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¿Cuántos deberes tienen que hacer los niños? Colaboración con el diario El Correo

Deberes en veranoCon las vacaciones de Navidad, vuelve el debate sobre los deberes. ¿Cuántos deberes tienen que hacer los niños?

No más de 20 minutos hasta los 8 años. Y nada de que los padres se sienten al lado. «Solo deben resolver las dudas puntuales, no suplantarles. Algunos niños alargan la tarea para que los adultos estén pendiente de ellos», advierten los expertos.

‘Las ocho y media ya… ¡A cenaaaaaaaaaar! Y este chiquillo con los deberes sin terminar’. Esas horas y más le daban cada día al hijo de Eva Bailén, alicantina de 41 años, madre de tres niños y empleada de telefonía. Tiene una jornada «reducida» de siete horas pero su niño ‘trabajaba’ ocho: cinco en el colegio y tres más en casa haciendo la tarea, sin margen para conciliar la vida escolar con los juegos. «Muchos días acababa llorando porque no le había dado tiempo a jugar en toda la tarde. Y eso que yo le ayudaba dictándole los enunciados de los ejercicios. Se los mandaban copiar todos. No lo entiendo. ¿Qué es, un escribano?». Su hijo (11 años) fue uno de los primeros alumnos en estrenar la polémica Lomce del exministro José Ignacio Wert. «Redujeron las clases a 45 minutos en lugar de una hora, así que ese cuarto de hora lo tenían que recuperar en casa, haciendo deberes. Y no te digo ya cuando llegaba el fin de semana o un puente… Me contaron el caso de una familia que iba a anular las vacaciones de Semana Santa en el Caribe porque al niño le habían mandado muchos deberes y si no los llevaba, le suspendían».

Eva fue conociendo más situaciones de chavales como el suyo, saturados con las tareas, a raíz de la recogida de firmas que organizó hace unos meses en la web Change.org contra «los deberes abusivos». Su caso ha salido en la televisión pública inglesa y va camino de los 175.000 apoyos online. «A los niños hay que dejarles respirar», clama Eva, que ha hecho un vídeo ya convertido en viral en el que adultos tratan de adivinar cuál es la profesión más dura del mundo. Varios niños en edad escolar les demuestran que es la suya y les dejan boquiabiertos.

Si no ha firmado aún la petición de Change seguro que lo hará pronto César Bona, ‘el mejor profesor de España’ (fue uno de los 50 finalistas al Global Teacher Prize, el Premio Nobel de los maestros, que ganó la estadounidense Nancie Atwell entre 5.000 candidatos). Él no manda muchos deberes y no permite que los alumnos estén más allá de las siete de la tarde entre libros. «Si para esa hora no han acabado les digo a los padres que les dejen ir a jugar pero que me manden una nota informándome. Porque eso es labor mía. He conocido a alguna madre que le hacía algún ejercicio al crío para que los llevara terminados y eso no puede ser».

Deberes escolares

César Bona, dando clase en el Colegio Puerta de Sancho de Zaragoza. / GUILLERMO MESTRE

Él siempre hizo solo la tarea y si no sabía, preguntaba al día siguiente al profesor. Imponiéndose a una vergüenza -«era un estudiante aplicado y sacaba buenas notas pero no me atrevía a levantar la mano»- que le ayudó a superar don Dionisio, el maestro en la escuela de Ainzón (Zaragoza), donde se crió. «Tenía un arte especial para mover el bigote y mostrar desacuerdo y le bastaba fruncir el ceño para que no se oyera una mosca». César manda poca tarea porque «es obligatorio que los niños sigan siendo niños» pero reconoce que él también sucumbió al pánico de muchos padres. «Hace unos años conviví con una chica que tenía una hija. Viví con esa niña de los 3 a los 9 años. Yo por entonces era un maestro estricto y le decía: ‘Hasta que no acabes, no descansas. Y si no terminas antes de cenar, lo acabará después’. Nunca más lo haría».

Porque no es sano, advierte la psicóloga Silvia Álava. «Es una barbaridad que un niño pasé tres horas al día haciendo deberes. Hasta los 8 años con 20 ó 25 minutos para afianzar la lectura y el cálculo es suficiente y a partir de esa edad, una hora u hora y media para repasar lo que han visto en clase». Pero ojo que no se trata de demonizar los deberes, un ejercicio estupendo no solo para mejorar el rendimiento académico, también «para que los niños adquieran responsabilidad y aprendan el valor de la constancia y el esfuerzo».

