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¿Juegos en la calle o en casa?

Cada vez los niños juegan menos en la calle y más en casa y con dispositivos electrónicos. En este vídeo os contamos las ventajas de los juegos en la calle.

Cuando los niños juegan fuera se trabajan los procesos atencionales, de negociación, y de aceptación de unas normas, algo fundamental para el desarrollo de las habilidades sociales, además de la psicomotricidad.

Información relevante que os comparto en este vídeo:

  • Beneficios de los juegos en la calle
  • Desarrollo de las habilidades sociales
  • Trabajar las destrezas motoras
  • ¿Qué hacemos con los niños más inseguros?

Haz click en la imagen para ver el vídeo en el portal Internet Seguro

Seis consejos para convertirte en refugio para tus peques.

Publicado por Rubén García Díaz Periodista especializado en parenting, infancia y crianza

 Si deseas, como la gran mayoría de padres y madres preocupadas por la felicidad y el desarrollo de sus hijos e hijas, convertirte en ese lugar seguro para ellos y ellas al que acudir siempre que lo necesiten, hay algunas cosas concretas que se pueden hacer. Algunas son puntuales y otros son hábitos que conviene sostener en el tiempo. La especialista en psicología Silvia Álava Sordo comparte hasta seis consejos como los más importantes a la hora de convertirte en refugio para tus peques.

La psicología es una disciplina esencial en todas las etapas de la vida.

No vamos a descubrir ahora nosotros sus virtudes. Pero sí remarco, y esto lo hago en primera persona porque sé de buena tinta todos los consejos, aprendizajes y trucos que puede enseñar una psicóloga infantil (o psicólogo, es indiferente, pero en nuestro caso es una profesional), lo infravalorada que sigue estando durante la crianza.

El bienestar

Por eso, desde que descubrí en mis propias carnes el poder de la psicología en el bienestar no solo de los niños y niñas sino también, incluso más en algunos casos, en el bienestar de los adultos, padres y madres, trato de no desaprovechar ninguna oportunidad para poner en valor aquellos consejos y experiencias compartidas por profesionales de la psicología que se pueden aplicar a la crianza de los hijos e hijas.

Lo son cualesquiera de los consejos y reflexiones que comparte en sus perfiles públicos la doctora en psicología clínica y de la salud, además de divulgadora, Silvia Álava Sordo. Por ejemplo, los seis hábitos que, en opinión de la psicóloga clínica y educativa, tienen mayor influencia a la hora de conseguir que nuestros peques nos vean como su espacio o lugar seguro.

Los seis consejos de la experta en psicología

La lógica nos lleva a pensar que, por puro instinto, los niños y niñas pequeños vean de forma natural a sus madres como su espacio seguro. Y en cierto modo es así, pero hay que regar ese lugar espacio que somos, cuidarlo, mantenerlo limpio y abierto las 24 horas del día para nuestros hijos e hijas. Y también hay que recordarles que existe y que no tienen más que pasar siempre que quiera. Y algo parecido ocurre con otro progenitor o progenitora, si lo hay. Y por extensión, con abuelos, tíos, etcétera.

«Jardinería emocional»

Para hacer este trabajo de “jardinería emocional” para con nuestros hijos e hijas, Silvia Álava pone el foco en seis hábitos concretos, los que en su opinión tienen mayor impacto a la hora de convertirnos o mantenernos como el lugar seguro para nuestros peques a medida que crecen y van ganando en autonomía.

Los seis consejos de la psicóloga son los siguientes:

  1. Mantenernos emocionalmente disponible para ellos: es a lo que nos referíamos con lo de mantener abierto el jardín las 24 horas del día. No tiene puertas ni vallas.
  2. Demostrarles atención cuando hablan con nosotros: puedes aplicarlo de múltiples formas siempre y cuando se cumpla el objetivo. Puedes mostrar interés de forma activa con repreguntas, compartir con él o ella aquello que desees contarles, y también dejando el móvil cuando te hablan. Esta última es, precisamente uno de los hábitos cotidianos cuyo esfuerzo merece la pena según Álvaro Bilbao.
  3. Participar en sus juegos activamente siempre que sea posible: entronca con el consejo anterior de Silvia Álava, y no necesita más explicación.
  4. Valorar y considerar sus opiniones: si eres lector o lectora habitual de Ser Padres, ya sabrás la de veces que los profesionales de la psicología y la docencia inciden en la importancia de legitimar aquello que sienten nuestros hijos e hijas, que no es lo mismo que validar todas sus conductas.
  5. Establecer conexión visual mientras nos comunicamos: puedes hacerlo poniéndote a su altura cuando queréis hablar o tener un gesto de cariño, el gesto más sencillo y eficaz que puedes hacer para conectar con tus peques.
  6. Ser auténticos, vulnerables y coherentes: compartir emociones, experiencias, sentimientos… y mantener una coherencia en nuestra educación a lo largo del tiempo son cuestiones esenciales, según la psicóloga Silvia Álava, para ser el lugar de seguridad de nuestros hijos e hijas.

En definitiva, concluye la experta en psicología,

“Todo se resume en estar completamente presentes y comprometidos con su mundo infantil para continuar siendo parte de su mundo cuando crezcan y se conviertan en adolescentes y adultos”.

FUENTE: serpadres.es

¿Conoces la emoción que más se relaciona con la felicidad?

Para fomentar la felicidad en los más pequeños proponemos un modelo de crianza con menos bienes materiales, más límites y sin sobreprotección.

