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¿Cómo acabar con los pequeños complejos? (y II)

Recomendaciones para acabar con esos pequeños complejos:

 

–          Contrasta tus ideas sobre esos “complejos” con la realidad de la forma que te indicamos en la tabla propuesta, te ayudará, el omitir de tus pensamientos adjetivos como“…son horrorosas”, “es terrible tener…” o “no puedo hacer nada para cambiar…”, que al único camino que nos conducen es al de la desmoralización.

–          Haz una lista sobre las cosas que te gustan de tí, y piensa cómo potenciarlas y sacarles el máximo partido.

–          Mantente activo o activa, no hay nada mejor que potenciar las relaciones sociales para mejorar la autoestima, además te dejará menos tiempo libre para pensar en los posibles defectos.

–          Apúntate a un gimnasio, bailes de salón, yoga…donde además de cuidar tu cuerpo, podrás establecer nuevas relaciones. La mayoría de los centros tienen un programa muy diverso de actividades acordes con las edades, donde encontrarás gente en tu misma situación.

–          Busca un momento todos los días para repetirte todas las cosas buenas que tienes y haces, nuestro cerebro ¡también necesita escucharlas!, de esta forma aprendemos a no focalizar nuestra atención sobre nuestros fallos o puntos débiles.

–          Reflexiona sobre la importancia de la estética ¿hasta que punto estamos dejando que nos influya e incluso condicione nuestra vida? ¿Realmente la belleza física es tan importante? o ¿no sería más  interesante abrir la puerta a los valores sociales y humanos que podemos potenciar y desarrollar?

 

¿Cómo acabar con los pequeños complejos? (I)

Orejas “desabrochadas”, pechos muy pequeños o muy grandes, pies feos, brazos demasiado largos, unos kilos de más… pueden llegar a convertirse en un verdadero complejo si nos obsesionamos con ello.

La perfección no existe, las personas por nuestra constitución de humanos, no somos seres perfectos. El problema puede venir cuando focalizamos nuestro pensamiento en ese “defecto” de manera que influye negativamente en nuestra autoestima, y como consecuencia, se ven afectadas nuestras relaciones con lo demás.

Vivimos en una sociedad, donde los valores estéticos son reforzados, pero no podemos olvidar que la percepción de la belleza, es algo completamente subjetivo y  cultural;  lo que en occidente nos parece bello, en otras culturas puede no serlo. Incluso dentro de una misma sociedad, los cánones cambian con el tiempo.

Lo primero que debemos saber,  es qué es lo que “nosotros mismos”  pensamos  sobre ese complejo;  caer en la cuenta de cómo lo estamos viendo.

Descubriremos, que en muchas ocasiones  nos hablamos en términos de “es imposible mejorar mi aspecto”, “tengo unas manos horrorosas”, “mis orejas son enormes y además están muy despegadas” para una vez descubiertos, poderlos sustituir por otros pensamientos más realistas, pero sobre todo más útiles y que no van a potenciar ese posible “defecto”, como por ejemplo:  “¿Qué puedo hacer para mejorar mi imagen?”, “mis manos no son bonitas, pero voy a intentar cuidarlas todo lo que este dentro de mis posibilidades”.

Para esto nos puede ayudar, realizar una tabla como la que se muestra a continuación, cuyo objetivo es contrastar tus ideas con la realidad.

Día/Hora

Situación. 

(Qué es lo que estaba haciendo, donde y con quién)

Literalmente lo que estoy pensando sobre mi “complejo” Contraste con la realidad 

(¿Son tan terribles mis pies/manos? ¿me impiden realizar la mayoría de mis tareas? ¿a mis amigas/os les parece tan grave que no paran de repetírmelo?)

Reformulación del pensamiento