Y eso, alerta la especialista, directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, no tiene nada que ver con que saquen un 10. «Es preferible que un niño saque un 7 por sí mismo a que saque un 10 porque los padres le ayudan continuamente». Esta apreciación abre el debate a una pregunta que se hacen casi todas las familias. ¿Le tengo que ayudar a hacer los deberes o debo dejarle que los haga solo? «Hay padres que vuelven a hacer la Primaria con sus hijos, solo les falta matricularse otra vez en la escuela. El niño debe saber que los deberes son su responsabilidad, no la de sus padres. Además, esos ejercicios se los han explicado ya en el colegio, es un error que la madre esté sentada al lado mirando cómo trabaja u orientándole continuamente. Los adultos deben estar solo para las dudas puntuales».

Muchos creen que son mejores padres si les ayudan.

Hay niños que usan los deberes para llamar la atención. Como saben que a sus padres les preocupa que la tarea vaya hecha, lo utilizan y dilatan el tiempo a propósito.

Tuvo un caso en su consulta, Beatriz, 7 años. «La niña tenía una hermana pequeña y se enfadaba con facilidad. El momento más conflictivo era el de los deberes y como protestaba y montaba pataletas los padres optaron por quedarse con ella haciendo la tarea. Pero entonces se dieron cuenta de que tardaba incluso más que haciéndola sola. En el colegio, la profesora nos dijo que Beatriz no tenía dificultades de aprendizaje. Estaba utilizando los deberes para conseguir atención extra de sus padres y era capaz de sacrificar su tarde libre con tal de conseguir que estuvieran encima de ella, pendientes».

Es que igual de otra forma no lo consiguen.

Hay padres que piensan: ‘Qué bien, hoy no tiene deberes, así puedo hacer yo otras cosas’. Y eso es un error, deberían aprovechar ese tiempo para jugar con sus hijos o para hacer cosas juntos. No solo para los deberes. La vida es más que un boletín de notas -zanja Álava, autora del libro ‘Queremos que crezcan felices’ (JdeJ Editores)-.

Eso les transmitió a los padres de Beatriz, una historia con final feliz: «Lo que hicimos fue ponerle un horario a la niña. Sus padres le dijeron que hasta una hora determinada ella haría sola los deberes y después establecerían un rato para jugar juntos. Se cambió ese tiempo de atención en negativo, con riñas y protestas para que hiciera los deberes, por un tiempo de juego. Si a la hora estipulada Beatriz no terminaba la tarea por haberse demorado adrede con protestas, sus padres se iban a jugar con su hermana pequeña, de 5 años. En una semana, Beatriz pasó a hacer sola los ejercicios y a hacerlos en un tiempo razonable».

Una enseñanza para la niña… Y para los padres. «El adulto nunca debe suplantar al niño. Si no ha apuntado los deberes en la agenda y no sabe qué tiene que hacer debe llamar a un compañero para averiguarlo, pero debe llamar él, nunca su madre. Con vistas a su correcto desarrollo emocional, a la adquisición de autonomía e incluso de autoestima, la sobreprotección es claramente negativa».

 

¿Cómo trabaja el mejor profesor de España?

Con bigote postizo. Se lo puso una vez, cuando el director del colegio le obligó a usar la bata. César Bona lo hizo como simpática protesta, porque a él no le gustan los «signos» que le distingan de los chavales. El ‘mejor profe de España’ emplea unos métodos a veces poco ortodoxos, y a los chavales se les abren los ojos como platos. Como cuando les manda agruparse por continentes, o les manda hablar en verso, organiza un concurso para ver quién frunce el ceño más veces y más rápido, designa un ‘cabecilla de los sublevados’ que canaliza las quejas de los compañeros y a un ‘curioso’ que lanza una pregunta a la clase cada día: ‘¿quién era ese artista que pintó unos relojes espachurrados?, ¿por qué hace frío en los polos…?’. Así, asegura Bona, «aprenden de literatura, mitología, geografía, música, arte… Más allá de la recopilación de conocimientos, estas prácticas fortalecen la actitud curiosa». Desvela sus métodos en ‘La nueva educación. Los retos y desafíos de un maestro hoy’ (Plaza Janés), el libro que acaba de publicar y que le ha alejado unos meses de las aulas. Está deseando volver. Allí le esperan alumnos como Javi, un crío de 9 años que le enseñó a tocar el cajón; o Juan, el protagonista de ‘Hamlet’ en la función del colegio. «Solo tenía frase y media, y apenas sabía leer, pero eso le abrió el mundo de la lectura». Y pensar que César quería ser futbolista…