Flavia Tomaello Para el diadio LA NACION

Se habla de la felicidad con facilidad. Está en el podio de los deseos. Cada vez que se le pregunta a un padre sobre el futuro de los hijos, en todo tipo de crianzas, estratos sociales y edades, emerge: “Que sea feliz”. A este particular punto ha dedicado gran parte de su trabajo Silvia Álava Sordo, doctora y licenciada en Psicología nacida en Valladolid, pero instalada en Madrid hace más de dos décadas. Ha publicado siete libros, y casi como una constante aparecen en ellos una idea que los atraviesa: ¿Por qué no soy feliz?, Queremos que crezcan felices y Queremos hijos felices, son algunos de sus títulos.

Pero suele ser un concepto abstracto y volátil, que se construye individualmente. Álava Sordo, en una charla exclusiva con LA NACION, aporta claridad para entender cómo criar hijos felices.

¿Qué es la felicidad?

Es muy importante que definamos muy bien qué es porque la sociedad ha confundido la emoción de la alegría, que es una sensación que a todos nos gusta sentir, es agradable y en la que sube nuestra energía, con la felicidad, que no es solo sentir esa emoción agradable de gozo. Cuando hablamos de felicidad nos introducimos en un estado en el que cambian todas las emociones. Tanto las agradables como las desagradables. Si para ser feliz hay que estar todo el día sintiendo alegría, haciendo cosas que nos gustan o divertidas, lo que va a pasar es que absolutamente nadie en el planeta va a poder serlo. Por eso es importante que entendamos que la felicidad es un estado donde van a caber emociones amables y no tanto, y que no nos quedemos solamente con la parte hedónica de hacer cosas para el placer y para el disfrute. Cuestión que está muy bien y para la que hay que reservar esos espacios. Sino que también trabajemos desde la perspectiva de la felicidad eudaimónica, más relacionada con el crecimiento personal, con sentir que somos capaces de resolver con éxito esas situaciones de nuestro día a día.

Para ser feliz hay que sentir que se es capaz de resolver con éxito las situaciones del día a día

¿Es compatible la crianza en felicidad con la educación de los niños y los límites?

Pensamos que poner límites no se condiciona con la felicidad. Como psicóloga, trabajo en un centro en Madrid, y me gusta, al terminar la primera sesión en la que se presentan los adultos a cargo, sin los niños, preguntar: ¿Qué es lo que quieres conseguir para tu hijo o para tu hija? La respuesta que más me encuentro siempre es “que sea feliz”. ¿Cuál es el problema? Que muchos en ese pensamiento nos equivocamos. Y, por ejemplo, los inundamos para que tengan un montón de cosas. Cuando no hay ninguna evidencia científica, ningún estudio que nos diga que tener más juguetes los va a hacer más felices. O nos da miedo ponerles límites. Y es todo lo contrario, porque las normas les dan seguridad, les dan confianza, les muestran el camino que tienen que seguir. Y además, cuando evitamos la sobreprotección, también vamos a conseguir que sean más seguros, que se sientan con una mayor capacidad para desenvolver con éxito su día a día. Eso al final va a traducirse en que nuestros hijos sean más felices. No poniendo límites lo más habitual es que sean muchísimo más infelices.

¿Podrías darnos algunas claves para proteger la salud mental familiar puertas adentro de la casa?

Es cierto que parece que ahora hablamos mucho más, sobre todo desde la pandemia. La Asociación Española de Pediatría dice que se han incrementado un 47 por ciento los problemas de salud mental en población infantojuvenil. Las familias e incluso los profesores tienen un papel activo a la hora de criar a los niños y jóvenes con salud mental. Para ello es importante ver qué estamos haciendo, por ejemplo, estamos permitiendo ventilar las emociones, nos estamos convirtiendo en esa figura de referencia a la que nos pueda contar y además nosotros lo validamos, es decir, no juzgándolo, no diciéndole lo que tiene que hacer. Este sería uno de los pasos muy importantes. Necesitan que estemos ahí para darles ese apoyo emocional, para que podamos ser un vínculo de seguridad. Eso son factores de la salud mental. También es muy importante que trabajemos con ellos y que aprendan habilidades de la inteligencia emocional. Que sean conscientes de percibir la emoción que están sintiendo. Tanto de ellos mismos como de los demás. Y ayudarlos a aprender a expresarla de una forma correcta. A mí me gusta mucho Quino y esa frase de Mafalda sobre que la vida es bonita, pero difícil. Los adultos tenemos que dar herramientas y muchas de ellas son de la inteligencia emocional.

«No hay ninguna evidencia científica, ningún estudio que nos diga que tener más juguetes los va a hacer más felices», Silvia Álava Sordo, psicóloga

¿Cuánto de la sociedad hiperconectada afecta nuestra felicidad?

Esto es algo bastante interesante. ¿Realmente nos hacen más felices las pantallas? Los psicólogos decimos que tenemos que tener cuidado para poder utilizar las pantallas correctamente de tal forma que no interfieran en nuestra salud mental. Y que tampoco lo hagan en el bienestar emocional. Estamos observando que ante un problema o una emoción desagradable, recurren a las pantallas, porque tienen mucho miedo de mirar hacia dentro y ver qué pasa. Recurren a algo muy fácil para taparlo: la pantalla o las redes sociales. No es una buena idea, porque al final no estoy mirando lo que me pasa y no estoy afrontando el problema. Además, tienen un efecto que potencian la comparación social que nos hace infelices. Nos da la sensación de que nuestras comidas no son tan ricas como las que pone la gente en las redes o que nuestra vida no es tan interesante. Y muchas veces se nos olvida que las redes están hechas para aparentar, que no son la realidad y que es la vidriera donde cada persona cuelga su mejor versión.

¿Cómo trabajamos la felicidad en nuestros hijos adolescentes?

