Resolviendo algunas dudas sobre el campamento para tus hijos

Como ya hemos comentado en otras publicaciones, los campamentos de verano pueden ser una opción excelente para que los padres puedan conciliar en vacaciones, dado que puede ser especialmente divertido, harán cosas diferentes, o profundizarán en actividades que les gustan, evitaremos que se aburran y sobre todo que estén pegados a las pantallas.

No obstante, se trata de una opción que genera muchas dudas en las familias, por ello vamos a dar algunas claves:

¿Y si creo que no está preparado/a?

¿Tengo que ir a verle?

¿Les llamamos por teléfono?

¿Se tienen que llevar el móvil?

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Verano, momento de nuevas experiencias ¿Cómo les hablamos de amor?

7 claves frente al resurgir del romanticismo tóxico

Antiguos mitos que normalizan los celos y la violencia están encontrando en las redes sociales y el actual contexto de polarización un nuevo caldo de cultivo para llegar a los adolescentes.

Por María Bueno

“La diferencia entre el primer amor y los siguientes tiene mucho que ver con cómo se sienten las emociones en la adolescencia”, explica la psicóloga Silvia Álava, que recientemente visitó Vigo para compartir con las familias la formación ‘La relación con mi adolescente’. 

Una etapa en la que “el sistema límbico está sobreactivado por la producción de hormonas, lo que hace que las emociones se sientan con una intensidad extrema”; y en la que “el lóbulo prefrontal, que es la parte del cerebro que se encarga de regular las emociones, aún no ha terminado de madurar”.  

A la intensidad de nuestras emociones, y la menor capacidad de nuestro cerebro para regularlas en esta etapa, se suma además nuestra falta de experiencia en el amor: “Es la primera vez que siento esto, no tengo referencias y me da la sensación de que va a ser el gran amor de mi vida”. 

“No se trata de decirles: ‘A ver, resérvame un día en tu agenda para hablar de los mitos del amor romántico (se ríe); sino de que vayamos buscando ese contexto natural en la vida cotidiana para ir poniendo esa semillita de espíritu crítico”

Silvia Álava

— Psicóloga y autora de varios libros

A esta inexperiencia apunta precisamente la Asociación Española de Psicología Sanitaria para explicar “por qué los adolescentes son más propensos a adoptar los mitos del amor romántico”: “Según vamos creciendo y viviendo experiencias, nos damos cuenta de que todas esas historias son irracionales e imposibles, pero los adolescentes toman como referencia los modelos de la cultura mediática y el grupo de iguales”. 

Muchos creíamos que el éxito social del movimiento feminista había dejado atrás entre las nuevas generaciones la peligrosa idea de que “por amor hay que estar dispuesto a todo” que nos vendían las películas de los 90, pero lo cierto es que las estadísticas nos contradicen en varias direcciones: no solo se ha detectado un aumento del antifeminismo entre los adolescentes en los últimos años (Fundación FAD Juventud); sino que, además, las redes sociales se han convertido en un nuevo caldo de cultivo para estos mitos tóxicos, que encuentran aquí nuevos espacios para el espionaje y el control.  

“Si me quieres, no hagas esto; no subas esto otro; no me creo que estés allí, pásame tu ubicación”, describe Álava, para quien la llegada de los móviles ha transformado por completo la experiencia de ese llamado “primer amor”, ofreciéndonos una versión distorsionada de la realidad: “Tú sabías que los de las pelis eran actores, que era ficción, pero en este caso se trata de gente de tu edad, exactamente igual a ti. Ahí radica para mí la principal diferencia”.

Especialmente revelador en este sentido resulta el ‘Estudio sobre la Evolución de la Violencia contra las Mujeres en la Infancia y Adolescencia’ (Fundación ANAR), que recoge un aumento de la violencia de género entre las adolescentes y denuncia que casi la mitad de las víctimas non son conscientes de serlo. 

“Aunque en los últimos años sí que se ha extendido el uso de términos como ‘relación tóxica’ o ‘Violencia de género’, muchas de las víctimas no son capaces de definirlos e identificarlos”, recoge el informe y concreta: “Expresan que las conductas de control por parte de su pareja son normales: ‘Es que me quiere mucho y por eso me controla así”. 

Una red de protección a través de la escucha y el diálogo

Frente a este contexto y aunque no podemos evitar que nuestros hijos vivan por sí mismos y aprendan de la propia experiencia, lo que sí podemos hacer es dotarles de “una especie de red de seguridad”, en palabras de Álava, que apunta al fomento de factores de protección como la construcción de la autoestima o la supervisión y alfabetización digital desde pequeños y a la validación de sus emociones como claves en este contexto.

