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¿Cómo podemos explicar la guerra a los niños?

¿Debemos ocultarles la realidad de la guerra a nuestros hijos? ¿Qué podemos hacer si sienten miedo? Os resolvemos vuestras dudas

Por Alicia Mendoza

Todos y todas estamos expuestos a la información que llega sobre la guerra en Ucrania, también nuestros hijos. Los niños y niñas son conscientes de que algo malo está pasando: lo escuchan en nuestras conversaciones, se lo dicen en la escuela, se lo cuentan sus amigos o lo oyen de refilón en el telediario.

Ante esta situación tan grave que está sufriendo este país, ¿debemos ocultárselo a nuestros hijos? ¿Cómo podemos contarles la guerra sin que sufran?

No debemos ocultarles la situación de guerra

Debemos tener en cuenta que nuestros hijos nos miran y observan su alrededor constantemente. Ocultarles esta realidad que está sucediendo no es una buena opción, pues de alguna forma acabarán enterándose, ya se por algún comentario que hagamos, por la televisión o porque lo comentan con sus amigos. «Ellos son los primeros que se están dando cuenta de que está ocurriendo algo. Plantearnos la opción de protegerles y de que es mejor que no se enteren de nada, no va a ser viable, porque con esa capacidad de observación que tienen se dan cuenta de que están ocurriendo cosas», comenta la psicóloga Silvia Álava.

La clave está en usar un lenguaje adaptado a su edad

Si a nosotros como adultos nos cuesta entender la complejidad de la invasión al país ucraniano, para los niños va a ser aún más complicado comprenderlo. Por eso, Álava recomienda «explicarles y traducirles en todo momento lo que está ocurriendo en un lenguaje que ellos sean capaces de entender». «Tenemos que codificar: ellos tienen una capacidad de observación muy grande, pero no tanto a la hora de poder entender lo que está pasando. Así que necesitan que se lo expliquemos en un lenguaje adecuado a su edad: si tenemos un hijo de 2 años, pues de 2 años, si tenemos de 5, de 5; si tenemos de 7, de 7 años…», añade.

Nuestros hijos e hijas tendrán muchas preguntas sobre la guerra. Aunque nosotros no tengamos todas las respuestas por toda la incertidumbre que hay, debemos responder a aquello que nos pregunten, y si no les sabemos responder, podemos decirles con sinceridad que no sabemos la respuesta, pero que podemos buscarla juntos. «Es muy importante que vean que cualquier inquietud que puedan llegar a tener, se las vamos a ir contestando. Porque si ellos ven que si nosotros, los adultos de referencia, no les contestamos las dudas, van a ir a buscarlas a otros sitios, y lo más probable es que se metan en redes sociales o en Internet», señala la psicóloga.

Evitar que vean imágenes de guerra

Aunque debemos se sinceros con nuestros hijos y no ocultarles lo que ocurre, sí que debemos evitar que vean imágenes de guerra en las que solo van a descodificar terror y horror. Por eso, Álava comenta que una cosa es contestarle a sus preguntas y «no dejarle al margen de lo que ocurre en el mundo» y otra cosa es dejar vía libre para que le lleguen imágenes de guerra, ya que «si son imágenes muy duras para un adulto, lo son más para un niño». «Sabemos que esas imágenes pueden tener un impacto emocional muy fuerte. Vamos a evitar que las vean», recomienda.

Si nuestros hijos tienen miedo de la guerra, ¿cómo podemos ayudarles?

Ante una situación tan horrible como es la guerra, nuestros hijos pueden sentir diferentes emociones, tales como miedo, tristeza o enfado. Cuando tengan estas reacciones, como padres y madres debemos acompañarles en estas emociones. Para ello, el primer paso, es validar su emoción. Álava nos proporciona un ejemplo de cómo podemos hacerlo: «Es normal tener miedo, porque es una guerra. Todos tenemos miedo cuando hay una guerra. Es normal que estés triste e incluso es normal que estés enfadado porque no entiendes por qué alguien quiere invadir un país». Debemos evitar decir expresiones como «no tengas miedo» «no pasa nada, eso está muy lejos», porque con ellas invalidamos sus emociones y no les permitimos vivirlas.

Tras escucharles y validar su emociones, podemos buscar alguna forma de calmarlas. Una forma de hacerlo es, más allá de contarles con un lenguaje adaptado la desgracia que está sucediendo, explicarles que también hay gente buena que está ayudando y que no se puede perder la esperanza. Incluso podemos hacerles sentir partícipes de alguna forma de ayuda para el pueblo ucraniano. Álava comenta que pueden buscar con nosotros una ONG que recoja alimentos o ropa para que nuestros hijos, al donar algo, puedan también sentir que están aportando su granito de arena.

FUENTE: La Opinión de Zamora

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