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Proteger el bienestar de los hijos tras un divorcio. Colaboración con la Agencia EFE

Aprender cada día forma parte de la aventura de ser padres, un periplo en el que procurar a los hijos una infancia plena y feliz es el objetivo principal; la psicóloga Silvia Álava recoge en un libro los errores más comunes y las estrategias que mejor funcionan para tener hijos felices, incluso después de una separación

En el libro “Queremos hijos felices. Lo que nunca nos enseñaron”, (JdJ Editores), la psicóloga Silvia Álava provee consejos y técnicas para solventar los principales problemas que pueden surgir en el día a día de padres e hijos, en orden cronológico, desde el nacimiento hasta alcanzar los seis años de edad combinados con casos prácticos que ejemplifican las distintas situaciones.

Silvia Álava asesora de forma clara y concisa sobre el bienestar de los hijos desde su experiencia profesional como  directora del área infantil en el Centro de Psicología Álava Reyes; los derechos de autor serán donados a la Asociación Nuevo Futuro.

Desde la educación de los niños al establecimiento de normas, pasando por cómo dirigirse a ellos, todo para mejorar la calidad de vida de las familias. La psicóloga recalca que para educar a los hijos es esencial usar el sentido común y que saber actuar ante determinadas situaciones requiere pararse a observar qué sucede y analizar tanto la forma de actuar del niño, como la de los padres.

En la segunda sección del libro, se desarrollan las cuestiones principales hasta los dos años como los hábitos de sueño, higiene, alimentación hasta cómo estimular su inteligencia; en la tercera trata cuestiones como la adaptación al colegio, miedos, celos o desobediencia; el libro cierra con un capítulo dedicado a los distintos tipos familias y un epílogo sobre la importancia de transmitir valores a los niños.

Entre los obstáculos que se pueden presentar, se encuentran las separaciones, una realidad en la que muchas veces los hijos son los principales perjudicado; la psicóloga Silvia Álava da pautas para que los niños convivan con el divorcio de sus padres de la mejor manera posible.

Algunos errores habituales

Silvia Álava apunta que “muchos padres consiguen salvar sus diferencias individuales por el bien de sus hijos”; esto no implica que arreglen su matrimonio, pero sí que mantengan el objetivo principal: el bienestar del hijo. Estos son algunos de los errores a evitar para lograrlo.

Un niño juega con un globo en forma de cebra. Efesalud.com

EFE/JIM HOLLANDER

  1. Involucrar directamente al niño en la separación. Silvia Álava explica que compartir los motivos de la separación con el niño es uno de los errores en los que más se incide. La psicóloga advierte que cuando el niño es pequeño no hay que contárselo porque no tiene el suficiente desarrollo madurativo para entenderlo, pero incluso cuando es mayor, tampoco le corresponde porque es un tema de pareja.
  2. Descalificar a la pareja. Cuando se descalifica a la ex-pareja delante del niño o lo utilizamos de mensajero para decir cosas,  lo estamos perjudicando, haciendo inseguro y sometiendo a tensiones porque “su principal fuente de seguridad son los padres, ya que son sus adultos de referencia”. No hay que olvidar que “por muy mal que nos haya ido con nuestra ex-pareja, no deja de ser el padre o la madre de nuestro hijo.”
  3. Marcar tiempos para la asimilación. No hay un límite establecido para que el niño asimile la situación, cada caso va a necesitar un tiempo distinto. Los padres tienden a fijar tiempos en los periodos de adaptación que no se corresponden con la realidad del niño, que por su propio desarrollo cognitivo no tiene las estrategias que tienen los adultos.
  4. Intentar comprar al niño. Es posible caer en el error de pensar que el niño va estar más feliz o que va a querer estar más con nosotros si lo colmamos de  cosas materiales pero en realidad ocurre todo lo contrario; “los niños necesitan que les digan por dónde tienen que ir, les trasmitan seguridad, firmeza y mucho cariño”.

La psicóloga es contundente al afirmar que cuando se trata de niños el afecto se gana en el día a día. “Los bienes materiales se pasan de moda y con ello su efecto, sin embargo, tener un buen lazo afectivo con el niño es un vínculo mucho más estable, seguro y duradero”.

