hacer si mi hijo muerde?

Ahora que ya sabemos que es totalmente normal que nuestros hijos muerdan como forma de expresar sus emociones, entre ellas el enfado, o para defenderse, también tenemos que tener claro que ,nosotros, los adultos, no debemos validar esta forma de actuar. Por tanto, ¿cómo debemos actuar? Silvia Álava nos da algunas pautas:

  • Estamos hablando de niños muy pequeños, que no dominan en lenguaje, por tanto, hay que evitar discursos muy largos, porque no los van a entender.
  • En cambio, sí podemos utilizar frases cortas, contundentes del tipo: “No, no mordemos”. “Que nos muerdan, duele”. Y acompañar estas palabras con un gesto de dolor, tristeza. Que vean en nuestra cara que no está bien lo que ha hecho.
  • Enfadándonos , regañándoles o castigándoles no conseguiremos nada, pero es que además, le estamos lanzando un mensaje contradictorio: nosotros queremos que ellos tengan habilidades para expresar emociones o pedir las cosas sin recurrir al mordisco, y nosotros le estamos dando un modelo agresivo, así no sirve. Desde la calma les explicamos, de forma sencilla, que morder duele.

Cuando ya empiezan a ser un poquito más mayores (a partir de los 4 años), podemos desarrollar su empatía: “cuando a ti te muerden, te duele. Por tanto, tú no muerdas, porque haces daño”.
Trabajar el lenguaje de nuestros hijos, para que aprendan a pedirnos las cosas, aunque sea con gestos. Porque, cuando puedan expresarse con el lenguaje, como ya no necesitarán recurrir al mordisco, dejarán de morder.

¿Cómo puedo conseguir que mi hijo no muerda si tiene ya 5 años?

¿Qué ocurre si muerde un niño de 5-6 años, que ya tiene completamente desarrollado el lenguaje?

“Esto ya no es tan normal, por tanto, en este caso, los padres debemos ser muy contundentes, con frase tipo: “Me ha dolido mucho el mordico que me has dado, lo siento, pero yo no juego con quién me muerde”. En este caso, estamos hablando de un niño que sí tiene estrategias y recursos para expresarse y, aún así, recurre al mordisco.

Cuando haya pasado un rato, nos dice Álava, “debemos preguntarle por qué mordió y ayudarle a entender que el enfado le ha llevado a morder”. El siguiente paso sería invitarle a “buscar juntos formas de expresar el enfado que no pasen por hacer daño a los demás, porque, recordemos, el niño no puede evitar sentir una emoción, en este caso el enfado, pero sí puede ir aprendiendo a controlar la forma en la que expresa dicha emoción”.

Fuera etiquetas

A menudo, los adultos etiquetamos a los niños en función de sus conductas: “Este niño es un vago, es violento, es competitivo”. En este caso, un niño que muerde, puede ser etiquetado como mordedor. “Las etiquetas tienen dos problemas fundamentales: el primero es que son muy fáciles de poner, pero muy difíciles de quitar. Las ponemos porque forman parte del modo en el que funciona nuestro cerebro, nos vienen muy bien, pero una vez etiquetamos a una persona, ésta tiende a comportarse de acuerdo con la etiqueta que le hemos puesto, lo cual acaba condicionando sus oportunidades y su desarrollo”, nos recuerda el psicólogo Alberto Soler.

Por tanto, evitemos etiquetar a nuestro hijo, simplemente, digámosle que su conducta no está bien. “Cambiar el verbo ‘ ser’ por el verbo ‘estar’ suele funcionar”, nos dice Alberto. En vez de decir que tu hijo es agresivo (porque muerde), decir que está comportándose de forma agresiva. De esta forma, diferenciamos al niño de la conducta

FUENTE: EducarEsTodo.com

TÚinnovas, nuevos proyectos en marcha

El curso comienza en TÚinnovas, como en los “coles”, con cambios, nuevos compañeros y nuevos objetivos. Nos toca presentar la incorporación de Silvia Álava Sordo al equipo; ello supone una gran alegría porque la psicología en manos de una persona tan honesta, generosa y enérgica es la fórmula que, cada vez más, necesitamos. La conocida cara de Silvia, por sus constantes apariciones en Medios se nos hará aún más cercana en las actividades que compartiremos desde este curso.

Para comenzar, le hacemos una pequeña entrevista:

1.- Vivimos en momentos de recesión lenta pero paulatina del covid y me gustaría pedirte un consejo diferente para cada uno de estos sectores: Profesorado – Alumnado – Familias.

