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El abuso de las pantallas dispara los problemas de lenguaje en menores de tres años

Andrea Domene Lupiañez

Madrid, 6 jul (EFE).- Pediatras, psicólogos y logopedas han alertado de un gran incremento de niños menores de tres años con retraso psicomotor, lo que implica una disminución del uso del lenguaje, debido a una mala utilización de las pantallas en un momento en el que son «especialmente vulnerables».

DURANTE LOS 3 PRIMEROS AÑOS DE VIDA

«El 85 % del desarrollo neuronal en los niños -tanto en comunicación como en bienestar social- se produce en los tres primeros años de vida», advierte la psicóloga Silvia Álava, quien asegura que los menores tienen que experimentar en un entorno multisensorial que no son capaces de percibir con la tecnología.

Una opinión que comparte su colega del Colegio Oficial de Psicología de Madrid, Mercedes Bermejo, al explicar que los niños dejan de recibir estímulos sensoriales muy importantes en la infancia, al tiempo que, con los aparatos tecnológicos, se enfrentan a una sobreestimulación para la que sus cerebros no están preparados, lo que puede tener graves consecuencias.

En este sentido, la pediatra de Atención Primaria, Pilar Mallada, destaca que esta estimulación de las pantallas lleva a los menores a confundir la realidad y la ficción.

Por ello, los expertos insisten en que los niños tienen que aprender en contextos naturales. De esa manera también se evitará que se aburran con los maestros en clase si estos «no llevan el ritmo al que se han acostumbrado con la tecnología».

CARRITOS CON LACTANTES VIENDO PANTALLAS

Aunque sea un problema que afecta en todos los ámbitos y a todas las edades, las pediatras revelan que las consultas se llenan cada vez más de «carritos con lactantes viendo una pantalla», así como que han detectado «más conflictos en las dinámicas familiares».

«Es tiempo en el que nos dejan en paz”, según la logopeda Sara Serrano Díaz, quien destaca que las familias están cada vez más ocupadas y, como no quieren renunciar a su tiempo, cada vez entregan antes un dispositivo a los niños para que se entretengan.

PROBLEMAS CON EL LENGUAJE

Serrano echa mano de estudios científicos que constatan una relación entre el número de horas de exposición a las pantallas y una disminución de la materia blanca del cerebro que perjudica el aprendizaje del lenguaje.

Además, esto influye en una disminución del tiempo de juego con iguales y el descenso de la comunicación en la familia, actividades que para la logopeda son esenciales para un correcto desarrollo del lenguaje.

RECOMENDACIONES DE USO

«Nada de pantallas antes de los dos años». Esta es la recomendación de los expertos consultados por EFE, de acuerdo a la pauta de la Academia Americana de Pediatría. Además, sugieren limitar a media hora al día el uso de la tecnología hasta los 12 años y con control parental sobre los contenidos.

Todos advierten de que el debate no se centra en si la tecnología es buena o mala, si no en el uso que hacen de ella los menores de tres años y las graves consecuencias que puede tener en el futuro.

PROBLEMAS FUTUROS

Mal manejo de las emociones, falta de concentración, poco autocontrol, inmadurez emocional, dificultad para las habilidades sociales e incertidumbre a la hora de la comunicación en la vida real son también problemas que puede generar el uso excesivo de las pantallas según crece la persona.

«A nivel emocional pasa factura desarrollando menos tolerancia a la frustración, no aprendiendo a demorar las recompensas y sin saber gestionar el auto control», advierte la psicóloga Silvia Álava, mientras la pediatra Mallada también resalta que pueden aparecer problemas físicos como hipertensión, obesidad y problemas oculares.

PEOR COMPRENSIÓN LECTORA

La logopeda insiste en que «no es lo mismo leer en pantalla que en papel», ya que la unidad espacial del libro favorece la representación mental, por lo que cada vez se aprecia peor comprensión lectora en los menores.

Según Serrano, el uso de las tabletas en clase para la lectura en niños menores de 8 años está haciendo que no se trabaje adecuadamente la comprensión lectora. «Esto conlleva falta de pensamiento crítico, de reflexión, así como peor rendimiento o dificultades de aprendizaje».