La clave: una línea educativa común

Cuando se produce un divorcio, las vidas de los miembros de la pareja toman rumbos distintos; sin embargo, no debe suceder igual con la educación de los hijos. Álava afirma que cuando se trata de educar, los padres han de estar de acuerdo en los aspectos esenciales porque “los niños son sensibles a las incongruencias educativas”.

La psicóloga sostiene que si cada padre actúa de una manera diferente y los niños son pequeños “se pierden, ya que desconocen qué es lo que realmente se espera de ellos y se preguntan: ¿por qué con mamá es de una manera y con papá de otra?”

Asimismo, si hay más de una línea educativa y los niños son mayores, “su capacidad de observación hace que usen estas incongruencias para su propio beneficio; aprenden qué cosas pedir a mamá y qué cosas a papá.”

Para evitar estas situaciones y facilitar que los padres vayan en la misma dirección educativa, la experta aconseja “establecer con claridad las normas y consecuencias tanto si el comportamiento del niño es bueno como si no”.

Nuevas parejas, nuevos roles

La psicóloga indica que con frecuencia los niños tienen la fantasía de que sus padres van a arreglar su matrimonio y el hecho de que el padre o la madre comiencen una nueva relación les supone tener que asumir que la separación es definitiva.

Un padre mira a su hija mientras agarra sus manos. Efesalud.com

EFE/Felipe Chacón

Según la especialista, la otra persona tiene que asumir bien el rol que le corresponde: el de pareja de la madre o del padre, “nunca el de padre o madre, porque el niño ya los tiene”.

Silvia Álava insiste en la importancia de que se establezcan estos roles porque la pareja del padre o de la madre, no deja de ser un adulto de referencia. “Si conviven juntos, van a ser quien marque las normas y que no sean sus padres no implica que no les tengan que obedecer”.

Por mucho que se quiera que los niños se adapten, “no hay que forzar las situaciones y hay que darles tiempo, con la convivencia se establecerán buenos lazos afectivos”.

Normalizar la situación

Álava hace hincapié en la importancia de que todos los adultos de referencia del niño conozcan cuál es su realidad, entre ellos, profesores y cuidadores. La meta de comunicar la situación del menor no es que se le etiquete y reciba un trato distinto, sino normalizar la situación lo máximo posible.

Pero, cuidado, la psicóloga advierte que el hecho de todas las personas que están en contacto conozcan su realidad, “no significa que les tengamos que contar nuestra vida”.

 

FUENTE: Agencia EFE Salud

¿Qué hacer cuando los niños mienten? Colaboración con Papis y Pekes

Un tema muy común pero a veces preocupante para los padres es cuando los niños comienzan a decir mentiras. ¿Qué hacer cuando los niños mienten?

Cuando los niños mienten

Cuando los niños son pequeños les cuesta distinguir entre la realidad y su imaginación, es por eso que muchas veces mienten, pero en ocasiones pueden no ser conscientes de que lo hacen. Se inventan historias que resultan inverosímiles pero que en su cabeza son ciertas. Ante estas fabulaciones de los niños, los padres no deben ni asustarse ni enfadarse, basta con que le digan , “pero tu sabes que eso no es verdad, qué te parece si me lo vuelves a contar diciéndome que me vas a contar una cuento, una historia, que te has inventado que un amigo tuyo ha hecho algo…” simplemente se trata de que aprendan a distinguir la realidad de la ficción.

En cambio es diferente cuando el menor  ya es un poco más mayor y empiezan a aparecer mentiras en el niño del tipo omisión de la verdad, como cuando asegura haberse lavado los sientes y no lo ha hecho, dice que hizo los deberes y descubrimos que están sin hacer…

En estos casos los padres deben de actuar. Además de hablar con él niño, hay que explicarle que sabemos que ha mentido y establecer con él una consecuencia por mentir. Muchas veces los niños continúan mintiendo porque sienten que la mentira les sale rentable, sus padres muchas veces no se enteran, o con ella consiguen dejar de hacer algo, o que no se les castigue o se establezca una consecuencia determinada.