La pandemia por la COVID-19, nos ha pasado factura a todos, niños, adolescentes y adultos, y el coste emocional ha sido muy elevado. No podemos obviar algo así y es importante conocer su efecto para, a partir de ahí, intentar paliarlo.

Sabemos que las situaciones traumáticas no se reducen a los accidentes o a las catástrofes naturales. Cualquier vivencia con un alto impacto emocional puede convertirse en traumática, si no somos capaces de “digerirla”. Es decir, cuando lo que nos ocurre tiene tal intensidad emocional que no podemos procesarla de forma racional, como un evento más de nuestra memoria, y se queda grabado como un trauma en nuestra mente. Por eso, desde que se inició la pandemia los psicólogos insistimos tanto en ventilar las emociones, en dejar espacio para poder decir cómo nos sentimos, aquello que nos esta pasando… Para ello os recomendamos:

  1. A los profesores: entender que las emociones están presentes en el aprendizaje, y que pueden beneficiarlo o entorpecerlo. Que poniendo las emociones a nuestro favor la dinámica del aula funcionará mejor y los alumnos aprenderán más. Por tanto, atendamos a esas señales de nuestros alumnos que indican que necesitan ayuda. No se trata de hacer terapia en clase, pero sí que sientan que nos importan ellos como personas, no sólo sus notas.
  2. A los alumnos: sabemos que el año pasado no fue un curso más, que fue muy complicado a muchos niveles, por tanto, este año es normal que algunos temores y preocupaciones sigan presentes. Perder el miedo a pedir ayuda. Si lo estás pasando mal, o tienes que afrontarlo todo tú solo o tú sola, hay muchas personas y profesionales dispuestos a ayudar. Y no olvidemos ser empáticos, no juzguemos gratuitamente a los compañeros, no sabemos qué les ha ocurrido, cuáles son sus circunstancias… pongámonos en su lugar, entendiendo sus motivos y no juzgando sus emociones.
  3. A las familias: crear un clima de confianza donde podamos expresar nuestros sentimientos sin temor a ser juzgados. Esto necesita de un tiempo y de un espacio. No es algo que se pueda despachar de forma rápida a la salida del colegio o del instituto. Quizás podemos establecer cenar todos juntos, sin dispositivos electrónicos que nos distraigan, para poder comentar cómo nos sentimos.

2.- En lo referente a tu experiencia como psicóloga educativa, ¿qué estrategias le recomendarías desarrollar al profesorado para poder afrontar su labor diaria, preservando su salud física y mental?

 En estos momentos mi consejo a todos los docentes es que se cuiden mucho y bien. Sabemos que durante el confinamiento trabajaron muchísimo, algunos con pocos medios y poca formación. Que el curso pasado, si salieron las cosas adelante, fue gracias a su empeño y a su dedicación. Cuidáis de los alumnos, muchas veces a costa de olvidaros de vosotros mismos.

Paremos un segundo y reflexionemos ¿Cuántas veces sacamos las fuerzas de donde ya no nos quedan, por seguir cuidando a los demás? En ningún momento se trata de dejar de cuidar a los alumnos, sino de que no te olvides de ti mismo/a. Que reserves, aunque sean unos minutos cada día para poder estar contigo y contemplar lo que sientes y lo que necesitas. Negar las emociones no suele ser una buena idea. Las emociones actúan como mensajeras de información importante para nosotros. Obviándolas sólo conseguiremos que terminen apareciendo de otra forma (somátizándolas). No obstante, más peligroso aún que negar nuestras emociones, es negar nuestras necesidades. Todos necesitamos descansar y no siempre lo hacemos. Por tanto, llega el momento de aprender a escuchar qué es lo que necesitamos.

3.- ¿Nos podrías poner ejemplos concretos, sobre diferentes situaciones habituales, de hasta dónde puede intentar ayudar un profesor a un niño con problemas en su aula y dónde está la línea para derivar a otra persona especialista?

 Un profesor es mucho más que un trasmisor de aprendizajes. Es una figura de referencia para los alumnos, un adulto que los conoce, los entiende y puede llegar a ser una figura importante en su vida. Los alumnos necesitan ser vistos por sus profesores, sentir que son importantes para ellos, y también saber que pueden contar con ellos si tienen problemas. Por tanto, es necesario que validemos sus emociones, que les mostremos nuestra comprensión, nuestro apoyo, y cuando sintamos que ese niño o esa niña necesita algo más que no le podemos dar, ya sea por falta de tiempo, o de conocimiento, o porque detectemos que puede tener un problema, será el momento de que le/la podamos remitir al especialista.