Si prohibir no suele funcionar en la adolescencia, tampoco así la crítica, pues si lo primero volverá más atractivo lo prohibido, lo segundo hará que se sientan juzgados, se alejen de nosotros y no nos busquen cuando tengan un problema. 

También en el amor, y como en casi todo en esta etapa, el diálogo y la escucha repiten como pautas estrella: “No se trata de decirles: ‘A ver, resérvame un día en tu agenda para hablar de los mitos del amor romántico (se ríe); sino de que vayamos buscando ese contexto natural en la vida cotidiana para ir poniendo esa semillita de espíritu crítico”, expresa la experta, que señala algunos de esos principales mitos a derribar. 

  1. Los celos son un signo de amor. La creencia de que los celos son indispensables en un amor verdadero y que “el hecho de que te vigilen o te controlen significa que te quieren” es muy peligrosa y, desde luego, incierta. Un comportamiento de celos es indicativo de inseguridad y falta de confianza. 
  2. Lo habitual en una relación es discutir. Ese “Si pierde los papeles es porque te quiere, porque se involucra en la relación” es otro de los mitos más peligrosos. En una relación sana hay que saber comunicarse y abordar los conflictos, pero de forma asertiva y, sobre todo, sin faltas de respeto. 
  3. El amor romántico. Esta construcción social que nos dice que “el hombre tiene que salvar a la mujer y la mujer tiene que tener un rol más pasivo” es una de las más extendidas y a las que más tiempo tenemos que dedicar porque está detrás de la normalización de relaciones tóxicas e insanas y de la Violencia de género.  
  4. La media naranja. Somos naranjas completas y no hay una sola persona para nosotros, sino muchas. No necesitamos a nuestra pareja, la elegimos. Esto es muy importante para evitar esa dependencia en las que yo siento que para estar bien necesito a la otra persona. Las relaciones basadas en la necesidad acaban siendo tóxicas en muchos casos. 
  5. La omnipotencia del amor. El amor no lo puede todo, no lo cura todo. El amor no es mágico ni lo transforma todo. Si hay dificultades y obstáculos, no los vamos a superar solo porque haya amor. 
  6. El amor eterno. La persona que es para ti lo es para toda la vida. A veces el amor dura muchos años y otras veces no y es importante que lo tengamos claro, sobre todo para ser capaces de dejar ir relaciones que nos están haciendo daño. 
  7. Amor y pasión son lo mismo. Hasta ahora, hemos definido el amor por contraposición: “¿qué no es amor?”, pero cuando hablemos con nuestros hijos, tenemos que saber transmitirles también qué es el amor, introduciendo conceptos que van mucho más allá de la atracción física como la intimidad, el apego, el respeto, la confianza… Una relación sana nos hace pensar en un vínculo y en una fuente de apoyo en los que intervienen todos estos elementos. 

¿Qué10 hábitos debes poner en marcha para mejorar tu felicidad?

Publicado por Rubén García DíazPeriodista especializado en parenting, infancia y crianza

Para saber cómo podemos ser más felices debemos escuchar a la ciencia. Luego, nuestras circunstancias y nuestro estado emocional serán los que nos permitan o no hacer caso a la evidencia científica, pero disciplinas como la psicología tienen claro cómo se puede trabajar de forma proactiva para que nuestra felicidad crezca… y, ojo, también para que podamos hacer que crezca la felicidad de nuestros hijos e hijas.

Dice la psicóloga y divulgadora Silvia Álava que “la felicidad existe aún en las situaciones más difíciles”, y aboga por intentar “disfrutar de las pequeñas cosas que nos proporciona la vida”. Además, la experta es fiel defensora de que podemos incrementar nuestra felicidad, y la de quienes nos rodean, especialmente si son niños o niñas, si trabajamos de forma proactiva para conseguirlo. “Para aumentar nuestra felicidad debemos pasar a la acción”, dice.

Para ello, en paralelo a otros consejos que puedes aplicar como este hábito que ayuda a los niños a ser más felices, según la ciencia, Álava propone un decálogo de acciones o hábitos con los que incrementar la felicidad. La mayoría de ellos tienen un componente social. Y es que, Silvia Álava cree que “Si tuviéramos que traducir toda la literatura científica de las causas de la felicidad humana en una sola palabra sería ‘social’”.