¿Cómo actuar ante las mentiras de los niños?

  • No enfadarse de forma desproporcionada ante la realidad. Hay que ser conscientes de cuál es nuestra reacción cuando el niño ha hecho algo. Por ejemplo, si por romper una figurita el padre o la madre actuamos de manera desproporcionada, es normal que si el niño vuelve a romper algo trate de ocultarlo. Nadie quiere que le regañen y le griten de forma desmesurada.
  • Crea un clima de confianza, donde no haya el miedo y el niño se atreva a decir lo que le pasa, lo que le preocupa o si algo le fue mal.
  • Se un ejemplo a seguir. Los niños aprenden por modelado, copian a sus adultos de referencia. No mientas, porque si no ellos no van a entender por qué tú lo haces y en cambio ellos no lo tienen permitido.
  • Desde pequeño trabaja la distinción sobre la mentira y la realidad y explícale que papá y mamá saben cuándo está mintiendo.
  • Refuérzale cuando no miente, si por ejemplo confesó que jugando rompió algo, primero felicítale por habértelo contando, y luego ya hablarás con él, si lo que estaba haciendo estaba permitido o no.
  • No desconfíes de él de forma sistemática, dale la oportunidad de que cambie y mejore su actitud.

Con un poco de paciencia y actuando con coherencia podemos conseguir que nuestros niños comprendan que mentir no es la forma correcta de actuar y solucionar las cosas.

 

FUENTE: PapisyPekes.com

¿Cómo entró el bebé en la tripa de mamá? Colaboración con el diario ABC

¿Cómo entró el bebé en la tripa de mamá?

No es conveniente esquivar las preguntas sobre sexo de los niños, porque buscarán las respuestas en otra parte.

«Es importante que la educación afectivo sexual esté enfocada desde lo positivo, nunca desde lo negativo», asegura la psicóloga infantil Silvia Álava en su libro «Queremos que crezcan felices. De la infancia a la adolescencia (de 6 a 12 años)». «Los niños tienen que aprender a aceptarse y a estar a gusto tanto con su cuerpo, como con su forma de ser y actuar», añade Álava, también directora del área infantil en el Centro de Psicología Álava Reyes. Y, ¿cuál es el mejor momento para comenzar a hablarles sobre la sexualidad? «La mayoría intenta retrasar este tema el máximo tiempo posible e incluso optan por evadir las preguntas de los niños, pero no deberían. En mi opinión, lo mejor es comenzar esta educación antes de que los niños lleguen a la adolescencia, ya que en esas edades la figura del padre y de la madre cambia para ellos y tienden a prestarles menos atención. Es algo de lo que se les debe hablar desde que son pequeños, y sobre todo hay que intentar tratar el tema con toda la naturalidad posible», advierte esta experta. «Los niños quieren saber todo acerca del mundo que les rodea y hacen preguntas que nos pueden resultar difíciles de responder, por ejemplo ¿cómo entró el bebé en la tripa de mamá?».

Estos son los consejos de Álava para que los padres sepan aclarar las dudas de los pequeños y poder responder a sus comprometidas preguntas:

  • Se deben afrontar las preguntas con la misma naturalidad con la que nos las plantean ellos.
  • La claridad y la brevedad son dos premisas fundamentales para que el niño no se aburra.
  • Es importante analizar la edad para saber adecuar el lenguaje con el que debemos responderle.
  • No es adecuado que el niño aprecie que el adulto se pone nervioso, ya que este tema le parecerá mucho más llamativo.
  • Una buena táctica es preguntarles qué opinan ellos, porque de esta forma conoceremos el nivel de información que tienen.

Errores habituales:

  1. Evitar los besos, caricias y abrazos. El contacto corporal es importante para poder desarrollar una sexualidad sana.
  2. No nombrar las cosas por su nombre. Los niños tienen que conocer su cuerpo y aprender cómo se llaman las diferentes partes de la anatomía. Hay que utilizar con naturalidad las palabras como pene, testículos, vagina o vulva.
  3. No contestar a sus preguntas. Si ven que sus padres no satisfacen su curiosidad, buscarán por otros canales (que pueden ser menos recomendadas).
  4. Mentirles. Si no sabemos la respuesta debemos admitirlo, pero evitando siempre las mentiras.
  5. No respetar los silencios. Hay que respetar el pudor de los niños, sin insistir ni presionar.

