Sólo un 1% de deshidratación ya dificulta los procesos de recuperación de información y la resolución de problemas

Deshidratación

Estar deshidratado en un uno o un dos por ciento hace más difícil llevar a cabo satisfactoriamente los procesos de recuperación de información y la resolución de problemas, sobre todo los complejos o los que requieren habilidades psicomotoras, tal y ha puesto de manifiesto la psicóloga Silvia Álava durante la presentación de la ‘Guía de la hidratación’, elaborada por el Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS).

MADRID, 19 (EUROPA PRESS)

En concreto, es la memoria a largo plazo la que se ve afectada y menos la automatizada. «El fenómeno de ‘punta de la lengua’, no me sale lo que quiero decir, está relacionado con la deshidratación», ha apuntado Álava.

Además, la memoria de trabajo, que contempla siete ‘ítems’ o cosas al mismo tiempo de media, también se ve saboteada cuando un sujeto está deshidratado. «Con un uno por ciento de deshidratación baja de siete», ha explicado la también miembro del comité científico del IIAS.

La deshidratación también aumenta la velocidad de procesamiento de los estímulos y el tiempo de reacción a éstos, lo que se importa mucho «si estamos al volante», ha clarificado la experta.

Por otro lado, la falta de hidratación también se relaciona con el estado de ánimo. Además de que alguien deshidratado estará cansado y alicaído, también está vinculado a la ansiedad. «Cuando sentimos ansiedad, uno de los síntomas es tener la boca seca. Estar correctamente hidratado reduce el nivel», ha apuntado Álava.

Un niño deshidratado también verá afectado sus procesos de aprendizaje. El cuerpo de un adulto está compuesto de agua en un 60 por ciento, pero el porcentaje en el caso de los niños es superior y «su cerebro es más sensible a cualquier pequeña deshidratación que pueda surgir», ha dicho la psicóloga.

En su caso, un uno por ciento de deshidratación ocasionará problemas con su «capacidad de atención, con la concentración, con la memoria, con la resolución de problemas, con el cálculo y con las habilidades númericas», ha explicado Álava.

Cuando el porcentaje de falta de hidratación aumenta, los efectos sobre el cuerpo humano son más acusados. Con un 3 por ciento, aparecen los dolores de cabeza y con un 6 por ciento, los delirios.

Por lo tanto, y según la experta, hay que estar alerta a los síntomas que indican deshidratación. «El primer síntoma es la sed y hay que hacerle caso», ha subrayado, pero aparece ya en el uno por ciento de deshidratación. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que los niños y los ancianos tienen la percepción de la sed alterada, por lo que hay que prestar mayor atención a estos colectivos.

BENEFICIOS DE HIDRATARSE Y ADQUIRIR UN HÁBITO

«Una correcta hidratación es fundamental para el funcionamiento del organismo» en general, ha coincido el presidente del comité científico del IIAS, Francisco Maraver. No obstante, «nadie se acuerda de beber», ha lamentado por su parte el secretario general del comité científico del IIAS, Jesús Román.

Para hidratarse, lo mejor es beber agua y «no es recomendable añadirle» nada, ha explicado Román, porque su función «es hidratar». Tal y como ha recordado, la Organización Mundial de la Salud ya especificó que beber sólo es para hidratarse.

Pueden contarse múltiples beneficios de hidratarse. Por ejemplo beber la cantidad adecuada de agua cada día previene el riesgo de enfermedades cardiovasculares, tal y como aclara la ‘Guía de la Hidratación’. Además, el agua funciona como lubricante, lo que ayuda a que articulaciones y músculos funcionen correctamente.

Además, no ingerir una cantidad de agua correcta influye en la capacidad de protección de la piel y hace que ésta pierda elasticidad. En el caso del aparato respiratorio, una falta de agua produce un exceso de mucosidad que puede obstruir las vías respiratorias.

Por otro lado, «a partir de un litro y medio, que es el mínimo de consumo garantizado, se reduce el cáncer de colon o la posibilidad de tener cálculos renales», ha añadido Román.

De esta manera, adquirir buenos hábitos para lograr una hidratación adecuada es fundamental. La guía establece unas pautas básicas para conseguirlos: frecuencia, cantidad, modo y calidad.

Hay que tomar agua en intervalos regulares, unos 330 ml. cada dos horas aproximadamente. En cuanto a la cantidad, se recomiendan entre dos y dos litros y medio de agua al día para las mujeres y entre dos y medio y tres para los hombres, ambos bajo condiciones normales de actividad y temperatura.

Además, un buen hábito a la hora de tomar agua es hacerlo despacio, en pequeños sorbos, y con una temperatura entre 10 y 15 grados para favorecer su absorción. Por último, la guía insiste en que el agua que mejor calidad tiene es el mineral natural.

FUENTE: eleconomista.es