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¿Qué hacer con los niños en verano? Colaboración con diario El Correo
/0 Comentarios/en Niños, Padres, Psicología /por Silvia Álava SordoExpertos desvelan las pautas a seguir y los planes más recomendables para que las vacaciones sean una etapa enriquecedora, placentera y de aprendizaje para los más pequeños de la familia
La llegada del verano suele ser sinónimo de relax. De buen tiempo, playa, piscina, paseos… Y también de elementos que disparan el estrés en las familias con hijos en edad escolar. Con el final del curso y de los rígidos horarios que han marcado durante meses la pauta diaria de los niños -cuándo toca levantarse para ir a clase, cuál es el momento de las comidas, el hueco reservado para hacer los deberes, el destinado a jugar o ver la televisión antes de acostarse…-, cada jornada se presenta como un mundo que hay que rellenar con una sabia combinación de disfrute, descanso, amplias dosis de libertad… y tareas gratificantes, o no tanto, para no olvidar lo aprendido e, incluso, explorar experiencias hasta ahora desconocidas.
¿Qué hacer con los niños en verano? Se trata de entremezclar «equilibrio y armonía», apunta Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y en Pedagogía por la UNED. La clave, subraya Silvia Álava, psicóloga y escritora, está en tener muy presente que «el cerebro no tiene vacaciones». Por eso, inciden en la importancia de sacar provecho al ocio para que los más pequeños potencien «nuevas habilidades» y continúen su fase de aprendizaje.
¿Cómo organizar el día?
Aunque no hay que ir al colegio y los horarios se relajan, es necesario mantener cierta regularidad. «Los ideal es: nos levantamos y lo primero que hacemos después de desayunar son las obligaciones. Luego ya pasaremos al ocio», explica Álava. En ese contexto, se debe contribuir a que el niño gane en autonomía. «Que sea capaz de vestirse, ducharse y comer solo ahora que tiene más tiempo y no están presentes las prisas por no llegar tarde a clase», puntualiza. Las actividades a desarrollar a lo largo de la jornada requieren siempre de un orden previo. «Cuanto más pequeños son los hijos más han de confeccionar los padres ese plan y a medida que va creciendo hay que implicarles y comprometerlos en el diseño y cumplimiento», precisa Martínez-Otero.
¿Qué actividades son recomendables?
«El ocio es absolutamente necesario para ensanchar las posibilidades personales, entregarse a las aficiones y gustos en la medida en que se puedan satisfacer y sean razonables», defiende Martínez-Otero. Una buena manera de que los menores se diviertan y aprendan es que «se acerquen a la naturaleza y enriquezcan su cultura con la historia de los lugares que visitan», añade. Tampoco tienen un interés menor las actividades físico deportivas al aire libre, sobre todo si juegan con otros niños. «Así desarrollan habilidades sociales y aprenden a ceder», resalta Álava.
¿Qué comer?
Durante el verano no hay que ser tan estrictos con los horarios de las comidas, pero «tampoco conviene mover demasiado el tiempo» establecido para ingerir alimentos porque «los niños acusan mucho el hambre y no es saludable», asegura Álava. Al margen de la flexibilidad que da estar de vacaciones, la prioridad sigue siendo «que los niños aprendan hábitos de vida sanos como consumir verduras, frutas y evitar los azúcares y alimentos altamente procesados». Eso no significa que haya que privarse de todo. «Por supuesto que podemos comer un helado de forma esporádica», matiza.
¿Cuánto dormir?
En las primeras edades el correcto descanso supone una línea roja que no puede saltarse ni siquiera en vacaciones. «Hay que dormir lo suficiente para tener una calidad de vida durante la vigilia y así disfrutar más», afirma Martínez-Otero. En la misma línea, Álava advierte de que «no hay que estar a las 9 de la noche en la cama todos los días, pero no tiene sentido alterar excesivamente los ritmos de sueño y vigilia». Cuestiona que algunos padres tengan despiertos a sus hijos hasta medianoche o a altas horas de la madrugada y luego les mantengan durmiendo hasta la tarde. «Hay que descansar y dormir por la noche porque, de lo contrario, no reponemos igual», alerta.