FUENTE: Diario ABC

La oscuridad y otros miedos. En el diario El Comercio

La oscuridad y otros miedos 

miedos infantilesCada persona tiene sus hábitos. Desayunar, ducha e irse a trabajar. O comerse un cruasán de camino a la universidad o decidir, pese a todos los consejos médicos, acudir al instituto en ayunas. Unas costumbres que se mantienen jornada tras jornada y que, rara vez, se rompen. Solo cuando la rutina se parte de forma constante por causas desconocidas comienza a ser preocupante. Lo mismo ocurre con los niños, aunque son más vulnerables y más sensibles.

Una de los factores que rompen esa rutina es el miedo. Pánico a la oscuridad o a los monstruos en el que se convierten los amantes de los disfraces durante estos días previos a Halloween. «Tiene un punto macabro. Pero hay niños que son más sensibles y lo pasan mal. Hay que estar atentos a estos momentos», explica la psicóloga Silvia Álava. Una atención que se debe aplicar a lo que ven los más pequeños de la casa como los dibujos animados. «Durante el día los niños son muy valientes. No les importa ver cosas de fantasmas, zombis o monstruos; pero al llegar la noche esos miedos brotan», comenta la doctora, que insiste en que los padres deben vigilar que los contenidos que absorben los más pequeños son los más adecuados.

La oscuridad es uno de los pánicos más comunes. «De hecho, muchas veces a los padres les recomendamos que haya una luz encendida en la habitación. Cuando el niño vaya cogiendo confianza, pedirá que se pueda apagar», explica Álava, que ha escrito dos libros sobre los más pequeños (‘Queremos hijos felices’ y ‘Queremos que crezcan felices’). Otros miedos más comunes, sobre todo cuando son pequeños, son que alguien entre en casa y, cuando son algo más mayores, «el miedo a suspender una asignatura o el descubrimiento de la muerte».

Ante estos miedos, la actitud de los padres es fundamental. Sobre todo su reacción ante los miedos de los más pequeños. Porque una cara de sorpresa puede ser interpretada como de miedo o una de preocupación como que la fobia que tiene es de verdad importante. «Lo primero es mantener la calma porque los niños lo copian todo. Hay que usar mucho el sentido del humor. Y si la cosa va a más porque afecta a la vida cotidiana hay que acudir a los profesionales», señala la doctora Álava, que insiste en que lo fundamental es enfrentarse a los miedos porque «al final, los miedos se hace expansivos».

Uno de los lugares donde los miedos de los más pequeños se viven con más intensidad es en los colegios, donde los pedagogos realizan un trabajo antifobia diario. «Sobre todo se identifican en Infantil y los primeros años de Primaria. Y si afectan a su vida cotidiana, empezamos a preocuparnos», comenta Enrique Castillejo, presidente del Colegio de Pedagogos y Psicopedagogos de la Comunidad Valenciana. Un trabajo «muchas veces no reconocido» pero que intenta solventar los problemas más cotidianos de los pequeños, como ir al baño. «En Primaria, tienen el baño en la misma clase ya que a muchos les da miedo ir solos desde el medio de la clase hasta allí», relata Castillejo. No obstante, el miedo a la oscuridad también está presente en las aulas y se intenta eliminar con la luz de profesionales y, sobre todo, padres.

 

Padres, niños y aplicaciones de geolocalización. Entrevista en Madrid Despierta de TeleMadrid

Os adjunto el enlace al vídeo del programa Madrid Despierta de TeleMadrid, donde a las 2horas y 28 minutos de programa intervengo para hablar sobre niños, padres y aplicaciones de geolocalización:

Silvia Álava - Madrid Despierta

Por otro lado también aparecen las primeras imágenes de mi nuevo libro «Queremos que Crezcan Felices» que presentaré a los medios de comunicación mañana jueves y que ya está a la venta!!

