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¿Qué piensan los niños de que sus padres los espíen? Colaboración con Sapos y Princesas

“Una tarde de sábado, mi hija se quedó dormida con el móvil en la mano. Conseguí quitarle el teléfono y lo que vi me dio escalofríos”. Así relataba Lara Estep, madre y farmacéutica clínica, su experiencia en Quora, una red social de preguntas y respuestas y recogida por el Huffington Post. Descubrió una cadena de mensajes de Facebook que el padre de un amigo del colegio escribió a su hija. “En los mensajes, el padre le decía que su madre era demasiado estricta, que tenía que pasar la noche en su casa y que él mentiría por ella”. Intentaba convencerla para que engañara a su madre y saliera de casa a hurtadillas para encontrarse con él. “¡Un hombre de cuarenta y pico años que yo no conocía le estaba enviando mensajes a mi hija!”.

Este es sólo uno de los múltiples casos en los que el control parental en redes sociales ha evitado males mayores. Un tema controvertido que nos deja muchas preguntas, y pocas soluciones. ¿Es ético espiar el móvil de tu hijo? ¿Dónde está el límite moral? ¿Y legal?

El juez de menores, Emilio Calatayud, en una entrevista en el Diario El Mundo no exenta de polémica, aseguraba que era necesario “violar la intimidad de los hijos”. Unas declaraciones que han alimentado el debate entre los adultos. Pero los niños y adolescentes también tienen mucho que decir al respecto.

¿Qué opinan los niños y adolescentes?

Según una encuesta realizada por el INE sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías, el 50,9% de los niños españoles de 11 años ya dispone de un móvil, una proporción que crece hasta el 93,9% hasta los 15 años.

Además, la edad media con la que los menores españoles se inician en el uso de Internet se sitúa en torno a los nueve años, según datos publicados y recogidos por Monsan, empresa española del sector de las nuevas tecnologías y redes inteligentes.

Los niños menores de 12 años entrevistados por Sapos y Princesas ven natural compartir el acceso a redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea con sus padres. Para ellos es un signo de confianza y protección. Además, tenderían a comprender a sus padres en caso de que les vieran vigilando sus conversaciones o similar.

El 50,9% de los niños españoles de 11 años ya dispone de un móvil, una proporción que crece hasta el 93,9% hasta los 15 años

Sin embargo, los adolescentes lo ven como una invasión a su intimidad al tener más edad: “Creo que si hablamos de niños más pequeños puede ser necesario que se les supervise, pero no si tienes 16 o 17 años ya que es algo personal”. Hasta el punto que, si se diera el caso, se plantearían utilizar otros dispositivos o programas de forma paralela a los que los padres no pudieran acceder. También se molestarían si descubrieran a sus padres espiándolos: “Si es sin mi permiso, me molestaría bastante. Quiero decir, si tengo un problema, ellos saben que se lo contaría. Así que no creo que sea necesario mantener vigiladas mis conversaciones o redes sociales”.

A la hora de preguntarles si aceptarían a sus padres como ‘amigos’ en determinadas redes sociales, hemos obtenido respuestas más variadas entre los jóvenes de 14 y 17 años. Algunos lo veían inviable, otros no veían ningún problema; y otra parte los aceptaría mientras no se involucrasen demasiado en sus publicaciones u opinaran sobre ellas ‘metiéndose en su vida’. Sin embargo, los niños de 10 a 12 años estarían encantados de aceptarlos.

Por tanto, cuando los adolescentes alrededor de los 13 años, pasan a secundaria y comienzan a construir su personalidad, necesitan ‘su espacio’ y se muestran más reacios a incluir a sus padres entre sus amigos en redes sociales. Un espacio en el que comparten secretos y confidencias con sus compañeros, conocidos y amigos. Cosas que, en un principio, no desearían que sus padres supieran.

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¿Qué opinan los padres?

Son muchos los peligros a los que los niños y adolescentes se enfrentan a diario, también en las redes sociales o internet. Sexting, ciberbullying, grooming… son conceptos más que conocidos para nosotros, y su existencia genera, sin poder evitarlo, ansiedad y nerviosismo. ¿En qué tipo de circunstancias creen los padres que pueden o incluso deben espiar a sus hijos en estas nuevas formas de comunicación? Pues, como en cualquier aspecto de la vida, cuando detectan una amenaza o sienten que necesitan ayuda.

Además, los padres cuentan con un amplio abanico de posibilidades para controlar los móviles, tablets y cuentas en redes sociales: desde acceder sin más a sus perfiles si son públicos, hasta utilizar alguna de las múltiples aplicaciones que existen en el mercado (la mayoría de ellas, gratuitas) para una exploración más exhaustiva.

