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La elección de colegio, una decisión clave que ha cambiado de prioridades

«Tenemos que sentir que forma equipo con la familia»

Por LOLITA BELENGUER  CREATIVIDAD: HENAR DE PEDRO

Es momento de elegir colegio. Muchas son las familias que se enfrentan estos días a esa decisión que los especialistas recomiendan tomar en concordancia con los valores de cada casa. Atrás quedaron los aspectos más prácticos como que el centro esté cerca del domicilio o el trabajo de los padres o tutores, o que el horario cubra las necesidades de conciliación de cada hogar. Ahora las familias priman el proyecto educativo de los centros, la metodología que emplean, sus estrategias para resolver problemas que pudieran surgir de convivencia o los recursos para atender las necesidades especiales.

Cuestiones a tener en cuenta

Entre las cuestiones a tener en cuenta a la hora de decantarse por el centro en el que los hijos e hijas comenzarán su educación destacan cuestiones como que sea público, concertado o privado; religioso o laico; la amplitud de horario; la distancia; la oferta de extraescolares; que tenga cocina propia -una dotación cada vez más escasa y que depende de las Comunidades- y la calidad de la comida que se ofrece en el comedor; los idiomas; el nivel académico; la metodología; las instalaciones; el uso de las nuevas tecnologías o la relación con las familias, entre otros aspectos.

Valores y preferencias

Las especialistas consultadas por 20minutos coinciden al aconsejar que la prioridad para las familias debería ser que el centro se alinee con sus valores y preferencias. Sonia Martínez Lomas es la directora de Crece Bien, una red de centros de desarrollo emocional y social que ayuda, entre otras cosas, a las familias a elegir colegio o instituto que encaje con las necesidades de sus hijos. «Ya no importa que el colegio esté lejos de casa si va a merecer la pena para el niño. Uno de los aspectos que más se demanda ahora es el cuidado emocional y social de los niños, cómo se tratan los valores. También ha aumentado el interés por las metodologías alternativas», expone Martínez, al tiempo que explica que la pandemia de covid-19 ha disparado las dificultades emocionales. «Hay muchos niños con ansiedad, con miedo a suspender o a que se metan con ellos y, por tanto, el interés de las familias por cómo se tratan los valores ha aumentado», abunda.

Asesoramiento profesional

Decidirse por un cole u otro es un tema para el que algunas familias requieren asesoramiento profesional y del que se ocupan cada con mayor antelación. Así lo constata la responsable de la web Coles y Guardes, donde las familias pueden consultar y comparar la información más relevante de los centros de Madrid y otras ciudades. El pasado miércoles, un día antes de que arrancara el plazo de inscripción en la Comunidad de Madrid –que se cerrará el próximo 26 de abril-, la página registró 8.000 páginas vistas. Su creadora, Nieves Horcajo, lleva 11 años visitando centros para recopilar la información que nutre su plataforma. «Ahora hay menos problema para que te den la primera opción porque hay menos niños -la natalidad desciende- y los coles son los mismos. En Madrid, en los últimos dos o tres años, entran donde prefieren».

Nuestras prioridades

Horcajo cuenta que «cada vez se adelanta más empezar a mirar coles, antes se ponían después de Navidad, pero ahora comienzan en septiembre tras el verano». La experta también destaca que las familias buscan sobre todo que los centros trabajen por proyectos, que ofrezcan al menos pinceladas de disciplinas positivas como el método Montessori, educación emocional o usen nuevas tecnologías.

«Lo importante es tener claro cuáles son nuestras prioridades (inglés, instalaciones, desarrollo personal, nuevas tecnologías, etc.), porque los colegios tienen un presupuesto y no pueden tenerlo todo. Todos son buenos, pero cada uno tiene sus prioridades«, añade Sonia Martínez. La psicóloga recomienda asimismo transmitir a los pequeños las prioridades de la familia y del centro, para que comprendan que van a la par. Sin embargo, aclara, la elección de colegio es una decisión que han de tomar los adultos.

«No hay coles ni buenos ni malos, sino el que mejor se adapta a las necesidades de nuestros hijos»

La importancia del equipo docente

En la misma línea se pronuncia la psicóloga infantil Silvia Álava Sordo, que subraya que no hay coles «ni buenos ni malos, sino el que mejor se adapta a las necesidades de nuestros hijos». Álava Sordo anima a las familias a perder el miedo a comunicarse con el centro, a informarles en caso de algún diagnóstico -de necesidades especiales como trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)o autismo, por ejemplo- para comprobar si cubriría sus necesidades. Como sus colegas, insiste en la idea de que los valores que se transmiten en el centro han de ir «en consonancia con los de la familia». El cole elegido debe ser «con el que sintamos que formamos equipo».

En este sentido, Horcajo abunda en que «más que si disponen de horario ampliado o extraescolares, que eso hoy en día lo ofrecen casi todos, la diferencia es la cercanía que sintamos en la relación del equipo docente y las familias». Por su experiencia, afirma que el profesorado es «cada vez más» cercano y se puede contar con ellos cuando hay un problema. «Que el claustro sea estable da garantías y lo agradece el alumnado», prosigue. 

«El nivel académico es importante pero no primordial, cada niño es un mundo»

«El nivel académico es importante pero no primordial porque cada niño es un mundo. Con el tiempo, los hijos evolucionan y las prioridades cambian. Igual al principio te empecinas en que el centro tenga unas instalaciones deportivas excelentes y luego resulta que a tu hijo le gusta tocar el violín, o que tenga unos buenos resultados en la EBAU y luego hace FP», apunta Horcajo.

La cercanía

La psicóloga Álava Sordo sí destaca que la cercanía es un factor a tener en cuenta e invita a reflexionar si se prefiere pasar el tiempo en el autobús o en el coche o en una extraescolar o el parque con los amigos. Como ella, también la presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado (CEAPA), María Capellán, menciona la distancia al cole como elemento destacable ya que permite continuar con la socialización de los pequeños a la salida del colegio, en el parque del barrio. Y va más allá: recomienda a las familias fijarse en si el camino al cole es seguro ya que eso permitiría que a partir de los nueve o diez años los niños pudieran ir solos al colegio sin peligro «lo cual fomentaría su autonomía personal».

