Este verano, los cuadernos de refuerzo también son digitales
Este verano, los cuadernos de refuerzo también son digitales. Las herramientas tecnológicas permiten reforzar contenidos en cualquier lugar y momento, pero también es importante dejar espacio para el descanso y las actividades de ocio al aire libre.
Tras un curso difícil y en medio de un verano en el que las noticias sobre el avance de la vacunación se entremezclan con la mayor incidencia en meses, la incertidumbre y el miedo se resisten a desaparecer. Por eso, las largas vacaciones estivales aportan a millones de estudiantes un descanso merecido y muy necesitado que también suele aprovecharse para repasar o reforzar alguno de los contenidos que se aprendieron a lo largo del año: “Tenemos que pensar que el cerebro no entiende de vacaciones, de si estamos en agosto o en septiembre u octubre. El cerebro sigue aprendiendo, y por eso es importante seguir estimulándolo. Pero podemos hacerlo de una forma completamente diferente, sin necesidad de que se sienten a hacer deberes”, explica Silvia Álava, psicóloga infantil.
Aprovechar el verano
Según la experta, el verano es una época ideal para aprovechar con los niños situaciones cotidianas como ir a la compra y practicar el cálculo con los precios y las vueltas, fomentar la lectura leyendo un libro (y que luego nos lo puedan contar) o incluso ponerse a escribir sobre las cosas que han hecho a lo largo del día. Pero la transformación digital acelerada por la pandemia ha potenciado y transformado también otros recursos como los tradicionales cuadernos de refuerzo estivales, incorporando herramientas como la gamificación para aumentar la motivación y el interés de niños y jóvenes a la hora de dedicarle tiempo al estudio. No en vano, el informe anual de Qustodio 2020 sobre los hábitos digitales de los menores destacó que el uso de aplicaciones educativas aumentó un 54 % a lo largo del año, algo especialmente relevante si se tiene en cuenta que España fue el país donde más creció el uso de estas herramientas durante la pandemia.
Para Fran García Ferrández, profesor de Inglés de Secundaria en Alicante, “durante las vacaciones de verano, es importante que los alumnos no desconecten por completo del ambiente escolar. Sería interesante reforzar aquellas materias en las que el resultado puede ser mejorable, así como trabajar la escritura, la comprensión lectora y los idiomas” sin descuidar el aspecto lúdico, como señala Silvia Álava: “Si elegimos cuadernos, que sean cuadernos que puedan llamarles la atención y que sean divertidos; que no los vean como una carga añadida, porque lo último que queremos es que se desmotiven”.
¿Qué aportan los cuadernos digitales?
En unas circunstancias como las actuales, la tecnología brinda no solo la oportunidad de seguir aprendiendo en cualquier lugar y momento, sino también el hacerlo de una forma lúdica y motivadora. “Uno de los resultados que ha originado la pandemia es que ha acelerado nuestro conocimiento de qué funciona en la educación digital y cómo aprovecharlo para optimizar el aprendizaje”, señala Eilert Hanoa, CEO de Kahoot!. Por eso, desde la popular plataforma de aprendizaje se señalan varias ventajas:
- Aprendizaje en cualquier lugar. Es fácil que, durante estas fechas, la familia se encuentre lejos de su lugar habitual de estudio o trabajo, por lo que las apps educativas posibilitan el dedicar un rato de estudio ya sea en la playa, en la piscina, en el hotel o durante un viaje en coche.
- Mayor motivación. Los juegos interactivos, los retos digitales o las actividades online suelen resultar más motivadoras y llamativas, ya que presentan desafíos y permiten la competición entre amigos.
- Interacción social. Las apps educativas hacen posible que los amigos y compañeros sigan en contacto e incluso interactúen y compartan actividades de aprendizaje en grupos o por videollamada.