4.- Eres autora de una tesis, bastante reciente, sobre el TDA-H. ¿Podrías ofrecernos algunas de las conclusiones más relevantes sobre el trastorno o sobre sus implicaciones educativas?

Es complicado resumir una tesis doctoral en pocas líneas, no obstante, lo vamos a intentar. Los problemas de aprendizaje en los niños son mucho más comunes de lo que en un primer momento imaginamos y sus consecuencias, tienen un efecto más allá del fracaso escolar, dado que afectan a la autoestima y seguridad de los niños y pueden acarrear problemas emocionales.

El 20% de los niños en edad escolar presentan problemas de aprendizaje. Entre un 5% y un 10% presentan un trastorno específico del aprendizaje, y entre un 5% y 10% un trastorno por déficit de atención. Si no son correctamente diagnosticados y tratados puede conllevar un fracaso escolar. El objetivo de mi tesis doctoral era conocer el perfil del TDAH y del Trastornos de aprendizaje (TA) para poder realizar una evaluación diferencial, dado que el tratamiento y las estrategias de intervención son diferentes. Por eso en mi tesis doctoral realizamos varios estudios con 518 niños con problemas de aprendizaje, de los cuales 255 presentaban TDAH y 263 un trastorno de aprendizaje.

Para ello comparamos las diferencias en el perfil intelectual entre los niños con TDAH y TA con la escala de inteligencia WISC-IV, y las diferencias en los procesos atencionales, tanto en la atención sostenida, como selectiva. Conocer los procesos implicados y dónde están las dificultades específicas de cada grupo, permite mejorar el diagnóstico diferencial y sobre todo, atender a las necesidades de cada grupo para elaborar programas específicos, como las adaptaciones curriculares para compensar dificultades específicas, o por ejemplo, en el caso de los TDAH, la baja velocidad de procesamiento o las dificultades en los procesos que requieren el uso de la memoria de trabajo; y sobre todo a nivel individual. Conocer los puntos fuertes y débiles de cada alumno nos permitirá aprovechar todo su potencial, dado que de esta forma podremos ayudarle en las áreas donde tenga dificultades, compensando con aquellos procesos donde tiene una mayor facilidad.

 Como conclusiones del estudio hallamos, que:

  • El TA y el TDAH no tiene relación con la medida de inteligencia global CIT.
  • A igualdad de inteligencia, los sujetos con TDAH procesan la información de forma más lenta que los sujetos con TA.
  • El problema de los TDAH parece residir en el control temporal, fallan cuando ellos tienen que gestionar su tiempo, no cuando los tiempos vienen predeterminados por la tarea.
  • Los TDAH tienen dificultades en las tareas que requieren el uso de la Memoria de Trabajo.
  • Los sujetos con TDAH tienen dificultades tanto en la atención selectiva como sostenida.
  • El origen de las dificultades académicas es distinto: los niños con TDAH tienen una escasa capacidad para inhibir estímulos y cambiar su foco atencional, y los sujetos con TA no tienen problemas de atención (Preston et al., 2009).

Respecto a la evaluación de las dificultades de aprendizaje:

  • Las diferencias entre el TDAH y el TA se pueden predecir usando pruebas tanto de atención sostenida como de atención selectiva.
  • Es necesario utilizar medidas de ambos tipos en la evaluación clínica.
  • El WISC-IV podría ser de utilidad para hacer un diagnóstico diferencial entre los niños con TDAH y los niños con dificultades de aprendizaje.
  • El WISC-IV, el CTP-II, el Caras y el d2 podrían ser de utilidad a la hora de realizar un diagnóstico diferencial entre el TDAH y el TA, además de ayudar a planificar una intervención individualizada y ajustada para cada sujeto.

FUENTE: tuinnovas.com

«Nos enfadamos mucho con los hijos, somos los padres los que debemos cambiar» Colaboración con ABC

Por Laura Peraita

¿Cuántos padres se sienten en alguna ocasión desesperados porque sus hijos no paran quietos y tienen que estar todo el día regañándoles?