Este es el decálogo de hábitos para incrementar la felicidad que recomienda la psicóloga Silvia Álava en base a la evidencia científica. Lo podemos aplicar en nosotros mismos como personas adultas y también como un decálogo para educar en felicidad en  la crianza de los hijos e hijas como papás y mamás:

  • Pasar tiempo con amigos o familiares

“Si tuviera que predecir tu felicidad y solo pudiera saber una cosa de ti no me interesaría conocer tu sexo, religión o ingresos. Querría saber sobre tu red social, amigos, compañeros de trabajo, familiares… y la solidez de tus lazos con ellos. Así argumenta Silvia Álava por qué este y no otro es el primer hábito de la lista.

  • Hablar con amigos y compañeros

La segunda acción de la lista consiste en cuidar las relaciones sociales. “Cuidar y quedar con los amigos y hacer nuevas amistades también se relaciona con la felicidad”, afirma la psicóloga.

  • Llevar un diario de gratitud

El tercer consejo de la experta en psicología es que llevemos actualizado una especie de diario de gratitud para “Anotar cada día, al menos, tres cosas por las que estamos agradecidos o aquello que más nos ha gustado del día, tomando el tiempo de reflexión necesario para ser conscientes de las cosas buenas”.

Esto mismo se puede inculcar en los niños y niñas o, por lo menos, se puede hablar en familia durante la cena, por ejemplo. “Hacerlo aumentará nuestra satisfacción general y nos ayudará a dormir con un espíritu más positivo”, añade Silvia Álava.

  • Trabajar por una causa mayor

En opinión de la divulgadora, “tener un fin, un objetivo en la vida que nos mantenga con energía y que nos haga levantarnos cada mañana” es necesario para incrementar la felicidad.

  • Realizar actos altruistas

Otro de los hábitos que aconseja Silvia Álava para incrementar nuestra felicidad es ofrecer nuestro tiempo y/o dinero. “Compartir, dar lo que no necesitamos y que para otros puede significar un tesoro, es una gran labor que todos podemos realizar”, dice.

  • Enviar mensajes positivos

La comunicación verbal y ni verbal es esencial para incrementar la felicidad. Reforzar los comportamientos positivos de los demás y aprender a enviar mensajes de refuerzo y en positivo incrementará nuestras emociones positivas y hará que nos sintamos más felices”, comenta la psicóloga.

  • Hacer 30 minutos de ejercicio al día

La evidencia científica dice, señala Silvia Álava, que “cuando nos movemos segregamos endorfinas que hacen que nos sintamos mejor”. Al respecto, agrega, «numerosos estudios científicos han demostrado que el ejercicio regular está asociado con una disminución del riesgo de desarrollar depresión y otros trastornos del estado de ánimo”, agrega.

  • Dar las gracias

Marie Kondo no contempla encontrar el camino de la felicidad sin la gratitud. Tampoco Silvia Álava: la gratitud es uno de los mayores predictores de la felicidad. Cuando agradecemos las cosas que hacen por nosotros las personas que nos rodean, incrementamos nuestra felicidad”, asegura.

  • Tener ilusiones

Crear y fomentar nuestras propias ilusiones es importante para ser más felices. “Las cosas tienen la importancia que nosotros les damos, no hace falta que sean cosas materiales en las que tengamos que gastar dinero, incluso mejor si el dinero no interviene: dar un paseo, charlar con un amigo, disfrutar de una buena comida…”, explica la psicóloga.

  • Reforzar nuestras virtudes

El último de los hábitos o consejos que recomienda es que reforcemos lo bueno que tenemos y lo bueno que tienen nuestros peques. “Cada vez que utilizamos una habilidad, sea la que sea, experimentamos un subidón de positivismo”, indica Silvia Álava.

La experta asegura que esto es especialmente efectivo “cuando ejercitamos una fortaleza de nuestro carácter, un rasgo propio y arraigado en nosotros”. Por eso, concluye, “es importante pararnos a observar. saber cuáles son nuestras fortalezas y ser conscientes de que las estamos poniendo en práctica”. 

FUENTE: serpadres.es

Espiritualidad ¿Son más felices las personas religiosas?

La religión y la espiritualidad ayudan a encontrar sentido a la vida. Necesitamos sentir que nuestra vida tiene una finalidad. Necesitamos un motivo que nos haga pensar más allá de nosotros mismos. De hecho, hablamos del individualismo como uno de los grandes males de nuestra sociedad.

Las religiones son las guardianas de los valores, y son muchas veces las encargadas de inculcar esos valores en la sociedad. A su vez, estos valores van a estar muy relacionados con nuestra felicidad y bienestar emocional.

Es importante vivir alineados con nuestros valores. Cuando nuestros valores entran en confrontación con la vida que llevamos es complicado sentirnos bien y estar orgullosos de nosotros mismos y de lo que hacemos.

