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Podcast: Vacaciones en pareja en No Es Un Día Cualquiera de RNE

Septiembre es un mes en el que sistemáticamente aumentan las solicitudes de divorcio, así que esta en el programa «No es un día cualquiera» de RNE hablamos sobre vacaciones en pareja . Por qué surgen los problemas y cómo evitarlos.

Es tú oportunidad, así podrás crecer como familia este verano. Colaboración con el diario ABC

Claves reales para mejorar las relaciones con los hijos y de pareja

Por Laura Peraita @LauraPeraita

Durante al curso académico la mayoría de los padres se quejan de la falta de tiempo para estar con sus hijos y disfrutar del tiempo libre. El estrés, las prisas, las obligaciones diarias, las apretadas agendas… pueden poner al límite a cualquier familia y dejar en un segundo plano cuestiones tan importantes como conocerse más en profundidad, comunicarse en calma, resolver conflictos con reflexión, interesarse sobre cómo se sienten los demás… Ya no hay excusas: el verano es una oportunidad para crecer como familia. El tiempo libre es el mejor aliado.

Según Silvia Álava Sordo, doctora en Psicología y autora de «Queremos hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron», crecer como familia es mejorar. Para ello sugiere a los padres que se paren a pensar, que se planteen dónde están y dónde les gustaría llegar y, sobre todo, cómo conseguirlo. Cada familia es muy distinta y tiene metas diferentes, pero lo más habitual es que pretendan mejorar la comunicación, la paciencia, acabar con los gritos, fomentar el respeto, el afecto físico (dar más muestras de cariño con besos, abrazos), reconocer los aspectos positivos de los demás… «Por ello, –apunta–, hay que aprovechar las vacaciones para plantearse objetivos claros de mejora familiar y luchar por ellos. No hay que dejarse llevar por la pereza o por el día a día porque las relaciones no mejoran solas. El verano es el momento de actuar».

Estado emocional inicial

Pero antes de ponerse manos a la obra, Gema Garrido, presidenta de Praxxia, asociación especializada en coaching familiar y parentalidad positiva, aconseja que los padres, al echar el freno, aprovechen para analizar el estado emocional en el que se encuentran en ese momento como individuos; es decir, si están muy estresados, cansados, deprimidos, ilusionados… «porque la persona, como tal, no se enfrenta de la misma manera a una convivencia familiar las 24 horas».

También considera Garrido relevante tener expectativas reales. «Que llegue el verano no significa que vayan a ser las vacaciones de nuestra vida tal y como salen en los anuncios en los que todo es felicidad y diversión. En este periodo también hay tiempo para aburrirse o estar cansado. Es muy humano. No por ir a un hotel en la playa con la familia implica que todo el tiempo va a estar rebosante de felicidad», explica.

Con fecha y hora

En la misma línea se manifiesta Ana Asensio, psicóloga de Vidas en Positivo, quien reconoce que es muy habitual coger con unas ganas inmensas las vacaciones y a veces no suele ser todo como se idealizaba. «Nos da la sensación de que el tiempo en familia es un verdadero estrés, que no sabemos hacerlo bien o que nuestros hijos están “maleducados”, se enfadan todo el tiempo, protestan continuamente… mientras nosotros, como adultos, también tenemos la necesidad imperiosa de descansar. Somos humanos».El tiempo de calidad tiene que suponer que todos los miembros de la familia participen de una actividad, lejos de cualquier distracción de móviles, televisión…

Por este motivo, Silvia Álava Sordo propone, en primer lugar, fijar los objetivos y buscar momentos de calidad en familia, «pero poniendo fecha y hora, planificándolos, porque si no esos ratos quedan diluidos y al final se dejan pasar. El tiempo de calidad tiene que suponer que todos los miembros de la familia participen de una actividad, lejos de cualquier distracción de móviles, televisión… De esta forma, fluirá la conversación para conocerse mejor. También se puede aprovechar para rescatar álbumes de fotos familiares, contar cómo se conocieron papá y mamá, cómo vivían los abuelos… Hacer juegos para que dibujen a cada miembro de la familia y conocer cómo los perciben nuestros hijos de forma divertida…».

Matiza, no obstante, que conocer a los hijos «es aceptar como son y olvidarse de cómo quiero transformarles en lo que yo quiero que sean. Es un error muy común. Se debe asumir que cada persona es única y tiene que hacer su vida a su manera dentro de un orden».

En este sentido, Gema Garrido propone a los cabeza de familia que bajen el nivel de exigencia con sus hijos porque en estos días libres se pueden pasar por alto ciertas rigideces imprescindibles para el resto del año. «Para que esta labor sea más fácil es bueno empatizar con los pequeños, hacer una regresión personal a cuando nosotros teníamos su edad para intentar entender qué es lo que nos motivaba entonces para, de esta forma, poder planear momentos y actividades acordes a sus deseos y en los que todos puedan disfrutar lejos de discusiones».