 

FUENTE: Diario El Correo

Dejad que los niños se aburran. Colaboración con el diario El Mundo

Dejad que los niños se aburran | Zen | EL MUNDO | Luisa Valerio

Juegos para niños - Silvia Álava - El MundoLos niños de hoy van al colegio, practican algún deporte, acuden a clase de idiomas, tocan algún instrumento, ven la televisión, juegan con otros pequeños o con la consola… Pero las actividades del día finalizan, los amigos se marchan a su casa y llega el momento de apagar la televisión. Es entonces cuando el niño no tiene claro qué hacer con ese tiempo libre y entona la temida frase: ‘me aburro’. El primer síntoma del aburrimiento es el malestar. Quejas, protestas, mal humor, resoplidos, enfados, incluso lloros son las manifestaciones más habituales de la inquietud que les produce el tedio. Es el momento en el que suenan las alarmas para los progenitores que hacen piruetas para proporcionar mil y una distracciones que ‘liberen’ a sus hijos de ese estado lo más rápido posible. Sin embargo, según numerosos especialistas puede ser beneficioso y una experiencia enriquecedora.

Momentos para todo

En 2007 un estudio realizado por la Universidad de Educación y Aprendizaje Permanente de East Anglia (Reino Unido) indicaba que el aburrimiento no es algo malo sino, por el contrario, incentiva la capacidad creativa de los más pequeños para alcanzar un desarrollo más completo. Teresa Belton, una de las artífices del informe, aseguraba que «los niños necesitan tiempo para no hacer nada» y que «las expectativas culturales de que los menores deban estar siempre activos podrían obstaculizar su imaginación». De la misma manera se expresa la psicóloga infantil Silvia Álava. «Quizá el principal problema es que no les damos la oportunidad de tener momentos de soledad. Salen del colegio y acuden volando a alguna actividad, luego a otra… Todo está organizado por los adultos y no se les da mucha oportunidad de entretenerse solos«. En la sociedad actual, donde el ritmo hiperactivo y la máxima productividad imperan, el tiempo es una dimensión muy valorada. El resultado son niños súper estimulados que no saben en qué invertir el tiempo no planificado. «Al tener tantas actividades, además del horario del colegio, cuando tienen tiempo libre no saben gestionarlo, para ellos es un bien escaso. Están acostumbrados a tener la agenda muy planificada y cuando tienen huecos libres no saben cómo ocuparlos», afirma el equipo directivo del colegio Patrocinio de San José de Madrid. Las nuevas tecnologías han contribuido a que los niños pasen más tiempo concentrados ante las pantallas y que los momentos dedicados a otros juegos que estimulan más la creatividad vayan a menos. «Son estímulos visuales y auditivos muy cómodos. No hay que demonizar las pantallas pero sí hay que buscar ratos libres para que el niño esté solo y él mismo pueda dirigir su acción», dice la psicóloga.

Estado de ánimo natural

El aburrimiento ante todo es una sensación muy normal en los menores y forma parte de la infancia. ¿Quién no ha sentido alguna vez durante su niñez el tedio? Incluso, en algunas ocasiones, este estado es preciso. «Los psicólogos insistimos en que debemos dejar que los niños se aburran. No tenemos que dirigir todo el tiempo su conducta para que ellos desarrollen sus propias ideas», asegura Álava. En buena parte de los casos el afán por satisfacer y suministrar diversión a los hijos de manera inmediata está ocasionado por «el sentimiento de culpa de los padres por estar mucho tiempo trabajando, o por disponer de pocos momentos para estar con ellos», comenta la especialista. Pero el principal inconveniente del ‘síndrome de los padres ausentes’ tiene como consecuencia inmediata «que los progenitores se conviertan en auténticos monitores de tiempo libre. Es importante perder el miedo a que el niño se aburra«, insiste. El problema se agrava cuando las actividades planificadas repercuten en el bolsillo y, más aún, en época de crisis. «En ocasiones se asocia el ocio con gastar dinero y los planes sólo se centran en acudir a un centro comercial, al burger, al cine, etc… Existen cientos de cosas que se pueden hacer utilizando la imaginación del niño», concluye. El equipo docente del colegio Vizcaya, de la misma provincia, considera que «no solo promueve la creatividad, sino que representa un descanso necesario para la mente, que al desconectarse de las tareas cotidianas puede dedicarse a la resolución de otros problemas». Y afirma que «es en ese momento cuando el cerebro aprovecha para soñar despierto, pensar en cómo resolver un problema que parecía no tener solución o planificar situaciones futuras».