Un menú del juego saludable para niños

El Observatorio del Juego Infantil ha elaborado un menú saludable que prioriza las actividades al aire libre y espontáneas. Además, recuerda el papel vital que desempeña el juego para el desarrollo de los niños ya que contribuye a su bienestar psicológico, emocional y social.

EFEsalud ha hablado con Silvia Álava, psicóloga sanitaria con más de 20 años de experiencia y experta en la rama educativa, que participa en la propuesta del Observatorio del Juego Infantil “el plato Harvard del juego de niños”.

Este plato para comer saludable fue creado por expertos en nutrición de Harvard y es una guía para crear comidas saludables y balanceadas. Se compone de un 40 % de vegetales y frutas, un 10 % de grasas saludables, un 25 % de granos integrales y un 25 % de proteína.

El Observatorio ha aplicado estos porcentajes a los diferentes tipos de juego para fomentar su desarrollo de manera equilibrada.

El “plato Harvard” del juego

1. Juego de exteriores

Estos juegos representan un 40 % del total y son aquellos que se hacen en el parque, la calle, la playa o la piscina. Son aquellos donde los niños deben negociar a qué van a jugar y decidir las normas. Están asociados a la práctica de psicomotricidad gruesa.

La psicomotricidad gruesa, nos explica Silvia Álava, está relacionada con el control general del cuerpo y se practica a través de juegos como el pilla pilla, escondite o los columpios, que desarrollan habilidades motoras.

2. Juegos libres de tipo simbólico

El juego libre constituye un 25 % y suele realizarse en espacios interiores. Es de tipo simbólico pues se desarrolla a través de juguetes como muñecos o disfraces. No sigue ningún tipo de normas, sino que son los niños los que las van decidiendo y cambiando.

Además, este tipo de juegos fomentan la psicomotricidad fina, que está relacionada con movimientos más complejos que se realizan con los dedos. Algunos ejemplos son dibujar, escribir, vestir y desvestir al muñeco… Es un trabajo de coordinación óculo-manual donde se desarrollan destrezas más precisas, explica Silvia Álava.

“Los niños cuando son pequeños interiorizan a través de los juegos aquello que les ha ocurrido. Por ejemplo, es muy habitual que cuando los pequeños vienen del cole cogen todos sus muñecos y reproducen la clase. A través del juego comprenden e interiorizan aquello que todavía no saben explicar con palabras, lo que es vital para su desarrollo. El mundo es muy complejo y al final los niños van entendiendo como funciona reproduciéndolo”, explica la psicóloga del Observatorio del Juego Infantil.

3. Juegos Reglados

Con un 25 % , son aquellos que deben seguir una serie de instrucciones y turnos. Algunos ejemplos serían el ajedrez, la oca, el parchís y los juegos de cartas. Mediante estos aprenden a interiorizar normas, que más adelante pueden resultar fundamentales para la adquisición de los límites que rigen la vida en sociedad, aparte de diseñar estrategias y aprender a ganar y a perder.

4. Juegos tecnológicos

Estos son una proporción mínima y Silvia Álava los compara a cuando en la dieta consumimos azúcares (en forma de tarta, por ejemplo) que tienen que estar presentes pero de forma esporádica.

El tiempo recomendado depende de la edad, pero debería ocupar un 10 % respecto al resto de juegos. También hay que tener en cuenta el tipo de juego pues no es lo mismo que esté enfocado a aprender algo a que consista en un contenido más violento.

Por eso es importante seguir el indicativo del Código PEGI, que dice cual es la edad recomendada para dicho juego, aunque la psicóloga observa que los niños suelen meterse en juegos que no se corresponden con su edad.

“Es cierto que a los niños les gustan los juegos tecnológicos, pero el proceso de atención sostenida en este caso lo hace el videojuego porque son estímulos que cambian muy rápido a nivel audiovisual y auditivo. Está estudiado que introducen algo nuevo cada 4 o 6 segundos para que el cerebro esté siempre orientado a la novedad y no tengan que prestar su atención, lo que no contribuye a la maduración de la atención sostenida ni la función ejecutiva, que es fundamental”, apunta Silvia Álava.

Desarrollo de habilidades sociales

Uno de los principales beneficios del juego exterior es aprender a negociar, pues enseñan a acceder, a establecer reglas y a cooperar. Además, el establecimiento de normas en grupo contribuye a aceptar que si uno se salta las normas, el resto se enfada, lo que enseña al niño a adaptarse y aceptar las mismas normas que acepta el grupo.

También aprenden otras habilidades sociales básicas como la presentación que se da de una manera sencilla cuando un niño le dice a otro “¿puedo jugar contigo?”, nos explica la psicóloga.