La felicidad se empieza a trabajar desde bien pequeñito. No se puede pretender no hacer los deberes y presuponer que todo emergerá en la adolescencia porque hay muchas bases que no van a estar bien sentadas. Lo mejor siempre es aportar mucho afecto físico: beso, mimo, caricia, fomentar los vínculos de seguridad. Y con los adolescentes hay que seguir trabajando. Durante la adolescencia el cerebro se reorganiza, se reconfigura. Y ese proceso es superimportante porque permite transformarlo en un órgano más potente para llegar a hacer operaciones y razonamientos tan complicados como los que hace un adulto. El proceso se hace de atrás hacia adelante. La última zona que termina de madurar es el lóbulo prefrontal, la parte de adelante de todo, que es precisamente donde se regulan las emociones. Por eso tengo que entender que al adolescente con el que convivo le puede costar mucho controlarlas y canalizarlas, porque la parte del cerebro que siente las emociones, el sistema mesolímbico, está muy sobreactivado por toda la producción de hormonas y eso hace que todo lo sientan con una intensidad muy alta. Entendiendo esto podemos evitar tomarnos de modo personal ciertas actitudes y entender si es un suceso de una dimensión real o es parte de su proceso madurativo. También es tiempo de fomentar que puedan estar con un grupo de iguales, porque en esta etapa también se configura la personalidad. Ya no se hace solamente a través de la familia, que de todos modos seguirá ahí presente y alerta, sino a través del grupo de iguales. Me refiero a grupos de carne y hueso. Amigos con los que poder salir, dar un paseo, estar en el parque, compartir una actividad.

¿Qué errores crees que cometemos al trabajar la felicidad en la crianza?

Muchos, como la sobreprotección, ese mal entender el amor maternal o paternal y decir: “ay, no me cuesta nada…” Con esa actitud se está generando un niño o niña con escasos recursos, con pocas habilidades. Eso no le va a ayudar a ser más feliz. O hiperestimularlos de tal forma que apenas tengan tiempo libre. Es muy bueno que hagan deporte o que aprendan o toquen instrumentos musicales. Pero no pueden hacer todo a la vez. Necesitan tiempo libre para jugar, porque de esa forma van a desarrollar su función ejecutiva, la capacidad de orientarse hacia las metas, la de dirigir su propia conducta. Hay niños que están tan sobreestimulados, que están siempre en cosas de adultos.

¿Por qué mucha gente dice que no puede ser feliz? ¿Qué nos pasa con la felicidad?

Nos hemos creído muchos de los mitos sobre la felicidad, que significa vivir sin problemas. Ser felices implica que tengo las herramientas para poder solventar con éxito mis situaciones del día a día. Que cuando tengo una complicación, pongo el foco en resolverla. Y que cuando ya no soy capaz porque es un problema de los que no tiene solución, acepto esa situación y en lugar de poner mi energía en intentar cambiar algo que ya no se puede modificar, la uso para regular esas emociones desagradables que me genera esta situación que no puedo cambiar. La felicidad es algo que está dentro de nosotros. Que no hay que buscarla fuera. Que no tiene tanto que ver con las cosas que tenemos o que conseguimos. Y que la emoción que más se relaciona con la felicidad es la serenidad, no tanto la alegría. Y que es muy complicado ser felices si no vivimos alineados con nuestros principios y con nuestros valores.

Algunas personas prefieren la serenidad a la felicidad. ¿Qué opina?

Es que han entendido bien lo que es la felicidad. Tiene más que ver con sentir que mi vida tiene un sentido, que encuentro por qué estoy aquí. Si entendemos así la felicidad, desde luego que la emoción con la que más nos vamos a sentir identificados es con esa calma. Esto no significa que no tengamos que potenciar emociones agradables o que no haya que hacer cosas divertidas. En absoluto es así.

Es difícil pensar en la felicidad cuando las demandas son tantas y debemos cumplir con muchas cosas

Es cierto que es complicado, porque vivimos en una sociedad de consumo que nos insta a tener y mostrar. Es importante poder parar y pensar en lo que creo que es importante para mí. No vivimos en una sociedad en la que, por ejemplo, sea fácil conciliar. Es complicado. Pero el secreto está en ir encontrando pequeñas estrategias para incrementar nuestro bienestar emocional intentando en todo momento cambiar el foco. Con los niños hay que tener cuidado con las expectativas que ponemos en ellos. Se ven muchos papás y mamás que en lugar de realizarse a través de ellos mismos, lo intentan hacer a través de sus hijos. Les colgamos una mochila emocional y una responsabilidad tan grande que no han de ser capaces de gestionarla. Démosles la libertad para que sean como son.

FUENTE: lanacion.com.ar

Qué es el ‘sharenting’ y cómo puede afectar a tus hijos que compartas fotografías suyas en redes sociales

Desde simplemente compartir una fotografía de tu bebé en tu cuenta, hasta influencers que ganan dinero compartiendo cada detalle de su vida en familia, el sharenting es una práctica popular en la era digital que tiene consecuencias para los menores. 

Por Magdalena Torga.

Menores de tres años con miles de seguidores de Instagram, padres y madres influencers ganándose la vida compartiendo momentos diarios (y privados) de su vida en familia, o tu amigo de toda la vida publicando una foto de su recién nacido en las historias de Facebook. A A todo ello se le denomina sharenting, una práctica propia de la era de las redes sociales en la cual los progenitores documentan y comparten en sus redes sociales momentos de las vidas de sus hijos e hijas.

El sharenting,

Un término construido en inglés con las palabras share (compartir) y parenting (paternidad), es un comportamiento extendido entre las nuevas generaciones, uno al que la mayoría no le ve maldad alguna, pero que puede traer peligros y consecuencias para los menores de edad expuestos. Nace de la necesidad humana de compartir y socializar, pero se vuelve peligrosa si no se tiene cuidado ni control sobre las personas que acceden al contenido.