¿Hay que decir adiós a los deberes?
En lugar de hacer deberes reiterativos, una alternativa para aprender y desarrollar la mente es aprovechar el tiempo cuando se está en casa. Álava aconseja, por ejemplo, que se haga uso de juegos de mesa como el parchís para que los niños potencien «procesos de atención y sepan respetar los turnos» o a las cartas para “crear estrategias y practicar los cálculos». La lectura es igualmente fundamental, tanto para que practique el menor si está en proceso de aprendizaje o para que lo haga «por afición» cuando vaya creciendo y amplíe sus conocimientos.
¿Y si tiene asignaturas que recuperar?
Cuando han quedado asignaturas pendientes, el estudio debe ocupar el lugar principal del periodo vacacional. «El tiempo a dedicar dependerá de la edad del niño y del número de asignaturas por recuperar. Si es pequeño, con 20 o 25 minutos será suficiente», indica Álava. En cualquier caso, lo más aconsejable es que «haya una supervisión de los avances» porque los menores «necesitarán apoyo y es habitual que tengan alguna dificultad», recalca Martínez-Otero. A su modo de ver, «no está mal pedir información y orientación a los tutores para diseñar un plan de trabajo».
¿Qué lugar debe ocupar el uso de las nuevas tecnologías?
Álava tiene claro que, como norma, y sobre todo cuando se tiene más tiempo libre, se debe «limitar el uso y abuso de las pantallas, da igual que sea la tablet, el móvil, la televisión o el ordenador. Los niños tienden a engancharse». Para evitarlo, avisa de que una hora sería suficiente, aunque si precisa que si los hijos son mayores se puede negociar y «dejarles un poco más, sin que se convierta en una barra libre». Igual de crítico se muestra Martínez-Otero: «No es normal tener la playa al lado y estar cuatro horas pegado a la tablet, al móvil, o lo que fuere». Internet, recuerda, entraña peligros que merecen permanecer vigilantes. «Hay que prestar atención a los contenidos, ver qué páginas se visitan porque cuando los niños están solos en su habitación los riesgos de la navegación se incrementan y pueden estar expuestos a ciberacoso», recuerda.
¿Se pueden satisfacer más caprichos?
Las vacaciones son una etapa menos prefijada que el periodo escolar y en la medida de lo posible se debe ser más flexible e intentar satisfacer los deseos del niño, aconseja Martínez-Otero. No obstante, aclara que eso no es sinónimo de «responder a todos los caprichos». «Tenemos que comprender que algunas demandas infantiles son irrealizables, es necesario explicarlas y no hay por qué complacerlas», sostiene.
FUENTE: Diario el Correo
Campamento de verano para nuestros hijos, ¿sí o no?. Colaboración con el diario ABC
/0 Comentarios/en Niños, Psicología /por Silvia Álava SordoRespondemos a las dudas más típicas de los padres
Muchos padres tienen miedo porque sus hijos son un poco tímidos o inseguros y creen que lo pueden pasar mal en un campamento, pero según la psicóloga infantil Silvia Álava, los padres no deben tener miedo de llevar a sushijos a un campamento: «las experiencias que los niños viven durante esos días tienen beneficios muy positivos. El hecho de relacionarse con más niños les ayudará a integrarse, por lo que, aunque les pueda costar un poco más entablar amistad, les será muy beneficioso y facilitará su socialización».
Estas son las dudas más frecuentes de los padres, contestadas por Silvia Álava:
¿A partir de qué edad pueden ir de campamento?
Los campamentos urbanos son ideales para los niños, pues pueden ir desde muy pequeños, a partir de los 3 años, ya que tienen una dinámica muy parecida a la del colegio. En cambio, si se trata de un campamento que obliga al niño a dormir fuera de casa, habrá que fijarse detenidamente en las características de cada niño. Su madurez y autonomía ayudarán a los padres a decidir cuándo es el momento adecuado.