Pero además, implica que a los niños les guste menos la lectura porque les cuesta esfuerzo y «el esfuerzo en el aprendizaje es clave», insiste.

EFE

FUENTE: LAVANGUARDIA.COM

¿Tengo que espiar a mis hijos en Internet?

Una duda muy habitual de los padres es si tienen que espiar a sus hijos en Internet. En este podcast resolvemos las dudas acerca de cómo nos tenemos que comportar cuando nuestros hijos empiezan a tener redes sociales. Los profesionales aconsejamos en formar, educar en el correcto uso de Internet, acompañándolos en el proceso.

Os adjunto el enlace al podcast, haz click en la imagen:

¿Qué es el sharenting y por qué deberías tener cuidado con las fotos que publicas de tus hijos?

Subir imágenes de menores a internet de manera indiscriminada entraña una serie de riesgos que es mejor tener en cuenta

IÑIGO FERNÁNDEZ DE LUCIO

¿Quién no ha abierto sus redes sociales y se ha encontrado con la foto de un bebé adorable? Una más de las que esa pareja amiga nuestra sube a Facebook e Instagram día sí, día también. Esa última foto es solamente una de las 1.500 que ese bebé tendrá publicadas en redes sociales antes de que cumpla 5 años. Así lo dice un estudio de realizado por la empresa británica Nominet. Es casi una foto al día.

Pero eso es en los primeros años de vida. Porque hay criaturas que tienen imágenes en las redes desde antes incluso de nacer. Según una encuesta de AVG, en diez países -entre ellos España- los padres de uno de cada cuatro niños publican imágenes de las ecografías durante el embarazo.

Como todos los conceptos relacionados con internet, esta práctica tiene su nombre en inglés: ‘Sharenting’, que viene de ‘share’ (compartir) y ‘parenting’ (paternidad). Y la pregunta es: ¿Es adecuado colgar tantas fotos de nuestros hijos en redes? La psicóloga educativa Silvia Álava advierte de que a menudo «se nos olvida la protección del menor, y eso incluye no estar sobreexpuesto en las redes». Algo que en estos casos no se cumple ni por asomo. Según el citado estudio de AVG, el 81% de los menores está en internet antes de cumplir los seis meses de edad.

«Muchas veces los padres no son conscientes del impacto que esas publicaciones puede tener en los hijos», sostiene Álava. «No saben si les va a gustar cuando crezcan ver que toda su vida ha sido reportada en redes y que todo el mundo sea consciente de cuándo ha estado malo, cuándo le salió su primer diente…». Esto mismo apunta un estudio de la universidad de Michigan, que alerta de que el 56% de los padres sube fotos de sus hijos que en el futuro podrían resultarles vergonzosas.

A juicio de Álava, ese torrente de publicaciones está más bien relacionado con el ego de los padres o, dicho de otro modo, con un «deseo de realización». «Muchas veces detrás hay un deseo de los padres de realización: utilizan a sus hijos para realizarse ellos, para conseguir ‘likes’ y seguidores», expone. «Esto es muy peligroso porque cuelgas a los niños una responsabilidad que no les corresponde».

«Lo que publicas escapa a tu control»

La situación ha llegado a tal punto que incluso la Agencia Española de Protección de Datos llevó a cabo una campaña de concienciación ante lo que advirtió como una banalización del uso que hacemos de nuestras redes sociales. Entre los consejos que ofrecía, el organismo advertía que «lo que publicas escapa a tu control siempre», por lo que «es posible que no seas consciente de cómo se están difundiendo las imágenes». Desde esa perspectiva, señalaba que «existen otras formas más seguras de compartir esas imágenes». Porque no es lo mismo mandar una foto del niño por el grupo de la familia, donde lo único que va a generar es un chorro de emoticonos, que colgarla en Facebook. «Cuando subes la foto dejas de ser el dueño», subraya Álava.

¿Qué hacer? La experta recomienda «responsabilidad» antes de subir un contenido. «Párate y piensa: ¿Es necesario?». «Los niños tienen que construir su propia personalidad, su propia identidad, su grupo… Y lo tienen que hacer en un formato analógico, no a través de las redes sociales». Es decir, como se ha hecho toda la vida. Porque, advierte Álava, «habría que ver qué influencia puede tener que tus padres hayan compartido tu vida desde el minuto 0». A fin de cuentas, son fotos que edulcoran la realidad, «y eso puede influir en el correcto desarrollo de su identidad». Por ello, «muestra tu vida pero sin mostrar la de los niños», zanja.