Desde la CEAPA anotan igualmente que a la hora de elegir colegio hay que tener presente que el precio de las extraescolares sea «lo más asequible posible». 

FUENTE: 20minutos.es

Acoso escolar: ¿Qué hacer cuando nuestro hijo es el que agrede?

Trabajar con el menor responsable del acoso es fundamental para erradicar conductas inapropiadas y brindarle la ayuda que necesita. Muchas veces, el acosador también es víctima.

Por NACHO MENESES

Qué ha podido fallar en nuestra familia

“Mi propio hijo no era consciente ni se había dado cuenta de que estaba haciendo acoso a uno de sus compañeros”, dice la madre de un menor de 14 años que recurrió a la Fundación ANAR, de Ayuda a los Niños y Adolescentes en Riesgo, en busca de ayuda. Solo durante 2021, la fundación recibió un total de 29.638 peticiones de ayuda por situaciones de acoso escolar, de las que atendieron 3.225 casos; la mayoría correspondientes a víctimas, porque las familias de los acosadores aún se resisten a reconocer el problema: “La toma de conciencia es difícil, porque cuesta mucho asumir que nuestro hijo o hija tenga actitudes violentas”, explica Diana Díaz, directora de las líneas de ayuda de ANAR. “Existe una resistencia psicológica que muchas veces es un mecanismo de defensa muy potente. Y eso nos lleva a preguntarnos qué ha podido fallar en nuestra familia y cómo hemos podido llegar hasta ahí”, añade. Y entonces surge la pregunta:

¿Qué podemos hacer si creemos que nuestro hijo o hija es culpable de acoso?

Ante todo, no minimizar el problema. Actuar. Evitar a toda costa los “no pasa nada”, “son cosas de chicos” o “tal vez le provocaron”. La no intervención hará que el problema se perpetúe en el tiempo a través de nuevos episodios con nombres diferentes y que, incluso, llegados a la edad adulta, se transformen en casos de violencia de género, maltrato o acoso laboral. El agresor, a fin de cuentas, es en este caso otro menor de edad que también necesita ayuda. “Tienen que establecerse unas consecuencias lógicas y coherentes con la situación ocurrida, que vayan orientadas a reparar el daño causado y en las que se trabaje la empatía: cómo te sientes, cómo has hecho sentirse a los demás… E incluso pedir ayuda psicológica, porque los padres de las víctimas enseguida vienen al psicólogo, pero los de los acosadores vienen agarrados por las orejas”, afirma Silvia Álava, psicóloga sanitaria y educativa. “Y si tienen que ir al centro a pedir disculpas, como padre o madre, he de conseguir que lo hagan. La violencia no puede ser gratuita, y pedir perdón es importantísimo”, esgrime Díaz.

Identificar todo lo que se esconde detrás de esta situación

Recurrir a la ayuda profesional es de vital importancia y ayudará a identificar todo lo que se esconde detrás de la situación de acoso. Porque, en ocasiones, los mismos agresores sufrieron un abuso en el pasado, y lo pueden estar reproduciendo; o provienen de un entorno familiar en el que la violencia está normalizada. Por eso es fundamental enseñarles a relacionarse de una manera diferente, a tener un comportamiento asertivo en lugar de agresivo y a trabajar la inteligencia emocional y la empatía. “En ocasiones, se trata de chicos, chicas o adolescentes que muestran comportamientos agresivos incluso hacia sus amigos o su propia familia. Insultan, amenazan, coaccionan o mienten; les cuesta mucho empatizar y no se suelen sentir culpables”, describe Álava. Son jóvenes que actúan de forma muy impulsiva, carecen de estrategias no violentas para resolver conflictos y suelen tener una baja capacidad de autocontrol y poca tolerancia a la frustración. “Y luego está el que es agresor porque se ve presionado y entonces apoya al agresor principal. Y, al hacerlo, también se convierte en acosador”, remacha Díaz.

Responsabilidad legal

Conviene recordar, además, que los progenitores tienen una responsabilidad legal sobre los actos de sus hijos en el centro escolar. Porque, aunque el menor tenga edad penal para responder sobre sus actos a partir de los 14 años, los padres continúan teniendo una responsabilidad civil, sea cual sea la edad, hablemos de 13 o de 17 años. La Fundación ANAR gestiona un chat y dos líneas telefónicas de ayuda: la propia (900 20 20 10) y la del Teléfono Contra el Acoso Escolar y los Malos Tratos, del Ministerio de Educación (900 018 018).

Para prevenir hay que empatizar

La prevención ha de empezar a trabajarse en casa y desde edades tempranas, porque si esperamos a hacerlo hasta los 17 años, es fácil que lleguemos tarde. “Practicar la empatía implica enseñarles a ser solidarios y a hacer cosas por los demás, para que vean que en el centro escolar se puede ser líder teniendo una actitud de cooperación”, cuenta la responsable de ANAR. Y añade: “Se debe favorecer muchísimo la cercanía, la comunicación y el diálogo con nuestros hijos e hijas desde las primeras etapas, para saber cómo es su día a día, cuáles son las mejores cosas que les han sucedido y las dificultades que han podido tener, sin olvidarse de fomentar el sentimiento de pertenencia dentro de la familia. A nivel preventivo, es necesario estar muy al tanto de con quién se relacionan y cuáles son los desafíos a los que se enfrentan. Y que te vean como un modelo de referencia y te puedan consultar cualquier duda o problema”.

La semilla de la atención y la comunicación

Sembrar desde el principio la semilla de la atención y la comunicación en el hogar familiar sirve para poner límites tanto en casa como fuera, y que entiendan que ningún objetivo justifica el uso de la violencia. Algo que puede lograrse consensuando las normas y asegurándonos de que están adaptadas a su edad. De esa manera, cuando el menor salga al exterior, sabrá manejarse adecuadamente. “Este es un mensaje muy poderoso para las familias: si yo justifico alguna forma de violencia, sea la que sea, al final estoy dando carta blanca a actuaciones que tienen que ver con la violencia”, reflexiona Díaz. La educación en valores hará el resto: trabajar la autoestima, la autonomía, la conciencia social, la confianza y la resolución de problemas.

