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Mi hijo es demasiado tímido, ¿tiene un problema?

Si quieres ayudar a tus hijos a superar la timidez, atención a estas claves.

Por Marina Borràs

   

Hay muchos padres y madres preocupados porque sus hijos son muy tímidos, hasta el punto de preguntarse si esta condición puede llegar a convertirse en patológica. El no saber cómo ayudarles puede generar frustración en los padres y llevar a cabo algunas prácticas que, más que beneficiarles, pueden jugar en su contra.

Por eso, es importante que sepamos qué es la timidez y qué podemos hacer las madres y los padres para ayudarles a superarla sin perjudicarles. Para ello, hemos hablado con la psicóloga Silvia Álava, quien nos ha arrojado luz sobre este tema.

¿TIMIDEZ O INTROVERSIÓN?

Silvia Álava empieza señalando que “es importante distinguir la timidez de la introversión. Cuando hablamos de alguien introvertido, hablamos de un rasgo de personalidad, y esto significa que se sienten cómodos estando solos, estando con ellos mismos, no necesitan estar continuamente con otras personas, son los típicos niños y niñas que con un par de amigos se sienten bien y no necesitan tener grupos grandes de amigos como los niños y niñas extrovertidos”.

Cuando hablamos de timidez, por otro lado, “hablamos de niños que, a lo mejor, en un determinado momento, sí les gustaría acercarse a jugar o tener más amigos, pero no se atreven a hacerlo. Puede que sientan mucha vergüenza, que piensen que se van a reír…, y entonces no se atreven”, apunta la psicóloga.

¿CUÁNDO SE CONVIERTE LA TIMIDEZ EN UN PROBLEMA?

Silvia Álava explica que la timidez se convierte en un problema “cuando vemos que ese niño o niña no hace determinadas cosas por esa falta de atrevimiento. No ocurre como con los niños introvertidos que no necesitan más, no hace falta que se esfuercen, porque para ellos no es necesario. En cambio, un niño tímido estaría deseando ponerse a jugar, por ejemplo, pero no se atreve”.

«La timidez se convierte en un problema cuando el niño no hace determinadas cosas por falta de atrevimiento»

Silvia Álava, Psicóloga

QUÉ DEBEMOS EVITAR ANTE LA TIMIDEZ DE LOS NIÑOS

A veces, las madres y padres tendemos a infravalorar las emociones de nuestros hijos con frases como “venga, si no pasa nada, no tengas vergüenza”, así como también a etiquetarles, “¡qué tímido eres!”, y debemos saber que estas conductas son un error.

“Muchas veces los adultos lo empeoramos”, declara Silvia Álava, “porque lo peor que podemos hacer es colgarles etiquetas, ya que les damos un refugio para actuar en función de la etiqueta que le hemos puesto. También a veces las madres y padres lo que hacen es hablar por ellos, por ejemplo. Por lo tanto, mucho cuidado con estas dos cosas: colgarles etiquetas y hablar por ellos”, advierte la psicóloga.

CÓMO AYUDAR A MI HIJO A SUPERAR LA TIMIDEZ

Silvia Álava nos aconseja esta serie de claves para ayudar a nuestros hijos a trabajar su timidez:

  • Primero, como hemos dicho, etiquetas fuera.
  • Segundo, es muy importante que hablemos con ellos, entendiendo que muchas veces esa timidez está en la cabeza, y que trabajemos la emoción de la vergüenza, porque puede que piense que se van a reír o que no les va a gustar lo que dice o que le van a rechazar.
  • No hablar por ellos e ir poniéndoles pequeños retos. Por ejemplo, en un restaurante, dejando que pida él lo que quiere o en el parque animándole a que hable con los niños para jugar con ellos.
  • Si no se atreve, pues lo podemos entrenar. “Los psicólogos trabajamos mucho con el role playing, que consiste en hacer una especie de teatrillo para entrenar y que vayan cogiendo más seguridad”, explica Silvia Álava.

FUENTE: www.sport.es

Estos son los propósitos más deseados para mejorar como familia en 2022. Colaboración con diario ABC

Por Laura Peraita SEGUIR

Los expertos señalan la importancia de marcar reuniones en las que los hijos también expresen sus deseos para incentivar un mejor clima familiar.

El comienzo del nuevo año supone el mejor punto de partida para marcarse la puesta en marcha de esos propósitos que se suponen que nos pueden ayudar a mejorar como personas, pero también como familia. Una de las mejores maneras de hacerlo es, según Silvia Álava Sordo, Doctora en Psicología, convocar una reunión familiar en la que estén todos sus miembros, no solo los adultos, y que se planteen qué quieren mejorar para que el clima familiar sea más favorable. «Es importante que los padres escuchen los deseos y propuestas de los hijos y reflexionen sobre lo que les dicen porque ayudará, además, a identificar sus necesidades y la situación en la que está la relación familiar en ese momento».

Entre los propósitos más ansiados por las familias destaca, en primer lugar, tener más tiempo juntos.

Así lo señala María Campo, profesora del master en Orientación Familiar de la UNIR, quien añade que los padres tienen una «necesidad imperante» de pasar más tiempo de calidad con sus hijos, para poder mirarles a los ojos, escucharles sin estar haciendo varias cosas al mismo tiempo o pensando en lo siguiente que deben hacer… «Es una lucha constante que les genera mucha frustración no conseguir».

Para lograr esta meta, el primer paso es que los padres consigan una buena organización y planificación de todas sus tareas «de tal manera —matiza— que se eviten las prisas y el estrés de, por ejemplo, los minutos previos de ir al colegio cada mañana para no acabar a gritos y que niños y mayores lleguen alterados a sus respectivos colegios o puestos de trabajo. Es necesario tener paciencia y respetar los ritmos de los más pequeños, dejar que hagan las cosas y no intervenir para que acaben antes, lo que les resta autonomía».

Lograr un ambiente de respeto.

«El respeto debe reinar en todos los hogares con letras mayúsculas —indica Álava Sordo— porque su presencia implica cariño, dulzura en el trato y que evitemos hacernos daño mediante acciones y frases incisivas. Implica también que tenemos en cuenta las emociones de los demás».

Esta Doctora en Psicología reconoce que no siempre es fácil mantener una actitud respetuosa porque en el día a día surgen muchas situaciones, personales y familiares, que nos pueden llevar al límite. Es en esos momentos cuando recomienda expresar nuestros sentimientos de nerviosismo, enfado, frustración o ansiedad y qué es lo que necesitamos para no estallar ante los demás. «No se trata de trasladar nuestros problemas de adultos a los niños, pero sí de compartir emociones para que no sean ajenos a nuestro sentir. Hay que perder el miedo a decir lo que sentimos porque eso nos ayudará a regular las emociones desagradables y a que nuestros hijos aprendan a reconocerlas y saber también cómo afrontarlas».

Hacer realidad el trabajo en equipo y la ayuda colaborativa.

«Los niños desde muy pequeños pueden responsabilizarse de ciertas tareas del hogar. Es importante que los padres eduquen en corresponsabilidad, no se trata de ayudar a mamá, consiste en que contribuyan para el buen funcionamiento de la organización familiar con su aportación».

Para no caer en el incumplimiento de estos propósitos, Silvia Álava Sordo recomienda realizar reuniones familiares esporádicamente para evaluar el seguimiento de estas metas. No deben ser encuentros forzados como, por ejemplo, todos los lunes, sino que los padres deben aprovechar ciertos momentos de relajación para fomentar la comunicación y felicitar por los logros conseguidos o reforzar, en el caso de ser necesario, la constancia en estos propósitos, para que no queden en el olvido.

Espacios para ellos mismos.

