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¿Qué es el Síndrome del «Momento Perfecto»?

Las mujeres somos más propensas a la comparación social, lo que provoca que disfrutemos menos de lo que tenemos y nos fijemos más en lo que muestran los demás, esta sensación tiene un nombre.

A poco que se pasen unos minutos viendo Instagram o TikTok, aparecen en la pantalla del móvil familias felices haciendo viajes inolvidables con hijos sonrientes (a veces incluso adolescentes); personas cocinando sin que se les pase la cebolla; grupos de amigas, siempre guapas y vestidas muy a la moda, riéndose a carcajadas y cenando en restaurantes monísimos; parejas de novios que se demuestran acaramelados su mutuo amor, fiestas de cumpleaños con una maravillosa decoración…. Se trata de escaparates difíciles de superar… y fáciles de comparar con la vida que uno realmente tiene.

Un persistente estado de insatisfacción

Pues bien, pasar tiempo comprobando que los demás, aparentemente, son más felices que quienes escrutan la pantalla con tanto interés es una labor de la que no todo el mundo sale indemne. Hay personas a quienes afecta hasta el punto de provocarles lo que se ha dado en llamar síndrome del ‘Momento Perfecto’ y que les supone un persistente estado de insatisfacción.

Aunque lo primero que hay que dejar claro es que no está incluido en el manual de trastornos psiquiátricos (DSM 5), y que apenas hay estudios sobre ello, los expertos sí han observado un aumento de este tipo de expectativas de lo que significa ser feliz. Lo que Pilar Conde, psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen, denomina «creencias vinculadas a las expectativas asociadas a los ideales de la felicidad por alcanzar». Es decir, las personas piensan que van a encontrar la felicidad cuando vivan esos momentos perfectos que contemplan en redes sociales.

Ansiedad, frustración, tristeza…

La realidad es que, continúa Conde, «esas expectativas creadas distan de la realidad cotidiana de las personas». Lo que provoca «altos niveles de frustración» al tiempo que «se pierde el disfrute de las experiencias reales que sí vivimos». Silvia Álava, doctora en Psicología y experta en salud y educación, incide en este último asunto: «En lugar de fijarnos en lo que sí tenemos, estamos fijándonos en lo que no tenemos, y eso nos impide disfrutar del momento. Esto sucede a pesar de que sabemos que el bienestar emocional está muy ligado a disfrutar de las pequeñas cosas del día a día, y no a los grandes acontecimientos que se salen de lo cotidiano. Esta es la razón de que el síndrome del momento perfecto pueda generar emociones desagradables de ansiedad, frustración y tristeza».

La psicóloga Silvia Álava, autora del libro '¿Por qué no soy feliz?'

Cierto que este tipo de emociones, lo que se llama comparación social, ha existido siempre. Pero con la llegada de las redes se ha incrementado en cantidad e intensidad porque «nos pone esa comparación social en bandeja. A través de Instagram o TikTok nos están mostrando continuamente lo que tienen y hacen los demás. Con el agravante de que no muestran la realidad, muestran lo que el dueño del perfil quiere proyectar. Vende el escaparate de su vida, su mejor producto y su mejor versión», afirma Silvia Álava. «Tú tienes toda la información de tu vida, los momentos buenos, los malos y los regulares. Sin embargo de la vida de los demás solo tienes la información que ellos quieren transmitir y que es siempre positiva»: el momento perfecto, ese que ellos tienen y tú no.

Adolescentes y jóvenes

Hay dos perfiles especialmente vulnerables a caer en esa continua insatisfacción. Por un lado los adolescentes y los jóvenes «debido al momento evolutivo en el que se encuentran, en el que tienen que construir su propia identidad personal, tomar conciencia de sus capacidades, sus fortalezas y sentirse seguros con ellas. Y la exposición de los ideales a la que se ven sometidos es un factor de riesgo», asegura Pilar Conde. Pero también lo son las mujeres, por varias razones: «Nos encontramos en un momento social en el que a la mujer se le exige éxito laboral, belleza, maternidad… Todo eso ejerce un sistema de presión significativo si no se gestiona de manera adecuada». 

En este sentido, Silvia Álava añade: «Las mujeres somos más sensibles a la comparación social. No solo nos comparamos más, sino porque tenemos una mayor presión por hacerlo todo bien, lucir perfectas, tener un buen cuerpo, no envejecer… Todo esto nos hace pensar que lo que tenemos no es todo lo perfecto que nos gustaría».

Sí, esta insatisfacción se puede prevenir

Seamos sinceras, hoy en día es complicado no caer en la trampa de mirar (en realidad cotillear, pero con permiso) lo que hacen los y las demás a través de Instagram. A pesar de ello, las expertas recomiendan controlar el tiempo que se le dedica y, sobre todo, «reducir la exposición a vidas idílicas», dice Pilar Conde. «Vivir el presente experimentando lo que nos va sucediendo, sin juzgarlo, simplemente viviéndolo de manera consciente. Abandonando los deberías y las auto exigencias», concluye la directora técnica de Clínicas Origen.

Silvia Álava insiste en la importancia de «poner el foco en lo que sí tenemos y agradecerlo, porque está demostrado que es uno de los mejores proyectores de la felicidad y que nos ayuda a mejorar nuestro bienestar emocional. Tratar de valorar lo que tenemos, de ser auto referentes. Es decir, ser conscientes de que no me hace falta lo que tienen los demás porque yo soy consciente de lo que yo tengo, de lo que yo valgo. No se puede vincular el estado emocional ni la felicidad a lo que se tiene». Y añade: «También es clave trabajar la flexibilidad para que cuando las cosas no salgan como nos gustaría, como creemos que deberían salir, tener la capacidad de adaptarnos y de gestionar esa frustración.»

FUENTE: 20minutos.es