“Internet se ha convertido en un escaparate en el que absolutamente todo se convierte en un producto, incluidas las personas”, afirma Irene Montiel, psicóloga jurídica. La experta explica que hay dos formas de hacer sharenting: una privada y respetuosa con autorización de los hijos y con un entorno controlado; y otra “pública, negligente y no consentida, que ofrece el contenido a cualquier persona que quiera asomarse a tu vida”.

Maternidad, lifestyle, care and gym

El último tipo de sharenting es uno que ha tomado gran fuerza en la última década, con creadores de contenidos que se dedican a compartir momentos familiares íntimos en las redes. Por ejemplo, Estefi Unzu (@Verdeliss), quien define su contenido como “Maternidad, lifestyle, care and gym”, acumula más de 2.12M de suscriptores en Youtube, y 1.4M de seguidores en Instagram. Vídeos como “Primer día de colegio de Miren” y “7 hijos y un recién nacido” acumulan más de 500 mil visualizaciones. Mientras, “El Parto en casa de Deva” llega a los 1.2 millones de vistas.

Un verdadero éxito de audiencia, que de acuerdo a la psicóloga Silvia Álava, se atribuye a la necesidad de valorar lo que otros hacen en familia. “Hay seguidores que lo hacen desde un punto aspiracional de ‘me gustaría ser como esta persona’, y otros que lo hacen por el tradicional cotilleo”, añade la también escritora.

Para Montiel, el consumo de este contenido en muchas ocasiones se mueve por la curiosidad o la necesidad de comparar nuestras vidas con los demás, pero advierte que “también hay personas que buscan activamente en las redes imágenes de niños y niñas con las que poder satisfacer sus deseos sexuales, aunque las imágenes no tengan ese tono”.

Una generación víctima del oversharing

La sobreexposición ha llevado a la generación actual de niños a tener infancias más públicas que nunca antes. Otra consecuencia del sharenting es la huella digital no consentida que crean los padres sobre sus hijos, especialmente si se hace un uso de las redes sociales irresponsable. Los menores pueden crecer y no estar de acuerdo con su presencia en redes, ya que el oversharing es un acto no consentido en la mayoría de los casos.

“Los padres no son realmente conscientes de los efectos que puede tener a nivel familiar”, explica Álava, que añade que un menor puede autorizar el uso de sus fotos, pero que es realmente responsabilidad de los adultos entender que la privacidad de ellos es sagrada. “Ha habido menores muy expuestos en redes sociales que al alcanzar la mayoría de edad han pedido a sus padres que eliminen el contenido”, concluye la psicóloga.

Las expertas destacan las consecuencias que pueden tener en la dinámica familiar una práctica irresponsable del sharenting. “Puede tener efectos sobre el bienestar emocional y psicológico de los menores, generando tensiones y conflictos con los padres y madres”, argumenta Montiel, que añade que, a nivel interno, los niños pueden ver afectada su autoestima o les puede generar cierta ansiedad social.

El mito del sharenting responsable

Entonces, ¿hay una forma realmente responsable de compartir contenido sobre tus hijos en redes sociales? Para Álava, la forma más segura de compartir el contenido familiar es no hacerlo a través de redes, sino hacerlo solamente con personas de tu círculo cercano y de confianza. “Es interesante pararnos y preguntarnos si realmente el resto de la humanidad necesita tener una foto de mi hijo o hija”, añade Silvia y recalca que la información y privacidad de los menores debería ser sagrada.

Desde la perspectiva de Irene Montiel, no hay forma de compartir contenido familiar de forma responsable, ya que “toda la información que se sube a la red es susceptible de acabar en manos de personas malintencionadas o empresas con intenciones puramente económicas”. Eso sí, la psicóloga jurídica añade que hay formas de hacerlo mejor utilizando canales cifrados de extremo a extremo, como WhatsApp, solicitando siempre el permiso de los menores y compartiendo solo con personas cercanas.

FUENTE: compromiso.atresmedia.com

Estas son las razones por las que cometer errores y fracasar puede ser muy beneficioso para los niños.

¿Por qué los errores SÍ pueden ser benéficos para los niños?

Alguna vez te has preguntado ¿por qué los errores SÍ pueden ser benéficos para los niños? ¿Suena contradictorio? Realmente no lo es, porque de los errores se aprende y aquí te lo diremos más a detalle, ya que no siempre fracasar es sinónimo de derrota o de dejarse caer, ¡al contrario! Es la oportunidad perfecta para salir victorioso, esforzarse y hacer las cosas mucho mejor. ¿Quieres saber más?

Por qué cometer errores y fracasar SÍ ayuda a los niños a ser mejores

¿Por qué solemos esconder nuestros errores? Es una pregunta muy común que todos nos hemos hecho alguna vez y esto es porque tenemos el error asociado a la idea de fracaso. Parece que cuando una persona se equivoca es que ha fracasado, lo ha hecho mal y sienten que el resto de las personas le van a juzgar para mala. Por eso es bastante habitual que cuando cometemos un error lo primero que hacemos es intentar que las demás personas no se den cuenta.

Casi siempre, como adultos, intentamos esconder de los demás los errores que cometemos de los demás y sin querer esto es lo que les enseñamos a nuestros hijos: a hacer como que ‘no pasó nada’. Justamente ahí estamos mal como papás porque los niños cuando se equivocan lo que buscan es ver cuál es la reacción de sus padres y como muchas veces lo que ven es que los padres les regañan o incluso los llegan a castigar por el error cometido, mejor intentan evitar que se enteren y llegan a usar la mentira como defensa.