En el centro escolar

La prevención, además, se puede y debe cultivar desde el centro escolar: tanto a nivel general, por medio de la celebración de distintos talleres y dinámicas, como dentro de cada aula. El III Informe de Prevención del Acoso Escolar en Centros Educativos, de ANAR y la Fundación Mutua Madrileña, recoge algunas de las recomendaciones de los docentes, como el respeto a la diversidad; el fomento de la escucha, el diálogo y la comunicación; promover la cohesión del grupo y facilitar una metodología didáctica de trabajo cooperativo. “En el centro escolar tiene que haber una conversación necesaria que aborde el por qué y el para qué se ha recurrido a la violencia. Y a partir de ahí, ponernos en manos de profesionales que nos puedan ayudar”, sostiene Díaz.

La importancia de los testigos mudos

Resolver una situación de acoso pasa necesariamente por trabajar con los tres perfiles presentes en cualquier situación de acoso escolar: la víctima, el agresor y el espectador, que con su actitud puede validar e incluso animar los comportamientos violentos. Por eso, conviene enseñarles a no permanecer impasibles ante cualquier situación de abuso o acoso de la que puedan ser testigos. “Se ha de trabajar todo el clima del aula, e incluso de toda la escuela, para saber que aquí funcionamos desde el respeto; y que, en el momento en que haya una falta de respeto, esto se corta. En vez de decirles “tú, si ves algo, no te metas”, insistir en que lo primero de todo es defender a esta persona, ponernos en su lugar y no dejarla sola”, señala Álava. Y esto se puede hacer acudiendo a un profesor de la escuela, que puede ser incluso un mediador, porque hay muchos centros que tienen programas de prevención del acoso. Pero, ante todo, concluye, ni callarse ni mirar hacia otro lado.

FUENTE: elpais.com

Mi hijo no quiere ir al colegio. Razones que puede haber detrás.

Cuando los niños no quieren ir al colegio necesitamos saber las razones que se esconden detrás para poder ayudarles

Por Silvia Sánchez para Educar Es Todo

Cuando escuchamos a nuestro hijo decir “no quiero ir al cole”, pensamos que es un caso aislado y que se puede deber a la desidia por ir al centro. Cuando ya es algo reiterado y que implica un cambio en su comportamiento, es ahí cuando debemos prestar mucha atención. En este artículo trataremos algunas de las posibles razones que están detrás de la frase “no quiero ir a clase”.

CUÁNDO DEBO PREOCUPARME SI MI HIJO NO QUIERE IR AL COLEGIO

Somos las madres y padres de nuestros hijos, los observamos durante todo el día y convivimos con ellos. Sabemos cuándo están tristes, felices o cuándo ha ido algo mal. Esta es la primera herramienta que debemos utilizar para discriminar información: la observación.

Si nuestro hijo manifiesta que no quiere ir al colegio, pero observamos que está feliz, tranquilo, integrado y disfruta, podemos estar tranquilos, todo fluye con normalidad. Conocemos a nuestro hijo, si es un niño extrovertido que juega y se relaciona con el resto de compañeros, podemos relajarnos. Si por el contrario, es más tímido e introvertido, pero que tiene un grupo más reducido de amistades o que incluso, se acerca a niños cuando desea interactuar con ellos de forma sana, también podemos relajarnos.

Cuando debemos empezar a preocuparnos, o estar más pendientes de ellos, es en el momento en el que lo repiten de forma reiterada y hay un cambio en su comportamiento, por ejemplo, diciendo que se encuentran enfermos, estando más apático o triste.

ALGUNAS RAZONES POR LAS QUE NO QUIERE IR AL COLEGIO

No querer ir al colegio puede ser un tema de preocupación para muchas madres y padres, por lo que tendremos en cuenta algunas situaciones que pueden explicar su rechazo.

No quiere ir al cole, pero está contento

Incluso si se siente bien en el colegio, salir de casa puede suponer un gran esfuerzo. Amaya de Miguel, fundadora de Relájate y educa, nos explica en su libro “Relájate y educa” que esto suele ser algo muy frecuente en los niños. De la misma forma que a muchos de nosotros nos cuesta ir a trabajar cada mañana, a nuestros hijos, igual.PUBLICIDAD

La experta explica que esto puede deberse a la dificultad de separarse de nosotros. Tengan la edad que tengan, en casa se está mucho mejor que desarrollando nuestras responsabilidades. Ella nos aconseja no convencerlos de lo contrario diciendo que ir al colegio es estupendo, su sentimiento no va a cambiar por muchas explicaciones que les demos.

Lo que sí podemos hacer es darle la vuelta a la situación. Cada día, cuando vayamos a recogerlos, les podemos decir: “veo que tienes una gran sonrisa. Me parece que ha sido un buen día para ti, ¿es así o me equivoco?”. Cuando nos despidamos de ellos también les puede ayudar lo siguiente: “Sé que la despedida es difícil, también sé que cuando hoy te recoja vas a estar muy contento”. Amaya de Miguel menciona que a los niños les ayuda mucho contar cada día algo positivo, podemos decirles que cuando vayamos a por ellos nos deben decir algo bueno que les haya ocurrido.

Ella también nos propone dos acciones más:

  1. Llevar un objeto personal nuestra. Cuando les cuesta separarse de nosotros puede ser de gran ayuda que lleven un collar, un llavero o incluso un pañuelo. Así cuando nos echen de menos pueden tocarlo y no se sentirán tan tristes.
  2. Dejar una nota especial. Esta es una técnica que utiliza mucho Lucía, mi pediatra. Consiste en dejar una nota con el almuerzo y que lo lea cuando esté en el recreo o en clase. Puede ser simplemente decirles que les queremos, un chiste o un dibujo, no importa el contenido, para ellos será un regalo especial.

No quiere ir al cole, creo que está sufriendo acoso escolar

Sin duda alguna este es el momento que más tememos como madres y padres. En el curso de la plataforma Educar es todo “cómo mejorar la relación con los profesores“, Carmen Cabestany, fundadora de NACE, nos habla sobre cómo debemos proceder en el caso de que nuestro hijo o hija sufra bullying. Como educadora y experta, menciona que lo primero que tenemos que hacer es acudir al centro y poner la situación en conocimiento del profesorado y el equipo directivo para que pongan solución al problema de manera inmediata.