Cuando los hijos son adolescentes puede resultar más complicado que quieran pasar ratos junto a sus padres o hermanos por la etapa vital que atraviesan, «pero no pueden mantenerse al margen de la familia», prosigue Silvia Álava Sordo. «Lo mejor es dejarles espacio para su soledad y para estar con sus amigos, pero negociar con ellos que hay momentos dentro de la dinámica familiar en los que tienen que estar presentes, como a la hora de la comida o la cena, por ejemplo. Lo ideal sería que estas dos ocasiones no fueran impuestas, sino que se les presente como momentos divertidos y atractivos para que quieran compartirlos con el resto de la unidad familiar».

Espacios propios

No obstante, Ana Asensio advierte que, al igual que en el resto del año, «en vacaciones es esencial generar espacios en el hogar para compartir, pero también para disfrutar de momentos propios, para nuestras aficiones, descanso o para aburrirnos y no hacer nada». Recuerda que «no hacer, también es hacer», y es muy necesario en este instante vital aprender y enseñar a nuestros hijos a no hacer nada de vez en cuando y a sentirse cómodos por ello. «No hacer, no es una pérdida de tiempo; al contrario», matiza.Querer hacerlo bien y darnos cuenta de que no podemos, o nos sabemos, también nos lleva a padecer malestar, culpa o a pensar que nuestros hijos son un horror…

Para evitar sentimientos de culpabilidad cuando no todo el tiempo en familia sale como se esperaba, Ana Asensio apunta que sentir ese estrés de convivencia familiar en vacaciones y que puedan entrar ganas de huir es natural y humano, también forma parte de la vida. «En ocasiones, las demandas nos resultan elevadas. La exigencia de la crianza y la educación unida a la coordinación con nuestra pareja puede hacernos sentir agobio. Y, además, al querer hacerlo bien y darnos cuenta de que no podemos, o nos sabemos, también nos lleva a padecer malestar, culpa o a pensar que nuestros hijos son un horror… Bueno –insiste–, pues esto también es humano. ¿El truco? La calma. Si se monta un alud y la bola de nieve se hace cada vez más grande; para, respira, salte de la escena, observa y, cuando todo haya bajado de intensidad, decides qué hacer. Probablemente te resulte más fácil tomar una decisión adecuada sin carga emocional añadida».

Esta psicóloga anima a los progenitores recordando que hay que comprender que la convivencia con los niños es toda una aventura, «y a veces el humor nos ayuda mucho y nos saca victoriosos de situaciones que inicialmente nos puedan generar incomodidad y hasta miedo», concluye.

FUENTE: Diario ABC

Con los hijos, sentido común y esfuerzo para el verano. Colaboración Educando que es gerundio, de Plaza Radio

Os contamos una serie de pautas para la familia de cara a mantener el orden en las vacaciones.

En pleno verano nos adentramos en los retos que se presentan durante estas fechas en lo que hace referencia a la educación de los más pequeños. En esta entrega de ‘Educando que es gerundio’ tratamos sobre si pueden los progenitores ser más flexibles con los horarios de las comidas, cenas y demás, y hasta qué punto. 

Hablamos, sobre todo, de cómo usar ese regalo que es pasar más tiempo con los hijos. 

Pautas y consejos para disfrutar sin perder el norte:

#Vídeo Comer bien en vacaciones sin esfuerzo. Colaboración con Hacer Familia

Si este verano no quieres agobiarte ni pasar demasiado tiempo en la cocina para que tu familia coma sano, toma nota de estos consejos y combinar una alimentación saludable tanto para los niños como para los adultos.

Campamentos de verano: ni teléfono móvil ni amigos. Colaboración con el diario El Mundo

Presentamos la guía práctica de consejos para «smart families» estas vacaciones, en colaboración con Lidl. Artículo del diario La Razón

#ViernesDePodcast: ¿Qué hacemos con los niños en verano? Colaboración con Hablar en Familia de la Cadena COPE

Niños estresados. Colaboración con la revista Mujer Hoy

Niños estresadosOs adjunto el Pdf del artículo resultado de la colaboración con B. Navazo para la revista Mujer Hoy

Pincha en el siguiente enlace para leer el artículo:

Mujer Hoy – Artículo – Niños estresados

¿Qué hacer con los niños en verano? Colaboración con diario El Correo

Expertos desvelan las pautas a seguir y los planes más recomendables para que las vacaciones sean una etapa enriquecedora, placentera y de aprendizaje para los más pequeños de la familia

actividades vacaciones verano con niños

La llegada del verano suele ser sinónimo de relax. De buen tiempo, playa, piscina, paseos… Y también de elementos que disparan el estrés en las familias con hijos en edad escolar. Con el final del curso y de los rígidos horarios que han marcado durante meses la pauta diaria de los niños -cuándo toca levantarse para ir a clase, cuál es el momento de las comidas, el hueco reservado para hacer los deberes, el destinado a jugar o ver la televisión antes de acostarse…-, cada jornada se presenta como un mundo que hay que rellenar con una sabia combinación de disfrute, descanso, amplias dosis de libertad… y tareas gratificantes, o no tanto, para no olvidar lo aprendido e, incluso, explorar experiencias hasta ahora desconocidas.