María Campo añade que los padres «deben contar también con espacios para ellos mismos; es decir, no abandonar sus aficiones para dedicarse al cien por cien a sus hijos. Deben cuidarse para sentirse bien y poder cuidar a los demás y ofrecer la mejor versión de sí mismos a sus hijos. Esta debe ser la motivación principal para no decaer en los propósitos marcados: pensar que todo lo que se hace es por el bien de los hijos». Y, advierte, «las metas no se pueden afrontar todas a la vez, hay que ir poco a poco para lograr resultados a medio largo plazo, del mismo modo que una persona no se puede plantear al mismo tiempo dejar de fumar, hacer ejercicio, ponerse a dieta y aprender idiomas. Todo lleva sus tiempo».

FUENTE: ABC Familia

¿Te has convertido en un padre o una madre dron?

No debemos abusar del control y supervisión a nuestros hijos que nos permiten los dispositivos electrónicos

Por Alicia Mendoza

Todos conocemos cómo funciona un dron: a través de un control a distancia, este aparato vuela y muestra las imágenes de cualquier lugar en tiempo real. Puede sobrevolar nuestras cabezas e incluso entregar a las personas diferentes objetos. Pero los drones también sirven para controlar y vigilar todo lo que sucede.

Para Eva Millet, periodista experta en educación y crianza y autora del libro ‘Hiperpaternidad’, la función que realiza un dron también se puede aplicar a la paternidad/maternidad, o mejor dicho la hiperpaternidad.

Ser un padre dron, para la experta, consiste en «supervisar cada aspecto de la vida de los hijos», en gran medida por el uso de las tecnologías. Así nos lo contaba en nuestro evento ‘La educación importa’, en el que afirmaba que usamos la gran cantidad de aparatos electrónicos actuales para vigilar y controlar a nuestros hijos e hijas

Este tipo de hiperpaternidad está condicionado por una sobreprotección a nuestros hijos. Adoptamos este tipo de postura por el temor a que los niños “se traumen” y “no sufran”. Y las consecuencias para los niños son negativas. “Les transmiten el mensaje de <<sin mí, sin mi protección y sin mi ayuda, sin mi intervención tú no puedes>>”, a lo que Millet añade que repercute “a su autoestima” ya que hace que los niños sean “menos autónomos, más inseguros, más frágiles, no se atreven a lanzarse a explorar su mundo porque tienen miedo”.

Versión actualizada del padre helicóptero

Antes del uso de la terminología de ‘padre dron’ se usaba el término ‘padre helicóptero‘. La psicóloga Silvia Álava nos contaba en este taller cómo son estos padres helicópteros, padres sobreprotectores que satisfacen necesidades de los niños sin haberlas ellos pedido antes. «Antes de que al niño no le pueda pasar nada, yo ya estoy aquí como un helicóptero encima sobrevolando para que a este niño no le ocurra nada. ¿Cuál es el problema? En ocasiones los niños ni tan siquiera llegan a pedir las cosas, porque antes de que las pidan ya se las hemos dado. No les hemos dado la oportunidad de generar un deseo, ni de ganárselo. Antes de que haya un problema, ya se lo hemos resuelto», contaba.

Los padres dron se convierten así en la la versión del siglo XXI de los padres helicóptero, ya que ahora tenemos más dispositivos electrónicos que “nos permiten actuar cual drones”, como señala Millet, para supervisar cada aspecto de la vida de los hijos. «La esencia es la misma, pero ahora disponen de un arsenal de nuevas tecnologías para sobreproteger y controlar en exceso las vidas de sus hijos”, aclara Millet.

Hacemos uso de todas las apps de control parental y vigilancia en exceso, no nos ponemos límites a la supervisión que hacemos de nuestros hijos, y como dice Eva Millet, nos convertimos así en otra variedad de hiperpadres: los padres-espía. “El debut son las aplicaciones que permiten controlar al bebé, incluso antes de que nazca. El móvil se convierte en una especie de cordón umbilical que no se corta nunca porque luego aparecen los grupos de WhatsApp de la clase, para ejercer de secretarios», explica.

¿Cómo detectar que somos unos padres dron?

  • No fomentamos su autonomía: no permitimos que nuestros hijos aprendan solos, que exploren, que coman solos. Les damos todo masticado para que no encuentre ningún bache en el camino.
  • Traspasamos los límites del control parental: El control parental es una herramienta efectiva para que nuestros hijos puedan relacionarse de forma sana con la tecnología, pero no puede la única herramienta que usemos en su educación digital ni debe usarse para prohibir.
  • Usando apps de vigilancia: En el mercado de apps existen numerosas aplicaciones para vigilar y monitorizar los movimientos de un individuo, en este caso de nuestros hijos. La geolocalización que poseen ciertas apps solo se debe usar en caso de peligro o de incertidumbre, no se puede usar para controlar cada movimiento de los niños
  • Resolviendo cada uno de sus conflictos: Si cuando tienen un problema no dejamos que ellos mismos busquen una solución o no les permitimos negociar, en el futuro no sabrán enfrentarse a otros problemas mayores de la vida.

FUENTE: www.elperiodicodearagon.com

¿Fanfarroneas de zapatillas o de móvil? Esto es el ‘brand bullying’ Colaboración con El Correo

Es un tipo de acoso al alza entre los más jóvenes

Por ALBA PELÁEZ

Siempre que un chaval plantea sus miedos, temores y complejos, los adultos nos revestimos de razón –y de algo de prepotencia– y ‘desmontamos’ sus agobios. ¡Nos sentimos tan poderosos! Pero a veces los argumentos de los menores son tan incontestables que nos callan la boca. Ahí va una muestra: un adolescente participante en un estudio realizado en EE UU sobre el ‘brand bullying’ o acoso consumista, que lo pasaba fatal cuando iba a clase porque sus compañeros se burlaban de su ropa ‘sin marca’, describía así su calvario diario: «Este es el peor tipo de ‘bullying’, porque no hay mucho que puedas hacer si no eres rico». Así lo recoge Umit Kucuk, profesor de marketing y comportamiento del consumidor, en su libro ‘Brand hate’. Es decir, es una condena de la que no puedes escapar.

Según Kucuk, esta forma de acoso «puede alcanzar niveles extremos en el mundo de los ‘teenegers’» y tiene como consecuencia directa que, para muchos jóvenes, las horas previas a ir a clase se hayan convertido en una pesadilla. ¿Qué me pongo? ¡Mi móvil es una antigualla, no lo voy a sacar de la mochila! ¿En serio me tiene que llevar mi padre al instituto en ese coche tan cutre? Ya tenemos drama familiar (y personal). Pero, ojo, esto no llega de un día para otro, se va forjando en el seno familiar. ¿Podemos evitar que los adolescentes se obsesionen con las firmas y que sufran o hagan sufrir por ello?