Un debate abierto: la “gamificación” en la enseñanza

La “gamificación” (o ludificación en español) es un método que consiste en aplicar estrategias de juegos en contextos ajenos a estos con el fin de favorecer el aprendizaje y hacer de este una experiencia significativa y motivadora.

Ante el debate que suscita la aplicación de la ludificación en los centros educativos, Silvia Álava observa que las emociones agradables favorecen el aprendizaje mucho más que las emociones desagradables y por lo tanto, anima a que se fomente un aprendizaje divertido que estimule la curiosidad y las emociones agradables.

Sin embargo, esto no significa que haya que llevarlo al extremo, añade la psicóloga del Observatorio Infantil, pues también hay que enseñar a los niños a atender en clase y aprender a través del esfuerzo, el estudio y la memoria.

Se trata de combinar ambas facetas del aprendizaje: la que estimula la curiosidad y las emociones positivas con el trabajo de más memoria y atención. Habrá temas que se puedan enseñar jugando y otros donde el niño debe sentarse e “hincar codos”, añade la psicóloga.

El juego: un derecho de la infancia reconocido

El juego es un derecho reconocido por el artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño de 1989, el tratado internacional más importante con relación al reconocimiento de los derechos de la infancia.

De hecho, en el año 2013 el Comité de los Derechos del Niños de Naciones Unidas aprobó la Observación General nº17 sobre el derecho del niño al descanso, el esparcimiento y el juego, en la que instaba a los países miembros a respetar la necesidad de los niños a jugar.

La importancia del juego radica en que da paso a un buen desarrollo a nivel emocional, social y cognitivo. También procesa el razonamiento lógico, el pensamiento abstracto, la riqueza y fluidez de vocabulario, la organización espacial, la memoria y la empatía.

“Hay muchos países en guerra donde estos niños no están jugado, mientras que en otros países más occidentales como el nuestro, los niños también se ven privados del juego por la sobrecarga de actividades extraescolares o la sobreexposición a las pantallas, que hace que no estén jugando todo lo que deberían”, explica Silvia Álava.

Observatorio del Juego Infantil

El Observatorio del Juego Infantil es un instrumento de la Fundación Crecer Jugando dedicado al seguimiento, vigilancia y control de la aplicación de los derechos recogidos en dicha Convención. Su labor consiste en recopilar y contribuir a la difusión de todos los estudios e investigaciones cuyo contenido versa sobre el valor del juego y los juguetes.

“Rescatemos la importancia que tiene el juego tradicional, aprovechemos ahora que estamos en verano y hay más posibilidades al aire libre porque aunque se aburran al principio, siempre encuentran una manera de jugar. Me da mucha pena cuando me dicen que un niño de 8 años ya es muy mayor para jugar. Nos da la sensación de que los niños crecen muy deprisa y sí, crecen deprisa, pero es que a veces somos nosotros (los adultos) los que les estamos permitiendo que quemen etapas antes de tiempo”, concluye la psicóloga del Observatorio del Juego Infantil.

FUENTE: efesalud.com

120 candidatos de 37 empresas participan en los Premios Mejor Juguete 2024 de la AEFJ

Los premios Mejor Juguete 2024, organizados por la AEFJ han batido un récord de inscripción de productos y en esta edición cuenta con 120 candidatos de 37 empresas asociadas.

La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) organiza un año más los Premios Mejor Juguete. En la edición de 2024 participan más de 120 candidatos de 37 empresas asociadas: Berjuan, Bizak, Cefa Toys, Colorbaby, Deqube, Devir, Diset, Dream Toys, Educa Borras, Faba, Fábrica de Juguetes Famosa, Hasbro, IMC, Jovi, Juguetes Cayro, Juguetes Falomir, Lego, Lúdilo, Magic Box, Marina & Pau, Mattel, MierEdu, Miniland, Moltó, Muñecas Antonio Juan, Natuman, Ninco, Paola Reina, Playmobil, SD Games, Spin Master, Toynamics, Toy Partner, Toy Zone, Vtech y Worldbrands.