Natalia de Agustín, autora de “Resistiré” y víctima de acoso, relata que “en el momento en el que el menor regresa del colegio padeciendo episodios que se salen de la normalidad y se repiten. Los padres pueden detectar el acoso teniendo comunicación con el menor y observando su estado de ánimo. Es imprescindible crear un clima de confianza para que el menor pueda expresar lo que le sucede sin sentirse juzgado”. Para ella la clave reside en arropar al menor con ayuda profesional para recomponer el daño que ha sufrido, aquí la ayuda psicológica es necesaria.

Por su parte, la psicóloga Úrsula Perona propone que la prevención es la mejor herramienta contra el bullying. Desde los colegios es fundamental incorporar programas de prevención que incluyan la inteligencia emocional, la resolución de conflictos o las habilidades sociales.

Por supuesto, también tener tolerancia cero con la violencia, tanto desde casa como desde los centros educativos. Para eso es necesario tener unas normas y valores claras sobre la violencia, y saber trasladarlas al alumnado. Demasiadas veces toleramos en niños y adolescentes conductas que jamás toleraríamos en adultos. Por ejemplo: nunca consentiríamos que un compañero de trabajo nos insultara, nos zarandeara o nos gastara bromas pesadas. Tampoco que nos humillara en redes sociales.

Otro aspecto importante es tener protocolos claros de actuación en los colegios ante casos de bullying. Lamentablemente muchas veces los equipos docentes no saben bien cómo deben actuar ante un caso así.

Ha discutido con sus amigos y no quiere ir a clase

Puede que este sea otro de los motivos por los que no quiere ir al centro. No importa si es adolescente o no, a partir de los 7 años los amigos comienzan a ser personas importantes en sus vidas, por lo que una discusión les afecta al ánimo. La psicóloga Silvia Álava en su libro “queremos que crezcan felices”, expone la importancia de que los conflictos entre iguales los resuelvan ellos mismos, no nosotros. Eso sí, hace un apunte, siempre que sean de la misma edad y no mayores. A no ser que sea algo que se produzca de forma repetitiva, las madres y padres no debemos intervenir.

Cosas que podemos hacer madres y padres para enseñar a nuestros hijos a resolver conflictos con sus amigos:

  • Aprender a ceder y a negociar. Algo fundamental para nuestras relaciones sociales es saber que en ocasiones hay que ceder y en otras, negociar. Por ejemplo: “Ahora eliges tú a qué jugamos, pero luego me tocará a mí” o “Cómo antes has elegido tú, ahora me toca a mí elegir el juego”.
  • Aprender a controlar la envidia. La experta resalta este aspecto como algo fundamental para regular sus emociones y por supuesto, para evitarles muchos futuros conflictos. Como siempre, nosotros somos sus referentes. Debemos tener cuidado con quitar el mérito a amigos o terceras personas por sus logros. Lo positivo para ellos es ver cómo nos alegramos por el éxito de los demás.
  • Actuar bajo sus propios valores. Otro buen consejo para nuestro hijo que propone Silvia, es defender los derechos de aquellos niños a los cuales el líder de la clase no deja jugar. Aquí es clave la empatía, hay que hacerle ver que él sabe cómo se siente ese niño al que no le dejan jugar y así, cuando le ocurra a él, también le apoyarán. El role playing es una buena herramienta para trabajar diversas situaciones y buscar soluciones creativas.
  • Ser modelos de comportamiento asertivo. Nuestro hijo o hija debe aprender a decir lo que piensa, siente y quiere, pero sin enfadarse ni imponerlo. De nuevo, somos su referentes, por lo que en casa debe haber climas de confianza y asertividad donde se traten los conflictos y se respete las emociones del otro.

FUENTE: elperiodico.com

«La espiritualidad ayuda a dar sentido al trauma»

Los progenitores de la niña que murió en el siniestro mandan una carta de agradecimiento a las familias del colegio y piden oraciones para la madre que causó el siniestro

Por Carlota Barcala SEGUIR

Cuatro días después de que María R. C. perdiese la vida en un atropello a las puertas del colegio Montealto, sus padres, Alejandro y María, decidieron compartir una carta con el resto de progenitores y personal del centro educativo. La misiva, que hicieron llegar el lunes por la tarde, agradece las muestras de cariño y oraciones dedicadas a su hija, de cinco años, pero en ella piden también que recen por las otras dos niñas heridas en el accidente y por la conductora que lo causó. «Los padres tienen puesto el foco en el agradecimiento, tanto hacia los mensajes recibidos como en la actuación del colegio y en el trabajo de Samur y Policía. También en los cinco años vividos junto a su hija.

Tener el foco en esto facilita el duelo», analiza a ABC Silvia Álava, psicóloga infantil.

Otra de las partes principales del texto la dedican a la religión. «En el tanatorio nos han contado varios testimonios de personas que estaban lejos de la fe y que gracias a nuestra pequeña María han ido a rezar el Rosario, les invitamos a que no lo dejen», es uno de los extractos. «El amor humano es finito, pero el amor de Dios es infinito», añaden. En este sentido, Álava afirma que «la espiritualidad –no solo la religión católica– ayuda a dar sentido a un trauma, en este caso, tras una pérdida». «Para estos padres, poder pensar que la niña está en el cielo con Dios supone un alivio, porque ayuda a integrar esa experiencia traumática en su día a día. Es importante que el trauma quede integrado en el relato vital», subraya la especialista.

Agradecimiento

Hace referencia también al último párrafo de la carta redactada por los padres de la víctima. «Mariquilla –como la llamaban ellos– está gozando más que nunca en el cielo porque era una disfrutona de la vida y yo creo que ella sabía que solo allí podía estar mejor, con su verdadero Padre y su verdadera Madre», escriben al final, justo antes de agradecer a Dios por los cinco años «maravillosos» que les ha «regalado» al lado de su hija. «Cuando una persona tiene la espiritualidad alta les facilita el relato para da un sentido a lo ocurrido. Hace más fácil para la persona empezar a aceptarlo e integrarlo. Ellos no dicen que mañana vayan a estar bien, al contrario, pero el hecho de poder narrarlo e integrarlo en su vida les ayuda», continúa Álava, que menciona que escribir la carta es otra forma también de dar un sentido a lo ocurrido.