 

Dormir como un conejo. Colaboración con el diario El Mundo

Dormir como un conejo | cultura | EL MUNDO

El conejito que quiere dormirse' es el título del libro de Carl-Johan Forssén Ehrlin‘El conejito que quiere dormirse’ es el título del libro de Carl-Johan Forssén Ehrlin, donde en forma de relato infantil, se combinan diversas técnicas de psicología para facilitar el sueño de los más pequeños.

La historia se basa en el conejito Carlos, que pese a que quería quedarse dormido, no podía; su papá y sus hermanos se dormían con facilidad, pero él no era capaz de hacerlo. A través de los cuentos y de los personajes animados, los niños son capaces de empatizar con los protagonistas, el niño con dificultades para conciliar el sueño se verá identificado con el conejito Carlos, además para facilitar dicha conexión, el autor pide al lector del cuento que nombre al niño utilizando su nombre propio para que acompañe al protagonista de la historia a lo largo del cuento, y que vaya haciendo las técnicas de relajación propuestas por los diferentes personajes del libro (el Tío Bostezo, el Caracol Durmiente, el Búho de Ojos Pesados….)

Al igual que les pasa a los niños que tienen dificultades para dormirse, el problema del conejito Carlos, es que está convencido de que él no puede dormir, y se repite continuamente, que no se puede dormir, pese a estar cansadísimo en lugar de pensar en dormir, piensa en que él no puede dormir y la cantidad de cosas que podría estar haciendo si no estuviera en la cama. Con la ayuda de los diferentes personajes, Carlitos, va cambiando su forma de pensar y al final del cuento es capaz de verbalizar que él también podrá quedarse dormido. Esta técnica en psicología se llama «autoinstrucciones», se trata en caer en la cuenta cómo nos hablamos a nosotros mismos, que en estos casos, suele ser de forma negativa, así el conejito se decía que él no podía dormir. El objetivo consiste en cambiar ese lenguaje interno negativo de «yo no me puedo dormir», por uno positivo: «Conciliaré el sueño rápido y mañana me quedaré dormido aún más rápido». Pero además es importante que el niño se lo crea, en ocasiones no basta con que se lo digan sus padres, como ocurría con la mamá conejo, si no que el niño tiene que experimentarlo por él mismo.

Otra variable que influye en que los niños no sean capaces de dormirse solos es que están muy tensos, por eso conviene practicar con ellos alguna técnica de relajación. En el libro son el Caracol Durmiente y el Búho de Ojos Pesados quienes le enseñan al conejito Carlos dos técnicas de relajación. La primera consiste en enlentecer todos los movimientos, de esa forma el cuerpo irá relajándose y cada vez notará más el cansancio. La segunda técnica se trata de una adaptación de la relajación muscular, en la que el Búho le pide a Carlos y al niño al que está dirigido el cuento que se concentre en el peso de las diferentes partes de su cuerpo, como los pies, las piernas, los brazos…

Las preocupaciones, las tareas pendientes, los problemas sin resolver… es otra de las variables que conviene controlar antes de irse a la cama, porque tanto en niños como en adultos interfieren a la hora de conciliar el sueño, e incluso pueden llegar a despertarnos a media noche. Por eso la mamá conejo le pide a Carlitos que apunte en un papel todas esas cosas que le preocupan o que quiere hacer, para dejarlos en una caja, apartados y le dice que a la mañana siguiente tendrá la respuesta a todos sus pensamientos. Ésta es una técnica que tanto los niños como los adultos pueden hacer. Cuando nos acostamos con tareas pendientes por realizar, nos es más difícil relajarnos, por eso si hay cosas que nos ha dado tiempo hacer, dejarlo apuntado en un papel, o una libreta para resolverlo a la mañana siguiente, o en el momento que corresponda, ayudará a liberar nuestra memoria a corto plazo, y nos será más fácil conciliar el sueño. Prueba a dejar apuntado al salir de la oficina las tareas pendientes para el día siguiente, o en la fecha que corresponda resolverlo, es una buena fórmula dejar citados los problemas que no son de resolución inmediata, para que no interfieran en el resto de nuestras rutinas.