Por eso es importante entender que error no es igual que fracaso, sino que el error es una fuente de aprendizaje. Incluso existe el aprendizaje por ensayo y error, y se llama así precisamente por cómo se produce: cuando acertamos intentamos reproducir esas conductas que hemos hecho para conseguir el éxito y las que hemos errado y que no conllevan el éxito son las que dejamos de hacer.

Para que este aprendizaje por ensayo y error sea efectivo es fundamental dejar que los niños se equivoquen y analicen sus errores, no hay que demoniza esos errores, no hacer énfasis en que han errado, porque entonces volvemos al primer punto: en lugar de corregir el error, ellos creerán que la estrategia correcta es esconderlos y hacer de cuenta que no ha sucedido nada. Y eso NO es lo correcto.

¿Debemos dejar que nuestros hijos se equivoquen para que así aprendan?

¡Por supuesto! Hay que dejar que los niños, que las niñas, que los adolescentes e incluso los adultos nos equivoquemos porque es una forma de aprender. Tan así es una manera de aprender que como curiosidad el 13 de octubre se celebra en Finlandia el Día Nacional del Fracaso y lo que hacen allá es que invitan a grandes directivos de empresa, seres tremendamente exitosos a los colegios y universidades no para contar su éxito, sino para contar los errores que han cometido y qué hicieron para solventarlos. Increíble, ¿no?

Todo esto se trata de visualizar que detrás del éxito no hay una carrera en la que todo sale bien, sino que muchas veces nos equivocamos y qué hacemos para aprender de los errores. Hay una frase muy bonita de Michael Jordan, él decía: ‘He fallado más de 9 mil tiros en mi carrera, he perdido casi 300 partidos, 26 veces han confiado en mí para tomar el tiro que ganaba el partido y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y es por eso que tengo éxito: porque he analizado los errores y por eso me ha permitido el éxito‘.

¡Qué palabras tan poderosas! De eso se trata precisamente: de enseñar a los niños que cometer errores y fracasar SÍ les ayuda a ser mejores. En caso de error hay tres pasos que vamos a seguir:

  1. No demonizar el error. Parece que cuando alguien se equivoca no hay nada más que hacer, un ‘ya está, ya te equivocaste y no hay marcha a atrás’. Por ejemplo, ‘es terrible rehacer los deberes‘, ‘cómo váis a corregir una redacción?’, ‘¡qué de tiempo vamos a perder en rehacer la cama si está mal hecha!’. Así es como demonizamos el error cuando los niños se equivocan: parece que han hecho algo imperdonable. Así que nunca lo hagas, hay que relativizar y permitirnos fallar
  2. Asumir nuestros errores. Como adultos no tenemos que ocultar nuestros errores, todos los humanos nos hemos equivocado no una ni dos veces ¡incluso mil veces!, y por eso es importante entender que el error es una fuente de aprendizaje, al asumirlo es reconocerlo y trabajarlo. Si yo oculto un error, por mínimo que sea, para que nadie se entere, entonces no estoy aprendiendo nada de ello.
  3. Aprender del error. Cuando nos equivocamos hay que analizar muy bien en qué hemos fallado porque el objetivo es buscar cómo arreglarlo y cómo aprender de esa situación. Los primeros que lo debemos hacer somos nosotros los adultos y solo así podremos enseñar a los niños a hacer lo mismo, a ser críticos con la secuencia de acciones que se han llevado a cabo y hacerlo de manera distinta para conseguir un resultado que sea mucho más exitoso.

Tips para ayudar a nuestros hijos a aprender de sus propios errores

Lo principal es la actitud con la que nos enfrentemos a ese error. Y digo enfrentemos porque es un trabajo propio del adulto, ya que si nosotros lo hacemos desde la regañina, desde decirle frases como ‘lo hiciste mal, te tengo que regañar’ hay que saber que del mal tono y las malas palabras hacia los niños no vamos a aprender, sino que será todo lo contrario,

Para aprender hay que hacerlo desde otro tipo de emociones, por ejemplo desde la calma, desde la serenidad y desde la curiosidad. Justamente esta es otra de las emociones que más fomenta el aprendizaje: la curiosidad, ya que pueden volverse unos detectives. ¿Qué te parece decirle a tu hijo ‘vamos a buscar exactamente dónde estuvo el fallo para no volverlo a cometer’? Esta estrategia te funcionará muy bien.

Hago énfasis en la actitud con la que nosotros como adultos les enseñaremos a buscar dónde está ese error y a ver cómo analizarlo de forma completamente diferente. ¿Por qué insisto en el tema de la actitud? Porque de esta depende mucho la manera con que estaremos trabajando la solución de problemas y el aprendizaje de los errores con los niños.

Con ellos siempre hay que hablar desde la calma, desde la serenidad y fomentando su curiosidad. El querer hacerlo bien como padres para aprender de los errores no se trata de fustigar, no se trata de regañar ni de castigar, sino de ver y analizar dónde está el fallo para la próxima vez no cometerlo. Y lógicamente eso se hace mucho mejor desde la calma y las ganas de hacerlo bien en el futuro.

Puedes leer más artículos similares a ¿Por qué los errores SÍ pueden ser benéficos para los niños?, en la categoría de Aprendizaje en Guiainfantil.com.

Libro recomendado: “9 reglas para una educación consciente”

Ayer se presentó en Madrid, en la sede de la editorial Toro Mítico, una de las obras corales más recomendables de este curso: “9 reglas para una educación consciente” con la presencia de su coordinadora, la psicólogas Úrsula Perona, sus colegas, Begoña IbarrolaSilvia Álava Diana Jiménez, y el fundador de Educar es TodoLeo Farache. El libro supone un compendio revelador que explora la esencia de la educación consciente y su impacto fundamental en el desarrollo de los niños. El libro, además, de los ya citados ha contado con la colaboración de destacados otros destacados autores como Rafa Guerrero, Marina Marroquí, Pedro García Aguado y Gabriel García del Oro, quienes aportan su experiencia en campos como la psicología infantil, la crianza, la educación y la divulgación.