No culpar

«Pero sobre todo, lo importante, es el no culpar. Es bonito e importante la parte en la que piden a los demás que recen, pero también reclaman que se acuerden de la madre que iba conduciendo el coche que provocó el atropello. ‘No la culpéis, nosotros no lo hacemos. Ella está viviendo su propio trauma’, se entiende de las palabras que le dedican en la carta», prosigue Álava, refiriéndose a la siguiente frase de Álex y María: «Os ruego muchas oraciones por María, la madre que le ha tocado, a nuestro parecer, el peor trago del accidente, y una vez más le repetimos que se abandone al Señor para darse cuenta de que no tiene culpa alguna y que, aunque sea incomprensible, Nuestro Dios lo ha permitido para sacar bienes mayores».

Un propósito

La especialista en Psicología Infantil hace énfasis también en otro punto: el proceso de aceptación no implica negar lo ocurrido. «Ellos cuando dicen en el texto ‘Estamos metidos en nuestra cueva intentando curarnos unos a otros’, ‘no nos vemos capaces de leer tantos mensajes de cariño porque estaríamos todo el día llorando’ y ‘para poder dormir compartimos a Dumbo, el elefante peluche de nuestra bebé’ reconocen las emociones tan desagradables que están atravesando», dice Álava. «Es necesario llorar y también respetar los tiempos de cada uno», indica. Asimismo, recalca la necesidad de encontrar otro sentido a la vida: «En este caso, son los otros cinco hijos de los que tienen que cuidar. La muerte de un hijo nunca se supera, pero sí se integra en la vida».

FUENTE: Diario ABC

Los riesgos de sobreproteger a los hijos

Los primeros años en la vida de un niño son fundamentales para su desarrollo emocional

Muchos padres creen que la mejor forma de educar a sus hijos es a través de la sobreprotección. Sin embargo, la psicóloga infantil Silvia Álava Sordo ha manifestado en su reciente libro ‘Queremos hijos felices. Lo que nunca os enseñaron’ que los niños que reciben ese modelo de educación desarrollan menos competencias emocionales, como la tolerancia, son más inseguros, tienen menos habilidades, es más probable que sean víctimas de acoso y a la larga son más infelices.

«Los padres a menudo cometen el error de asumir parte de la responsabilidad de sus hijos, les resuelven todos los problemas y no les dejan hacer las cosas que ya están preparados para hacer, lo que da lugar a la pérdida de autonomía del niño», ha agregado la psicóloga en declaraciones a Europa Press.

El libro abarca la franja de edad comprendida hasta los seis años. «Los primeros años en la vida de los niños son fundamentales, tanto para su posterior desarrollo cognitivo, como en la parte emocional». Por tanto, la inteligencia emocional de los hijos hay que trabajarla desde que son «muy pequeños».

El manual recoge consejos claros y concretos además de herramientas y técnicas para ayudar a los padres a enfocar y resolver el día a día con sus hijos. Asimismo, la autora hace especial hincapié en que los padres, además de preocuparse de formar a sus hijos, se ocupen de transmitirles valores que «la sociedad está perdiendo», como la honestidad, la tolerancia, el perdón, la compasión, el esfuerzo, entre otros.

Educar a los hijos sin gritos y sin desgaste emocional

En sus páginas se recogen, en orden cronológico, las situaciones a las que se enfrentan los padres desde el nacimiento del bebé hasta los seis años. Esta obra ofrece las claves para educar a los hijos «sin gritos, llantos y sin el desgaste emocional tantas veces sufrido por padres y niños».

Además, Álava ha destacado que hay que evitar errores tan extendidos como actuar de «poli bueno» y «poli malo», consiguiendo así educar «en la misma línea» y con un «objetivo común». La educación «no se delega» y ambos padres son responsables de la educación del niño.

En otra de las secciones del libro, la psicóloga habla sobre el establecimiento de límites y normas en la educación de los hijos. Así, crítica que cuando los niños no tienen normas y límites «están muy perdidos, no saben qué es lo que tienen que hacer, qué es lo que se espera de ellos, y tampoco saben qué camino deben elegir».

Además, ha subrayado que uno de los errores más cometidos entre los padres es pedirles a los niños que hagan «cosas que los adultos no hacen», teniendo en cuenta que la principal fuente de aprendizaje de los niños es el modelado -copian a sus adultos de referencia, que principalmente son sus padres-.

Por otro lado, se trata uno de los temas de gran actualidad: si los dos trabajan, ¿quién se queda cuidando al niño?. Álava expone las claves de esta elección, teniendo en cuenta que la obligación de educar y atender al niño «es una cuestión de los padres». Los abuelos podrán ayudar, pero «no se les puede delegar la educación de los hijos», ha sentenciado.

Mostrar la angustia a los hijos su primer día de cole, grave error

El día que los niños comienzan el colegio es duro tanto para ellos como para sus padres, ya que sienten incertidumbre e inseguridad sobre cómo se adaptará el niño a su nueva rutina. Tanto es así, que los padres «transmiten a su hijo su sensación de pena y angustia», lo que hace que éste lo pase peor. «Pasa lo mismo con llevarles exageradamente abrazados. Los niños perciben esa intranquilidad y se contagian», ha aseverado Álava.

Porsu parte, la práctica del castigo a los hijos está presente en uno de los capítulos. La experta explica que los niños tienen que saber que «las cosas que ellos hacen tienen sus consecuencias». Así, cuando haga bien todo tiene una consecuencia positiva -ver un rato la televisión o coger su juguete preferido-, lo que en Psicología recibe el nombre de refuerzo positivo. En cambio, cuando su conducta sea negativa, los padres «pueden optar por no prestarle atención durante un rato».

«Algo que hacen mal los padres es imponer castigos de larga duración, que en muchas ocasiones no son capaces de llevar a cabo y pierden la credibilidad», ha criticado. «Lo mejor es fijar consecuencias inmediatas sobre la conducta del pequeño», ha añadido.