Ojo con lo que ven en casa

El eje del ‘brand bullying’: se desplaza al chaval –es más frecuente en la preadolescencia, en torno a los 12 años– que lleva una ropa más barata y cuya familia tiene un automóvil más sencillo o una casa más pequeña. En casos extremos, se autoexcluye él mismo. ¿Dónde ha empezado ese problema? En la publicidad, que bombardea por igual a padres y a hijos, y en los adultos, que se sienten superiores por poder permitirse un mayor volumen de gastos y están comunicando a sus hijos, a veces de manera inconsciente, que ese es el camino para lograr reconocimiento. «Es importante establecer pronto la diferencia entre ‘lo que quiero’ y ‘lo que necesito’ y transmitirla a nuestros hijos –explica la psicóloga infantil Silvia Álava–. No se trata de renunciar a una marca que nos interesa, sino de ser conscientes de que no somos mejores por comprarla. Eso es lo que hay que trabajar con los niños».2

Ojo con la publicidad

Según un estudio realizado por Unicef, el peso de las decisiones de los chavales en las compras familiares es brutal. Mientras que el 80% de los padres opta por marcas blancas, sus retoños prefieren las firmas líder, las que se gastan más dinero en marketing. «Muchos anuncios van ya destinados a los más pequeños, lanzándoles el mensaje de ‘esto es lo que necesitas para estar integrado’», apunta Álava. El error de algunos padres es terminar comprando cosas caras o innecesarias a sus hijos para que no sufran o se vean ‘distintos’.3

La autoestima, el arma

Victoria Tur-Viñes, catedrática de Sociología de la Universidad de Alicante, sostiene que el exceso de ‘marquismo’ se combate fomentando la autoestima de los chavales, «de modo que se sientan seguros por sí mismos y no por parapetarse vistiendo una marca».4

Sobreexposición a las redes

El ‘brand bullying’ está muy ligado a las redes sociales.A los chavales hay que explicarles que lo que ven en ellas solo es una versión del mundo real, no el mundo real.También hay que alertarles de que los ‘influencers’ venden un modo de vida que está muy por encima de las posibilidades del común de los mortales y que están pagados. «Las redes sociales muestran una realidad edulcorada con filtros, con flores, con desayunos maravillosos de zumos, frutas, tortitas… Y esto invita a la comparación social», indica Álava.Claro, el adolescente que ve que en su casa hay leche con galletas y gente con ojeras y pereza por la mañana… ¿qué piensa? ¿Y si encima se tiene que poner unas zapatillas de 20 euros en lugar de unas de marca, de 150 euros, como las de algunos de sus compañeros de curso? Pues cree que su vida no es del todo buena y que las burlas de los demás tienen fundamento.

CADA GENERACIÓN TIENE SUS PRENDAS FETICHES

  • Ahora le han puesto nombre y apellido a este problema (con ustedes, ‘brand bullying’), pero realmente lleva existiendo toda la vida. La frustración que pueden llegar a sentir los más jóvenes por poseer una determinada prenda u objeto también la hemos podido llegar a sentir nosotros a su edad. De hecho, en la memoria de muchos de nosotros perduran marcas que se han quedado grabadas a fuego. En unas ocasiones, porque formaron parte de nuestra vida y, en otras, porque por aquel entonces no pudimos permitírnoslas y, con el tiempo, ya no tenía el mismo sentido hacerse con ellas. Repasamos algunas de las firmas que pegaron fuerte en las últimas décadas en España, esas que nos hicieron suspirar y sentir deseo.
  • Años 70: La ropa deportiva dio forma al estilo sport informal. Los polos de marcas como Lacoste, Ralph Lauren o Benetton se abrieron paso y, a día de hoy, con algún cambio respecto a la época, siguen sacando colecciones inspiradas por esta década. Las pellizas y las zapatillas Victoria fueron otras de las grandes favoritas de los 70. Todo el que quería ir chulo y llamar la atención necesitaba urgentemente estas prendas.
  • Años 80: Si algo caracteriza a esta década son los vaqueros. Los Levi´s 501 para ser más concretos. A poder ser, los de etiqueta roja. Toda una joya de armario que causó sensación. Otros clásicos de la época fueron los tejanos de la marca Lee; los jerseys de Privata o las chaquetas de Chevignon.
  • Años 90: Las sudaderas y los vaqueros de Liberto eran muy habituales en los 90. Champion era otra de las marcas habituales entre los jóvenes, así como Fila, que a día de hoy se ha recuperado entre las tendencias gracias a diversos famosos e influencers que los lucen tanto en el día a día como en galas de premios. De hecho, estas ‘recuperaciones’ parecen tener mucho que ver con los deseos incumplidos de quienes eran adolescentes en esos años.
  • Años 2000: La moda ‘surfer’ se impuso. Marcas como Quicksilver, Roxy, Billabong o Volcom se popularizaron. Con un estilo informal, todos querían lucir los bañadores de estas marcas o la ropa de nieve que ofrecían. Las mochilas fueron otros de las los grandes iconos de estas firmas.

FUENTE: www.elcorreo.com

2022, año III de la era COVID: las «mutaciones» de una sociedad «cansada del cansancio». Colaboración con RTVE​

Cambia el calendario sin poder pasar página respecto a la pandemia mientras la fatiga colectiva se sigue «cronificando» 

Varios expertos analizan cómo han cambiado los estados de ánimo, las preocupaciones y la forma de afrontar la realidad

Por JESSICA MARTÍN

No solo es el COVID lo que muta.

También mutan las sensaciones, las emociones, las preocupaciones y los estados de ánimo que genera su existencia, mientras la pandemia se sigue prolongando en el tiempo: del miedo al agotamiento, del agotamiento a la frustración, de la frustración al hartazgo y del hartazgo, parece, a la extenuación colectiva.

Cada estado habrá tenido, a su vez, diferentes variantes en función de la experiencia individual y, aunque la vacuna haya regado el 2021 de esperanza, lo cierto es que el año ha terminado sin que reine la calma. Las olas ya se cuentan con las dos manos y, lejos de estrenar el calendario de 2022 con el cielo despejado, la lluvia de contagios navideños desatada por ómicron podría cogernos nuevamente con el paraguas sanitario agujereado.

«La gente está muy cansada de todo esto. Parecía que nos habíamos acercado a la realidad anterior a la pandemia y volvemos a los contagios, las medidas, las clases de los ‘peques’ confinadas, la preocupación, las cuarentenas… En las familias hay mucho desconcierto. Llevamos casi dos años viviendo así y, aunque todos hemos pasado por distintas fases partiendo del miedo del principio, la sensación más extendida ahora mismo es la de hartazgo por no saber hasta cuándo estaremos así», resume la psicóloga Alejandra García Pueyo, especializada en terapia familiar.

La sexta ola se percibe como «un retroceso a la casilla de salida»

Esa percepción sobre el desasosiego generalizado la comparte también Alberto del Campo Tejedor, antropólogo e investigador de la Universidad Pablo de Olavide:

«Teníamos una enorme fe en el Estado, que siempre nos protege, y en la ciencia, pero esa fe se va minando cuando va pasando el tiempo. Nos estamos dando cuenta ahora de que llevamos casi dos años y la ciencia, el Estado, el dinero, el capital, no son capaces de controlar todas las contingencias. Esto, que es algo natural, parece que lo habíamos obviado (…) Vivimos en la sociedad de la inmediatez y de la impaciencia, y esa mirada la trasvasamos a otros ámbitos; requerimos soluciones inmediatas para todo y no tenerlas esta vez ha propiciado que la sociedad esté muy frustrada con la espera«, señala.

Silvia Álava, psicóloga sanitaria y educativa, cree que esa frustración y esa fatiga se están «cronificando» en la sociedad y afirma que muchas personas están percibiendo la sexta ola como «un retroceso a la casilla de salida», aunque sepan que ha habido una mejoría respecto al año anterior por la vacunación y por el descenso de muertes: «Las Navidades han sido una puntillita más. Nos habíamos imaginado una Navidad distinta a la del año pasado y otra vez nos dan un mazazo que genera más frustración y que se suma al agotamiento ya acumulado». 

Los continuos vaivenes, unidos a la incertidumbre que provoca el «no ver la luz al final del túnel», añade Álava, «terminan pasando factura cuando no se tienen herramientas para gestionar las emociones». Por eso es tan importante, dice, que este 2022 se siga poniendo el foco en la salud mental y que se normalice entre la sociedad el pedir ayuda psicológica o psiquiátrica cuando sea necesario.

 Los datos de la salud mental en España, la pandemia detrás de la pandemia

Un «estado de preocupación» más «heterogéneo»

Del Campo, también editor del libro La vida cotidiana en tiempos de COVID. Una antropología de la pandemia, en el que participan diferentes investigadores, afirma que ha notado algunos cambios en la sociedad respecto al inicio de 2021, que fue justo cuando se publicó ese trabajo.