Las pautas adecuadas

El niño necesita además aprender que puede luchar contra el tedio él mismo. Para ello «la familia y el colegio deben fomentar un entorno adecuado«, cuenta Coral Regí, directora y profesora de Biología en la escuela Virolai de Barcelona. «No debemos dirigir ese juego cuando los niños tienen tiempo libre, pero sí podemos crear un entorno que propicie la posibilidad de pensar, acercándoles a la lectura o poniéndoles en la pista para que inventen su propio juego», manifiesta. Se trata de «darles pautas para que ellos descubran qué pueden hacer, y no de resolverles y planificarles ese tiempo. Si estamos apoltronados en el sofá con el móvil en la mano todo el día, el niño tomará ese modelo», continúa. Amelia Baena, directora de contenidos del blog del Club de malasmadres comparte esta idea. «A veces, cuando mi buenhijo no sabe ya a lo que jugar, y requiere mi atención, le dejo y me sorprende haciendo cualquier cosa para entretenerse. Su afición es imitarnos en aquello que hacemos«. Buscar una adecuada combinación de periodos de actividades con los de inactividad favorecerá además, la autonomía e independencia, la resistencia a la frustración, la resolución de problemas y la motivación. Para ello, los expertos recomiendan que los padres actúen como orientadores, evitando organizarles los juegos y decirles qué, cómo y con qué pueden divertirse. «La familia debe hacer de guía del niño, aportándole retos que estén a su nivel, en vez de ofrecer todo marcado», expresa Amparo Laliga, responsable de Innovación de los Centros Escolares de Grupo Sorolla. De esta forma el niño podrá decantarse libremente por una opción y generar sus propias ideas. En definitiva, el tedio no sólo es un estado de ánimo sino también una forma de encontrarse con uno mismo. Por ello es imprescindible aprender a aburrirse para lograr «estar bien con nosotros mismos a lo largo de nuestra vida«, finaliza la psicóloga.

 

Juegos educativos para el tiempo libre a coste mínimo

¿Cómo mejorar la autoestima de tu hijo? Colaboración con Infosalus.com

Autoestima hijosMuchos padres se preocupan por educar bien a sus hijos y en aplicar el mejor enfoque para ello. Existen ya estudios en psicología que muestran las mejores técnicas a utilizar y la experiencia atesorada en una práctica clínica diaria con padres y niños dirigida a conseguir una mejor relación y un mejor clima sin el tan temido desgaste emocional de la confrontación entre padres e hijos.

BAJA AUTOESTIMA EN NIÑOS

Etimológicamente la autoestima se refiere a cuánto nos queremos a nosotros mismos y hay que diferenciarla del autoconcepto, que es la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Según explica a Infosalus Silvia Álava, psicóloga infantil y autora de ‘Queremos que crezcan felices’ (JdeJ Editores, 2015), la autoestima se basaría en lo positivo que la persona ve en sí misma y en la seguridad personal que existe en que aquella tarea a emprender se va a realizar con éxito. La autoestima influirá en cómo el niño se relacione con el ambiente y con los otros niños.

LENGUAJE INTERIOR

Hasta los 4 años aproximadamente (estos límites difieren entre los niños) el niño todavía no ha desarrollado el lenguaje interior, por lo que su representación de sí mismo se basa en la información del entorno, principalmente en los mensajes que recibe de sus padres y con estos ‘construye’ su autoestima.

Por ello es muy importante controlar lo que le decimos y no poner etiquetas como ‘malo’, ‘vago’ o ‘torpe’, es mejor hablar de actuaciones en concreto que no están bien y no atribuir estos adjetivos globales al niño.

A partir de los 6 años de edad el niño ya va generando una imagen propia de sí mismo y aunque ya existe el lenguaje interior no todo está perdido siempre se puede hacer mucho por mejorar, porque aún influye lo exterior y el niño sigue siendo receptivo a los mensajes que recibe de los padres.