A los niños les tiene que costar conseguir sus juguetes

La sociedad de consumo presiona mucho a los niños a través de campañas de márketing, pero los padres «deben intentar no dejarse llevar por esto». Cada vez tienen más juguetes «pero no por eso son más felices«, ha asegurado la especialista añadiendo que «a los niños les tiene que costar conseguir sus juguetes y deben aprender a valorarlos».

Asimismo, los niños de hoy en día son nativos tecnológicos, «pero no podemos olvidar las bondades de los juguetes tradicionales, que favorecen otras áreas que no se desarrollan con los videojuegos, por ejemplo», ha concluido.

FUENTE: LaNuevaEspaña.es

¿Hemos perdido la ilusión? Colaboración con Padres y Colegios

Afrontábamos el nuevo curso escolar como un gran reto, una oportunidad para recuperar el tiempo perdido tanto a nivel curricular como con los amigos, y sin embargo, según van pasando los días y la situación se vuelve a complicar, parece que vamos perdiendo la ilusión. Las cosas no son como nos las habíamos imaginado y la incertidumbre ha llegado para quedarse.

Los niños, de nuevo nos están dando una gran lección. Si bien es cierto que muchos de ellos se encuentran muy frustrados e incluso cargados de una rabia, que no saben gestionar y la trasforman en conductas disruptivas; otros muchos nos demuestran que pueden aprender a ser felices y a mantener sus ilusiones pese a que no les guste la situación provocada por la pandemia. Sin embargo, a los adultos nos cuesta más y pese a que sabemos que tenemos que ser un modelo de resiliencia para nuestros hijos y alumnos, en ocasiones nos resulta difícil mantener vivas nuestras ilusiones. Y es que,

“…podemos vivir sin apenas dinero, con poca salud, pero no podemos vivir sin ilusiones”

María Jesús Álava Reyes

Os dejo el enlace al artículo y a la revista:

Los retos del colegio en tiempos del Covid-19

Os adjunto el vídeo de la colaboración realizada con Casa Mediterráneo sobre los retos de la escuela ante el Covid.

La pandemia, ¿ha cambiado nuestra forma de educar?

Hace un año era impensable que los niños saliesen solos del colegio, fuesen a comer a casa ellos solos, o recogiesen a sus hermanos pequeños y quedasen fuera del colegio con sus padres ¿Ha cambiado la pandemia nuestra forma de educar?

¿Estamos dejando de ser padres helicópteros?

Si somos realistas, muchos padres y madres están dando más responsabilidad a sus hijos, porque no les queda otra. No es posible acompañarlos a la fila o a su aula, y eso implica fiarse de ellos. ¿y que es lo que está ocurriendo? Que los niños están respondiendo.

La pandemia está haciendo que estalle esa burbuja de sobreprotección porque el sistema no puede permitírselo. La nueva logística familiar implica dar más responsabilidad y protagonismo a los niños. Y ellos responden muy bien.

En estos días es fundamental trabajar su autonomía y su responsabilidad. En muchas ciudades de España, niños de instituto solo van dos o tres días al colegio de forma presencial, el resto se conectan online en casa. Otros directamente tienen clases online y muchos de ellos por un positivo en el aula tienen que guardar cuarentena y estar en casa varios días.

La enseñanza online no puede sustituir a un profesor.

Pero mientras no haya otra alternativa requiere un mayor compromiso y una mayor responsabilidad por parte del alumno. Es hora de trabajar la autonomía y la responsabilidad de los niños y dejar el estilo sobreprotector.

Y eso también implica permitirles que experimenten emociones desagradables. Hay días muy complicados y estarás triste o enfadado, o tendrás que quedarte en casa, y tendremos que enseñarte a tolerar la frustración. Definitivamente es momento de cambiar la forma de educar para que estén lo más preparados posible para afrontar la situación.

¿Cómo conseguir las metas?

Acaba de empezar el otoño y promete ser duro, no sé si a nivel climatológico, pero desde luego si a nivel emocional.

Los números de positivos por coronavirus crecen, las malas noticias nos rodean, las dificultades para conciliar vida laboral y familiar, la gestión de la incertidumbre…

En medio de toda esta vorágine, tenemos que seguir con nuestra vida, con nuestros proyectos y luchando por conseguir nuestros objetivos.

Hoy os propongo una técnica para conseguirlo, para aumentar nuestra motivación, seguro que muchos de vosotros ya la conoceréis, pero siempre podremos darle una nueva aplicación.

Escribir una carta a nuestro yo futuro. En el que penséis donde queréis estar, que metas creéis que habréis conseguido y cual ha sido el camino que habéis tenido que recorrer.

Mi hijo no va al colegio, lo educo en casa: la pandemia como impulso del ‘homeschooling’ Colaboración con Xataka

Por ALESYA MO @alesyamo_

No toques a tus compañeros. Ponte mascarilla. No dejes tus lápices ni tu goma a otros niños. Distánciate. Quédate en clase en el recreo. No olvides utilizar el gel desinfectante. Si la vuelta al cole para los niños (y para los padres) ya era dura, ahora va a serlo aún más.

Cada comunidad autónoma ha elaborado y anunciado toda suerte de medidas para que los niños puedan volver a clase con la máxima seguridad posible, desde la distancia mínima de 1,5 metros entre alumnos hasta calzado específico para el aula en el caso de algunos centros. Aún así, algunos padres no acaban de estar convencidos con la vuelta a las clases y creen que la solución más coherente es la más simple: no ir al colegio.

Tras el comienzo de la pandemia se han triplicado las consultas sobre el ‘homeschooling’

Renunciar a asistir a la escuela no es sinónimo de negar la educación, según sus defensores. El ‘homeschooling’ es una opción educativa en la que los padres deciden educar a sus hijos fuera de las instituciones educativas tanto públicas como privadas para hacerlo por su cuenta.

Ya hemos hablado en Xataka sobre cómo la pandemia ha impulsado varios cambios en la sociedad, tales como hacer peligrar las oficinas tradicionales y favorecer el modelo del teletrabajo. Ahora, según hemos podido comprobar, el interés en estudiar desde casa también crece.

