La felicidad es un hecho subjetivo
Según los estudios de la Dra. Sonja Lyubomirsky, autora de “La Ciencia de la Felicidad”, el 50% de la felicidad se debe a factores genéticos, un 10% a las circunstancias vividas, y el 40% a la actividad emocional. Partiendo de estos datos, podemos plantear la hipótesis de cómo, pese a unas circunstancias difíciles, y de la carga genética, todavía nos queda un 40% de margen, el correspondiente a la actividad emocional, que podemos aprender a controlar. No se han encontrado diferencias significativas entre sexos, siendo igual de felices las niñas que los niños.
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Sólo un 10% de la felicidad depende de las circunstancias externas, y aunque la capacidad para ser feliz es algo innato, está en nuestra mano incrementarla. Poseemos un increíble potencial de mejora de la dicha y el bienestar, que depende exclusivamente de nuestros actos y pensamientos, y podemos trabajar con los niños para que aprendan a ser más felices desde pequeños. Se puede aprender a ser felices.
La felicidad es algo subjetivo, que tiene dos componentes:
- El afectivo, (la experiencia de experimentar emociones positivas),
- El cognitivo, (sentirse satisfecho uno mismo con su propia vida).
En este segundo componente, es donde muchas veces se centra el trabajo de los psicólogos, pues a menudo nos encontramos a gente que tiene una vida, lo que podríamos definir como “completa”, con amigos, familiares que les quieren, un buen trabajo, buen sueldo… y no se sienten felices. Con estas personas hay que trabajar para que sean capaces de disfrutar de todos estos aspectos de su vida e incrementar la felicidad.
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