En primer lugar hay, explica, un «estado de preocupación» más «heterogéneo». Es decir, ya no solo hay «miedo a morir o a no poder pagar el préstamo de un bar», también hay preocupación en numerosos padres por cómo está repercutiendo la privación social en la salud mental de sus hijos adolescentes o por cómo puede perjudicar la situación al desarrollo de los niños.

«En muchos niños pequeñitos que han nacido o que viven sus primeros años en plena pandemia yo noto un aumento de timidez, más dificultad en la gestión de emociones y en el desarrollo del lenguaje. Para ellos todo está siendo diferente. Antes los niños veían a sus profesores gesticular o reirse y ahora no se pueden relacionar igual (…) Y empezamos el año otra vez con más preocupación entre los adultos y con posibles medidas en las aulas. Estos cambios también les confunden a ellos, que tienen que seguir jugando y relacionándose», apunta al respecto García Pueyo.

En la población joven lo que hay, dicen los especialistas, es mucha apatía, desmotivación y ansiedad, estados que conviene frenar cuanto antes y que podrían seguir ganando terreno si se siguen anunciando restricciones generales sin tener en cuenta cómo influyen en las diferentes etapas vitales.

La pandemia empieza a verse como un problema «a medio plazo»

Por otro lado, Del Campo apunta que es ahora cuando se empieza a afrontar la pandemia como «algo más a medio plazo» y no como un problema que tiene un final próximo. «La mayoria de las personas hace un año nos decían ‘no nos preocupemos, tenemos ya una vacuna’, y consideraban que esto no duraría más de un año. Cuando han visto que va para largo están empezando a meditar si es razonable, por ejemplo, tener a una abuela de 90 años encerrada durante tres años o lo que dure esto (…) Esta dimensión temporal se está introduciendo en las reflexiones, hay un cambio», cuenta el antropólogo, quien incide en varias ocasiones en la importancia de que la ciudadanía cuente con «válvulas de escape» para evitar males mayores.

Esto último lo ejemplifica de múltiples formas, recurriendo a varios acontecimientos históricos que demuestran, dice, que una sociedad «en depresión colectiva» es «el caldo de cultivo perfecto» para que germinen la pesadumbre y la apatía, y para que esto derive en algo mucho peor: «el odio y la simplificación».

«Lo hemos empezado a ver ya. Tendemos a culpabilizar muy fácilmente al otro y han aparecido discursos demagógicos simplistas. Estamos muy frustrados por no poder culpar a alguien y tenemos poca tolerancia frente a la incertidumbre (…) A la sociedad nos ha cogido esto muy poco preparada y es ahora, a medio plazo, cuando vemos que nos ha ocurrido algo que no era previsible. No teníamos entrenamiento con el miedo, el dolor y el sufrimiento porque la última guerra grande que vivimos pasó hace muchos años. La mayoría de personas que están vivas no habían experimentado un miedo colectivo ni un sufrimiento así de una manera tan directa», añade el investigador.

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Seguir viviendo al día, el único modo de encarar el nuevo año

Pero, ¿qué hacer como individuo cuando uno se siente frustrado o, “simplemente, cansado del cansancio”, como dice el verso de Oliverio Girondo? ¿Cómo afrontar un nuevo año que llega precedido de otras Navidades duras y en el que, al menos al comienzo, será imposible deshacerse de todo el ruido pandémico que enturbia lo cotidiano?

Las dos psicólogas coinciden en recetar la misma pauta: seguir viviendo al día. «Tenemos que vivir, con medidas, pero tenemos que vivir, y hay que mirar por nuestro bienestar. Aunque no nos guste, toca asumir que esta es la situación que tenemos y solo queda centrarnos en el presente», dice García Pueyo. Esto no significa, precisa, que haya que dejar de ilusionarse con planes futuros, pero es muy importante «tener cuidado con las expectativas» y mantener «los pies en la tierra», dado que el mundo sigue atravesando un periodo muy incierto. 

Álava habla de «aceptación» —que no es lo mismo que «resignación»— y sugiere poner el foco en «la pequeña parcela que sí depende de nosotros»

«Se trata de dejar de luchar contra una situación que no depende de mí y que no puedo controlar. Es decir, acepto que, aunque no me gusten, las cosas son así, y aprendo tanto a regular las emociones que son desagradables como a propiciar las agradables», dice Álava, que propone realizar un ejercicio: «Podemos echar la vista atrás y ver qué cosas concretas hemos hecho para superar esta situación que en otro momento nos ayudaron a sentirnos bien».

La fatiga pandémica se extiende entre la sociedad: consejos para frenarla

Dos retos: entrenar la paciencia y celebrar lo cotidiano

Del Campo cree que esta sociedad de lo inmediato necesita «aprender a ser un poco paciente», lo cual no significa ni ser «benevolentes con la Administración» ni dejar de ser «críticos», sino entender que no siempre hay soluciones rápidas para todos los problemas. Mantener la serenidad colectiva, «naturalizar» los cambios anímicos y ser conscientes de la propia «vulnerabilidad», cree, ayudará a afrontar mejor lo que ocurre.

El antropólogo también hace un llamamiento a seguir protegiéndose en este arranque de año sin optar por la rigidez absoluta. Verse con amigos o familiares, aunque los encuentros estén elegidos «estratégicamente», es fundamental, dice, para no caer en la desazón: «Están bien las arengas de que esto es una guerra, pero no somos soldados. Somos gente social y no es una frivolidad querer estar en contacto con otros, es una necesidad para hacer más digerible la pandemia, máxime cuando puede durar mucho».

Para afirmarlo vuelve a recurrir a la historia porque enseña que, incluso en mitad de una verdadera batalla, la Primera Guerra Mundial, hubo necesidad de disponer de un respiro, el acordado en la famosa Tregua de Navidad

“No somos soldados. Somos gente social, y no es una frivolidad querer estar en contacto con otros“

Álava concluye con otra propuesta más: «Lo que nos ha demostrado este virus es que no podemos dar nada por sentado porque todo puede cambiar de repente. ¿Por qué no celebramos cada día que estemos bien como si fuera Navidad? Es decir, cada vez que podamos disfrutar de un café con un amigo o de una reunión familiar, celebrémoslo». 

Sería como poner en práctica una nueva versión del famoso «no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy», cambiándolo por un «no dejes de disfrutar de las personas hoy, pensando que las tendrás mañana», y se podría confirmar que los refranes, como el COVID, como las emociones y como los estados de ánimo, también pueden mutar. 

FUENTE: WWW.RTVE.ES

El primer móvil como regalo: cómo configurarlo y qué tener en cuenta para que los niños lo usen con responsabilidad. Colaboración con Maldita.es

El uso de los dispositivos electrónicos en los más pequeños siempre suele ser un factor de preocupación para padres y madres. Ahora, con las celebraciones de Navidad a la vuelta de la esquina, muchas familias regalarán a sus hijos su primer móvil. ¿Qué consejos pueden seguir para que este nuevo paso en la vida digital de los niños sea adecuada?¿Deberíamos configurar el móvil de alguna manera para que sea más seguro?

En nuestro Twitch hablamos sobre la relación de los niños con Internet y tocamos un tema que suscita dudas a muchos padres y madres: ¿qué edad mínima es la recomendada para que los menores tengan un móvil propio? No hay una edad específica que haga la magia, pero sí que sacamos la conclusión de que antes de los 13 igual era un poco complicado gestionar esa relación que establecen los menores con sus móviles.  

Silvia Álava, psicóloga especializada en Psicología Educativa, remarca la importancia de “saber cuál es el objetivo por el que le regalamos uno de estos dispositivos a nuestro hijo o hija: si es un móvil, saber si es para poder localizarlo, para que hable con sus amigos o para conectarse a Internet”. 