FUENTE: elcorreo.com

Podcast: ¿Tengo que espiar a mis hijos en internet?

Una duda muy habitual de los padres es si tienen que espiar a sus hijos en Internet. En este podcast resolvemos las dudas acerca de cómo nos tenemos que comportar cuando nuestros hijos empiezan a tener redes sociales. Los profesionales aconsejamos en formar, educar en el correcto uso de Internet, acompañándolos en el proceso.

Escúchalo haciendo click en la imagen:

Podcast: colaboración con Internet Seguro

¿Nos ha ayudado la tecnología a superar la pandemia?

¿Nos ha ayudado la tecnología a superar la pandemia? Colaboración con Internet Seguro

Después de un año de confinamiento y de restricciones todos hemos cambiado, con independencia de la edad y del sexo. Hemos cambiado nuestros hábitos de higiene, ya no nos parece raro salir a la calle con mascarilla, hemos normalizado echarnos gel en las manos antes de tocar cualquier cosa fuera de casa, incluso hemos aceptado no tocarnos y no abrazarnos. Son cambios en nuestras rutinas que nos ayudan a no contagiarnos y a vivir con una cierta normalidad las restricciones y medidas sanitarias provocadas por la pandemia por la Covid-19.

La pandemia ha cambiado nuestras vidas

La pandemia ha cambiado nuestras vidas, y las nuevas tecnologías nos han ayudado a paliar los efectos de las restricciones provocadas por la Covid-19 y poder continuar de la forma más eficiente posible sin tener que parar al 100% nuestra vida. Hemos podido seguir estudiando, trabajando, manteniendo el contacto con familiares y amigos…

El teletrabajo ha aumentado y según un estudio realizado por BBDO & Proximity, denominado “Rituales tras un año de pandemia”, el 37% de los encuestados teletrabaja de manera total o parcial. El teletrabajo y la formación online han llegado para quedarse, quizás es el momento de pararnos a plantearnos cómo queremos regular esto en nuestras vidas. Así, teletrabajar nos permite poder seguir con nuestra actividad laboral pese al virus. No obstante, eso no debe implicar no diferenciar horarios y espacios, que es la principal problemática asociada a esta nueva situación.

Hemos cambiado nuestros hábitos.

Además, el no poder ver a nuestros familiares y amigos nos pasa factura a nivel emocional. Para superarlo el poder hablar con ellos a través de videoconferencias o de las redes sociales ha sido una válvula de escape en los momentos más difíciles. Por eso hemos cambiado nuestros hábitos. Los resultados del estudio de BBDO & Proximity también muestran que el 24% de los encuestados han incrementado su tiempo de uso en las redes sociales, quizás para seguir sintiéndonos en contacto con los nuestros. Sin embargo, aunque estas videollamadas han sido como un balón de oxígeno durante el confinamiento y han hecho que muchas personas puedan llevar mejor su soledad, la mayor parte de la población piensa que no es lo mismo, y que no sustituyen el poder vernos y estar compartiendo nuestro espacio. Quedar a comer, a tomar algo, poder reunirse con todos los amigos que nos apetezca, es algo que echamos de menos.

El ocio también ha cambiado

Nuestro ocio también ha cambiado y ante la imposibilidad de estar fuera, de nuevo hemos incrementado el consumo de las pantallas, ver la televisión, series o películas se ha convertido en el pasatiempo favorito para un porcentaje grande de la población.

Como medida paliativa, que nos está ayudando a llevar esta situación lo mejor posible, está muy bien. No obstante, debemos evitar el llamado “desplazamiento digital”, es decir, dejar de hacer otras actividades que antes hacíamos, por estar con las pantallas. Por ejemplo, entrenar o realizar deporte. Es cierto que hay que utilizar la mascarilla, que los gimnasios no siempre están abiertos, pero debemos impedir que eso sea una excusa para dejar de hacer ejercicio. O valorar qué otras formas de ocio seguro podemos seguir practicando o hemos dejado de hacer estos últimos meses, como por ejemplo salir a pasear, o leer un buen libro…

Piensa que los mejores momentos de la vida, no se publican, se disfrutan.