“Cuando un niño repite demasiado frases como ‘no puedo’ o ‘no sé’ y busca continuamente la ayuda de sus padres hay que empezar a pensar que su autoestima puede ser frágil, pero hay que distinguir entre la petición de ayuda para no tener que realizar una tarea a la que indica inseguridad”, señala la psicóloga.

Un niño con una baja autoestima suele retraerse y poner excusas para no realizar sus deberes y tareas porque subyace la creencia de que no será capaz de realizarlas con éxito.

“Es importante dejar que resuelva por sí solo las situaciones y que se de cuenta de que es capaz de conseguirlo pero estos retos deben ser apropiados para su edad en un primer momento pidámosle cosas que sabemos que podrá asumir con éxito y cuando se frustren por emprender retos que requieren tener más edad también hacérselo saber”, aclara la psicóloga.

REFORZAR LA AUTOESTIMA INFANTIL

La psicóloga apunta a Infosalus algunas herramientas que pueden ayudar a los padres a reforzar la autoestima en sus hijos:

  •  Cuidar el lenguaje y no etiquetar: los mensajes verbales son clave para la construcción de la autoestima de los niños, las etiquetas refuerzan conductas no deseadas y limitan el desarrollo de su personalidad.
  • Refuerzo de los padres: hay que reconocer las virtudes de cada niño y hacérselas saber en el momento con elogios, ya sea por acabar pronto los deberes, ayudar a un hermano o a un amigo en una actividad o ser cariñoso. Se refuerza la conducta y la autoestima.
  • Trabajar el auto-refuerzo: pedir al niño que reflexione sobre aquello que ha hecho bien en una tarea, actividad o cuáles son sus habilidades y que lo exprese verbalmente. Ayudamos así al niño a identificar sus fortalezas y este refuerzo de la autoestima ya no tiene que proceder de otra persona sino que parte del propio menor.
  • Escribir un diario de acciones positivas y listado de puntos fuertes: al escribir estas fortalezas y aquello que el niño hace bien se contribuye a que sea el pequeño el que atribuya valor a lo que hace.
  • Felicitaciones de otros familiares: se puede contar con la ayuda de algún familiar con el que el niño tenga más apego y que a través por ejemplo de una llamada telefónica hable con el menor para felicitarle por algún logro. También es bueno comentar con los familiares con el niño presente aquellas buenas acciones o logros del niño.
  • Evitar la sobreprotección: si resolvemos tareas que el niño ya es capaz de realizar por sí mismo recibe el mensaje de que en realidad no es capaz de hacerlas por sí solo. ‘Tú no puedes solo’ o ‘Tú no vales’ podrían ser mensajes subliminales que el niño asume de esta sobreprotección. Esto impide que desarrolle a lo largo del crecimiento las estrategias y los recursos que necesita para relacionarse con los demás y con el mundo que le rodea. “Debemos también dejar que emprenda aquello …

FUENTE: infosalus.com

Dislexia, colaboración en el espacio de psicología en el programa «Es la Mañana de Federico»

Os adjunto el podcast de mi colaboración con EsRadio en la que tratamos el tema de la Dislexia:

Dislexia - Es la Mañana de Federico - Silvia Álava

A leer en familia. Colaboración con la revista ClanTV

Os adjunto la colaboración realizada para la revista ClanTV sobre los beneficios de la lectura con los niños y las claves para incentivar el hábito de leer, ahora que tenemos más tiempo durante las vacaciones, puede ser buen momento para empezar a ponerlo en práctica:

  1. Los niños copian a sus adultos de referencia, sus padres. Si quieres que ellos disfruten con la lectura, empieza por disfruta tú.
  2. Leerles un cuento por la noche irá despertando en ellos el deseo de aprender a leer.
  3. Reserva un tiempo para leer en el que toda la familia pueda hacerlo de forma conjunta, cada uno con su libro.
  4. Haceros socios de una biblioteca, que cada uno elija su libro y adquiera el compromiso de devolverlo una vez leído.
  5. En la medida de lo posible, deja que sean los niños quienes elijan los libros que quieran leer.