Para Laura Cuesta Cano, experta en Educación Digital y profesora de Cibercomunicación en la Universidad Camilo José Cela, “lo más recomendable es que se empiece por un dispositivo sin conexión móvil a Internet y de baja gama, y según tengan más edad y, por tanto, más responsabilidad, iremos incorporando tarifa de datos (nunca datos ilimitados) y terminales más avanzados”.

Acordar límites horarios y lugares de uso para asegurarnos de que se utiliza responsablemente

Establecer las condiciones de uso y el límite de tiempo en el que se puede estar con el móvil es una de las medidas que más recomiendan las expertas consultadas por Maldita.es

Para ello, un método de asegurar y establecer estos horarios y el tiempo es a través de “un acuerdo o un contrato firmado por padres e hijo, en el que se reflejen todas estas condiciones”, como propuso en la Maldita Twitchería María Lázaro, docente, bloguera y autora de “Redes sociales y menores”. Una medida que también apoyan Laura Cuesta y Silvia Álava.

En Internet segura for Kids (IS4K), el centro de seguridad en Internet para menores de edad en España, tienen disponible un modelo de acuerdo que pueden rellenar y elaborar los mayores con los más pequeños para regular el uso de los dispositivos electrónicos, como el tiempo o los lugares en los que se permite usarlos y en los que no. 

Evitar el ‘desplazamiento digital’: que otras actividades lúdicas se dejen de hacer por los dispositivos

Sumado a las condiciones de uso que cada familia acuerde, Silvia Álava también comenta a Maldita.es que “no tenemos que olvidarnos de que los llamados ‘nativos digitales’ lo son porque han nacido con la tecnologíano porque sepan usarlas desde pequeños, y por eso tenemos que enseñarlos y estar con ellos”.

No se trata de espiar a escondidas lo que hacen con los dispositivos, sino enseñar a usarlos y acompañarlos mientras se usan, porque el contenido que puedan ver les puede quedar grande”, aclara.

En el mismo sentido, esta especialista hace hincapié en evitar el denominado “desplazamiento digital”, es decir, que todo el ocio sea a través de estas tecnologías y se dejen de hacer otras actividades. “Si por usar los dispositivos, se deja de ir al parque, de leer libros, de jugar a otros juegos, ahí es donde se produce este desplazamiento digital, por lo que es importante fijar bien el uso de las pantallas”, apostilla Álava.

Además de acompañar, los padres deben ser un referente en el uso de las nuevas tecnologías

Cuesta, además, añade que “regalar un móvil a los pequeños implica también una reflexión por parte de los padres, que piensen si se está preparado para esta decisión y si se tiene el tiempo suficiente para aprender las competencias digitales que les ayudarán a enseñar a sus hijos el uso responsable de cuestiones como redes sociales, la apertura de perfiles o la privacidad”. De nada sirve lamentar cuando cumplan 16 algo que llevan haciendo desde que tienen 13. 

Nos da algunas pautas muy claras: “Debemos convertirnos en sus mejores referentes, tratando de adoptar en la medida de lo posible las normas saludables que hayamos definido en casa, como no usarlo por las noches, no cargarlo en la habitación o no sacarlo mientras se está en reuniones familiares o con amigos”. El uso excesivo de pantallas también puede llegar a ser perjudicial, de modo que es importante controlar también el tiempo que pasan frente a ellas.

Esto es algo que también resaltan en otros materiales de Pantallas Amigas, como en la guía ‘Educar en familia con el ejemplo’, en la que también recomiendan que los padres de los pequeños “establezcan momentos de desconexión, dejen a un lado el móvil cuando están con otras personas cara a cara o prescindan del móvil mientras se realizan actividades que requieran atención o concentración”.

¿Y qué hay del móvil en sí?

¿Habría que instalar alguna aplicación de control parental o configurar el teléfono de alguna manera para que lo usen con seguridad? Con las aplicaciones de control parental que podamos encontrar en las tiendas de Android o iOS hay que tener cuidado y revisar muy bien qué permisos necesitan y a qué información acceden, como ya os hemos advertido en Maldita.es. A veces es peor el remedio que la enfermedad y usar sin control este tipo de aplicaciones puede derivar en que usen y compartan más datos de los menores de los que deberían. 

Los móviles suelen contar con algunas herramientas que se pueden configurar para controlar el tiempo que se usa el dispositivo o a qué contenido se accede, por lo que no necesitaríamos depender de ninguna aplicación externa. Es lo que prefieren desde organizaciones como Pantallas Amigas, cuya responsable de formación, Leire Lasuen, señala a Maldita.es que “en Android se puede gestionar a través de Family Link y en iOS mediante Tiempo de uso”. 

Ojo, que si los hijos tienen un dispositivo Android sus padres van a poder usar ambas herramientas indiferentemente  del sistema operativo que utilicen, mientras que si el pequeño tiene un iPhone, sólo se podrá supervisar mediante otro iPhone.

Family Link en Android…

En el caso de Android, se puede configurar en el menú de “Bienestar digital y control parental” de los ajustes del dispositivo. Lasuen incide en “configurarlo primero en el teléfono del adulto y luego en el del hijo”. Tal y como indican en una guía publicada en su web, “el sistema nos guiará a través de la configuración de Family Link, que preguntará de quién es el dispositivo (hijos o padres) y, a partir de ahí, podremos seleccionar los ajustes, como consultar y limitar el tiempo de pantalla, supervisar las aplicaciones y aplicar filtros”. 

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Control parental en Android.

… y Tiempo de uso en iOS

Si usamos iOS, el sistema operativo de Apple, “Tiempo de uso permite evitar compras en la tienda, bloquear contenido explícito y para adultos, restringir las apps y funciones integradas y limitar el tiempo de uso de cada aplicación, así como restringir los datos a los que acceden las aplicaciones”, como explica Lasuen y refleja otra guía de Pantallas Amigas. Para activar esta función, “tenemos que ir al menú de Tiempo de uso dentro de los Ajustes del dispositivo y seleccionar si es el del menor o el de los padres, y a partir de ahí ajustar los tiempos según haya acordado cada familia y los ajustes de contenido y privacidad”, resume la responsable formativa de Pantallas Amigas. 

Control parental en iOS.

A pesar de que estas funciones son útiles para controlar el uso de los móviles por los más pequeños, Jorge Flores, presidente de Pantallas Amigas, puntualiza que “es una herramienta que se puede aprovechar por parte de las familias pero que, en ningún caso, debe tratar de sustituir la necesaria tutela y educación de nuestros hijos que les permita ir adquiriendo las competencias necesarias para una vida digital autónoma y saludable”.

FUENTE: www.maldita.es

Regalos de Navidad – ¿Estoy haciendo que mis hijos sean consumistas?

¿Cuántos regalos navideños deben recibir los niños de los Reyes Magos o Papá Noel?

Ningún padre ni madre quiere que sus hijos caigan en el consumismo y se conviertan en niños caprichosos y que no saben valorar lo que tienen. Pero, ¿Cómo podemos hacerlo si a nuestro alrededor recibimos miles de estímulos para que compremos sin parar, sobre todo en Navidad? Por eso, respecto a los regalos de Navidad, son muchos los padres que se preguntan: ¿estoy haciendo que mis hijos sean consumistas?, ¿Cuántos juguetes deben recibir en Navidad los niños?

¿Cómo evitar que tus hijos sean consumistas en Navidad?

El mensaje que hay que trasladar al niño para evitar el consumismo es que las navidades también puede ser un buen momento para aprender a compartir. Nunca podemos obligar a nuestros hijos a dar a otros niños sus posesiones, pero sí que podemos animarles y enseñarles.