El jurado de expertos encargado de elegir el mejor juguete dentro de su categoría se actualiza y crece

Estando formando en esta edición por los siguientes profesionales: Xavier Bringué, Dr. en Ciencias de la Comunicación y licenciado en Ciencias de la Educación, profesor de Comportamiento del Consumidor de la Universidad de Navarra y miembro del Observatorio de Juego Infantil; Fernando Pérez, Director de Circana; Guadalupe Corzo, Responsable de compras de juguetes y videojuegos de El Corte Inglés; Julián Rodríguez, IB Merchandise Director de Toys”R”Us; Esther Hierro, Directora General y Creativa de Marinva, empresa especializada en el juego para educar, comunicar y formar; Clara Blasco, Design & Trend researcher en AIJU y miembro del Comité Internacional de Tendencias del juguete de la feria de Núremberg; Fernando Gaitan, Responsable de compas de Juguetes de Dideco; Jorge Granell, Category Manager de Todojuguete; Silvia Álava Sordo, Doctora en psicología clínica y de la salud. Psicóloga sanitaria y educativa. Es profesora universitaria y divulgadora científica; Pablo Busó, Coordinador del departamento de Investigación Infantil y Pedagogía de AIJU; Laura Brusa, Directora División Comercial de Boing; María Couso, Pedagoga, maestra, especialista en Neuroeducación, divulgadora de contenido educativo a través de redes sociales, formadora de equipos docentes por todo el territorio nacional, especialista en ABJ ‘aprendizaje basado en juegos’ y autora del libro ‘Cerebro, infancia y juego’; Miriam Galán, Galardonada con varios premios educativos entre los que cuenta con el Global Teacher Award y Educadora; y Gabriel Songel, Catedrático de Diseño en la Universitat Politècnica de València y Director del Museo del Juguete de la UPV.

A lo largo del mes de julio el jurado conocerá los candidatos en cada una de las categorías, ya sea por tipología de producto o por valores, eligiendo los cinco finalistas dentro de cada una.

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Evento de entrega de premios

Tras el paréntesis provocado por la pandemia, los premios al mejor juguete vuelven a contar con el evento de entrega de premios. Los ganadores se darán a conocer en un evento que tendrá lugar el 17 de septiembre en Valencia y al cual asistirán medios de comunicación, empresas fabricantes, miembros del jurado, distribución, asociaciones empresariales y de consumo, licenciatarios y representantes del gobierno de la Generalitat Valenciana, entre otros.

Desde la AEFJ, señalan que “los premios al mejor juguete, herederos de los galardones ‘Mejor juguete del verano’ llegan a su novena edición en este 2024; 9 años en los que el reconocimiento por parte de la distribución y también por parte del consumidor son ya evidentes”.

Las categorías de premios han ido cambiando

Adaptándose a las tendencias del mercado y a las tendencias de productos. Si hace algunos años la sostenibilidad, los valores o la capacidad del juguete para cambiar el mundo tenían una relevancia reducida, hoy ya tienen categorías específicas dentro de los galardones, poniendo de manifiesto la apuesta del sector por hacer, de este mundo, un lugar mejor.

Para más información en mejorjuguete.com.

Las claves que «una pareja abierta» funciones

En este nuevo vídeo os doy algunos consejos que parecen en el reportaje del programa D Corazón. El hecho de plantearse ser una pareja abierta, es algo que no es fácil, ya que si el acuerdo no está muy claro, luego pueden llegar los malentendidos, por eso es muy importante ser completamente sinceros y aclarar lo que esperamos y lo que no esperamos de esa nueva situación.

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Entrevista sobre el libro ¿Por qué no soy feliz? 

En el libro «¿Por qué no soy feliz?», respondemos a preguntas sobre la insatisfacción personal, frustraciones laborales y problemas en las relaciones personales, explicando que ser feliz no significa vivir en un mundo perfecto, sino de manera consciente y de acuerdo a nuestros valores, aceptándonos a nosotros mismos.

No es necesario cambiar drásticamente nuestras vidas para encontrar bienestar, sino aprender a manejar y comprender nuestras emociones.

La emoción que más se relaciona con la felicidad es la serenidad

Mundo (ATB Digital).-

Se habla de la felicidad con facilidad. Está en el podio de los deseos. Cada vez que se le pregunta a un padre sobre el futuro de los hijos, en todo tipo de crianzasestratos sociales y edades, emerge: “Que sea feliz”. A este particular punto ha dedicado gran parte de su trabajo Silvia Álava Sordo, doctora y licenciada en Psicología nacida en Valladolid, pero instalada en Madrid hace más de dos décadas. Ha publicado siete libros, y casi como una constante aparecen en ellos una idea que los atraviesa: ¿Por qué no soy feliz?, Queremos que crezcan felices y Queremos hijos felices, son algunos de sus títulos.

Pero suele ser un concepto abstracto y volátil, que se construye individualmente. Álava Sordo, en una charla exclusiva con LA NACION, aporta claridad para entender cómo criar hijos felices.

¿Qué es la felicidad?