El texto se presenta como una guía accesible y profunda que introduce al lector en las nueve reglas fundamentales de la educación consciente. Con un tono ágil y sencillo, pero respaldado por el peso teórico de sus colaboradores, el libro aborda temas cruciales, desde la importancia de cultivar una mentalidad abierta y curiosa hasta la necesidad de fomentar la empatía y el respeto hacia los demás.

Tal y como explicó Úrsula Perona en la presentación, el libro surge inspirado por el libro ’12 reglas para vivir del psicólogo’ Jordan B. Peterson, y se enfoca en un aspecto específico de la crianza consciente, ofreciendo conceptos, claves y resolviendo dudas. El enfoque va desde el amor y la felicidad hasta habilidades sociales, emociones, igualdad, educación positiva, prevención y pensamiento crítico. Esto proporciona a los lectores una visión completa y detallada de cómo implementar una educación consciente en la vida diaria.

El libro está dirigido principalmente a padres de niños hasta los 12 años, pero su relevancia se extiende a educadores y cualquier persona interesada en mejorar la forma en que enseñamos y aprendemos. Las herramientas prácticas y efectivas presentadas a lo largo del libro ofrecen estrategias probadas mediante anécdotas y ejemplos, permitiendo a los padres y educadores crear un entorno de aprendizaje más satisfactorio, enriquecedor y emocionante para todos.

Comprar el libro ‘9 reglas para una educación consciente’

FUENTE: exitoeducativo.net

Día mundial de la salud mental #EnMiMente

Hoy 10 de octubre celebramos el Día Mundial de la Salud Mental.

Es fundamental que desde la familia se deje un momento para hablar de las emociones con los más pequeños de la casa, para poder ir corregulando sus emociones desde pequeños, que entiendan el significado de lo que sienten y sepan expresarlo de una manera asertiva.

Y es que cuidando la salud mental de los niños de ahora contribuiremos a la salud mental de los adultos del mañana.

#EnMiMente #psicología #saludmental #díamundialdelasaludmental #emociones #unicef #infancia #educacióninfantil #crianza #adolescencia #ponernombre #sentir #niñas #niños #padres #madres

¿Y si le doy un pico al niño?

Los psicólogos no lo recomiendan y los médicos tampoco, pese a que el riesgo de contagio de enfermedades es pequeño

Por Yolanda Veiga

Nada tiene que ver este asunto con el polémico pico de Luis Rubiales a Jenni Hermoso, aunque la referencia sea obligada porque llevamos semanas hablando del ‘pico’. Hecha la mención, abordamos la costumbre de dar besos en la boca a los niños, liberado este acto, obviamente, de toda connotación sexual. Se trata de una costumbre que los expertos aseguran no está muy extendida en nuestro país y en la que, hasta la polémica, no habíamos ni reparado. Es también un hábito relativamente nuevo, ya que en las generaciones anteriores rara vez se veían en las familias tales muestras físicas de afecto. Psicólogos y médicos opinan sobre la conveniencia o no de dar picos a los pequeños. Y mayoritariamente están por el no.

«Cuando crecen les puede hacer sentirse incómodos» Silvia Álava Psicóloga

Sobre los afectos a los niños hay evidencia científica: «Un abrazo ya reduce la ansiedad y los niveles de cortisol», recuerda la psicóloga Silvia Álava, del gabinete madrileño Álava y Reyes. Y lo mismo sucede con las caricias, los besos…, «especialmente beneficiosos para los niños más pequeños, que aún no han desarrollado el lenguaje». Ahora bien, «no hay por qué demostrar ese amor con un beso en la boca. El afecto es igual cuando se da en la mejilla». De hecho, Álava no se muestra partidaria de los picos a los niños. «Los críos no tienen esa connotación sexual, así que a esas edades tempranas no hay tampoco que temer por ese lado. Pero a medida que crecen, los besos en la boca sí van adquiriendo para ellos ese significado y se pueden sentir molestos. Para evitar ese momento incómodo de decidir cuándo dejar de besar a los niños en la boca es mejor no hacerlo nunca», advierte la experta quien, por otro lado, se felicita de que «hayamos roto esas barreras de generaciones anteriores para ser más conscientes de la importancia de la demostración de los afectos».

«Se normaliza algo que choca contra la norma social» Guillermo Fouce 

    Reconoce Guillermo Fouce que el asunto le genera «cierta controversia» y cree que sí, que puede llevar a error a los niños. «Yo pondría el foco en el choque con las normas sociales que un beso en la boca supone. Resulta violento porque no es algo socialmente aceptado, de manera que si besamos a nuestros hijos en la boca ellos entenderán que es normal. No solo eso, como es su manera de relacionarse, tenderán a querer dar besos a todo el mundo», advierte el psicólogo.

    ¿Entonces? «Hay que explicarles desde pequeños que esos besos se dan con mamá o con papá e indicarles a quién pueden dárselos y a quién no. Porque si se lo da a alguien que lo rechaza o se violenta van a pensar que les rechazan a ellos porque han hecho algo mal. No lo van a entender».

    «No es tiempo suficiente para contagiarse de nada» Jorge Muñoz Pediatra

      «Así como en países como Reino Unido es muy habitual y casi todas las familias besan a sus hijos en la boca, en España es algo más bien anecdótico», habla por lo que ve en la consulta el doctor Jorge Muñoz, director del ‘Espacio Jorge, el pediatra’. Al margen de la costumbre, en lo que respecta a la salud, no pone el especialista objeciones. «Un hábito mucho más extendido y mucho menos higiénico es el de que los padres chupen el chupete antes de dárselo al bebé cuando este se ha caído al suelo. Y así sí que se contagian enfermedades», advierte Muñoz.