Si se busca un campamento fuera de nuestro país, con el objetivo de reforzar un idioma, lo aconsejable es esperar hasta que el niño sea más mayor e independiente, hasta los 12 años aproximadamente.
¿Qué tipo de campamento elegimos?
Multiaventura y deportes, cultura y aprendizaje… Existen diversas opciones, pero hay que tener siempre en cuenta cuáles son los gustos del niño. Si se trata de una persona muy tímida, deberemos buscar uno en el que se sienta cómodo y nada cohibido. En cambio, si se trata de un niño muy activo e hiperactivo, la adrenalina y la diversión de un deporte pueden ser grandes claves. Si al pequeño no le llama la atención ningún deporte, pero sí se muestra partidario de la naturaleza, será mejor dirigirle a este tipo decampamentos.
¿Vamos a verles? ¿Les llamamos por teléfono?
En los campamentos, los niños deberán acatar las normas que establezcan sus monitores. Una de las reglas más comunes es la restricción del uso del móvil, que ayuda a no interrumpir el funcionamiento previsto para las actividades del día a día.
Si queremos sorprender a nuestro hijo y visitarle, los mejor es ir el día que elcampamento lo tenga establecido. También se podrá pactar con el niño lo que él prefiere. El día de la visita, si ve que van los padres de todos sus amigos menos los suyos, lo único que se conseguirá es que se sienta mal.
¿Y si no quiere ir de campamento?
Es comprensible que una sensación de miedo e incertidumbre se apodere de ellos al ser una experiencia nueva y diferente. En ocasiones, les provoca cierto reparo no saber cómo actuar en las diferentes situaciones que se les pueden llegar a plantear. No es conveniente que el pequeño vea el campamento como una obligación o castigo. Para poder tranquilizarles, es muy positivo que, durante el año, hayan participado en alguna actividad parecida, como granjas escuelas o convivencias.
Si nuestros hijos van a un campamento aprenderán a:
1. Relacionarse tanto con niños de su misma edad como con otros un poco mayores o más pequeños.
2. Jugar a través de la diversión y felicidad.
3. Convivir, en un marco lleno de respeto.
4. Entender que las normas no existen únicamente en casa con sus padres, también en toda la sociedad. El campamento tiene sus propias normas y horarios.
¿Es correcto besar a tu hijo en los labios? Colaboración con SModa
/0 Comentarios/en Niños, Padres, Psicología /por Silvia Álava SordoVictoria Beckham ha publicado una foto besando a su hija en Instagram que ha generado mucha polémica. Consultamos a dos psicólogos infantiles si hay algo de malo en esta práctica.
Victoria Beckham ha felicitado el cumpleaños de su hija Harper a través de sus redes sociales con una foto en la que madre e hija se daban un beso. La estampa no tendría más trascendencia de no ser porque ese beso era en los labios y hordas de guardianes de la moralidad hallaron en la imagen la excusa perfecta para atacar a la ex spice girl.
Primero llegaron los insultos: “exhibición repugnante”, “vergüenza”, “asco”; luego llegaron las supuestas pruebas que avalaban la idea de que besar a un hijo en los labios “está mal”, es “inapropiado” o “incómodo para los demás”.
Incluso algún comentarista aseguró que no era un hábito recomendable “según los expertos” y que los niños que se educaban normalizando el beso en los labios con sus familiares podía “ser más promiscuos de mayores” o “confundirse sexualmente”. Al final, también llegaron las defensas: “Quien vea algo sexual en esa imagen está enfermo”, dijeron unos. “El problema es de quién juzga”, insisten otros.
Ni correcto ni incorrecto: opinable
Lo único que parece claro en este asunto es que se trata de una cuestión personal que pertenece, estrictamente, al ámbito privado de las familias. Podrá gustar o no gustar “pero a día de hoy ninguna asociación seria de psicólogos ni psicoterapeutas se ha pronunciado en la línea de que vaya a haber más promiscuidad o confusión sexual porque un niño sea besado en los labios con normalidad por sus padres”, asegura Abel Domínguez LLort, psicólogo infantil y juvenil . En la misma línea se expresa la experta Silvia Álava “no conozco ningún estudio científico que diga que esto es malo. Es una decisión personal y cada uno con los hijos puede hacer lo que le parezca que está bien. Lo que sí está demostrado es que la ausencia de cariño físico tiene un efecto negativo en los menores”, señala Álava.