–Es muy importante que definamos muy bien qué es porque la sociedad ha confundido la emoción de la alegría, que es una sensación que a todos nos gusta sentir, es agradable y en la que sube nuestra energía, con la felicidad, que no es solo sentir esa emoción agradable de gozo. Cuando hablamos de felicidad nos introducimos en un estado en el que cambian todas las emociones. Tanto las agradables como las desagradables. Si para ser feliz hay que estar todo el día sintiendo alegría, haciendo cosas que nos gustan o divertidas, lo que va a pasar es que absolutamente nadie en el planeta va a poder serlo. Por eso es importante que entendamos que la felicidad es un estado donde van a caber emociones amables y no tanto, y que no nos quedemos solamente con la parte hedónica de hacer cosas para el placer y para el disfrute. Cuestión que está muy bien y para la que hay que reservar esos espacios. Sino que también trabajemos desde la perspectiva de la felicidad eudaimónica, más relacionada con el crecimiento personal, con sentir que somos capaces de resolver con éxito esas situaciones de nuestro día a día.

–¿Es compatible la crianza en felicidad con la educación de los niños y los límites?

–Pensamos que poner límites no se condiciona con la felicidad. Como psicóloga, trabajo en un centro en Madrid, y me gusta, al terminar la primera sesión en la que se presentan los adultos a cargo, sin los niños, preguntar: ¿qué es lo que quieres conseguir para tu hijo o para tu hija? La respuesta que más me encuentro siempre es “que sea feliz”. ¿Cuál es el problema? Que muchos en ese pensamiento nos equivocamos. Y, por ejemplo, los inundamos para que tengan un montón de cosas. Cuando no hay ninguna evidencia científica, ningún estudio que nos diga que tener más juguetes los va a hacer más felices. O nos da miedo ponerles límites. Y es todo lo contrario, porque las normas les dan seguridad, les dan confianza, les muestran el camino que tienen que seguir. Y además, cuando evitamos la sobreprotección, también vamos a conseguir que sean más seguros, que se sientan con una mayor capacidad para desenvolver con éxito su día a día. Eso al final va a traducirse en que nuestros hijos sean más felices. No poniendo límites lo más habitual es que sean muchísimo más infelices.

–¿Podrías darnos algunas claves para proteger la salud mental familiar puertas adentro de la casa?

–Es cierto que parece que ahora hablamos mucho más, sobre todo desde la pandemia. La Asociación Española de Pediatría dice que se han incrementado un 47 por ciento los problemas de salud mental en población infantojuvenil. Las familias e incluso los profesores tienen un papel activo a la hora de criar a los niños y jóvenes con salud mental. Para ello es importante ver qué estamos haciendo, por ejemplo, estamos permitiendo ventilar las emociones, nos estamos convirtiendo en esa figura de referencia a la que nos pueda contar y además nosotros lo validamos, es decir, no juzgándolo, no diciéndole lo que tiene que hacer. Este sería uno de los pasos muy importantes. Necesitan que estemos ahí para darles ese apoyo emocional, para que podamos ser un vínculo de seguridad. Eso son factores de la salud mental. También es muy importante que trabajemos con ellos y que aprendan habilidades de la inteligencia emocional. Que sean conscientes de percibir la emoción que están sintiendo. Tanto de ellos mismos como de los demás. Y ayudarlos a aprender a expresarla de una forma correcta. A mí me gusta mucho Quino y esa frase de Mafalda sobre que la vida es bonita, pero difícil. Los adultos tenemos que dar herramientas y muchas de ellas son de la inteligencia emocional.

–¿Cuánto de la sociedad hiperconectada afecta nuestra felicidad?

–Esto es algo bastante interesante. ¿Realmente nos hacen más felices las pantallas? Los psicólogos decimos que tenemos que tener cuidado para poder utilizar las pantallas correctamente de tal forma que no interfieran en nuestra salud mental. Y que tampoco lo hagan en el bienestar emocional. Estamos observando que ante un problema o una emoción desagradable, recurren a las pantallas, porque tienen mucho miedo de mirar hacia dentro y ver qué pasa. Recurren a algo muy fácil para taparlo: la pantalla o las redes sociales. No es una buena idea, porque al final no estoy mirando lo que me pasa y no estoy afrontando el problema. Además, tienen un efecto que potencian la comparación social que nos hace infelices. Nos da la sensación de que nuestras comidas no son tan ricas como las que pone la gente en las redes o que nuestra vida no es tan interesante. Y muchas veces se nos olvida que las redes están hechas para aparentar, que no son la realidad y que es la vidriera donde cada persona cuelga su mejor versión.

–¿Cómo trabajamos la felicidad en nuestros hijos adolescentes?

