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¿Cómo puede ayudarte la hidratación a combatir la depresión vacacional?

Todo el año esperando disfrutar de tus merecidas vacaciones y… ¡ay qué ver qué rápido se pasan! Al comenzar la vuelta al trabajo es cuando te das cuenta de lo “duro” que es el día a día. Por eso, es común hablar durante este periodo de la famosa “depresión postvacacional”, provocada por el rápido cambio de ritmo, de la tranquilidad al estrés, de manera brusca, algo que puede incluso llegar a afectar a nuestro estado de ánimo. Evitarlo es posible y beber agua puede ayudarte bastante a ello, ¿quieres saber cómo?

 Cansancio generalizado, apatía, falta de sueño, dolores musculares, falta de concentración, irritabilidad, tristeza, aumento de la tasa cardiaca, sudoración excesiva, hiperventilación… ¿te suenan estos síntomas? Según la psicóloga Silvia Álava, experta del Comité Científico del Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS), son patologías comunes al comienzo de la vuelta al trabajo. No obstante “lo habitual es que desaparezcan pasados los primeros días, tras los que nuestro cuerpo ya se ha habituado a la nueva rutina de trabajo, pero si persisten pasados 15 días es bueno pedir ayuda profesional”, añade.

Si, además de esto, añadimos una deficitaria ingesta de agua en nuestra vuelta al trabajo, podemos sufrir una reducción en nuestro rendimiento cognitivo. En concreto, según el informe científico “Rendimiento cognitivo, hidratación y agua mineral”, del Instituto de Investigación Agua y Salud,” la deshidratación puede provocar una reducción de la capacidad de concentración en un 15% y una disminución de la memoria a corto plazo del 10%.

¿Cuándo y cómo hidratarse?

Según explica la psicóloga Silvia Álava, existe suficiente evidencia científica que demuestra que con niveles de deshidratación muy bajos, en torno al 1 ó 2%, ya pueden aparecer problemas en la atención, en la capacidad de memorización, incluso en la resolución de problemas o en la velocidad de procesado, “se produce una especie de enlentecimiento cognitivo y vamos más despacio al resolver las tareas”. No hay que olvidar que el cerebro está constituido por un 85% por agua, de ahí que sea especialmente sensible a un mínimo nivel de deshidratación.

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