A partir de estas evidencias, cada familia puede elegir el modelo de manifestación del amor que más encaje con su modelo educativo: “La expresión del afecto es una cuestión que pertenece al ámbito privado, a los valores en que cada familia quiera educar a sus hijos y del significado que esa familia dé a los besos.Habrá familias que preferirán dejar el beso en los labios para la pareja, para papá y mamá, en el caso de padres heterosexuales, o para papá y papá o mamá y mamá en el caso de parejas homosexuales. Un beso, en sí mismo, no tienen ningún significado, somos nosotros, la sociedad, quienes que se lo damos. Otra cosa es que si en el ámbito domiciliario le damos a un beso en los labios un significado de simple cariño, afectuoso y los hijos lo ven pueda darse el caso de que, en alguna ocasión, ese niño pueda darle un beso en la boca a otro niño en el parque o en el colegio. No es habitual, porque los niños son inteligentes y, si no lo ven en el colegio lo más seguro es que no lo hagan aunque lo vean en casa. Pero si se diera el caso y los padres de ese otro niño están en contra de esta expresión de afecto fuera del ámbito de la pareja podría darse un conflicto. Pero el beso, en sí mismo, es inocente, no tiene significado y de hecho en otras culturas el significado es distinto y hay besos en la nariz, tres besos o ningún contacto físico, bajo ningún concepto” explica Domínguez Llort que no se decanta ni por el “a favor” ni el “en contra” en este asunto.
Silvia Álava tampoco entra en consideraciones morales pero ella sí opina que “si bien hay que insistir en lo absolutamente necesaria que es la demostración de afecto con un niño nosotros decimos que los besos en la boca no son obligatorios. Es más, recomendamos que se enseñe al niño a distinguir para evitar posibles conflictos como este”.
Las redes sociales
Con independencia de las opiniones de cada familia al respecto, los expertos coinciden en que la foto no es digna de debate y mucho menos de insultos o acusaciones. Y tanto para Domínguez como para Álava, la sobredimensión del caso viene dada por la impunidad con la que se expresan las preferencias de cada uno en las redes sociales. “En la red confundimos lo que pertenece al ámbito privado de lo que sí es un debate público. Y más hablando de famosos. No sé si Victoria Beckham se arrepentirá de haber subido esa foto o si habrá buscado ella misma la polémica. Pero es cierto que la gente habla demasiado protegida por el anonimato de las redes y los pseudónimos. En cualquier caso, mi opinión como psicólogo infantil es que no existe ningún peligro para esa menor y que su madre es dueña de mostrarle su amor como mejor considere”, asegura Domínguez. “En realidad aquí no estamos hablando de los niños ni de cómo hay que educarlos o no. Estamos hablando de cómo nos enfrentamos los adultos a lo que no nos gusta. El problema es que no comentamos u opinamos. Juzgamos, no mostramos respeto por los demás, imponemos con insultos nuestras preferencias y eso sí que hay que evitárselo a los menores, porque eso sí que lo aprenderán si no educamos en la asertividad y el respeto”, señala Álava.
Alcohol y drogas degradan el ocio entre los jóvenes durante el verano. Colaboración con el diario ABC
/0 Comentarios/en General, Psicología /por Silvia Álava SordoLos expertos advierten de que el consumo de sustancias dispara la violencia y las salidas en grupo diluyen la sensación de responsabilidad
«Lo que me apena es que los festivales son cada vez más una excusa para el desfase». La frase es de Esther B., una de los miles de jóvenes que asisten cada verano a alguna de las más de 110 macrocitas lúdicas que se celebran en España y que van, desde el BBK Live de Bilbao o el Arenal de Burriana, en Castellón, hasta el FIB del vecino Benicasim.