Sigue leyendo el artículo completo descargando el pdf: A leer en familia – Silvia Álava – Revista ClanTV

Os dejo también una selección de libros recomendados por la misma revista, espero que os resulten útiles:

Libros para todos Clan TV

 

¿Tienen que hacer los niños deberes en verano? Colaboración con Papasehijos.com

Os adjunto la colaboración realizada con papasehijos.com sobre el controvertido tema de los deberes, más aún en verano:

Estamos en pleno mes de julio, los niños llevan casi un mes sin colegio y algunos adultos ya han disfrutado de sus días de vacaciones y para otros están a punto de llegar. En esta época del año muchos padres se plantean si sus hijos tienen que hacer deberes de verano en estos meses sin clases.

La respuesta dependerá de la edad del niño y del nivel de competencia adquirida durante el curso, así en la etapa de adquisición de la lectoescritura y del cálculo, conviene que los niños sigan trabajando un rato todos los días en ambos procesos hasta que estos estén automatizados.

Bastaría con leer todos los días unas páginas o un capítulo de un libro, contestar a unas preguntas del mismo para así trabajar la lectura comprensiva y hacer un resumen de lo leído, para reforzar la habilidad de síntesis. Además, también conviene leer en voz alta respetando los signos de puntuación y corrigiendo posibles errores para trabajar la fluidez y las habilidades de entonación. Cómo también hay que trabajar la escritura, podemos hacer un dictado al niño del texto que previamente ha leído. Será importante que cuide la caligrafía, y sobe todo la ortografía. Para trabajar este último punto, será siempre el niño quien corrija su dictado, no el adulto, ya que el objetivo es que corrija sus errores de su léxico visual, no solo del papel. Podemos darle el libro del que se realizó el dictado y pedirle qué él mismo lo corrija, y una vez realizada su corrección que el adulto repase con él las faltas que puedan habérsele olvidado.

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El día en que me convertí en adulta. Claves para tomar las riendas. Colaboración con la revista Mujer Hoy

pic.aspxDice el diccionario que adulto es aquel que ha llegado a su máximo crecimiento o desarrollo. La edad biológica hace que tanto nuestro cuerpo como nuestro cerebro maduren. »Al finalizar la adolescencia, el lóbulo prefrontal que es la zona responsable del autocontrol, de la regulación emocional y de dirigir nuestra conducta está maduro para hacerlo», explica la psicóloga Silvia Álava. Otra cosa es que lo haga…

Ser el dueño de la propia vida no es una cuestión de edad sino de una combinación de factores. Uno es el capitán de su vida cuando vive de manera autónoma y goza de independencia económica; cuando toma sus decisiones y dispone de habilidades para cumplir con sus expectativas; cuando asume sus responsabilidades y acepta las consecuencias de sus actos; cuando es capaz de manejar sus emociones y de capear tiempos difíciles…

Y, sin embargo, la suma de todo esto no nos libra de las dudas y de esos vacíos existenciales tan difíciles de precisar. En muchos casos puede relacionarse con una falta de seguridad personal; pese a que cumplo con lo establecido siento que no lo hago todo lo bien que debería…, explica Silvia Álava. Es lo que le pasó a Kelly Williams Brown, una estadounidense al borde de los 30 y autora de Adulting: cómo convertirse en adulto en 468 facilísimos pasos.

A pesar de ser independiente y tener un buen trabajo, se sentía »como una niña la mayor parte del tiempo» y se dio cuenta de que no era la única tras entrevistar a cientos de personas. Por eso recopiló, en una guía desternillante, su visión sobre cómo madurar sin morir en el intento. Un ejemplo: »Si quieres tirar algo líquido hazlo en el fregadero. Si quieres tirar algo sólido (aunque sea arroz o esas bolitas metálicas que adornan las tartas) hazo en la basura. Siempre». O no tengas miedo a las charlas educadas e intrascendentes: el 87% son demasiado largas, pero acaban.

Aunque también hay otros consejos menos humorísticos: »Acostúmbrate a dar más de lo que recibes. Pasar de estar orientados hacia nosotros mismos a estarlo hacia los demás es una transición necesaria».

Más allá de la edad. A una conclusión semejante llegó María García Ripio. Tenía 40 años y un hijo de dos, se había licenciado en Bellas Artes y trabajaba como profesora. »Ser madre fue el primer paso para salir de la burbuja de las necesidades insaciables del yo».