      Pero un pico de un segundo, dice, «no es un riesgo». «Es un beso rápido, no continuado, así que no da tiempo suficiente a que se contagien enfermedades así, sería extremadamente difícil. Además, no hay intercambio de saliva», recuerda.

      «Es innecesario, debe ser algo excepcional» Antonio Torres Médico de familia

        Recuerda el doctor Antonio Torres que «los niños son una fuente de transmisión de enfermedades» y aunque un pico rápido no suponga un alto riesgo precisamente por el poco tiempo de exposición, «cualquier gesto que favorezca la transmisión no parece lo más indicado». Antonio Torres, responsable del grupo de trabajo de salud mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) considera, «desde el punto de vista estrictamente médico, que besar a los pequeños en la boca es «algo innecesario» y, por tanto, «debe ser un gesto excepcional porque, además, no olvidemos que los niños tocan cosas, gatean, se llevan las manos a la boca… Así que mejor evitarlo».

        FUENTE: ideal.es

        Los expertos insisten en que lo digital aísla a los niños y la lectura los forma en valores

        Aseguran que es “fundamental” que vean leer a los adultos y poner límites al uso de dispositivos

        El verano puede ser la época perfecta para que los niños lean más o se inicien en la lectura, aunque muchos optan por utilizar todavía más dispositivos con pantallas. Así lo aconsejan expertos consultados por Servimedia que piden a los padres que ellos den ejemplo.

        Leer es mucho más que la capacidad de reconocer letras, unirlas y formar palabras u oraciones. “Los beneficios de la lectura en niños son muchísimos, sabemos que es algo que mejora la comprensión lectora, que además mejora la riqueza y la fluidez del vocabulario y mejora también otra serie de procesos intelectuales, además de la empatía”, manifestó a Servimedia la psicóloga infantil Silvia Álava.

        Los autores de los libros infantiles también quieren transmitir con sus historias valores y enseñanzas pedagógicas. La escritora Cristina Hermoso de Mendoza, que publicó recientemente su primer cuento infantil ‘Melón y Sandía’ con carácter solidario, explicó, en este sentido, que espera que su libro sea “una semilla de apertura, tolerancia y compromiso” y que conseguirlo en la infancia es “muy positivo”.

        Aumento del uso de pantallas

        Sin embargo, estudios nacionales, como el de la Fundación Gasol (Pasos 2022), apuntan que los niños y adolescentes aumentaron su uso de pantallas entre semana de un 54,8% en 2019 a un 64% en 2022. Este hábito está relacionado tanto con el excesivo sedentarismo como con la reducción de horas de sueño o la calidad de vida en general.

        Un abuso de la tecnología produce también aislamiento entre los menores, un concepto que Álava denominó ‘desplazamiento digital’. “En verano los niños hacen mucho ocio online y esto está desplazando otro tipo de cosas como leer, quedar con amigos, estar en el parque…estamos dejando de hacer cosas que son especialmente beneficiosas”, remarcó.

        Por este motivo, la psicóloga comentó que

        “Es fundamental que los niños nos vean leer a los adultos, es muy complicado que se enganchen a la lectura si nosotros no leemos”.

        La responsable de Comunicación de Penguin Infantil, Melca Pérez, subrayó que “lo más importante es que nos vean a los adultos leer. Si nos ven todo el día con el móvil, la lectura no se convertirá en su afición favorita nunca”.

        No obstante, desde la editorial SM consideran que la literatura infantil y juvenil “está viviendo una edad de oro”. La gerente de Literatura Infantil y Juvenil de la editorial, Berta Márquez, afirmó que “se publica más que nunca porque se vende más que nunca, solo en los últimos dos años el mercado ha crecido un 20%”.

        El uso de las pantallas en niños no siempre es malo.

        Según Silvia Álava, “hay que tener en cuenta la variable de con quién está el niño viendo la pantalla y qué es lo que está haciendo. No es lo mismo, por ejemplo, estar viendo una película juntos en el salón que esté él solo en la habitación viendo un video de YouTube. No tenemos que guiarnos por el tiempo, minuto arriba, minuto abajo, sino qué es lo que estamos haciendo”. Para imponer límites digitales a los más pequeños, la psicóloga recomienda realizar un proceso de alfabetización digital, “los padres no pueden estar al margen del uso de los aparatos electrónicos de los niños, hay que estar al lado poniendo límites y enseñando qué es lo que hace o no se hace en este mundo online”.

        En cuanto a la lectura, sea cual sea la opción de los niños, lo importante es tener en cuenta sus gustos y que sean ellos mismos quienes decidan los títulos que van a leer. Así la lectura no será una obligación, sino que se irá convirtiendo en un hábito que ellos mismos busquen.

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        FUENTE: lavanguardia.com

        Juegos de lógica para desarrollar el pensamiento crítico de los niños

        Actividades cotidianas y juegos para enseñar a pensar con sentido crítico a tus hijos

        Fomentar el pensamiento crítico en niños y niñas, que aprendan a tener su propio criterio y que sepan evaluar el mundo que les rodea, es tan importante como la educación en valores. Solo así podrán cambiar la sociedad para mejor y ser plenamente felices. La doctora en psicología y autora de libros como ‘El arte de educar jugando’ Silvia Álava nos explica punto por punto de qué modo desarrollar el pensamiento crítico en los hijos a través de actividades y juegos de lógica.

        ¿Qué es el pensamiento crítico de los niños y para qué sirve?