Por ejemplo, podemos acordar con ellos que haremos una limpia de juguetes y aquellos que no utilicen, o que se les hayan ‘quedado pequeños’, los llevaremos todos juntos a una parroquia, fundación ONG, etc. para que otros niños puedan disfrutar de ellos. También podemos animarles a incluir juguetes solidarios en la carta que escriban a los Reyes Magos o Papá Noel como lo que ofrecen muchas ONGs o, incluso, pedir algo para los niños que lo necesitan.

Por otro lado, es importante que hagamos entender a nuestro hijo o hija que, él o ella no es menos (ni tiene menos valor) porque tenga menos juguetes que alguno de sus amigos o compañeros. Insiste en explicarles que, como personas, todos tenemos el mismo valor; no es más el que tiene más juguetes.

Para que los niños interioricen esta lección, debemos enseñarles a ser consciente de sus fortalezas, para seguir potenciándolas, y de sus debilidades, para minimizarlas. En este aspecto, será fundamental el modelo que proporcionen los padres, porque si los niños ven que sus padres se consideran más y mejores por tener una casa más grande o llevar ropa más cara (o al revés, se sienten inferiores), será esa ética la que se les está enseñando.

Poner límites para evitar el consumismo con los regalos navideños

Aunque podemos tener clara la teoría para evitar que el niño perciba la Navidad de la mano del consumismo, hay muchos padres que encuentran muchas dificultades para conseguirlo. A fin de cuentas, ¿cómo podemos reducir la ansiedad de los niños por los regalos navideños si las tiendas están llenas de reclamos, la televisión no para de poner pegadizos anuncios, los buzones de correos están llenos de catálogos de juguetes…?

La clave está en establecer límites. Por mucho que los regalos los traigan sus Majestades los Reyes Magos o Papá Noel, no conviene que los niños se vean desbordados de juguetes. Tienen que aprender el valor de las cosas, y cuando tienen demasiadas ese valor se pierde. Como consecuencia, además de sentirse menos ilusionados, apenas le hacen caso a los juguetes que reciben, dada la gran cantidad de regalos a los que se enfrentan.

Para evitarlo, se pueden establecer de antemano la cantidad de juguetes que los niños van a pedir a los Reyes Magos. Por ejemplo, tres cosas. El ajuste dependerá también del precio y del presupuesto familiar para la Navidad (no debemos acceder a incluir juguetes muy caros o que se escapen del presupuesto).

¿Cuántos regalos de Navidad hacer a los tus hijos?

Hemos visto que una de las formas para no fomentar el consumismo entre los niños por Navidad es limitar el número de regalos que piden en sus cartas. Por lo tanto, la pregunta es inevitable: ¿cuántos regalos deben recibir los niños en Navidad? ¿Cuándo son muchos o pocos?

Cuando los niños son pequeños los padres tienen que mantener el equilibro entre fomentar la ilusión de sus hijos por los Reyes Magos y controlar qué tipo de juguetes piden, además de frenar su demanda. Hay muchos padres que piensan que Papá Noel tiene que traer muchas sorpresas, y que los niños se vean llenos de regalos; otros, por el contrario, les preocupa que su situación económica les impida comprar todo lo que les gustaría o lo que sus hijos piden.

En primer lugar, y como te proponíamos antes, es importante limitar la cantidad de juguetes que los niños piden y, por lo tanto, en la cantidad de regalos que los niños reciben en esta Navidad. Esto está directamente en nuestras manos pero, ¿qué pasa cuando los Reyes Magos también se pasan por la casa de los abuelos, los vecinos, los tíos…?

¿Qué hacer cuando Papá Noel deja regalos de Navidad en casa de la familia?

Muchos padres se sienten frustrados cuando ellos restringen el número de regalos que sus hijos reciben en Navidad (para controlar el consumismo) pero luego Papá Noel se pasa por casa de otros familiares y amigos… Como resultado, los niños reciben muchos más regalos navideños de los que tenían planeado.

Pongamos un control en cuanto a la cantidad de juegos a pedir, los niños tienen que aprender que las cosas hay que ganárselas, porque además de servirnos para reforzar su buena conducta, van a valorar más las cosas. Como te decíamos un número razonable de juguetes, puede ser, por ejemplo, tres regalos.

La coordinación con la familia es otra de las variables que conviene controlar en estas fechas, bien sea porque no queremos que los niños reciban una gran carga de regalo de Navidad (y por eso vamos a pactar con los familiares qué cosas les van a regalar), o porque necesitemos de ayuda para poder hacer un regalo a los niños. En el caso de tener una familia amplia, se puede acordar con en ellos que no todos los regalos sean juguetes y aprovechar para pedirles cosas que los niños necesitan como ropa, material escolar, unas zapatillas deportivas, un pijama…

¿Cuáles son las consecuencias de que los niños reciban muchos regalos?

En ocasiones, los niños reciben en Navidad tal cantidad de juguetes, que se ven desbordados y no hacen caso a todos ellos; no es raro ver a niños rodeados de juguetes y diciendo que se aburren.

Los niños en muchas ocasiones están sobreestimulados, rodeados por tantos juguetes y tantas actividades, que no tienen tiempo para aprender a estar ellos solos, a tolerar la frustración, a aburrirse… ¡Y esto es un error! Desde la infancia, nuestros hijos deben aprender a estar a gusto con ellos mismos, y esto lo podemos conseguir fomentando el juego libre.

En el caso del síndrome de los niños hiperregalados (que se produce cuando los pequeños están acostumbrados a recibir muchos regalos en Navidad, cumpleaños, etc.), no son capaces de disfrutar de lo que tienen, porque no lo valoran. Cuando las cosas nos vienen dadas y no nos hemos tenido que esforzar para conseguirlas, no las valoramos tanto como aquello por lo que hemos luchado, por lo que hemos trabajado y que nos ha costado un esfuerzo conseguir.

Puedes leer más artículos similares a Regalos de Navidad – ¿Estoy haciendo que mis hijos sean consumistas?, en la categoría de Regalos en Guiainfantil.com.

FUENTE: Guiainfantil.com

Cómo evitar enfados y discusiones familiares si nos toca el Gordo de la Lotería de Navidad (o un buen pellizco)

Una de las claves es que, si el décimo no era compartido, la familia debe saber que el familiar no está obligado a compartirlo. Que si lo comparte o nos regala algo perfecto, pero que no tiene la obligación de hacerlo.

Por Beatriz G. Portalatín

Sabemos que cuando hay dinero de por medio, las relaciones familiares pueden fracasar. Sobre todo, cuando hay mucho. Mucho dinero. Como es el caso de la Primitiva o de la Bonoloto y ahora, con el Gordo en la Lotería de Navidad. ¿Es posible que el primer premio, incluso el segundo o el tercero, pueda romper lazos familiares?

Para que esto no ocurra -igual que a veces pasa en las herencias- es importante tener claro fundamentalmente dos cosas. Una, es que si el décimo no era compartido, la familia debe saber que el familiar no está obligado a compartirlo.

«Que si lo comparte, fenomenal, pero que no tiene la obligación de hacerlo. Y que por eso no nos querrá menos. Que eso no supone una prueba de amistad o de amor», afirma a laSexta Silvia Álava, doctora en Psicología y miembro del equipo directivo del centro Álava ReyesSabiendo esto, añade, «se evitarían muchos malentendidos».

Otra cosa diferente, claro está, es si el décimo es compartido entre varios y la persona que guarda ese décimo se niega a compartirlo. «Entonces el enfado sería lógico, porque esa persona está faltando a su palabra y al compromiso», sostiene.

No tomar decisiones en caliente

No obstante es importante reflexionar, dejar un tiempo para pensar y no tomar decisiones en caliente. Esto es, según explica Laura Baliña, psicóloga sanitaria del centro del Center Psicología Clínica, debemos gestionar la euforia lógica del momento de saber que nos ha tocado una gran cantidad de dinero.

