Los padres de las personas con éxito tienen esto en común. Colaboración con el diario La Vanguardia
Cómo actúen los progenitores es determinante en el futuro de sus hijos, según la ciencia
Es un hecho que los padres desean lo mejor para sus hijos. Felicidad y un futuro prometedor son los dos propósitos más comunes de los progenitores para sus vástagos. Pero ¿y si, al menos el segundo, estuviese directamente relacionado con ellos?
Aunque no existe una receta concreta que pueda predecir si los niños serán adultos de éxito, la ciencia ha encontrado rasgos que suelen darse en los padres de aquellos que mejor se han desenvuelto en la vida.
“Las verbalizaciones y actos de los padres orientan a sus hijos al éxito o al fracaso. Imaginemos que un niño intenta hacer una suma y le decimos que es muy complicada para él, le transmitimos que necesita ayuda, que es incapaz”, indica Sonia Martínez, psicóloga y directora de los centros Crece Bien. Un comportamiento que dejará una huella en el futuro.
Sin embargo, existen otras pautas que surtirán en el porvenir el efecto contrario. Esto es lo que los padres de los niños con éxito tienen en común.
Aspectos tan banales como preparar la maleta para ir al colegio o llevarla al salir de clase influyen en la confianza futura del pequeño. “El niño debe aprender a trabajar de forma autónoma para poder enfrentarse a la vida adulta”, sostiene la psicóloga Silvia Álava, directora de psicología infantil en el centro Álava Reyes.
Uno de los asuntos clave a los que la experta alude son los deberes. Según cuenta, los padres nunca deben hacer las tareas de sus hijos, incluso si no son capaces de realizarlas sin su ayuda. “Al día siguiente habrán de afrontar la reacción de su profesora. En este caso tendrá que ser el niño quien resuelva la situación y asuma las consecuencias de no cumplir con sus obligaciones”, comenta.
2. Les enseñan habilidades sociales
Un estudio desarrollado por la Universidad de Pensilvania, encontró una correlación entre las habilidades sociales en niños de guardería y su éxito como adultos dos décadas más tarde.
La investigación desarrollada durante 20 años, demostró que los niños más competentes que cooperaban con sus compañeros, los ayudaban y entendían su estado de ánimo eran más propensos a obtener un título académico o un trabajo a la edad de 25 que aquellos con habilidades sociales limitadas.
“Hay que entrenarles y enseñarles, igual que enseñamos a comer. Los padres deberían guiar a sus hijos cuando se están relacionando. En aspectos como la forma de actuar si le quitan un juguete, cómo integrarse para jugar con grupo de niños…”, aclara Sonia que añade que es importante preguntarles tras la experiencia sobre sus sensaciones y reforzar el comportamiento.
3. Tienen expectativas
Creer en el potencial de los niños es fundamental para que ellos mismos lo desarrollen. “Es lo que se denomina el efecto Pigmalión”, afirma Silvia.
Otro estudio de la Universidad de California en Los Ángeles descubrió que las expectativas que los padres tienen de sus hijos desarrollan un efecto enorme en el logro de las mismas.
Se analizaron datos de 6.600 niños y se entrevistó a sus padres. Entre ellos descubrieron que solo del 57% de los niños de los que habían sacado peores notas se esperaba que fuesen a la universidad, mientras que la cifra ascendía al 96% entre quienes obtuvieron las mejores calificaciones.
“Pero esto tiene que ser de una forma equilibrada. Los padres no deben proyectar sus frustraciones o deseos no cumplidos en sus herederos, pues podría ser contraproducente”, asegura Silvia.
4. Crean una relación saludable
Una de los pilares para que el vínculo entre padres e hijos sea positivo es generar un clima de confianza. “Esto se consigue prestándoles atención cuando hablan o escucharles de forma activa”, enfatiza Álava.
Asimismo, los padres deben dar ejemplo de aquello que inculcan en sus hijos. Pues los niños actúan reproduciendo los comportamientos de los mayores. “No se puede actuar en contradicción con lo que se dice. De esta forma solo conseguiremos que desconfíen de nosotros”, continúa.
5. Valoran los errores
Equivocarse es fundamental para avanzar. “Ante el fracaso tenemos dos maneras de actuar: corregirlo, mejorar y aprender o no volverlo a hacer. Es importante enseñarle al niño a buscar el camino para hacerlo bien”, señala Sonia.
Es una forma de tomarse la vida como un reto y no tirar la toalla ante situaciones difíciles. “Cuando los padres le ayudan a buscar soluciones y alternativas, están orientando al niño a que”, aclara.
6. La madre trabaja
Lo dice un estudio desarrollado por la Escuela de Negocios de Harvard. Parece que tras analizar a 50.000 adultos en 24 países desarrollados los investigadores concluyeron que las hijas de madres trabajadoras estudiaban durante más tiempo, tenían más probabilidades de encontrar un trabajo en un puesto de supervisión y obtenían ingresos más altos.
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