La joven de 23 años lamenta, al igual que los expertos consultados, cierta devaluación en la forma de ocio y modelo de diversión, sobre todo entre los más jóvenes. «La mezcla que ofrecen los festivales de verano-apunta- es casi perfecta: son baratos, con cabezas de cartel de primer nivel, destinos atractivos y casi siempre con playa». En ellos no faltan tampoco el alcohol y las drogas.
Psicólogos y estudiosos del ocio juvenil coinciden en que la conjugación fatal llega de la mano de las sustancias y también de la irresponsabilidad. No es un ingrediente novedoso que el consumo desmesurado de alcohol y de estupefacientes amargue a más de uno un festival o fiestas populares, como los sanfermines de Pamplona, pero sí lo es que repentinamente un año una fiesta como la navarra o el festival de la Semana Grande de Bilbao acumulen decenas de denuncias por agresión sexual. En los siete días que llevan las fiestas de San Fermín se han registrado 42 denuncias por agresión y abusos sexuales. Quince personas han sido detenidas por estos motivos.
Para el director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), Ignacio Calderón, estos «actos irracionales tienen mucho que ver con la pérdida del control» de los jóvenes, aunque, señala, «muchos de ellos ya lo han perdido antes de empezar a beber».
Tras el consumo de drogas la gente puede hacer cosas impensables y, en estos casos, cuando la consecuencia es un abuso sexual, estas personas se suelen arrepentir, a pesar de que la ingesta «no les exime de la culpa». Cabe destacar que, ante un juez, un abuso sexual o una violación bajo los efectos del alcohol es un atenuante para la condena contra el acusado. En todo caso, Calderón se lamenta de que la relación de alcohol y abusos sexuales sea tan estrecha.
Sobre lo sucedido en San Fermín, por ejemplo, fuentes policiales atribuyen el aumento de las denuncias por agresiones sexuales, paradójicamente, al hecho de que se hayan reforzado tanto las medidas de vigilancia y se haya producido tal labor de concienciación previa que, según su opinión, se tiene menos temor a la hora de denunciar. Y así se han contabilizado por decenas las denuncias, en casi su totalidad efectuadas por mujeres. Ocho personas están en prisión por violar y agredir en grupo en la última semana en Pamplona.
Este elemento de que la «responsabilidad en grupo se diluye» es uno de los factores clave que apunta la psicóloga y sexóloga del Grupo IESP Clinic Granada, Carmen Montoro. «Hombres y mujeres sienten que hasta un delito, en grupo, es fácil. Entre ellos se dan más casos de agresión sexual, como en San Fermín, y entre ellas se registran más peleas» que antes.
Más de un millar de mujeres son violadas cada año en España desde 2009, según recuerdan a ABC las mismas fuentes policiales dedicadas a la lucha contra este tipo de delitos. En el último lustro se registró una agresión sexual con penetración cada ocho horas, tres al día. El Observatorio de Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) observó el repunte los fines de semana, y también que estos abusos se disparan durante los del estío.
Como opinión particular, Esther B. confirma que año tras año se percibe una sensación de mayor agresividad y violencia entre los asistentes. «A un amigo le dieron un mordisco y avisó a seguridad, pero estaban todos tan borrachos que poco se pudo hacer para reprender la actitud de la agresora. En el Arenal, por ejemplo, están a la orden del día los robos y agresiones, también en parte porque la gente va muy puesta, y porque cada vez hay más niños de 18 años que no saben medirse».
Entre los jóvenes preguntados, se da la opinión generalizada de que en elViña Rock, por poner otro ejemplo, se da un trasiego constante de drogas. El festival de Burriana, celebrado junto a la playa, traslada las noches de «borrachera» en los escenarios a las playas cercanas. «Apenas se duerme, unes la juerga, la música alta, lo que se bebe… y al final todo eso se paga», dice Esther. «El problema -asiente Montoro- es que en este país está muy normalizado el consumo de alcohol».