«De repente contamos con un dinero que no teníamos y por la emoción comprensible del momento podemos decir cosas de las que luego nos arrepintamos. Es importante en primer lugar, saber cuánto nos ha tocado realmente y saber de verdad del dinero con el que disponemos finalmente. Por ejemplo, debemos restar el porcentaje que se lleva Hacienda, y los posibles agujeros o necesidades económicas que tengamos que cerrar», explica esta experta.

Es importante en primer lugar, saber cuánto nos ha tocado realmente y saber de verdad, del dinero del que disponemos finalmente. Una vez lo sepamos, entonces ya podemos tomar la decisión de compartirlo o no

Laura Baliña, psicóloga sanitaria

Y en segundo lugar, una vez hecho esto, podemos decidir si queremos compartirlo con nuestros familiares o amigos. También debemos sopesar «si queremos compartir porque realmente queremos o porque creemos que es una obligación», señala Baliña.

También sería de gran ayuda, si no sabemos muy bien cómo hacerlo, contar con un asesor financiero para que nos ayude a gestionar el dinero que hemos ganado. En ocasiones es mucho dinero de golpe y podemos no saber muy bien cómo gestionarlo. «Sería sin duda, en algunos casos una buena recomendación».

Tómate tu tiempo para comunicarlo

Igualmente es clave tomarse un tiempo para comunicarlo y tener claro qué vas a hacer con ese dinero. No hace falta decirlo de golpe. Calma. Cuando cada uno lo sienta.

«Podemos decírselo a la familia y mostrarle las dudas: De momento, voy a ver que hago con el dinero, no sé si voy a repartirlo o no. Trasmitir a los demás que ha habido un cambio en tu vida y que necesitas tiempo para gestionarlo y para tomar una decisión adecuada. También es importante saber decir ‘no'», explica Baliña.

Además, puede también que, en base a las circunstancias personales de cada familiar, decidamos regalar a unos más que a otros. Y esto es importante también que se respete. Y relacionado con esto, es importante también «valorar las amistades porque igual ahora aparecen amigos que antes no estaban», indica.

Compartir y agradecer son predictores de felicidad

En el caso de que la persona decida no compartirlo, como hemos comentado ya, el familiar debe entenderlo. Que ello no significará que nos quiera más o menos, ni será una prueba de amistad», insiste Álava. Pero sí es importante comentarle a nuestro familiar que no estamos de acuerdo con la decisión que ha tomado de no compartir el premio. «Hagámoselo saber de una forma asertiva, y con respeto. Es decir, «sabiendo que para nada está obligado a compartir el premio pero que nos hubiera hubiera gustado que lo hiciera. Pero que le respeta en su decisión». No nos lo guardemos, hablémoslo. Con respeto», aconseja.

Y en el caso de que la persona decida compartirlo, es importante que haya un agradecimiento. Es decir, «no demos por hecho que la persona tiene que compartir el premio sí o sí, si lo hace, agradezcámoslo», sostiene Álava. Si no se agradece parece que que tuviera que compartirlo porque sí, sólo por el hecho de ser familia.

Por otro lado, es cierto que los premios compartidos tienen un mejor sabor. Ya que se ha demostrado que «uno de los mejores predictores de felicidad es hacer cosas por lo demás, ser agradecidos y generosos. Compartir. No hace falta repartir el premio a partes iguales porque el premio es tuyo y cada cual hace lo que quiere, sino que también pensemos que es un dinero con el que no contabas y que siempre está bien poder compartir algo en familia o con la gente que quieres. Como un predictor de felicidad más», concluye Álava.

FUENTE: lasexta.com

Vídeo ¿Cómo elegir los juguetes según la edad?

¿Cómo elegir los juguetes según la edad? Colaboración con El Corte Inglés

Ideas de regalos navideños didácticos para tus hijos según su edad

Llega la Navidad y nos surge la misma pregunta: ¿Qué regalar a los niños? Todos buscamos juguetes educativos que sean realmente valiosos para los niños (de esos que les enseñan, les ayudan a fomentar sus habilidades y les divierten). Para ayudarte, a continuación hemos elaborado una guía de regalos didácticos por edades para que los Reyes Magos y Papá Noel estén inspirados en estas navidades.

Por qué regalar juguetes educativos y didácticos en Navidad

Los juguetes, además de ser un medio de distracción y de entretenimiento para los niños, bien utilizados, sirven para estimularos y favorecen muchos procesos de aprendizaje. Los primeros seis años de vida de desarrollo del niño son fundamentales, y es la edad en la que más atención tenemos que poner en la estimulación que recibe nuestro hijo y, por tanto, los juguetes con los que se entretiene.

En estos años, cuando hablamos de estimular al niño no nos referimos solo a la importancia de la educación reglada, sino que hay una parte importantísima que podemos realizarla a través del juego.

Los juguetes tradicionales sirven para entrenar procesos cognitivos necesarios para el correcto desarrollo del niño, como los procesos de atención sostenida, razonamiento lógico, seguimiento de una serie de instrucciones, respetar los turnos, la coordinación óculo-manual, la organización espacial, la psicomotricidad fina y gruesa, el aprender a compartir…

Teniendo en cuenta lo mucho que los niños pueden aprender del juego, es realmente importante pensar bien qué tipo de juguetes educativos son adecuados para los niños y cuáles les podemos regalar en esta Navidad.

¿Hay que ajustarse a las edades recomendadas de los juguetes?

Uno de los primeros aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de elegir los juguetes educativos o didácticos que los Reyes Magos o Papá Noel van a traer a los niños en Navidad, es la edad de nuestro hijo. ¿Debe ajustarse a sus años o podemos comprarle un juguete o libro recomendados para más edad y que, así, puedan aprender aún más?

Por mucha ilusión que le haga al niño o a la niña, bajo ningún concepto los Reyes Magos traerán un juguete no adecuado para su edad. Cuando los juguetes no son los adecuados a la edad del niño puede ocurrir o que se aburra (si se trata de un juego para más pequeños, porque lo percibe como ‘un juego para bebés’) o que se frustre o aburra (si es un juego para mayores, pues no entiende el desarrollo o reglas a seguir).

Con los juguetes tecnológicos y videojuegos solemos ser más permisivos en cuanto a las recomendaciones de edad. Pero no podemos olvidar que dichos juegos muchas veces tiene una gran carga de contenido violento o son muy agresivos, lo que puede afectar al comportamiento del niño. Elige regalos de Navidad y juguetes didácticos que vayan acorde con los valores que vosotros queréis inculcar y la edad de vuestros hijos.

Regalos de Navidad según la personalidad de los niños

Por otro lado, a la hora de elegir los juguetes educativos que sean realmente estimulantes para el aprendizaje de los niños, debemos buscar aquellos regalos de Navidad que les resulten atractivos. En este sentido, también debemos tener en cuenta su personalidad y sus gustos personales.

Hay que pensar en los niños y no en nosotros a la hora de elegir un juguete que le vamos a regalar en Navidad. Para tener éxito, el juguete debe estar cercano al mundo inmediato del niño y a lo que le gusta en ese momento y que, además, le permita disfrutar de esa afición es una apuesta segura.

Pero también hemos de pensar que, gracias a los juguetes, se desarrollan importantes aspectos de la personalidad como la capacidad de sociabilizar, la capacidad de crear e innovar, la demostración de afecto, el trabajo en equipo, la inteligencia y la motricidad. Por ello, también nos podemos servir de los juguetes educativos para trabajar aquellas habilidades que queremos potenciar en los niños. Por ejemplo, si es un niño muy activo le vendrán bien juegos que le ayuden a centrar su atención

  • Si es un niño deportista podemos buscar juguetes que estimulen la coordinación general como, bicicletas, patinetes o balones, pelotas…
  • Para niños más impacientes, les puede ayudar los juegos de construcciones, con lo que trabajaremos la importancia de seguir instrucciones.
  • Con los niños más tranquilos, acertaremos al regalarles por Navidad algún puzle.
  • A los niños creativos, les encantarán los juegos que favorezcan la imaginación como las manualidades, los tornos de alfareros, de hacer pegatinas o pulseras… Pero también les encantarán los disfraces, que les abrirán un mudo mágico a la fantasía donde imaginar que son piratas, princesas, o sus personajes de series favoritos.
  • A los niños impulsivos, les viene bien los juegos de turnos, como los tradicionales juegos de mesa.
  • A los niños a los que les guste la cocina, tenemos una gran variedad de juegos de hacer galletas, dulces, bombones…

En definitiva… piensa en la personalidad y gustos de tus hijos para saber cómo elegir el mejor regalo de Navidad.