A pesar de todas las técnicas que hemos comentado, aún hay niños a los que les sigue costando quedarse dormidos, siguen pensando que ellos no pueden dormir. Por eso en psicología es habitual utilizar placebo, es decir darles algo completamente inocuo, como los polvos del sueño que le da el Tío Bostezo a Carlitos, para incrementar la confianza en sí mismo, y lograr de ésta forma conciliar el sueño más rápido. El efecto del placebo es tan potente, que se ha descrito incluso en bebés de meses de edad.

No nos podemos olvidar del efecto del entrenamiento, así, al final del libro el conejo Carlitos es capaz de quedarse dormido cuando él quiere, y está convencido que cada día que pase tardará menos en quedarse dormido. Las técnicas de relajación hay que entrenarlas, y cuanto más se practiquen más efecto tendrán, y de una forma más rápida.

Utilizando la combinación de diversas técnicas citadas, conseguiremos que los niños se relajen, confíen en que ellos se pueden dormir y que cada vez tarden menos en conciliar el sueño. Es importante que los niños aprendan a dormirse por ellos mismos, que no necesiten la presencia del adulto. Dormir es una de las necesidades fisiológicas básicas y es fundamental desarrollar la autonomía en los niños, que aprendan a controlar ellos mismos sus necesidades fisiológicas básicas. De esta forma conseguiremos que sean más seguros, desarrollen mayores competencias a todos los niveles y a la larga también serán más felices.

*Silvia Álava es psicóloga y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes.

Dislexia, colaboración en el espacio de psicología en el programa «Es la Mañana de Federico»

Os adjunto el podcast de mi colaboración con EsRadio en la que tratamos el tema de la Dislexia:

Dislexia - Es la Mañana de Federico - Silvia Álava

Papis y Pekes: ¿Qué aporta la televisión a los niños?

Niños y televisión

Os adjunto la colaboración realizada para Papis y Pekes sobre el controvertido tema de la televisión y los niños:

Es verdad que muchos padres nos confiesan que cuando la televisión está encendida sus hijos “no existen” y es la única forma de tenerles quietos. Quizás por eso en ocasiones se tiende a abusar de ella y utilizamos la televisión “como canguro”. Pero realmente, ¿es la televisión beneficiosa para los niños?

Los dibujos de los niños son estimulantes en sí mismos, tiene colores muy vivos, formas vistosas, se añaden canciones pegadizas, sonidos… Cómo son estímulos que cambian muy rápido tanto a nivel visual como auditivo, facilitan el proceso de atención sostenida en el niño, lo que hace que no necesite hacer un gran esfuerzo cognitivo para seguirlos; por eso “se quedan enganchados a ellos” tan rápidamente.

Los niños necesitan hacer más cosas durante el tiempo libre que ver la televisión, pues hay que aprender a interaccionar con los demás, jugar con juguetes tradicionales (puzles, juegos de mesa, construcciones…) que trabajan procesos neuropsicológicos básicos como la atención, la planificación, el seguir instrucciones… y todo esto la televisión no lo fomenta.

 

Pautas para el correcto uso de la televisión serian:

  • Lo ideal es que los padres controlen el uso de la televisión de sus hijos durante toda la infancia e incluso la adolescencia, tanto lo que ven como la cantidad de televisión “consumida”. Con un año los niños ya siguen los movimientos y las canciones de dibujos más simples, pero no conviene que abusemos de este medio. En esta edad, los dibujos es mejor verlos de forma esporádica, pues hay mucho mundo que descubrir además de la televisión.
  • Cuando el niño ya es más mayor, tres-cuatro años, podemos ir incrementando el tiempo de dibujos; los cuales se pueden utilizar como premio. “Si te has portado bien durante el día, puedes ver un ratito de dibujos”. Media hora al día sería suficiente los días de diario, y durante el fin de semana, que hay más tiempo de ocio, se puede incrementar ese tiempo para, por ejemplo, ver una película de dibujos.
  • Es recomendable que el adulto vea siempre primero aquel dibujo que piensa dejar ver a su hijo. Cada padre conoce mejor que nadie a sus hijos y podrá saber si le va a gustar, si le va alterar demasiado (hay niños muy inquietos que con dibujos muy movidos se sobreexcitan), si le va a dar miedo (escenas que para un niño pueden ser divertidas a otros les puede asustar…) y además, guiarnos por la edad, no dejemos que los niños pequeños vean dibujos de mayores, no tanto porque no los entiendan, sino porque no están preparados para ello.