»En realidad no es tan normal saber lo que queremos. Es un logro psicológico poco común y difícil de alcanzar», asegura Silvia Álava, citando al psicólogo Abraham Maslow, padre de la célebre pirámide que jerarquiza las necesidades humanas. Y las cifras le dan la razón: solo el 48% de los españoles reconoce estar satisfecho con su vida. El resto desearía poder cambiar de empleo, disponer de más tiempo libre, de más recursos, más margen de decisión sobre su día a día… ‘‘Ser adulto significa responsabilizarme de mi vida y no echarle la culpa a los demás, a la crisis, al vecino…», asegura María, que lo vio claro cuando halló su camino espiritual.

»Muchas personas no han aprendido a ser autónomas, quizás porque nunca se lo enseñaron o no lo necesitaron, y ante sucesos traumáticos, como una enfermedad, un divorcio o una muerte, tuvieron que aprenderlo a marchas forzadas, con el sufrimiento que conlleva», afirma la psicóloga.

A Eva Ruiz el diagnóstico de un linfoma de Hodgkin cuando tenía 13 años la expulsó precipitadamente de la niñez y a los 18 creó una asociación para ayudar a otros como ella. Y es que, aunque los adolescentes prefieren obviarlo habitualmente, el salto a la madurez no suele ser un camino de rosas.

Claves para tomar las riendas

Plantéate metas y objetivos realistas.

Piensa hacia donde quieres dirigir tu vida, pero sin dejar de tener los pies en la tierra. Se trata de un pacto personal, no hay que rendir cuentas a un tercero, solo a nosotros mismos, recomienda Silvia Álava.

Nunca digas nunca.

Es el consejo de Gregory Cajina, coach y autor de Rompe tu zona de confort. Desde que somos niños nos están diciendo lo que no podemos o debemos hacer. Este bombardeo de negaciones acaba por dinamitar nuestra confianza para resolver los obstáculos.

No somos superhéroes.

Todos, en ciertos momentos, podemos sentirnos desvalidos e inseguros aclara Álava. No hay que pensar que por cumplir años vamos a lograr una total estabilidad en la que estaremos libres de preocupaciones.

Leer el artículo completo en Mujer Hoy.com

¿Cómo motivar a los niños al final de curso escolar? Colaboración con Papasehijos.com

¿Cómo motivar a los niños al final de curso escolar?

motivación-educaciónSe acerca el final del curso escolar, y todos, tanto padres como niños estamos con las fuerzas justas y con ganas de que lleguen las vacaciones. Pero no es momento de flojear, estamos en la recta final y muchos alumnos se juegan mucho, pues todavía quedan exámenes por hacer, trabajos que entregar y muchas cosas por aprender. Siguiendo estas pautas seguro que este fin de curso será más llevadero para todos:

  • Marca objetivos a cumplir, no tiempo de estudio. Qué el niño vea que si el objetivo es aprender una lección, que cuando ya se la sabe, tendrá tiempo libre para jugar. Las personas, incluidas los niños, funcionamos mejor trabajando por objetivos que por tiempos.
  • Los objetivos deben de ser realistas y ajustados al potencial y la evolución del niño. Por ejemplo, si el niño lleva mal las matemáticas durante todo el curso, no podemos pretender que en junio saque un sobresaliente. De esa forma solo conseguiremos desmotivarle y que no se sienta capaz de alcanzar el objetivo.
  • Lo ideal es trabajar desde la motivación intrínseca, o interna, es decir hacer las cosas porque yo quiero, porque eso me hace sentir bien. No obstante, cuando los niños son pequeños, muchas veces este tipo de motivación todavía no se ha desarrollado, y tendremos que trabajar desde la motivación extrínseca o externa, es decir, hacemos las cosas por conseguir algo que queremos, como por ejemplo, ver un tiempo la televisión, jugar unos minutos a la Tablet, jugar a algo que le apetezca mucho… será fundamental que el niño sepa las recompensas que va a tener por estudiar. Por ejemplo, jugar unos minutos en el ordenador…
  • Una vez que el niño ha cumplido su objetivo de estudio o de trabajo podemos preguntarle que tal se siente, si está contento por haberlo realizado. De esta forma le haremos reflexionar sobre cómo cuando cumplimos con nuestras obligaciones nos sentimos bien, pues esto será el mejor reforzador a medio y largo plazo.
  • No olvidemos que la principal fuente de aprendizaje de un niño es el modelado, es decir los niños copian a sus adultos de referencia que principalmente son padres. Por eso, es importante que los padres, pese al cansancio, al calor y al buen tiempo, sigan siendo modelo de esfuerzo y de constancia en el niño.