Ahora bien, ¿qué herramientas es recomendable utilizar, y cuánto tiempo cada día? “Depende mucho del niño o niña, de la edad que tenga y de la velocidad a la que lea, escriba… Más que especificar un tiempo, sería mejor hacerlo por objetivos. Es bueno que desde pequeños les acostumbremos a marcar un objetivo, y que lo importante sea conseguirlo, no estar 45 minutos o una hora con ello”, afirma Álava. “Y tampoco es lo mismo un niño que ha terminado bien un curso que otro que necesita reforzar algo o que tiene dificultades específicas de aprendizaje”. El día da para muchas horas y muchas cosas, explica, aunque también depende de si los padres están o no trabajando y de sus posibilidades de conciliación, “porque una cosa es lo que recomendemos los psicólogos, y otra lo que realmente se pueda hacer”.
“Si nos ponemos en un entorno ideal, en el que no tenemos de estar pendientes de cómo conciliar, lo ideal sería desayunar y descansar un rato, antes de ponerse a hacer estas actividades, de manera que se dejen hechas desde por la mañana y tengamos tiempo libre para el resto, para nuestra recompensa”, añade la experta. Una rápida búsqueda por Internet nos revela una amplia gama de opciones según los aspectos que quieran reforzarse: la lectura, la escritura, el cálculo matemático, los idiomas… Por eso, desde EL PAÍS queremos presentaros nuestra propia selección de apps educativas para este verano:
- iCuadernos. Los tradicionales cuadernos Rubio se han transformado en herramientas digitales para que los niños aprendan jugandolectoescritura, matemáticas o ejercicios de refuerzo de la psicomotricidad fina desde su tablet.
- Smartick. Una app española que ofrece distintos packs para afianzar las matemáticas y la lectura, en función de las necesidades de cada niño y gracias al uso de la Inteligencia Artificial. Los padres reciben, además, información instantánea por correo electrónico de las sesiones que completan sus hijos.
- Kahoot! ofrece tres juegos distintos: para los más pequeños (entre tres y ocho años), Poio les ayuda a aprender a leer jugando; DragonBox para aprender Matemáticas y Drops para cultivar más de 41 idiomas a través de juegos visuales y divertidos.
- Academons. Una completa app educativa para alumnos de cualquier curso de Primaria, con la que pueden aprender Lengua, Inglés, Ciencias Naturales y Sociales. Al estilo de Pokemon Go, los niños verán como las distintas criaturas presentes en Academons van evolucionando y adquiriendo nuevas habilidades con cada juego resuelto.
- Lingokids.Una app con cientos de juegos para familiarizarse con el vocabulario en inglés desde edades tempranas.
La importancia de la salud emocional
A punto de cumplir un año y medio de pandemia, e independientemente del refuerzo escolar que escojamos para nuestros hijos, el descanso estival nos brinda la ocasión perfecta “para priorizar la salud emocional de la familia, hablar sobre lo que hemos sentido y cómo estamos. Estamos viendo que la salud de los niños y los adolescentes está muy afectada, y el juego es un vehículo ideal para crear un clima de confianza y que los menores expresen lo que sienten”, apunta Álava. Por eso, y después de tantos meses con restricciones, es recomendable aprovechar al máximo las oportunidades de hacer actividades al aire libre o deportivas, ya que, como recuerda Álava, el deporte está también relacionado con el aprendizaje y el desarrollo de las capacidades ejecutivas, de planificación y organización. Lingokids, por su parte, aporta unas pocas sugerencias:
- Actividades al aire libre en contacto con la naturaleza, jugando con amigos o en la plaza del pueblo; correr, saltar, hacer guerras de agua o ir en bici; y hacer senderismo o ir a la playa o a la piscina con la familia son algunas de las muchas posibilidades a nuestro alcance.
- Introducirlos a las tareas “de los mayores”, de forma lúdica y adaptada a su edad. Enseñarles a hacer su cama, dejarles que participen en la preparación de la comida o la cena, recoger la ropa, poner la mesa…
- Reinventar los juegos en familia, usando cualquier espacio abierto: el escondite, el pañuelo, la gallinita ciega, las carreras de sacos o con un huevo y una cuchara, morder una manzana sumergida en agua…
- Sacarle partido a las sobremesas, que son el momento ideal para echarse una siesta, leer un libro que ellos hayan elegido expresamente o incluso jugar a la tablet por un tiempo razonable, sin dejar que se enganchen y nunca cerca de la hora de acostarse, para que no interfieran con su rutina de sueño.