FUENTE: Sigue leyendo más artículos en InternetSeguro

TRECE te reta a debatir sobre “La Sociedad del Espejo”

Hoy, a las 22:00h, TRECE TV te invita a reflexionar sobre si estamos permanentemente pendientes de nuestro “yo” digital en “Encuentros para una nueva era»

Las redes sociales han creado un mundo digital paralelo a la realidad física tradicional, proyectando su influencia en aspectos como la economía, la política o la educación. Los individuos viven cada vez más obsesionados con su “yo” en mundo virtual, con el riesgo de dejar a un lado las relaciones personales de amistad y de familia, además de perder interés por observar el mundo directamente con nuestros propios ojos. Parece que lo importante ahora es mostrar nuestra aparente felicidad, dónde comes, con quién, cómo te diviertes. Todo se mide por la cantidad de post y likes que uno es capaz de generar. ¿Cuáles son los riesgos de vivir permanentemente pendientes de ese mundo? ¿Nos hemos vuelto más narcisistas y solitarios? ¿Cuáles son los retos de educación en el mundo digital? ¿Acabaremos mirando el mundo solo a través de una pantalla?

La Sociedad del Espejo - en TreceTV

‘Encuentros para una nueva era’

TRECE reta a sus espectadores a meditar sobre estas preguntas mañana viernes, 12 de marzo, a las 22.00 horas, en la nueva entrega de “Encuentros para una nueva era”. Se trata de una apuesta de la cadena que invita a la reflexión de los grandes temas de nuestra era en momentos tan cambiantes. Un programa único, coproducido con la Fundación Pablo VI y que aspira a ser un foro de pensamiento de alto nivel, abierto también a las generaciones futuras.

Presentado por Jesús Avezuela, director general de la Fundación Pablo VI y letrado del Consejo de Estado, el debate se podrá seguir en TRECE y en trecetv.es. Además, este viernes, el programa contará con relevantes invitados de reconocido prestigio: Carmen Pellicer, pedagoga, escritora y presidenta de la Fundación Trilema; Silvia Álava, doctora en Psicología Clínica y de la Salud autora de varios libros sobre cómo ayudar a crecer a los niños; el periodista Antonio San JoséIsidro Catela, doctor en Ciencias de la Información y profesor en la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid; David García Gil, socio fundador de BÁRBARO, Agencia Creativa Independiente y experto en marketing; y la joven influencer Leticia Gimeno.

“Encuentros para una nueva era” nace con la vocación de convertirse en un espacio de televisión atractivo que fomente el diálogo y un foro de pensamiento que sirva de inspiración para las generaciones futuras. Cada entrega de “Encuentros para una nueva era” ahondará durante casi hora y media en uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo. TRECE quiere ser un punto de referencia para una audiencia exigente que hace preguntas y busca respuestas.

Relación sana con las nuevas tecnologías

Si queremos que nuestros hijos tengan una relación sana con las nuevas tecnologías los primeros que debemos tenerla somos nosotros, dado que los niños y adolescentes aprenden por modelado, es decir, imitan nuestros comportamientos. No podemos utilizarlas como si fueran un “chupete emocional”. Se trata de enseñar a nuestros hijos a utilizar correctamente las nuevas tecnologías para que puedan beneficiarse de las mismas. Te invitamos a verlo, pincha en la imagen para ver el vídeo realizado en colaboración con Vodafone:

«Internet Seguro» plataforma online sobre ciberseguridad y vida digital

«Internet Seguro»

Digital Virgo y Vodafone se han unido para crear ‘Internet Seguro’, una plataforma online que se adapta a todo tipo de dispositivos y tamaños de pantallas, en la que los usuarios podrán encontrar consejos, noticias y contenidos de expertos, que les mantendrán al día sobre cuestiones de tecnología e Internet. El nuevo proyecto completa la solución de seguridad digital de Vodafone España.