Poner límites en casa
Para Silvia Álava, directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, la base es poner límites a los hijos. «Yo traslado a los padres la siguiente pregunta. Si es un menor de edad, tú eres el responsable legal, y si les pasa algo, les pilla un toro en San Fermín, o les golpean en un festival, el responsable eres tú como tutor legal», comenta.
La psicóloga pide a los padres «sentido común» en torno a la manga ancha que se deja a los hijos para acudir a un evento de este tipo, así como a la sociedad que «cuide los valores» que inculcan a los jóvenes. «Se tiene que tener cuidado con permitirles que vivan la vida deprisa, cuando la tienen toda por delante; decirles que respetan sus amigos y planes, pero también que hay un límite, que está muy bien salir y tener una red social, pero hay muchas formas de ocio, y el que da un paseo y no se emborracha, no es un pringado».
Campamentos de verano para niños. Colaboraración con el Telediario de TVE
/0 Comentarios/en Niños, Padres, Psicología /por Silvia Álava SordoOs adjunto el enlace al vídeo del Telediario de TVE donde hablamos sobre los campamentos de verano para niños:
Pincha en la imagen para ir al vídeo. La noticia comienza en el minuto 35.30
¿Cómo enseñar a los niños a ser asertivos? video colaboración con guiainfantil.com
/0 Comentarios/en Niños, Padres, Psicología /por Silvia Álava SordoNo, el hijo favorito no es el mayor de los hermanos. Colaboración para SModa
/0 Comentarios/en Niños, Padres, Psicología /por Silvia Álava SordoLa relación de los padres con sus hijos varía según la edad y las vivencias con los mismos, pero es importante tener claro cómo evitar los celos entre hermanos.
“¿Quién es el niño favorito de mamá?”. Es una de esas frases que solemos decir a nuestro bebé cuando apenas puede entender el significado de la misma. El problema llega cuando se hace mayor y, encima, llega un nuevo hermanito a la familia. ¿Quién es entonces el favorito? Cualquier padre contestará que ninguno, que a los hijos se les quiere exactamente por igual y que eso de los favoritismos es una excusa, lo mismo que la de “es que el profesor me tiene manía”. Sin embargo, un estudio que se viralizó hace unos meses ha intentado desmontar esta idea.
La socióloga Katherine Conger y su equipo pidieron a 384 pares de hermanos que explicaran cómo se sentían en la relación con sus padres, respecto de sus hermanos, si sentían algún trato diferenciado y si eso había afectado a su autoestima. Igualmente, se entrevistó a los padres para comparar los datos, sacando como conclusión que si bien padres y madres no admitieron sentir más afecto sobre un hijo que sobre otro, alrededor del 70% confesaba haber tenido algún trato preferencial de uno frente al otro. En cuanto a los hijos, el factor que solía afectar más era la edad, puesto que el hijo mayor, al haber pasado más tiempo con los padres, además en solitario, sí percibía ese trato de favoritismo.
Desmontando mitos en las relaciones padres-hijos
La psicóloga y directora del área infantil del centro de Psicología Álava Reyes, Silvia Álava, explica en primer lugar que existe cierta idealización de del afecto paterno filial. “Pensamos que el amor entre padres e hijos es algo incondicional y que surge de forma espontánea, y es cierto que en la mayoría de las ocasiones es así, pero otras veces no. Hay que trabajar para que el afecto y el vínculo esté bien establecido y sobre todo sea un vínculo sano, que genere confianza y seguridad en los niños, no dependencia”. De esta manera, otra de las cosas que hay que empezar a asumir, es que “las relaciones entre padres e hijos no son estáticas, van cambiando y evolucionando a lo largo de la vida, variando en función de la edad del niño, de la edad de los padres, de los acontecimientos vitales… Pero sobre todo, de cómo es la interacción entre padres e hijos”.