¡Calma! «Los niños no es que sean malos, ¡es que son niños!», al menos así lo asegura la Doctora en Psicología Silvia Álava. «Son niños y, de vez en cuando, tienen algún comportamiento que es incorrecto. Eso no significa que sean malos. Lo primero que hay que hacer es pensar, «esto que está haciendo mi pequeño, ¿es lo que yo espero?». A veces los padres pueden resultar demasiado exigentes y tienen expectativas muy altas. Si yo espero que mi hijo se siente a comer y esté quieto sin moverse ni molestar, lo mismo tengo que bajar mis expectativas porque los niños se mueven y hacen ruido».

Otra cosa diferente, añade, es cuando se observa que actúan con cierta maldad, que insultan, pegan…, que no son capaces de conectar con las emociones ni los sentimientos de las personas que les rodean, no son conscientes del daño que hacen y, además, no se arrepienten ni piden perdón. «Eso es diferente y ahí sí tendríamos que trabajarlo con ellos».

Yo valgo

Lo habitual es que a partir de los dos años entren en una etapa de rabietas porque empiezan a sentirse personitas lo suficientemente mayores como para darse cuenta de que «yo valgo», y es la forma de demostrárselo a sus padres con esa rabia. «Este tipo de comportamiento no implica un problema, pero si cuando supera los cuatro años continua con estos estallidos emocionales tan fuertes con los que se hace daño y hace daño a los demás, entonces los padres sí que deben pararse y observar qué le está pasando, las causas para analizar su comportamiento y cómo le podemos ayudar. Entre otras cosas, habría que sentarse a su lado y hablar sobre lo ocurrido: ¿por qué has hecho eso? ¿Cómo te has sentido? ¿Cómo crees que se han sentido los demás? De esa forma va a ser mucho más productivo que un grito o castigo».

Fomentar el sentido crítico

No obstante, la autora de «Queremos hijos felices» apunta que los niños copian el comportamiento que observan en sus adultos de referencia, sus familiares, profesores y en los compañeros de clase y gente que ven en las redes sociales. «No se trata de prohibirles todo aquello que no sea de nuestro convencimiento para que solo vean el mundo que yo quiero mostrarles, sino fomentar en ellos el sentido crítico de que lo que están viendo, que quizá no es nuestro modelo ideal. En ese caso —matiza— podemos ver con ellos esos vídeos en redes sociales y reflexionar con ellos, plantearles ¿tú que opinas? ¿Qué piensas de lo que hacen? Si se va con otro discurso, con el de «mira qué mal lo están haciendo, qué barbaridad», es una fórmula que no funciona porque, incluso, les estamos transmitiendo cierto atractivo para ellos. Es mejor comentar, saber qué opinan e intentar cambiarles la idea inicial si era equivocada o perjudicial».

Agotados

Lo que ocurre en su opinión es que los adultos están a veces tan agotados que cualquier cosita que haga un niño, por pequeña que sea, les enfada. «Vamos a pararnos y a no poner el foco solo en lo que hace o dice mi hija, sino en lo que yo hago porque, en ocasiones, las primeras personas que deben cambiar somos nosotros. Hay que resetear y ver cómo arreglar la situación para no gritar porque el grito nos suele salir en automático debido a que tengo mucha prisa en que el niño desayune para ir corriendo al cole y no llegar tarde a la oficina. Eso no ayuda a la educación».

Añade que, para conseguirlo, los padres deben estar en sintonía «porque lo del poli bueno y poli malo no funciona. Las normas y los límites siempre tienen que estar marcados por los dos miembros de la pareja. Otra cosa es que como tenemos personalidades diferentes lo gestionemos de forma distinta, pero la norma y el límite tiene que ser siempre el mismo», concluye.

FUENTE: Diario ABC

La cartera de papá y mamá no es infinita, cuanto antes lo sepan mejor

Aunque les cueste entenderlo al principio, para los niños el dinero es un concepto abstracto, la psicóloga Silvia Álava aconseja enseñarles el valor que tiene.