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FUENTE: www.papasehijos.com

¿Cómo actuar ante un niño con problemas de aprendizaje? colaboración con Nosotras.com

Dificultades de aprendizaje

Dificultades de aprendizaje

Hay muchos casos en los que los niños presentan dificultades de aprendizaje, no pueden seguir el mismo ritmo que sus compañeros de clase, les cuesta más…Bien porque tienen dificultades específicas en un área, o porque tienen problemas de atención, de memoria, de lectoescritura…

En estos casos, será fundamental evaluar al niño en profundidad. Se trata de hacer una evaluación de todos los posibles componentes del área intelectiva, cognoscitiva y madurativa, para conocer el nivel de desarrollo actual del niño, cuál es su potencial intelectual, y así, poder establecer un programa que le ayude a superar dichas dificultades.

Se trata de hacer un análisis de su ejecución, saber cuáles son sus puntos fuertes, que se podrán utilizar para compensar sus dificultades, y cuáles son sus debilidades, analizando el tipo de error que comete el niño, para ver qué procesos son los que tiene afectados y de esta forma establecer el diagnóstico y la intervención a realizar.

En estos casos, lo primero de todo es recopilar toda la información posible, hablar con el tutor, con los diferentes profesores…Para recibir de primera mano las dificultades que observan en el niño, y la hipótesis que ellos se plantean, por qué creen que ha habido esa bajada en las notas

Observar al niño en casa, que está haciendo, cuánto tiempo dedica al estudio, si hace los deberes, no los hace…Y por supuesto, hablar con el propio hijo, pues en ocasiones nos sorprenderá su sinceridad. Los niños reconocen cuando han vagueado más de la cuenta, si es que no entienden alguna materia en concreto… En función de estas causas, los padres deberán a actuar de una manera u otra:

  • Si tiene dificultades específicas, necesitará un apoyo profesional.
  • Cuando el tema es de falta de motivación, tendremos que trabajar desde la motivación extrínseca. Por ejemplo, se podría establecer que las cosas como ver la tele, el ordenador, la tablet… Hay que ganárselas y se podrán utilizar al finalizar los deberes o cuando se haya estudiado lo correspondiente en el día de hoy.

FUENTE: nosotras.com

¿Es posible conseguir que nuestros hijos sean felices? Diario El Faro de Vigo

Evitar la sobreprotección y no ser padres ‘helicóptero’ son claves para ayudar a los jóvenes a ser más dichosos

Silvia Álava - Alejandra Vallejo-Nájera¿Se puede medir la felicidad? ¿Podemos conseguir que nuestros hijos sean más felices? Rotundamente sí, aseguran las psicólogas Alejandra Vallejo-Nágera y Silvia Álava. Podemos aumentar hasta en un 40% su felicidad, y no es precisamente dándoles todo lo que nos piden. El secreto, educarles en valores, dotándoles de las herramientas emocionales y las pautas educativas que les permitan desarrollarse, explorar, superar sus errores, ser autónomos, seguros, capaces y, en definitiva, más felices. Es la conclusión compartida de dos de las más reconocidas expertas en psicología infantil que el British Council School ha reunido en la II Jornada sobre Educación para el Bienestar en la Infancia.

La felicidad, algunos estudios científicos, viene determinada en un 50% por la genética; en un 10% por las circunstancias externas o el contexto; mientras que el restante 40% depende de nosotros, de actividades intencionales y emocionales que nos llevan a ser felices. Es, explica Silvia Álava, «en este 40% donde los padres pueden influir para aumentar la felicidad de sus hijos», a través de las pautas educativas, de los valores y del ejemplo que les trasmiten y que les sirven para enfrentarse a los retos que se van a encontrar en la vida.

«Educar en valores es fundamental, es importantísimo», asegura Alejandra Vallejo-Nágera que propone a los padres un pequeño juego para intentar situarles en el lugar de sus hijos. Algo tan sencillo como pedirles que, sin hacer trampas, dibujen una foto que otro adulto le describa, sin que el que describe vea los progresos del dibujo, para que no pueda reorientar sus trazos. Este simple ejercicio, nos sitúa en una tesitura similar a la de los niños, nos provoca la misma frustración que sienten los pequeños cuando no entienden bien lo que se les dice, sienten que le faltan datos y tienen que interpretar las descripciones con su propia experiencia.

Hay que dar herramientas a los niños Leer más