¿Qué hacer con los niños en verano? Se trata de entremezclar «equilibrio y armonía», apunta Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y en Pedagogía por la UNED. La clave, subraya Silvia Álava, psicóloga y escritora, está en tener muy presente que «el cerebro no tiene vacaciones». Por eso, inciden en la importancia de sacar provecho al ocio para que los más pequeños potencien «nuevas habilidades» y continúen su fase de aprendizaje.

¿Cómo organizar el día?

Aunque no hay que ir al colegio y los horarios se relajan, es necesario mantener cierta regularidad. «Los ideal es: nos levantamos y lo primero que hacemos después de desayunar son las obligaciones. Luego ya pasaremos al ocio», explica Álava. En ese contexto, se debe contribuir a que el niño gane en autonomía. «Que sea capaz de vestirse, ducharse y comer solo ahora que tiene más tiempo y no están presentes las prisas por no llegar tarde a clase», puntualiza. Las actividades a desarrollar a lo largo de la jornada requieren siempre de un orden previo. «Cuanto más pequeños son los hijos más han de confeccionar los padres ese plan y a medida que va creciendo hay que implicarles y comprometerlos en el diseño y cumplimiento», precisa Martínez-Otero.

¿Qué actividades son recomendables?

«El ocio es absolutamente necesario para ensanchar las posibilidades personales, entregarse a las aficiones y gustos en la medida en que se puedan satisfacer y sean razonables», defiende Martínez-Otero. Una buena manera de que los menores se diviertan y aprendan es que «se acerquen a la naturaleza y enriquezcan su cultura con la historia de los lugares que visitan», añade. Tampoco tienen un interés menor las actividades físico deportivas al aire libre, sobre todo si juegan con otros niños. «Así desarrollan habilidades sociales y aprenden a ceder», resalta Álava.

¿Qué comer?

Durante el verano no hay que ser tan estrictos con los horarios de las comidas, pero «tampoco conviene mover demasiado el tiempo» establecido para ingerir alimentos porque «los niños acusan mucho el hambre y no es saludable», asegura Álava. Al margen de la flexibilidad que da estar de vacaciones, la prioridad sigue siendo «que los niños aprendan hábitos de vida sanos como consumir verduras, frutas y evitar los azúcares y alimentos altamente procesados». Eso no significa que haya que privarse de todo. «Por supuesto que podemos comer un helado de forma esporádica», matiza.

¿Cuánto dormir?

En las primeras edades el correcto descanso supone una línea roja que no puede saltarse ni siquiera en vacaciones. «Hay que dormir lo suficiente para tener una calidad de vida durante la vigilia y así disfrutar más», afirma Martínez-Otero. En la misma línea, Álava advierte de que «no hay que estar a las 9 de la noche en la cama todos los días, pero no tiene sentido alterar excesivamente los ritmos de sueño y vigilia». Cuestiona que algunos padres tengan despiertos a sus hijos hasta medianoche o a altas horas de la madrugada y luego les mantengan durmiendo hasta la tarde. «Hay que descansar y dormir por la noche porque, de lo contrario, no reponemos igual», alerta.

¿Hay que decir adiós a los deberes?

En lugar de hacer deberes reiterativos, una alternativa para aprender y desarrollar la mente es aprovechar el tiempo cuando se está en casa. Álava aconseja, por ejemplo, que se haga uso de juegos de mesa como el parchís para que los niños potencien «procesos de atención y sepan respetar los turnos» o a las cartas para “crear estrategias y practicar los cálculos». La lectura es igualmente fundamental, tanto para que practique el menor si está en proceso de aprendizaje o para que lo haga «por afición» cuando vaya creciendo y amplíe sus conocimientos.

¿Y si tiene asignaturas que recuperar?

Cuando han quedado asignaturas pendientes, el estudio debe ocupar el lugar principal del periodo vacacional. «El tiempo a dedicar dependerá de la edad del niño y del número de asignaturas por recuperar. Si es pequeño, con 20 o 25 minutos será suficiente», indica Álava. En cualquier caso, lo más aconsejable es que «haya una supervisión de los avances» porque los menores «necesitarán apoyo y es habitual que tengan alguna dificultad», recalca Martínez-Otero. A su modo de ver, «no está mal pedir información y orientación a los tutores para diseñar un plan de trabajo».