CRISTINA RAPOSO Miércoles, 28 abril 2021, 22:21

Nos guste o no, el dinero es parte de nuestras vidas. Muchos lo consideran el «elixir» de la felicidad del ser humano. ¡Qué disparate! Pensaran. Y tal vez estén en lo cierto, pero es innegable que ayuda. La crisis económica que ha dejado a su paso (y sigue dejando) el omnipresente virus ha abierto una gran brecha en la cartera de miles de personas. Y en una sociedad en la que reina el consumismo, no es tan descabellado asegurar que, al menos, sí que aporta tranquilidad. Quienes no son capaces de llegar a comprenderlo del todo son los pequeños. Y es normal, para ellos el dinero no es más que un concepto abstracto con el que papá y mamá «compran cosas». Habrá quien considere que «ya tendrán tiempo para ser responsables con sus finanzas». Sí, desde luego, pero cuanto antes lo aprendan mejor. No olviden que son pequeñas esponjas que absorben los comportamientos y costumbres de sus mayores. «Aunque les cueste entenderlo al principio, hay que educarles el valor que tiene el dinero. Tienen que ver de primera mano que las cosas cuestan un dinero. Que participen es muy beneficioso, pero también que conozcan de dónde sale», sostiene Silvia Álava, psicóloga del gabinete madrileño Álava Reyes.

La responsabilidad de su propio dinero

Lo que recomiendan los psicólogos es que se les dé una pequeña paga semanal (a partir de los ocho años está bien). De este modo, ellos mismos adquieren la responsabilidad de su propio dinero. «Tienen que aprender que cuando se acaba no hay más. Gestionarlo es el mejor modo para que le den el valor que realmente tiene», apunta la experta. Y reconoce que es «muy bueno» que nos acompañen a hacer las compras, que les hagamos algún encargo relacionado con ellas, o incluso que la revisemos. «Además de practicar y perfeccionar el cálculo matemático, de este modo comprobamos si nos han devuelto bien el cambio, o si podemos comprar algo más con las vueltas. Lo importante es que estén acompañados y que vayan viendo cómo funciona la vida», explica.

Ojo con premiar cualquier acto

Con lo que hay que tener cuidado es con financiarles «a demanda» o con premiarles porque han cumplido «alguna tarea». Deben aprender que una familia coopera y trabaja junta, y premiarles monetariamente por haber recogido la mesa está lejos de ser una buena idea. «No han de ser cantidades muy excesivas. Aunque en la familia no existan problemas económicos, no es bueno que los niños o los adolescentes tengan mucho dinero porque no sabrán valorarlo. Tienen que aprender lo que cuestan las cosas. Tener mucho dinero solo les generará problemas y frustración. Y así no aprenderán a ahorrar porque no les será necesario», subraya Álava.

Es cierto que la vida cada día está más cara. Ahora ir al cine y tomarte un refresco con unas palomitas casi que es un artículo de lujo. Pues más aún para los menores. Pero no sientan lástima. Ojo, que tampoco hay que apartarles de su círculo de amigos y negarles el participar en cualquiera que sea el plan (también nos podemos estirar dándoles una propinilla mayor de vez en cuando). Pero deben aprender o, más bien, experimentar lo que la experta llama «la bienvenida al mundo real». «Muchos padres me dicen que si no les dan mucho dinero no pueden ir al cine y comprarse unas palomitas o quedarse a cenar después. Y sí, es así. Pero en la vida tenemos que aprender a elegir. Puedes entrar a una tienda y que te encanten tres vestidos, pero realmente, solo puedes comprar uno. Se trata de un aprendizaje vital. Si no les enseñamos esto, de mayores estarán frustrados. No se puede hacer todo. Hay que enseñarles que a veces hay que escoger, y que, en ocasiones, hay que coger un trabajo extra», manifiesta la profesional.

La tarjeta «infinita»

Algo crucial también es que nos vean pagar en metálico porque la tarjeta para los niños es como el bolsillo mágico de Doraemon, pide y se te dará. «Conviene que nos vean pagar con dinero porque estamos hablando de una cosa abstracta para ellos y deben ver el billete, en físico. Tienen que ser conscientes de que la tarjeta tiene un límite. Es muy recomendable explicarles que nuestro dinero está en el banco y que cada vez que pagas se descuenta», avanza la psicóloga.

Y si nuestro adolescente de hormonas revueltas nos lanza la posibilidad de querer buscarse un trabajo, calma, que ello no quiere decir que vaya a abandonar los estudios. Ni mucho menos. De hecho, es una gran oportunidad para que comience a familiarizarse con el mundo laboral y el de las finanzas. Sus finanzas. «A veces, ese trabajo se lo podemos dar nosotros mismos. Como pedirle que nos pinte y lije la verja. No hay que ser unos padres autoritarios, hay que dejarles que vayan experimentando la capacidad de decisión. Y, lo más importante, qué es lo prioritario», aconseja.

FUENTE: elcorreo.com