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El 44% de los niños mantiene el miedo a la pandemia tras la eliminación de las mascarillas

Se han incrementando los trastornos de ansiedad, de bajo estado de ánimo y de depresión. También de estrés postraumático.

Carrera y abrazo de mamá. El mejor refugio de Lucas, de quien nos cuentan que sigue temeroso a quitarse la mascarilla, incluso haciendo deporte al aire libre.

Se la baja un poquito para nosotros, pero como el 44% de los niños encuestados, mantiene un miedo de la pandemia. «Miedo a que entre el bichito», confiesa. Por eso, asegura que sigue llevando la mascarilla en clase.

Al 45% de nuestros niños la pandemia les ha tocado la salud mental. Silvia Álava, Psicóloga, asegura que se han incrementando los trastornos de ansiedad, de bajo estado de ánimo y de depresión. También de estrés postraumático. Nerea, alumna, confiesa que estaba un poco preocupada por la gente que se estaba muriendo.

Estos son niños más tristes, el 36% lo está. Así lo recoge la encuesta de la guía AIJU, realizada a 600 niños de entre 3 y 12 años. Más enfadado, como el 53%. En el mismo porcentaje han aumentado los niños que se sienten más ansiosos y más aburridos. Y el 34% ha adquirido un nuevo tono pesimista tan poco propio de ellos. Así lo asegura un padre de familia, quien confiesa que su hijo le soltaba frase como: «No comprendéis los problemas de mi vida».

Ya lo vieron venir los profesores de los más pequeños los primeros días. Sagrario Peña, maestra, explica que hacía mucho tiempo que no veía mordiscos, empujones y manotazos. Al no saber poner palabras a lo que sienten, lo hace a través de su conducta. Es lo que los psicólogos llaman conductas disruptivas, explica Álava. «Me peleo, me chincho con mi hermano, empiezo a protestar…», añade.

En la empatía, la buena terapia. Peña asegura que en cuanto los más pequeños se sienten queridos, sus conductas cambian. También es necesario recuperar las relaciones a través del juego y del trabajo en equipo, pues supone un gran salto para ellos.

Miedo, tristeza, empatía… en la Sexta Noticias

Hoy hablamos en la @sextaNoticias del miedo, la tristeza y la empatía que nos genera esta guerra que suena en nuestras puertas aún en plena pandemia.

Psicólogos analizan la actitud del niño que defendió a su madre de una agresión machista en Eibar. Colaboración con La Sexta Noticias

Los psicólogos sostienen que los menores viven las agresiones a personas a las que tienen como referentes con gran daño emocional. Ante ello, suelen mostrar dos salidas: bloquearse o protegerlas.

El menor que presenció la agresión machista a su madre en Eibar por parte de su pareja, menor de edad, reaccionó intentando que el agresor la soltara. Como se puede observar en el vídeo, el pequeño llora desconsoladamente mientras intenta parar la agresión.

La defensa del pequeño está dentro de lo previsible, según los expertos. La psicóloga infantil Silvia Álava, ha explicado que hay niños que reaccionan «protegiendo a su progenitor de referencia«, aunque también hay otros niños que «se quedan bloqueados». Ambas reacciones son normales.

En el caso de la brutal paliza que recibe la joven de Eibar, a pesar de que hay una persona grabando, el menor ve que no hay nadie que pueda ayudar a su madre y trata de socorrerla.

Diana Díaz, directora teléfono ANAR, ha afirmado que en este caso «la figura que está en riesgo a parte del propio menor es su madre, y eso genera daño emocional».

Por eso se recomienda hablar con los menores de lo que ha ocurrido, para que verbalicen las emociones. Según Álava, lo que se busca es que «expresen lo que han sentido y no esconderlo, porque puede quedar como un evento traumático«.

El motivo es que presenciar situaciones como esas les pueden pasar factura cuando crecen. Tal y como ha afirmado Diana Díaz, «la violencia genera un mensaje en los propios menores que se ejercita para conseguir cosas. La transmisión generacional de la violencia es muy delicada».

Solo en lo que va 2020, 11 menores se han quedado huérfanos por culpa de la violencia machista.

FUENTE: lasexta.com

Grabar y difundir un vídeo íntimo es un delito penado con cárcel: compartir el vídeo, también nos hace cómplices. Colaboración con La Sexta Noticias

Conmoción entre los compañeros de trabajo de Verónica, la mujer que se ha suicidado tras difundirse un vídeo suyo de contenido sexual. Difundir un vídeo sin consentimiento puede estar penado con hasta tres años de cárcel.

Póngase en situación. Le llega un vídeo o una imagen, lo ve y decide compartirlo con sus contactos o en redes sociales. Cuidado, puede estar cometiendo un delito. No importa que ese vídeo no lo haya grabado usted.

«El que recibe un vídeo, de contenido sexual por ejemplo, y lo difunde puede estar cometiendo un delito de revelación de secretos«, explica Marcos Judel Meléndrez, abogado.

Es decir, para condenar al que lo difunde tiene que quedar acreditado que sabía que esas imágenes era ilegales. Algo que no siempre es posible.

Ser el autor del vídeo también cambia la pena. Hay algunas variantes: si la grabación es consentida pero no así su difusión puede ir de tres meses a 1 año de prisiónsi no hay consentimiento ni en la grabación ni en la difusión aumenta hasta 5 años; y si es un vídeo de contenido sexual o la víctima es menor la condena puede llegar hasta 7 años.

Pero no solo hablamos de responsabilidad penal, también existe la moral. «Cada una de las personas que viralizan el vídeo en vez de denunciar es responsable», apunta la psicóloga Silvia Álava. Por eso, los expertos advierten: no podemos convertirnos en testigos mudos.

Para evitarlo nos recomiendan una doble regla de oro: en casos así nunca compartir y siempre denunciar. Angustia y ansiedad son los estados por los que puede pasar una víctima en estas situaciones. Una huella en la autoestima tan difícil de borrar que puede llevar incluso al suicidio.

FUENTE: lasexta.com