Cuando saltan las alarmas y los padres sospechan que sus hijos pueden estar siendo acosados, extorsionados, chantajeados o intimidados, el derecho a la intimidad pasa a un segundo plano para anteponer la seguridad del menor.

¿Qué dice la Ley?

Hay una cuestión de base esencial: Los límites legales existen, aunque su resolución depende de quién y cómo los interprete. El marco legal que protege los derechos del menor, entre ellos, el derecho a la intimidad, es amplio, comenzando por la Constitución, que en su Art. 18 “se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”.

También está regulado por el Art. 4 de la Ley Orgánica 1/1996 de 15 de enero, en el que, en resumen, se dice que “el menor tiene derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen y que los padres o tutores y los poderes públicos respetarán estos derechos y los protegerán frente a posibles ataques de terceros”.

Además, España ha ratificado diferentes Tratados Internacionales para proteger los derechos de los niños respecto al honor, a la intimidad y a la propia imagen, entre otros muchos, la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por las Naciones Unidas en 20 de noviembre de 1989.

Por otra parte, el Tribunal Supremo legitima el acceso de los padres a las redes sociales de los menores cuando sospechen que este está siendo víctima de un delito.

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Que los niños tengan dispositivos cada vez más pronto conlleva una serie de riesgos, y nosotros, como padres, tenemos que supervisar; no controlar ni espiar, sino tutelar y educar”, Carolina González, Policía Nacional.

La Policía Nacional también ha participado en este asunto y, como no podía ser de otra manera, a través de las redes sociales. El 17 de mayo de 2015 publicaron en un tweet una propuesta cuanto menos, curiosa: un contrato para que padres e hijos menores de 13 años formalicen una serie de normas y las pongan por escrito acerca del uso responsable de Internet y los dispositivos electrónicos como smartphones tablets. “Que los niños tengan dispositivos cada vez más pronto conlleva una serie de riesgos, y nosotros, como padres, tenemos que supervisar; no controlar ni espiar, sino tutelar y educar”, nos cuenta Carolina González, responsable de Redes Sociales de la Policía Nacional. Y ése el objetivo que persigue este acuerdo: educar a base de confianza mutua, más que a base de prohibiciones.“Hay aplicaciones que no pueden utilizarse antes de los 14 años -nos recuerda- y por ejemplo, Whatsapp tiene en sus reglas de uso que no puede ser utilizado por menores de 16 años”.

Los delegados de participación ciudadana de la Policía Nacional son quienes más contacto tienen con padres, madres, profesores y alumnos y los talleres y charlas sobre riesgos en internet en institutos y colegios son las más demandadas. “Ellos han nacido con una tablet o un móvil en la mano, y nosotros tenemos que ponernos las pilas y enseñarles a usar redes sociales como les enseñamos a poner la mesa o a saludar al vecino. Tenemos que decirles que no deben facilitar fotos ni información privada a través de la web y educarles, nunca prohibirles”.

¿Qué piensan los expertos?

Además de los límites legales, deben tenerse en cuenta los límites éticos y morales. La postura de Javier González-Patiño, profesor de la Facultad de Educación de la UAM y fundador de Mediática, consultoría participativa de aprendizaje para la cultura digital, es firme ante la vigilancia de los menores en la red: “¿Qué pasaría si esos adolescentes a los que ahora espiamos crecen y espían a sus parejas? Naturalizamos actitudes que más tarde vamos a condenar”.

“A los que ahora espiamos crecen y pueden espiar a sus parejas. A partir de los 13 años las cuestiones de identidad son sagradas para ellos”, González-Patiño, fundador de Mediática.

La investigación realizada por Mediática arroja un dato curioso: adolescentes y adultos no le damos el mismo sentido a las redes sociales ni al uso de las nuevas tecnologías. “Los padres pensamos que son exhibicionistas y no nos damos cuenta de que para ellos es tan natural como lo era para nosotros bajar a la calle a jugar”. Pero, ¿cuál es entonces la actitud que debemos tomar los padres en estos ámbitos? ¿Hay pautas establecidas? Lamentamos comunicaros que no hay caminos marcados. “Como consejo, hay que centrarse tender puentes de diálogo y no poner en riesgo la confianza que depositan en nosotros”.

“Debemos acompañarlos para enseñarlos”, Silvia Álava, psicóloga.

Para Silvia Álava, directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes y profesora del practicum de psicología en la UAM, es importante prestar atención al uso que los menores hacen de las nuevas tecnologías, lo que no significa invadir su privacidad.

“En ocasiones caemos en la incongruencia de llevarles la mochila al colegio, andar pendientes de sus exámenes y sus trabajos, ayudarles a estudiar y a los deberes, cosas que están preparados para hacer ellos solos, y luego les dejamos que hablen con desconocidos en la red, les den sus datos, suban imágenes que no sabemos dónde pueden terminar… Se trata de acompañarlos para enseñarlos”.

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