‘Internet Seguro’ cuenta con la colaboración de importantes expertos que desarrollan contenidos sobre:

  • Ciberseguridad, con Carlos Sahuquillo y Susana González
  • Psicología educativa, con Silvia Álava
  • Educación digital con Charo Sádaba
  • Aplicaciones para niños, con Chema Juárez

Gracias a esta colaboración, los usuarios podrán conocer las novedades en cuestión de virus o nuevas formas de fraude, qué apps y juegos son más adecuados para cada edad, cómo configurar el control parental en aplicaciones de TV o cuáles son las mejores recomendaciones para usar speakers y otros dispositivos.

Diferentes formatos

Los contenidos se presentan en diferentes formatos (artículos, podcasts, videos, infografías, etc.) y están clasificados por categorías, edades y temáticas. Además, cada semana se incorpora nuevo contenido vinculado con la actualidad del momento, como la vuelta al cole en tiempos de pandemia, el teletrabajo o las clases online.

Blanca Echániz, Directora de Productos y Servicios de Vodafone España: “Con ‘Internet Seguro’ completamos la solución de seguridad digital de Vodafone y ayudamos a los padres para que sus hijos hagan un uso más seguro y saludable de Internet. ‘Internet Seguro’ es la única plataforma online en el mercado que aglutina todo el contenido útil y actual sobre ciberseguridad y la vida digital de nuestros hijos”.

Fabienne Lefebvre, SVP Commercial Officer de Digital Virgo: «Estamos muy orgullosos de ser el partner de confianza de Vodafone para enriquecer su solución de ciberseguridad. ‘Internet Seguro’ es una propuesta editorial única y de calidad, con consejos y recomendaciones para ayudar a las familias a comprender y gestionar mejor la vida digital».

Descubre más sobre ‘Internet Seguro’ en este vídeo!

Accede a la noticia original de Vodafone aquí

Niños «youtubers», ¿un negocio cada vez más polémico? Colaboración con la Agencia EFE

Por Marta Ostiz.

Los Niños youtubers forman parte de un fenómeno que puede llegar a ser muy lucrativo, pero que no está exento de polémica por la sobreexposición que sufren

Comienza el vídeo y una sonriente niña cuidadosamente vestida y peinada se dirige a la cámara para saludar a sus 3,26 millones de suscriptores y mostrar el mercadillo de Navidad que ha organizado en su jardín con decenas de juguetes, un castillo de princesa y una casa en miniatura.

Es una muestra de los muchos menores que triunfan en internet y forman parte de un fenómeno -los niños youtubers- que puede llegar a ser muy lucrativo, pero que no está exento de polémica por la sobreexposición que sufren y los mensajes que lanzan, hiperconsumistas y plagados de estereotipos de género.

Se trata casi de un trabajo

Grabados por sus padres, los menores escenifican distintas actividades o abren las cajas de multitud de juguetes, los montan y durante un buen rato juegan con los productos que figurarán después en las cartas a los Reyes Magos de los niños españoles.

En algunos casos se ha convertido en casi un trabajo. «No es que el niño grabe un vídeo porque le gusta o le apetece, sino que tiene una relación contractual con una casa de juguetes y no juega con lo que quiere, como quiere y cuando quiere, sino que es un adulto el que le dice lo que tiene que hacer».

Así lo advierte a Efe la doctora el Psicología Silvia Álava, que alerta de los efectos nocivos que puede tener para estos menores la sobreexposición y la sensación de vivir en un mundo irreal.

«En la vida real nadie te manda juguetes para que grabes un vídeo y te paguen dinero», y eso es lo que ven los millones de suscriptores que tienen esas cuentas, en muchos casos, niños muy pequeños.

Desde Save the Children, Carmela del Moral, analista jurídica de Derechos de la Infancia, advierte de que «no se debe demonizar» todo lo que viene de las nuevas tecnologías porque también es una forma de expresarse, pero admite que hay casos «complicados».

Explica que en el caso de los niños youtubers lo preocupante sería si protagonizar este tipo de vídeos les impide disfrutar de otros derechos como la educación o el ocio. «Se trata de saber cuánto es un trabajo y cuánto se puede regular, igual que hay limitaciones en el caso de los niños actores», apunta.

Sin regulación

Pero la realidad es que internet ha avanzado mucho más rápido que las leyes y no hay una regulación al respecto. El fiscal de Sala de Menores, Javier Huete, recuerda a Efe que se trata de niños que tienen progenitores y no se encuentran en ninguna de las situaciones en las que interviene la Unidad de Menores de la Fiscalía General del Estado.