FUENTE: PapisyPekes.com

Tras el divorcio llegan las nuevas parejas de mamá y papá. ¿Cómo actuar? entrevista en finanzas.com

La llegada de una nueva pareja tras el divorcio puede hacer tambalear la estabilidad y la seguridad que necesita un niño para crecer feliz. ¿Sabes cómo decirle a tu hijo que te has vuelto a enamorar? Te damos las claves.

Hijos tras el divorcioDe los seis millones largos de familias con hijos que hay en España, alrededor de medio millón son familias ‘reconstituidas’. Así es como se denominan esos hogares que nacen tras las nuevas uniones de padres o madres viudos o divorciados. Y todos, probablemente, se iniciaron con esta pregunta: ¿Cómo les digo a los niños que tengo una nueva pareja?

En los foros de Internet, padres y madres en esta situación comparten dudas y piden consejo para afrontar este momento: «Mi hija no acepta a mi nueva pareja. No quiere que venga a casa y mucho menos que se quede», cuenta una de ellas. Celos, rechazo, inseguridad o culpa son algunos de los sentimientos que experimentan los hijos cuando su padre o su madre viven una nueva oportunidad en el amor.

Las claves para que esta etapa se desarrolle de manera feliz para todos son tiempo, paciencia y comprensión. Con la ayuda de Silvia Álava, psicóloga del centro de psicología Álava Reyes y autora del libro ‘Queremos hijos felices. Lo que nunca nos enseñaron’ (JdeJ Editores), te damos cinco pautas para afrontarla:

1.- Tiempo y estabilidad

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Campamentos para niños: 6 ideas para elegir el campamento de verano perfecto para tus hijos. Colaboración con la revista Telva

Foto: Tomás de la Fuente

Foto: Tomás de la Fuente

Practicar la escalada, diseñar un videojuego, ensayar coreografías o meterse en la piel de un arqueólogo, son algunas de las propuestas que ofrecen los mejores campamentos de verano, sin olvidar las excursiones, el deporte o los idiomas. Te contamos lo que llevan dentro sus programas y cómo elegir el más adecuado para tu hijo.

Noches de verano con guitarra y hoguera, gymkanas, excursiones en modo explorador…
Estas son algunas de las imágenes más típicas asociadas a las acampadas estivales. Pero el concepto ha evolucionado mucho y los programas adoptan distintas modalidades e incorporan actividades,  muchas de ellas rompedoras. La amplia oferta y sus distintas versiones  -urbanos, talleres, camp day
– ofrece una buena solución al dilema de ¿qué hacemos con los niños? al que se enfrentan muchos padres.

Además está demostrado que vivir esta experiencia tiene muchos beneficios para los niños: «Aprenden a relacionarse con otros de distintas edades, a desarrollar su autonomía, convivir y respetar a los demás«, explica la psicóloga Silvia Álava, directora del Área Infantil del Centro de Psicología Álava Reyes y autora del libro Queremos hijos felices. Pero, ¿sabes cómo elegir el mejor campamento para tus hijos?

1. ¿A partir de qué edad puedo enviarle a un campamento?

Para la psicóloga, depende del tipo de campamento: «Si es urbano, con horarios parecidos al colegio, pueden ir desde muy pequeños (muchos los admiten a partir de 3 años). En cambio, si se trata de dormir fuera de casa, el momento adecuado dependerá del nivel de madurez y autonomía… en general, a partir de los 8 años no supone ningún problema«.

Para salir fuera de España y reforzar un idioma, la psicóloga aconseja esperar un poco más: «Es mejor que sea algo mayor, más independiente y dependerá del dominio del idioma que tenga. Es en torno a los 12 años cuando sería más adecuado«. Otro factor a tener en cuenta es la duración: «quince días sería lo idóneo«.

2. ¿Se niega a ir de campamento? Leer más