¿Qué lugar debe ocupar el uso de las nuevas tecnologías?

Álava tiene claro que, como norma, y sobre todo cuando se tiene más tiempo libre, se debe «limitar el uso y abuso de las pantallas, da igual que sea la tablet, el móvil, la televisión o el ordenador. Los niños tienden a engancharse». Para evitarlo, avisa de que una hora sería suficiente, aunque si precisa que si los hijos son mayores se puede negociar y «dejarles un poco más, sin que se convierta en una barra libre». Igual de crítico se muestra Martínez-Otero: «No es normal tener la playa al lado y estar cuatro horas pegado a la tablet, al móvil, o lo que fuere». Internet, recuerda, entraña peligros que merecen permanecer vigilantes. «Hay que prestar atención a los contenidos, ver qué páginas se visitan porque cuando los niños están solos en su habitación los riesgos de la navegación se incrementan y pueden estar expuestos a ciberacoso», recuerda.

¿Se pueden satisfacer más caprichos?

Las vacaciones son una etapa menos prefijada que el periodo escolar y en la medida de lo posible se debe ser más flexible e intentar satisfacer los deseos del niño, aconseja Martínez-Otero. No obstante, aclara que eso no es sinónimo de «responder a todos los caprichos». «Tenemos que comprender que algunas demandas infantiles son irrealizables, es necesario explicarlas y no hay por qué complacerlas», sostiene.

FUENTE: Diario el Correo

Exprimir el campamento al máximo y…¡volver ilesos! Colaboración con EFE Salud

CampamentosOs adjunto mi colaboración con EFE Salud en este artículo sobre campamentos de verano para niños

La naturaleza y los animales; el deporte y los juegos; la música y la cultura. Hay campamentos para todos los gustos en los que los niños pueden desarrollar sus inquietudes tras nueve meses en el colegio. Además, refuerzan sus competencias sociales, aprenden a convivir y maduran. Todo ello lo disfrutarán más si se siguen algunas precauciones para volver sanos y salvos de la aventura. Llegó la hora de preparar la mochila y emprender el viaje

Una pediatra, una psicóloga y una monitora relatan para Efesalud sus consejos y recomendaciones para hacer del campamento una experiencia inolvidable sin lesiones, altercados o ansiedad. ¡Comienza la aventura!

Ropa cómoda, protección solar y control de alergias: los ingredientes para prevenir incidentes

¿Se lo pasará bien? ¿Volverá sano y salvo? ¿Qué meto en su mochila para prevenir incidentes? ¿Y si quiere regresar antes de tiempo? Son algunas de las preguntas que se hacen los padres que envían por primera vez a sus hijos de campamento.

Elegir el tipo de campamento según las preferencias del menor es un punto de partida importante para María Angustias Salmerón Ruiz, pediatra de la Unidad de Adolescentes del Hospital Universitario La Paz de Madrid.

“ Es importante conocer la organización, el tipo de actividad que van a realizar y que el sitio al que van a ir nuestros hijos cumple con la normativa vigente”, apunta la doctora, sin olvidar que se trata de un “tiempo de ocio en el que los niños se lo pasen bien”.

Una de las precauciones que María Salmerón recomienda a los padres seguir con la organización es la comunicación de los antecedentes médicos, las posibles alergias que puedan tener los niños, tanto alimentarias como a medicamentos y cualquier otro tipo de patologías que puedan presentar, además de dejar un teléfono de contacto.

Para la maleta: mejor prevenir que curar. “Ropa cómoda transpirable, preferiblemente de algodón y de colores claros; elementos protectores frente al sol: gorras, gafas de sol, crema y explicarles a nuestros hijos cómo hacer un uso adecuado de esto, porque muchas veces aunque haya muchos monitores, los niños tienen que ser responsables”, aconseja la pediatra de La Paz.

Las principales patologías pediátricas que sufren algunos niños en sus vacaciones veraniegas en el campamento son cuadros virales con fiebre y otras sintomatologías, por lo general, gastrointestinales, como vómitos o diarrea.

En otros casos, los niños pueden volver con heridas o traumatismos y alguna fractura muy de vez en cuando. Y en la piel, la quemadura solar es lo más habitual, de ahí la importancia de concienciar a los niños del uso del protector solar.

“Hay veces que los niños, si es de las primeras veces que se separan de sus padres, tienen ansiedad de separación: en vez de decir que están tristes o que quieren volver con papá y mamá, manifiestan dolores de cabeza, dolores de barriga”, señala la experta.

Si los monitores alertan de esta situación y observan que en realidad, físicamente, los niños están bien, es oportuno que los padres se planteen recoger a su hijo antes de tiempo, como dice María, “dejar la puerta abierta a volver a casa”.

Una experiencia para adquirir competencias sociales y emocionales

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