«Nosotros intervenimos cuando detectamos que se está utilizando a los niños en campañas para obtener dinero a través de una estafa», como en el caso de menores enfermos.

Con los niños youtubers, al igual que con los actores, hay que buscar que no sufran un perjuicio en su escolarización. «Si tuviéramos un caso de absentismo escolar intervendríamos y en algunas circunstancias se podría entender que hay una comisión de hechos delictivos por abandono de las obligaciones familiares».

Pero advierte de que «de la mera exposición de los niños no se deriva que exista un incumplimiento de la obligación de escolarización. No es tan fácil».

Como pronóstico personal, Huete cree que cuando estos niños sean mayores y se encuentren con que su vida ha estado expuesta, muchos van a decir que no lo han consentido y que ahora les está afectando.

Pone el ejemplo de cuando busquen trabajo en el futuro. Las empresas podrán encontrar en internet situaciones que los padres consideran graciosas, pero en las que a los niños no les va a gustar.

Huella digital

La huella digital va a perseguir a estos menores en su edad adulta. Es el resultado de una hiperexposición para la que no han prestado su consentimiento, como recuerda Carmela del Moral.

A partir de los 14 años los niños pueden ejercer el derecho a su propia imagen, pero antes son los padres los que autorizan. «Cuando son muy pequeños hay que cuestionarse la implicación que tiene para su desarrollo y los valores que se están promoviendo», señala del Moral.

Silvia Álava apunta que hay padres que buscan realizarse a través de los hijos. El riesgo está en generar unas expectativas y que el niño acabe frustrado, porque cuando quiera dejar de participar en los vídeos sienta que no tiene escapatoria.

La psicóloga habla de los efectos negativos de la fama a edades tempranas y las dificultades a la hora de diferenciar entre su vida pública y la real (el colegio y sus amigos). Cree que a medio plazo estos pequeños pueden desarrollar complicaciones como el hecho de no saber valorar lo que tienen o estar alejados de la realidad.

Otra de las patas de este fenómeno son los consumidores de los vídeos, niños pequeños que pueden confundir lo que están viendo con la vida real. «Es bueno que los padres nos sentemos con ellos para enseñarles a ser más críticos».

Obligación de los padres

La especialista en Políticas de Infancia de Unicef Comité Español, Almudena Olaguibel, incide en que son los padres los primeros que tienen la obligación de proteger a sus hijos.

La Convención sobre los Derechos del Niño establece que no deben ser objeto de «injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia ni de ataques ilegales a su honra y a su reputación».

A juicio de Olaguibel, cuando este derecho entra en conflicto con la libertad de expresión hay que preguntarse si el menor está siendo instrumentado, si hay alguien manipulando los contenidos y si tiene la suficiente madurez como para aceptar las críticas.

Carmela del Moral reitera el deber de protección que tienen los padres, a quienes aconseja «pensar en el futuro de sus hijos y si les va a gustar tener esa huella digital en su pasado».

FUENTE: Diario ABC

La infancia expuesta en internet, a debate. Colaboración con El Diario Vasco

El día a día de cuatro de cada cinco bebés españoles de menos de seis meses pulula por internet | «La vida privada de los niños es suya, no de sus padres», advierten los expertos

Por ICIAR OCHOA DE OLANO

El 23% de las criaturas engendradas tiene presencia en internet

«¡¡¡Estamos embarazados!!!». Ecografía de doce semanas de gestación. «¡Es chico!» Compartir; «¡¡¡¡Daniel ya está con nosotros!!!!». Clic; «Daniel en su cunita». Clic; «Daniel ya abre los ojitos». Clic; «El primer baño de Daniel». Clic; «Daniel coge su sonajero»; «Daniel estrena pijama con orejitas de oso»; «Daniel prueba su primer trozo de pan»; Clic, clic, clic. Compartir. Like, Like, like, like… Este ‘modus operandi’ tiene una expresión propia -anglosajona, cómo no-: ‘Sharenting’, el resultado de la fusión de ‘share’ (compartir) y de ‘parenting’ (crianza). Y es una actividad más habitual de lo que puedan sospechar. Mucho más. Hasta el punto de que el 23% de las criaturas engendradas tiene presencia en internet sin que ni siquiera hayan nacido aún, porque sus padres se han apresurado a colgar en las redes sociales imágenes ultrasónicas del feto dentro del útero de la madre.