Ideas de juguetes educativos para los niños según cuántos años tengan

Como ya te hemos comentado, los primeros 6 años del desarrollo infantil son fundamentales, y es en esa etapa cuando más atención se tiene que poner respecto a la estimulación que reciben los hijos. En este sentido, debemos tener en cuenta qué juguetes educativos y didácticos les regalamos en cada etapa. ¡Feliz Navidad!

– Juegos para bebés de 0 a 6 meses

Durante los primeros meses, los bebés comienzan a coger los juguetes y a manipularlos, además se llevan todo a la boca, por lo que debes de tener en cuenta que los materiales no sean tóxicos, sean resistentes, se puedan lavar con facilidad y no tengan piezas pequeñas para evitar accidentes.

En este periodo, desde que nacen y hasta los 6 meses, son adecuados aquellos juguetes que estimulan sus movimientos y sus sentidos como sonajeros, pelotas, muñecos blandos, juguetes para el baño, móviles, alfombras de actividades… En definitiva, esta Navidad, apuesta por juguetes para coger y soltar, morder, agitar, etc.

– Más juguetes para los bebés de 6 a 12 meses

A partir de los seis meses y hasta el primer año, los bebés empiezan a indagar por sus propios medios. Ganan seguridad en sí mismos, gatean y empiezan a dar sus primeros pasos. Como regalos de Navidad, son perfectos aquellos juguetes que le ayudan a moverse, que tengan colores llamativos o diferentes texturas e, incluso, sonidos para que estimulen sus sentidos y atraigan su atención: alfombras de juegos, gimnasio de actividades, juguetes para el baño, peluches con sonidos, juguetes que estimulen su destreza manual como juegos para apilar, para llenar y vaciar…

– Regalos de Navidad para bebés de 1 año

A partir del año, los niños ya han perdido el miedo a andar y correr. Las pelotas, cubos y palas, las figuras encajables o los peluches son perfectos para esta edad. Y es que todos estos juguetes nos ayudan a desarrollar las distintas habilidades que se desarrollan en esta etapa. Por ejemplo, a través de los apilables trabajamos la motricidad final, pero también la coordinación óculomanual y la fuerza muscular. Gracias a las marionetas, podemos involucrar todos los sentidos (vista, tacto…) ¡y son muy divertidas!. Las mantas de actividades siguen siendo un gran regalo de Navidad a esta edad.

– ¿Qué regalar a los niños de 2 años?

Los niños de 2 y 3 años están a punto de entrar en el colegio, por lo que es muy importante fomentar su creatividad a través del mundo de las manualidades con pinturas, plastilina, pegatinas, juegos de ensartar cuentas o pinchitos o pizarras. Por otro lado, a esta edad, los niños adquieren destrezas vistiendo y desvistiendo muñecos, por lo que un gran regalo de Navidad, como juguete educativo, son los recortables.

También están en la etapa del triciclo, van aprendiendo a manejar vehículos más sencillos hasta que llegan a la bicicleta. Además, a la hora de elegir el regalo navideño, no hay que olvidarse de los libros y de que hay que iniciales a la lectura; a esta edad opta por los más sencillos con dibujos grandes y llamativos.

– Juguetes educativos valiosos para niños de 3 años

A partir de los 3 años, los niños vivirán muchos cambios importantes en sus vidas. Llegarán al colegio, harán amigos y crecerán tan rápido que pronto estarán subidos a la bicicleta. A esta edad, podemos apostar por los juegos de dibujar y colorear, pero también por los juegos de mesa o puzles más sencillos (podemos buscar aquellos en los que salgan sus personajes favoritos para que les resulten más llamativos).

A los tres años también podemos ofrecer juguetes educativos como las cocinas, los muñecos, las marionetas, los disfraces, las herramientas de supermercado, los juegos de médicos… Todo ello favorece el juego funcional y simbólico. También les encantará recibir por Navidad patinetes, camas elásticas, bicicletas…

– Los regalos de Navidad favoritos de los niños de 4 años

Si tienes niños de 4 años, puedes apostar por regalos navideños similares a los que te hemos propuesto para el tramo de edad de 3 años. Sin embargo, hay un juguete educativo estrella que resulta realmente interesante para esta edad: la pizarra. A los niños les encantará jugar a ser profesores, pero también es de gran utilidad para que trabajen la psicomotricidad fina (al agarrar la tiza o el marcador) o para repasar lo que están aprendiendo en el colegio.

– Más ideas de juegos para niños de 5 años

Además de todos los juguetes didácticos anteriores, esta Navidad te proponemos regalar a los niños de 5 años libros de lecturas. Busca las temáticas que más les gusta e, incluso, busca cuentos protagonizados por sus personajes favoritos de los dibujos animados. También, los Reyes Magos pueden traer cuadernos de actividades, lapiceros, pinturas, estuches… todo ello se puede utilizar como material escolar. 

– Juguetes didácticos para regalar a los niños de 6 años

A partir de los seis años, inclinémonos por regalar aquellos juguetes de tipo educativo, que favorezcan el uso de estrategias, como el clásico ‘Batalla Naval‘ (que, además, contribuye a trabajar la coordinación visomanual), u otros juegos como el ‘Tres en Raya’, el ‘Quién es Quién’, que favorece el uso del razonamiento lógico. Juegos que ayuden a la asociación fonema-grafema, con los que se trabaja la lectoescritura, como el ‘Ahorcado’. Los juegos clásicos de mesa (oca, ludo o parchís, damas…) pueden ayudar a mantener la atención concentrada, ayudan a comprender y respetar los turnos de juego, los tiempos de espera, y si, además, se juegan en familia, pueden proporcionar momentos muy divertidos.

También es buen momento para seguir trabajando psicomotricidad gruesa, balones, material deportivo…

– Qué les gusta a los niños de 7 años por Navidad

En esta edad, todo lo que esté relacionado con las profesiones y las simulaciones encanta a los niños. Podemos regalar por Navidad muñecos o disfraces, que son juguetes que favorecen el juego funcional y simbólico. Les permiten simular que hacen cosas, como cocinar, ir a la compra, cuidar de un bebé, y les ayuda a llevar a cabo juegos de roles simulando diferentes profesiones, como médico, veterinario, enfermera, profesor… Un gran regalo de Navidad también podrían ser una bola del mundo, los mecanos o juegos de construcciones.

Los niños empiezan a desenvolverse en grupo y es bueno impulsarles este espíritu colaborativo en equipo a través del deporte. Les encanta, además, resolver misterios. Por este motivo los juegos de mesa les divertirán y ayudarán, además, a ejercitar su mente.

– Ideas para regalar por Navidad a partir de 8 años

A partir de los 8 o 10 años, los niños están inmersos en mundo tecnológico. Los videojuegos, las tablets y los ordenadores son sus juguetes favoritos. No hay que alarmarse porque no tienen por qué ser negativos para su educación. Los hay de todos los tipos, solo tienes que asegurarte que son adecuados para su edad. Recuerda, los libros siguen siendo el mejor juguete educativo que puedes regalar a tus hijos en Navidad.

FUENTE: Guiainfantil.com

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