Es decir, que la idea de fondo es que no se trata tanto de que haya un hijo favorito o no, sino de entender que “nuestro comportamiento genera emociones en los demás, y eso es algo que los niños tienen que aprender. Aunque esto es algo que nos cuenta mucho asumir, la relación entre padres e hijos se verá mediatizada por las emociones que se generen, y esto es algo que ocurre en ambas direcciones, tanto de los padres a los hijos, como viceversa”.
¿Realmente hay un hijo favorito?
No se trata por tanto de medir los afectos, ni de que realmente se quiera a un hijo más que a otro, sino de que realmente lo que va cambiando es la relación entre los padres y los hijos, y con ella, también la percepción que puedan tener los distintos miembros de la familia. Aclarándolo un poco más, Silvia Álava puntualiza que “no podemos hablar tanto de que todos los padres sientan que hay momentos en los que uno de los hijos es el favorito, pero sí que es verdad que, en determinados momentos, por la situación vital en la que estamos inmersos, por una problemática en concreto, o por variables de la personalidad de cada uno, podamos sentir una mayor afinidad con un hijo en concreto. Aunque no podemos generalizar y afirmar que todos los padres tengan un hijo favorito”.
La también experta el psicología infantil, Laura Álvarez Fernández, aporta por su parte que “las necesidades afectivas durante la trayectoria vital de una persona cambian. Esto implica que en determinados momentos los padres se sientan más cómodos con la compañía de un hijo que de otro”. Sin embargo, insiste en que, quizás por esa idealización del amor paterno filial “aunque las preferencias de los padres hacia uno de los hijos existen, es harto difícil que lo reconozcan. Lo ideal sería poder reconocer esta realidad ya que es el primer paso para resolver conflictos dentro de la estructura familiar”.
La percepción de los hijos
Una cosa es lo que realmente sientan los padres y otra cómo vivencian esta relación los hijos. Lo primero que explica Laura Álvarez es que “es a partir de los dos años cuando los niños comienzan a compararse y entienden diferencias entre unos y otros. Es la edad clave para la aparición de los celos, y cuando empiezan a notar que sus padres dirigen más atención a sus hermanos”.
El problema, por tanto, viene realmente cuando este trato diferencial afecta en su desarrollo y sobre todo en su autoestima. “El trato afectivo diferencial puede producir en el hijo menos atendido problemas de autoestima e inseguridad.El hermano sobreprotegido, por el contrario, tiende a comportarse de manera inmadura percibiendo el mundo exterior como hostil y peligroso”. Si todo esto pasa de pequeños, la consecuencia, según la psicóloga, es que “en la edad adulta, el niño desprotegido será más resolutivo e independiente, pero es necesario que trabaje sus emociones ya que el mal afrontamiento del rencor puede dar lugar a problemas en su estado anímico. El hijo sobreprotegido, por el contrario, es más probable que tenga un carácter inmaduro y egoísta, con la creencia de poder conseguir lo que quiera sin tener en cuenta las consecuencias y con muy baja tolerancia a la frustración”. De esta manera, queda claro que ni el favorito ni el que deja de serlo, salen ganando con este tipo de relaciones, por lo que es importante fijarse y cuidar las mismas.
Lo que los padres pueden evitar
Si no podemos evitar que nuestras relaciones cambien, lo que sí podemos es evitar que eso suponga un problema, entre otras cosas, para la relación de celos y competitividad entre los hermanos. Para ello, Laura Álvarez recomienda “ ue los padres tengan presente que sentirse en un momento más inclinado hacia un hijo que hacia otro es normal, pero que no pierdan de vista que la educación ha de ser equitativa y el afecto también”. Dicho lo cual, recuerda algunas ideas como lo importante de no comparar a los hijos, elogiar sus logros por igual, trabajar su independencia y autoestima, respetar su intimidad y sus límites, así como estableces unas normas coherentes para todos, de acuerdo a las distintas edades, “todo lo cual puede contribuir a que no se sientan desplazados o rechazos, ni sobreprotegidos”.