–La felicidad se empieza a trabajar desde bien pequeñito. No se puede pretender no hacer los deberes y presuponer que todo emergerá en la adolescencia porque hay muchas bases que no van a estar bien sentadas. Lo mejor siempre es aportar mucho afecto físico: beso, mimo, caricia, fomentar los vínculos de seguridad. Y con los adolescentes hay que seguir trabajando. Durante la adolescencia el cerebro se reorganiza, se reconfigura. Y ese proceso es superimportante porque permite transformarlo en un órgano más potente para llegar a hacer operaciones y razonamientos tan complicados como los que hace un adulto. El proceso se hace de atrás hacia adelante. La última zona que termina de madurar es el lóbulo prefrontal, la parte de adelante de todo, que es precisamente donde se regulan las emociones. Por eso tengo que entender que al adolescente con el que convivo le puede costar mucho controlarlas y canalizarlas, porque la parte del cerebro que siente las emociones, el sistema mesolímbico, está muy sobreactivado por toda la producción de hormonas y eso hace que todo lo sientan con una intensidad muy alta. Entendiendo esto podemos evitar tomarnos de modo personal ciertas actitudes y entender si es un suceso de una dimensión real o es parte de su proceso madurativo. También es tiempo de fomentar que puedan estar con un grupo de iguales, porque en esta etapa también se configura la personalidad. Ya no se hace solamente a través de la familia, que de todos modos seguirá ahí presente y alerta, sino a través del grupo de iguales. Me refiero a grupos de carne y hueso. Amigos con los que poder salir, dar un paseo, estar en el parque, compartir una actividad.

–¿Qué errores crees que cometemos al trabajar la felicidad en la crianza?

–Muchos, como la sobreprotección, ese malentender el amor maternal o paternal y decir: “ay, no me cuesta nada…” Con esa actitud se está generando un niño o niña con escasos recursos, con pocas habilidades. Eso no le va a ayudar a ser más feliz. O hiperestimularlos de tal forma que apenas tengan tiempo libre. Es muy bueno que hagan deporte o que aprendan o toquen instrumentos musicales. Pero no pueden hacer todo a la vez. Necesitan tiempo libre para jugar, porque de esa forma van a desarrollar su función ejecutiva, la capacidad de orientarse hacia las metas, la de dirigir su propia conducta. Hay niños que están tan sobre estimulados, que están siempre en cosas de adultos.

–¿Por qué mucha gente dice que no puede ser feliz? ¿Qué nos pasa con la felicidad?

–Nos hemos creído muchos de los mitos sobre la felicidad, que significa vivir sin problemas. Ser felices implica que tengo las herramientas para poder solventar con éxito mis situaciones del día a día. Que cuando tengo una complicación, pongo el foco en resolverla. Y que cuando ya no soy capaz porque es un problema de los que no tiene solución, acepto esa situación y en lugar de poner mi energía en intentar cambiar algo que ya no se puede modificar, la uso para regular esas emociones desagradables que me genera esta situación que no puedo cambiar. La felicidad es algo que está dentro de nosotros. Que no hay que buscarla fuera. Que no tiene tanto que ver con las cosas que tenemos o que conseguimos. Y que la emoción que más se relaciona con la felicidad es la serenidad, no tanto la alegría. Y que es muy complicado ser felices si no vivimos alineados con nuestros principios y con nuestros valores.

–Algunas personas prefieren la serenidad a la felicidad. ¿Qué opina?

–Es que han entendido bien lo que es la felicidad. Tiene más que ver con sentir que mi vida tiene un sentido, que encuentro por qué estoy aquí. Si entendemos así la felicidad, desde luego que la emoción con la que más nos vamos a sentir identificados es con esa calma. Esto no significa que no tengamos que potenciar emociones agradables o que no haya que hacer cosas divertidas. En absoluto es así.

–Es difícil pensar en la felicidad cuando las demandas son tantas y debemos cumplir con muchas cosas

–Es cierto que es complicado, porque vivimos en una sociedad de consumo que nos insta a tener y mostrar. Es importante poder parar y pensar en lo que creo que es importante para mí. No vivimos en una sociedad en la que, por ejemplo, sea fácil conciliar. Es complicado. Pero el secreto está en ir encontrando pequeñas estrategias para incrementar nuestro bienestar emocional intentando en todo momento cambiar el foco. Con los niños hay que tener cuidado con las expectativas que ponemos en ellos. Se ven muchos papás y mamás que en lugar de realizarse a través de ellos mismos, lo intentan hacer a través de sus hijos. Les colgamos una mochila emocional y una responsabilidad tan grande que no han de ser capaces de gestionarla. Démosles la libertad para que sean como son.

FUENTE: ATB Digital