Ese porcentaje se dispara hasta el 81% para los menores de hasta seis de meses de edad. Dicho de otro modo, cuatro de cada cinco bebés que apenas han cumplido medio año de vida crecen y se desarrollan ante el ojo público. A partir de ahí, el álbum infantil en abierto no para de sumar páginas y volúmenes. Así lo ha constatado la firma de seguridad informática AVG en un estudio que ha elaborado en una decena de países, incluido España, y que acaba de servir poniendo sobre la mesa estos inquietantes datos.

Instagram y Facebook, principalmente, albergan una gigantesca guardería repleta de encantadoras imágenes, estáticas y en movimiento, de bebés llorando, riendo, eructando, chapoteando, estrenando orinal, poniéndose el puré por montera, tirando del pelo de su hermanita, gateando detrás del perro, metiendo el dedo en el ojo de la yaya, chapurreando sus primeras palabras, cantando un ‘hit’ en la sillita del coche… Todo ante la mirada curiosa de miles de millones de desconocidos.

Muchos padres creen que la exposición que hacen de esas imágenes quedará limitada al círculo de sus conocidos directos

«Muchos padres creen que la exposición que hacen de esas imágenes quedará limitada al círculo de sus conocidos directos, pero su alcance suele ser mucho más amplio», afirma Silvia Martínez, experta en Social Media de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). «En primer lugar, porque la mayoría de ellos mantiene un perfil público en las redes, con lo que esas fotografías pueden ser vistas por cualquier usuario, en cualquier rincón del planeta. Por otro lado, aunque los padres hayan limitado la exposición de su perfil haciéndolo privado, en ocasiones los propios conocidos o familiares comparten esas imágenes que les han llegado por las redes (incluso sin disponer de una autorización para hacerlo), lo que amplía el alcance de esas instantáneas».

El informe de AVG estima que la huella digital de los niños que todavía no han soplado las cinco velas se alimenta a razón de doscientas instantáneas nuevas cada año, por mor de sus orgullosos progenitores. Ignorantes, en muchos casos, de que difunden más información sobre sus hijos de lo que creen (por ejemplo, con el geoetiquetado de las imágenes), les colocan en una posición inmejorable para posibles mofas o discriminaciones futuras y les exponen a otros riesgos más espeluznantes, como que les suplanten la identidad para convertirles en víctimas de la pornografía infantil.

«Compartir contenidos y narrar cada avance y logro que los hijos consiguen, comentar sus gustos y preferencias, indicar los sitios que visitan o mostrar espacios tan privados como sus habitaciones puede desencadenar peligros importantes. Todos estos datos ofrecen mucha información a terceros que pueden aprovecharla para intentar alcanzar fines delictivos o incluso atentar contra la integridad de esos hijos», explica Martínez.

Las universidades de San Francisco y Míchigan han analizado por su cuenta este fenómeno -lo han publicado bajo el título ‘Not at the dinner tabble: parents and children’s perspective on family technology rules’- y sus conclusiones sobre el ‘sharenting’ no lo dejan en buen lugar. El 56% de los padres comparte información de sus descendientes potencialmente vergonzante; el 51% facilita pistas más que suficientes para su localización; y el 27% sube fotos directamente inapropiadas.

«Hay que pensar si al niño le gustará ver su vida aireada cuando sea mayor» Silvia Álava| Psicóloga infantil

«Reputación» y denuncias

Más allá del inquietante debate sobre a dónde va a parar todo ese material gráfico, a menudo los progenitores no reparan en otra cuestión de naturaleza bien distinta, pero fundamental: a golpe de ‘clic’, se convierten en los mayores infractores de la privacidad de sus hijos, dado que, exponiendo su infancia, vulneran el derecho a la intimidad de los menores.