En esta misma línea, Silvia Álava aporta por su parte que los padres deben trabajar “cuánto y en qué medida exigir a cada hijo, que no siempre será lo mismo y esto dependerá de sus diferencias individuales, de sus posibilidades, de sus características, etc.”, pero que igual que dan las mismas pautas educativas y de afecto, deben también establecer por igual los mismos límites para todos los hermanos. “Por ejemplo, si se establece como norma obedecer a la primera, o no gritar, es algo que es conveniente que se aplique a todos los hermanos por igual”. A veces los pequeños detalles son los que marcan las diferencias.
Lo que hay que hacer y lo que NO hay que hacer en caso de rabietas infantiles. Colaboración con Papás e Hijos
/0 Comentarios/en Niños, Padres, Psicología /por Silvia Álava SordoDuda de un lector a Silvia Álava, psicóloga Directora del Área Infantil del Centro de Psicología Álava Reyes. Además de la autora del libro: “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron”.
Hola Doctora, le escribo para hacer una consulta.
Tengo un niño de 2 años de edad, desde hace una semana se esta despertando en la noche y comienza a hacer rabietas, comienza a llorar y llorar, tira la cabeza hacia atrás, tira patadas, le hemos pegado pero creo que eso no es la manera correcta.
Algunas veces este cuadro también lo hace en el día.
Que puedo hacer, como puedo actuar.
De que forma le puedo ayudar.
Le agradezco su repuesta.
Saludos
Atentamente
Julio
En estos casos lo primero que tenemos que hacer es valorar exactamente que es lo que puede estar ocurriendo. ¿A qué hora sucede esto? ¿el niño se llega a despertar? En torno a los dos años suelen ser habitual que los niños tengan terrores nocturnos. En estos casos a pesar de que el niño puede llorar, gritar o incorporarse, sigue dormido y cuesta despertarle. En estos casos el niño no recordará lo que ha soñado y suelen producirse en la primera mitad de la noche. Ante esta situación no es necesario que los padres lo despierten, basta con que le tranquilicen y vigilen que no se haga daño.
La situación difiere si es durante el día, o el niño está completamente despierto. Evolutivamente, en torno a los dos años de vida los pequeños pasan por una fase de autoafirmación personal, en la que parece que su respuesta favorita es “no”; quieren probar al adulto y quieren verse como “seres independientes que tienen una voluntad propia”, no obstante, pese a que su apariencia es de ser ya mayores, todavía son inmaduros; se muestran muy dependientes de sus padres y controlan poco los impulsos. A esta edad, las rabietas son normales. Pero lo que no podemos permitir es que una fase por la que todos los niños pasan se convierta en un problema.
Lo que hay que hacer en caso de rabietas *:
- La actuación de los padres debe ser inmediata, no ceder, mantenerse en su decisión, y “extinguir” el comportamiento del niño. Es decir, dejarle muy claro que cuando se comporte así no le vamos a hacer caso. Muchas veces, aunque no consiguen su objetivo, han acaparado la atención del adulto, y esto puede ser para ellos mucho más valioso que aquello por lo que lloraban.
Lo que NO hay que hacer en caso de rabietas:
- Muchos padres se desesperan intentando que sus hijos entiendan la situación con grandes charlas y explicaciones sobre el porqué de las cosas, de su orden… No se dan cuenta de que de esa forma sólo están consiguiendo que el niño obtenga atención, y que, además, el pequeño no atiende al “discurso” porque su propio desarrollo evolutivo se lo impide, se le queda muy grande y ha “desconectado” de él.
Estos temas están ampliamente desarrollados en el libro: “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron”. Ed. JdeJ editores.
¿Quieres plantear una duda a nuestros expertos? ¡Escríbenos a info@papasehijos.com?
Quizás te interese leer: El porqué de las rabietas infantiles y cómo evitarlas.
*Extraído del libro: “Queremos Hijos Felices. Lo que nunca nos enseñaron”. Ed. JdeJ editores
Participación en el V Encuentro con la Psicología: 5 Problemas, 5 Respuestas
/0 Comentarios/en Congresos, Psicología /por Silvia Álava SordoInformación de contacto
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