Así nos lo confirman desde ALE (Asociación por la Libre Educación) y La Coordinadora Catalana pel Reconeixement i la Regulació del Homeschooling (Coordinadora Catalana por el Reconocimiento y la Regulación del Homeschooling), las principales organizaciones centradas en el ‘homeschooling’ de España.https://www.youtube.com/embed/x-VwDlw4miM?enablejsapi=1&origin=https://www.xataka.com

“El año pasado la media de consultas eran seis a la semana y durante los meses de confinamiento pasaron a ser unas 25 de media. Actualmente, son unas 40 semanales (entre correos electrónicos y por Facebook)” nos afirman desde el Voluntariado de ALE.

Carlota Salas, presidenta de La Coordinadora Catalana, participa en la asociación desde hace cinco años y desde marzo de este año hace la función de portavoz de la organización. Nos cuenta que sus consultas también hasta se han triplicado respecto a estas mismas fechas del año pasado, sin concretarnos números. El interés ha crecido “sobre todo a partir de la desescalada, con todo el miedo a los rebrotes y todas las medidas que se están valorando tomar de cara al curso que viene”.

Las consultas provienen de padres con niños en edad de escolarización pero también con niños muy pequeños, bebés o que todavía están en embarazo, y se plantean hacer ‘homeschooling’ en un futuro. Esta situación, “les ha abierto la mirada a otras opciones educativas que antes no conocían o siquiera planteaban”.

Si consultamos las búsquedas en Google Trends de los últimos cinco años podremos ver que a partir de marzo de 2020, por razones obvias, la necesidad de informarse sobre educar en casa ha crecido. Pero ahora que la vuelta al colegio está cerca, han vuelto a crecer respecto a años anteriores.

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Podríamos pensar que el motivo principal por el que las familias se plantean la opción de educar en casa es por miedo al contagio, pero la realidad es que hay otras razones de peso para estos padres.

Cuando llegué a la adolescencia tomé conciencia de que mis padres habían compartido toda mi infancia en Internet

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«Me asusta someter a mi hijo a unas medidas extremadamente estrictas de régimen carcelario»

Una de esas madres es Mª Jesús, funcionaria en Valladolid, con dos hijos. La mayor tiene 18 años y el menor 14. Decidida a no escolarizar a su hijo este año, se anima a contarnos sus razones: “No, no tengo miedo al contagio. Lo que realmente me asusta es someter a mi hijo a unas medidas extremadamente estrictas de régimen carcelario y que el colegio se convierta en una fuente de problemas de convivencia”.

“Los niños necesitan reír, abrazarse, salir al patio, subir y bajar las escaleras en pandilla, compartir material, empujarse, pelear, jugar al fútbol… Si eso no lo tiene, ¿qué necesidad hay de enviarle al colegio? El aprendizaje siempre será mejor si es personalizado, más efectivo y rápido. Las relaciones sociales el resto del día”.

Mª Jesús aclara que no ha consultado ninguna asociación ‘homeschooler’, va por libre. Más adelante reconsiderará si retomarán las clases presenciales.

Un perfil distinto de padres que han estado consultando a ALE estos meses: «Son familias que ya se sentían atraídas por una educación libre con anterioridad, pero que por motivos laborales, familiares o sociales preferían adaptarse al sistema educativo establecido». Aún así, se han encontrado a padres que se interesan por educar desde casa por el mismo motivo: “Hay otras familias que opinan que las medidas que se pretenden aplicar en las escuelas van a afectar psicológicamente a su progenie y se saben responsables de ese cuidado».https://www.youtube.com/embed/DCRnZrk2fzU?enablejsapi=1&origin=https://www.xataka.com

Ahora “muchas han decidido tomar esta decisión, priorizando el bienestar familiar y queriendo atender a su familia como modo de responsabilidad social frente a la incertidumbre, y a veces sumado a que algún miembro de la familia es grupo de riesgo, lo cual les hace asumir la responsabilidad como familias consecuentes de su decisión”.

Carlota Salas también confirma esta tendencia: «Que no pueda haber adaptación para los niños más pequeños, no pueda haber contacto físico entre los niños, que no puedas abrazar a tu maestra… Los padres se preocupan no tanto por el contagio, sino que al revés, preferirían que pudiera haber contacto, menos distancia, etc. Entonces hay muchas familias que no quieren escolarizar a sus hijos porque no quieren que a sus hijos les afecte psicológicamente estas medidas.”

«Las familias quieren poder dar otra opción educativa a sus hijos»

El miedo y la incertidumbre no son los únicos motivos por los que los padres se han interesado por el ‘homeschooling’. El confinamiento también ha hecho que reconecten con sus hijos. Desde ALE han podido ver que algunas familias deseaban que los más pequeños volvieran a la escuela, sin embargo “una minoría había experimentado que sus hijos aprendían mejor, de forma más tranquila y equilibrada” durante el encierro. Esto les ha dado en qué pensar. Para “algunas familias el confinamiento les conectó con la infancia y descubrieron que el aprendizaje era posible de otra manera”.

Mª Jesús está buscando alternativas por sus propios medios para continuar con la escolarización de su hijo hasta que la situación se aclare. Su planteamiento para proseguir la educación de su hijo es seguir el guión de contenidos escolares, explicar los temas en función de las necesidades de la comprensión del niño, utilizar las herramientas que ofrece internet, lápiz y papel.

Durante el confinamiento se encargó de que su hijo siguiera los estudios desde casa: “Yo le explicaba, poníamos las fórmulas en la pared (o los esquemas que él mismo hacía), y lo teníamos a la vista para hacer los ejercicios. Cuando me preguntaba algo, yo le decía que lo buscara en la pared. Al final acababa memorizando por el uso. Y disponía de los recursos para solucionar todos los problemas que se le planeaban”.

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Carlota se ha encontrado con un grupo de padres que durante la desescalada “se han dado cuenta de la mala gestión y de las carencias que hay en el sistema educativo”. “Durante la pandemia sus hijos no han sido atendidos como ellos creían, y se ha destapado una carencia en el sistema educativo que ellos no quieren para sus hijos”.