        Pensar por uno mismo y con sentido crítico es básico para que los niños sepan cuando alguien les quiere manipular, así como para que sean capaces de tomar sus propias decisiones, lo que les hará convertirse el día de mañana en adultos con alta capacidad de razonamiento y discernimiento.

        Y es que, qué padre o madre no desea para su hijo que sea independiente, que nadie le diga lo que tiene que hacer, sino que sepa actuar, opinar y decidir por sí mismo, ¿verdad? Las decisiones razonas que toma el niño evitarán que conteste sí a todo o que solo haga o deje de hacer cuando un adulto o un igual se lo indique. De ahí, la importancia de enseñar a los niños a través de los juegos a desarrollar su pensamiento crítico.

        Pero desarrollar el pensamiento crítico en la infancia y la juventud de los hijos no solo supone un bien para ellos en su realidad presente, sino también el día de mañana cuando se conviertan en adultos y deban decidir qué estudiar o a qué trabajo aplicar.

        Teniendo en cuenta que la mejor forma para que un niño adquiera un aprendizaje es a través de las actividades lúdicas, a continuación te ofrecemos una lista de algunos juegos de lógica que te ayudarán a desarrollar el pensamiento crítico de los niños (un poco más abajo los explicamos con más detalle):

        • Juegos de preguntas y respuestas
        • Organizar debates en casa sobre distintas cuestiones (o tras la lectura de un cuento)
        • Juegos de apilar bloques o encajables
        • Juegos de mesa como el Quién es Quién o Adivina quién

        Mejores juegos de lógica para fomentar el pensamiento crítico infantil

        Para que los niños aprendan a razonar, a pensar con criterio, a sacar sus propias conclusiones y a dar respuestas fundamentadas, puedes llevar a cabo una serie de juegos de lógica según su edad y nivel de desarrollo. Aquí te proponemos algunas ideas que te servirán de inspiración.

        – Los juegos de apilar bloques o fichas que tanto gustan a los más pequeños les hará entender de qué modo hay que colocar cada pieza para que la torre no se caiga y eso es algo que bien pueden aprender a través del ensayo error, ¿no te parece? Este tipo de juguetes de bloques puedes ofrecerlos desde la primera infancia.

        – Los encajables también son idóneos para desarrollar el razonamiento infantil pues han de deducir si cabe un cuadrado o bien un triángulo. Algo que también pueden hacer al clasificar piezas u objetos cotidianos por colores, tamaños o formas. Estas sencillas actividades se convertirán en juegos de lógica muy útiles para los niños más pequeños.

        – Según vayan creciendo les puedes ofrecer el juego del Quién es quién (también conocido como Adivina Quién o Guess Who) para trabajar la lógica. Una partida en casa de este juego de mesa y verás como su mente se activa.

        – Juegos de debate que invitan a los niños algo más mayores a pensar. Después de ver una película o leer un cuento, puedes plantear preguntas como: ¿Qué opinas sobre…? ¿Qué habrías hecho tú si fueras este personaje? ¿Qué cambiarás sobre la conducta de…?

        Cómo enseñar lógica a los niños desde que son pequeños

        Reforzar este tipo de pensamiento crítico con los hijos no es tan complicado como parece, tan solo hay que comenzar con el uso de la lógica. A continuación te proponemos algunas ideas para trabajar el criterio y el sentido crítico de tus hijos.

        – Cuando te pregunten cosas sencillas como ‘¿me tengo que quitar el jersey?’ en lugar de decir sí o no invítale a que reflexione sobre la necesidad que siente en ese momento.

        – En vez de decir ‘te lo dije‘, explica las cosas de manera sencilla, pero permite que sea él, dentro de la medida de sus posibilidades, quien tome las decisiones y después se pare a pensar sobre sus aciertos y errores.

        – Utiliza el refuerzo positivo, todo lo que puedas y más, para que se vea capaz y su autoestima sea lo más sana posible.

        – Sé un ejemplo para tus hijos, no temas hablar delante de ellos sobre ciertos aspectos de la sociedad que te gustaría que cambiaran siempre en un tono respetuoso y constructivista.

        – Muéstrales cuál es la diferencia entre un hecho y una opinión, en especial ahora que vemos tanta y tanta información, no siempre veraz, en los medios de comunicación.

        Utiliza las situaciones cotidianas para estimular su razonamiento

        Recuerda que además de los juegos de lógica y razonamiento, puedes emplear situaciones de la vida cotidiana para hacer tú misma uso del pensamiento crítico y así hacerles entender a los niños, poco a poco, lo maravillosa y potente que es su mente: explica las cosas a tus hijos con palabras sencillas acordes a su edad, por ejemplo: ‘Ahora no nos podemos quedar en el parque porque se hace tarde y tenemos que terminar los deberes, pero el fin de semana tendremos más tiempo para jugar juntos’.

        Por otro lado, cuando se acerquen a ti a contarte algo (que han tenido un problema en el colegio o que están contentos por las buenas notas) te debes convertir en todo oídos para ellos mirándoles a los ojos mientras te hablan. Emplear la escucha activa hará que los niños se sientan escuchados y valorados.

        En lugar de solucionar los problemas a la primera de cambio, les puedes hacer preguntas como ‘¿qué crees que se puede hacer?’, ‘¿se te ocurre alguna idea?’, ‘¿te parece si probamos a hacer esto?’. Siempre tratando de mostrar nuestro apoyo, pero dándoles margen para que busquen soluciones por sí mismos.

        Por último, que no menos importante, para estimular la lógica y el pensamiento crítico debemos procurar que nuestros hijos e hijas aprendan a decidir, ya sean pequeñas o grandes cuestiones: la ropa que se van a poner hoy, si quieren manzana o plátano para la merienda o qué le gustaría ser de mayor.

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