Ahora a todos os gusta Linkin Park. ¿Por qué creemos que los lamentos son postureo? Colaboración con el diario El Confidencial

Linkin Park

Tras la muerte de Chester Bennington, muchos seguidores han acusado de postureo a los que han lamentado el fallecimiento del cantante de Linkin Park, pero no es un caso aislado

Chester Bennington, el vocalista de Linkin Park, se ha ahorcado en su casa de Palos Verdes a los 41 años. La noticia llegó ayer jueves por la noche como un mazazo para sus seguidores. Para muchos, las canciones de Linkin Park habían conformado la banda sonora de su vida, sobre todo en su adolescencia.

Los comentarios de dolor y tristeza comenzaron a extenderse, tanto por parte de los fans como de otros músicos que habían acompañado a Bennington a lo largo de su vida. Sin embargo, la ira o la burla no tardaron en aparecer. “Ahora a todos os gusta Linkin Park, claro”, ironizaban muchos seguidores. Son bastantes los comentarios que han comenzado a cuestionar el “verdadero fanatismo” de los que lamentan el fallecimiento del vocalista, hasta el punto de tomárselo como una afrenta personal.

Pero las reacciones a la defensiva por parte de los fans a otros seguidores no ha ocurrido solo ahora, sino que se trata de un fenómeno habitual. En anteriores ocasiones, coincidiendo con la muerte de otros artistas, también se ha cuestionado el duelo ajeno, acusándolo de “postureo”. Ha pasado, por ejemplo, con los fallecimientos de David Bowie, Prince, Carrie Fisher o Lemmy Kilmister.

“Yo lo vi primero”

¿Por qué esta hostilidad hacia gente que muestra su pesar por la muerte de alguien conocido? “Hay que ver las motivaciones de cada persona”, apunta la psicóloga Silvia Álava, recalcando que no se debe generalizar. Sin embargo, señala que en estos casos suele haber un sentido de pertenencia. “Es como lo que les pasa a los niños pequeños cuando le presentan un nuevo amigo a otro amigo suyo”, compara. “Cuando se empiezan a llevar bien, piensa que el nuevo se está apropiando de su amigo”. En esos casos, la reacción suele ser algo similar a lo que ocurre en el fenómeno fan: “Yo lo conocía antes y ahora tengo que compartirlo”.

En este aspecto, Álava lo concibe como una forma de cosificar a una persona pero también como una mezcla de emociones importante: “Aunque el ídolo no fuera alguien con quien tuvieras una relación diaria, es una fase de duelo que se junta con los celos de tener que compartirlo”. Estos “sentimientos encontrados” se juntan también con la sorpresa inicial: “Un suicidio todavía es más incomprensible y más en personas que, aparentemente, crees que tienen una vida resuelta”.

Una salida a la frustración

Silvia Álava explica que estos comentarios resentidos hacia otros fans son una forma de volcar la frustración. “No entiendo esto y voy en contra de los demás”. De la misma forma, señala que la dificultad para regular las emociones es algo común. “Cuando muere alguien que no esperamos, no controlamos las emociones porque no lo podemos entender”.

¿Hasta qué punto hay que consentirlo? La psicóloga asegura que hay que tener cuidado y ver hasta qué punto estamos siendo permisivos con las faltas de respeto. “Con las redes sociales nos volvemos muy valientes, nos atrevemos a decir cosas que no diríamos a la cara con un lenguaje mucho más hiriente”, explica. “Hay que respetar que a la gente le guste algo, aunque lo haya descubierto más tarde que tú”.

Puedes leer el artículo completo en: elconfidencial.com