“Ellos quieren poder dar otra opción educativa a sus hijos», nos resume. En concreto, recuerda el ejemplo de una madre en particular que se había dado cuenta de que su hijo tenía una dificultad de aprendizaje durante esta pandemia y que en la escuela no le habían dicho nada. A pesar de comentarlo después con la maestra, ella consideraba que claramente su hijo tenía una dificultad y que no se había tomado en consideración hasta que ella misma lo vio en casa.

La otra cara de la moneda de este interés por el ‘homeschooling’ es que puede darse la situación en la que la motivación nace más desde el descontento con el sistema que replantearse en su totalidad lo que significa educar a los hijos en el hogar.

«Una inmensa mayoría de familias que tocan a nuestra puerta están rebotadas del sistema, ya sea porque no les ha gustado cómo se ha gestionado a nivel de sistema educativo durante la pandemia o no les ha gustado lo que han visto en sus hijos a raíz de estar con ellos durante la pandemia, entre otras razones. Entonces vienen rebotados, y nosotros hacemos mucha pedagogía de hacer entender que el ‘homeschooling’ o la responsabilidad que nosotros asumimos como familia de la educación integral de nuestros hijos, es otra cosa. No es en contra de nadie, sino a favor de nuestros hijos y de su educación. Para nosotros es muy importante que quede claro cuando nos consultan».

«Los niños deben aprender a acatar las normas en este marco social», psicólogos ante la vuelta al cole

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«Es importante que los niños vayan al colegio para seguir en contacto con otros niños», nos explica Silvia Álava Sordo, psicóloga experta en crianza, «porque habrá contacto visual, presencial». Por su forma de ser, «los niños aunque no se puedan tocar, abrazar o deban mantener distancia, se inventarán juegos simbólicos para interactuar entre ellos sin tener que tocarse, y son importantes también».

Una explicación adecuada a la edad del niño sobre las nuevas normas que les rodean no debería generarle problemas, según Silvia. Deben aprender a desenvolverse en una sociedad con unas nuevas normas. El colegio es un lugar indicado para ello.

«Un colegio no es solo para aprender la tabla de multiplicar. Hacen amigos, se relacionan, y ahora aprenderán la interacción con la sociedad con el Covid-19 de por medio. Cosas, por ejemplo, como aprender cuándo sí compartir un lapicero o cuando no para prevenir el contagio. En general, acatar las normas con este nuevo marco social, interiorizarlas. Enseñarles que estamos en una pandemia y esto es lo que se debe hacer. Es necesario para el desarrollo socioemocional y la interacción con sus iguales».

Javier Urra, psicólogo especializado en menores de edad y Defensor del Menor entre 1996 y 2001, concuerda con Silvia en que es necesario que los niños vayan al colegio. «En España es un derecho y un deber», nos recuerda, «hay que ir, no es una opción».

Javier Urra

«El confinamiento nos ha agobiado a todos y lo mejor que podemos hacer es intentar normalizar la situación, ¿cómo lo hago? Yendo a clase, yendo a ver a otros niños. Si tienes al niño entre cuatro paredes le estás limitando. Los niños deben de estar con otros niños, porque aprenden del juego, de la discusión, del diálogo, de hablar con otros niños, de la figura del profesor… Los niños tienen derecho a ir a la escuela, y realmente están deseando hacerlo, ver sus amigos e interactuar con otros niños».

Javier entiende que actualmente hay personas que tienen miedo, pero los padres especialmente «no deben transmitir ese miedo a sus hijos». Destaca que efectivamente hay que prevenir, explicar a los niños las nuevas normas sociales, cómo los abuelos son más vulnerables ante esta situación, cómo deben actuar con cautela, pero evitar infundirles miedo.

Los problemas legales que pueden surgir por no llevar a tu hijo al colegio

Una de las mayores dudas que tienen los padres a la hora de dejar de escolarizar a sus hijos trata sobre su legalidad, nos confirman las dos asociaciones de ‘homeschooling’ antes referidas.

Recientemente, la Fiscalía se pronunció al respecto. Anunció que se iniciarán acciones penales en aquellos casos en los que los niños no asistan de forma repetida y presencial a clase sin una justificación clara, alegando absentismo escolar. Se activarían protocolos de actuación, aun teniendo en cuenta la crisis sanitaria.

Hemos contactado con todas las Consejerías de Educación de cada Comunidad Autónoma, pero solo hemos obtenido respuesta de la Consejería de Educación, Universidad y Formación Profesional de la Junta de Galicia.

Se activarían protocolos de actuación, aun teniendo en cuenta la crisis sanitaria.

Nos indican la obligatoriedad de asistencia recogida en la Ley Orgánica de Educación de 1990 y que se aplicará el Protocolo para la prevención y el control del absentismo escolar para hacer el seguimiento de los posibles casos de absentismo.

El único caso en el que «se prevé que no se aplique dicho protocolo es cuando la familia informe de cualquier posible caso relacionado con el Covid-19, bien del propio alumno o de su entorno, sin necesidad de justificante médico».

Indicándose así en Protocolo de Adaptación al contexto de la Covid 19 en los centros de enseñanza no Universitaria de Galicia, en el punto 2A.2 lo siguiente:

«En el caso de que se detectase sintomatología compatible en casa, el alumnado no acudirá a centro y él/ella o su familia contactará inmediatamente con el centro de salud de referencia del alumno/a y con alguna de las personas miembros del equipo COVID. Para la justificación de la ausencia, no será necesario ningún justificante médico, será suficiente con el comprobante de los/as padres/madres o tutores/as legales. Las ausencias derivadas de esta causa tendrán la consideración de justificadas a los efectos del protocolo de prevención de absentismo escolar.”

FUENTE: Xataka.com

Vídeo «Estrategias emocionales para gestionar la vuelta al colegio». Con Gestionando Hijos

Afrontamos un nuevo curso escolar lleno de incertidumbre, pretender que el curso se inicie y que siga con normalidad no es realista, por eso debemos de estar preparados para gestionar la montaña rusa emocional en la que este curso nos vamos a ver inmersos con estas estrategias emocionales para gestionar la vuelta al colegio que os proponemos… Y no solo nuestros hijos, nosotros también.

FUENTE: www.gestionandohijos.com