La psicóloga infantil Silvia Álava se muestra tajante a este respecto: «La vida privada del niño es suya, no de sus padres». «Tener un hijo es un motivo inmenso de felicidad y es comprensible querer compartirla, pero lo que a nosotros nos parece gracioso, puede que al niño no le haga ninguna gracia. Debemos pensar si cuando crezca le gustará ver su vida aireada ante todo el mundo», enfatiza desde su consulta en Madrid.

Hay más sobre lo que reflexionar. «Cuando sean adolescentes, ¿con qué autoridad vamos a pedirles que hagan un uso responsable de las redes sociales, que se corten subiendo fotos, si es lo que nos han visto hacer en casa?», deja en el aire Álava, quien atribuye la fiebre de muchos padres y madres por ilustrar la crianza de sus hijos con fotos y vídeos de su intimidad a un «intento de realizarse en las redes sociales a través de ellos». «Si quieren un reconocimiento a través de ‘likes’, que no usen a sus hijos», censura. «Vemos a diario a niños que hacen cosas contra sus gustos porque sus padres quieren».

Aún es pronto para conocer las consecuencias

Aunque todavía es pronto para conocer las consecuencias de esta difusión de la vida de los bebés, puesto que se trata de un fenómeno relativamente reciente, ya se han registrado un par de casos en los que hijos han denunciado a sus padres por vulneración de su intimidad. Carinthia, una joven austriaca de 18 años, se querelló en 2016 contra sus progenitores por compartir más de quinientas fotos suyas en Facebook sin su consentimiento. Ese mismo año, Darren Randal, un niño canadiense de 13, hacía lo propio al considerar que las imágenes que sus padres habían subido a las redes sociales arruinaban su «reputación».

«Se ponen en la red muchos datos que alguien puede usar para fines delictivos» Silvia Martínez 1 Experta en Social Media de la UOC

Distintos reglamentos en el contexto internacional protegen a este respecto a los menores. En España, la privacidad de los niños está defendida por la Ley de Derechos y Oportunidades de la Infancia y la Adolescencia de Catalunya, la Ley española de Protección del Menor, el Reglamento de Protección de Datos de la Unión Europea y la Convención de Derechos de los Niños.

Mientras los millones de niños virtuales que pululan por las pantallas ajenas se hacen mayores a la vista de todos y evalúan si aprueban o no la disposición que sus padres y madres han hecho de su intimidad, las parejas peor avenidas han encontrado en el ‘sharenting’ no consensuado un filón para tirarse de los pelos y, en ocasiones, disputarse la patria potestad en caso de divorcio. Uno de los casos más sonados es el de Bisbal y su ex Elena Tablada, a quien ha demandado por exponer a la hija de ambos en las redes sociales.

Desde Pantallas Amigas, una iniciativa para la promoción del uso seguro y saludable de internet y para el fomento de la ciudadanía digital responsable en la infancia y la adolescencia, desaconsejan la práctica del ‘sharenting’. «Los padres tienen la obligación de cuidar la imagen y la intimidad de sus hijos y no el derecho a hacer un uso arbitrario de ella. Compartir imágenes de ellos sin su consentimiento es inadecuado», sentencia Jorge Flores, director de la plataforma, quien anima a usar otras formas «más controlables» de compartir imágenes, como el email o la mensajería instantánea.

La huella digital

  • 23% es el porcentaje de criaturas que ya tiene presencia en internet sin haber nacido aún porque sus padres se han apresurado a subir a las redes sociales una imagen de la ecografía del embarazo.
  • 200 es la media de fotos nuevas que los padres y madres cuelgan cada año en las redes sociales de sus hijos menores de cinco años. Carne de cañón Uno de los riesgos de publicar fotografías de menores es que terceros pueden usarlas como material pornográfico mediante la extracción de la imagen de sus genitales cuando se muestran desnudos o la suplantación de su identidad a través de aplicaciones informáticas.
  • No al ‘sharenting’: Pantallas abiertas, una iniciativa surgida en 2004 para ayudar a los menores de edad y a sus familias a desenvolverse de forma segura y saludable en la red, desaconseja esta práctica. Recuerda a los padres «su obligación de cuidar de la imagen e intimidad de sus hijos», y les anima a emplear otras formas «más controlables» de compartir fotos, como el email o la mensajería instantánea.

Pincha en el siguiente enlace para leer el artículo completo -> FUENTE: DiarioVasco.com