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#Vídeo ¿Qué hacer con las peleas entre hermanos?

Una de las consultas que más nos hacen por las redes y en las sesiones de psicología, es:

            No sabemos que hacer para que se peleen menos. Termino gritándoles para que dejen de pelearse, es un proceso que me agota y me hace sentir mal. ¿Te sientes identificada con estas declaraciones? En este post te contamos como actuar ante las peleas de tus hijos.

Las peleas entre hermanos es algo habitual. Muchas veces forman parte del juego, el problema es que no saben parar y al principio son risas nerviosas que terminan en llanto. Los adultos lo vemos venir, y les avisamos porque sabemos que van a acabar mal, pero no se lo decimos una única vez, sino varias y cada vez, nuestro tono de voz va increchendo hasta que todos terminamos gritando. ¿Os ha ocurrido algo parecido?

¿Qué podemos hacer entonces?

  1. Valora la situación. ¿Cuántos años de convivencia les esperan a tus hijos? En España nos independizamos muy tarde, así que mas vale que aprendan a convivir lo antes posible.
  2. Podemos llegar a un acuerdo. Nos sentaremos todos los miembros de la familia y les explicaremos como nos sentimos ante sus peleas y con sus gritos.
  3. Les preguntaremos como creen que podemos cambiarlo. Muchas veces los niños tienen bastantes ideas.

Técnica de la palabra clave:

  1. Generalmente los niños empiezan jugando y no saben parar, o par el que chincha es muy divertido, y sin embargo, el otro lo pase mal… por eso estableceremos una palabra clase, que cuando un miembro de la familia la pronuncie, significa que debemos parar de chinchar o de molestar.
  2. Es importante que la palabra no sea basta, para… porque es algo que suena muy a menudo. Mi experiencia me dice que lo que mejor funciona son palabras gracias, o los nombres de sus dibujos preferidos. Picatchu ha sido durante muchos años la palabra más utilizada.
  3. La palabra la puede pronunciar cualquier miembro de la familia. Es importante, que el resto sepamos que al oírla debemos de parar o dirigirnos a otra habitación si hace falta para calmarnos.

Si aún así no funciona:

            Seamos realistas, la palabra clave nos va a librar de muchas peleas, pero hay días que los niños están más intensos o alterados y no están dispuesto a parar. ¿Qué hacemos entonces?

  1. Es importante no volver a la dinámica anterior, de nuevo nos pararemos a observar lo que ocurre.
  2. Muy a menudo la pelea forma parte del juego y el que el adulto entre a poner paz a investigar lo que ha ocurrido, preguntando a uno y otro y viendo quien tiene razón, es una parte más del juego. De hecho, a los niños en estos casos poco les importa ser castigados si su a hermano o hermana también le castigan.
  3. Por ello, volveremos a hacer una reunión en la que les explicaremos que sus peleas nos apenan mucho y que como sabemos que a veces no se dan cuenta por eso hemos puesto la palabra clave, para que sepan cuando tienen que parar. Que tienen que aprender a resolverlo ellos, que nosotros no vamos a intervenir.
  4. Pero que en el momento que oigamos llantos, o veamos que lo pasen mal, como vemos que no saben jugar juntos, que por tanto tendrán que separase cinco minutos.
  5. El objetivo de estar cinco minutos separados es que se calmen, que reflexionen y que se echen un poco de menos. En el fragor de la pelea es muy complicado solucionar las cosas de forma asertiva. Por eso es bueno dejar un tiempo para dejar que la intensidad de nuestras emociones disminuya.
  6. Al finalizar el tiempo, entonces les dejaremos que ellos mismos busquen la forma de solucionarlo o de pedirse perdón.

Cuando los niños son pequeños, en esta última parte podemos intervenir ayudándoles a trabajar su inteligencia emocional, mencionado las emociones que han sentido, porqué creemos que han se sienten así y cual podría ser otra forma de actuar en el futuro para evitar que la situación se repita.

Mis hijos tienen 4 y 11 años… ¿a qué pueden jugar juntos? Colaboración con El Correo

La psicóloga Silvia Álava nos da ideas de juegos para que niños de edades dispares se entretengan juntos

Por YOLANDA VEIGA

En esta campaña rara que nos está tocando vivir, los más peques, sin alcanzar a comprender las dimensiones de lo que ocurre, están notando las consecuencias como los adultos. No pueden jugar como antes. Nada de partidos de fútbol ni multitudes en las piscinas y los parques. Esta vez toca jugar entre los hermanos, o con los primos, o con los vecinos cercanos. Dos, tres… cuatro niños a la vez. Pero, ¿es fácil que eso suceda cuando tienen edades muy dispares? ¿Pueden jugar juntos dos hermanos de 4 y 11 años? Y, en caso afirmativo, ¿a qué pueden jugar que les entretenga a ambos?

Siempre va a tener que ser el niño mayor el que se tenga que amoldar un poco al pequeño

Silvia Álava, psicóloga especializada en infancia del gabinete Álava Reyes, nos da unas pautas para ayudar a los pequeños que se sacan una o dos cabezas a jugar juntos. Le planteamos varias situaciones, con casos de edades muy distintas. Y al margen de sus recomendaciones, una advertencia inicial: «Siempre va a tener que ser el niño mayor el que se tenga que amoldar un poco al pequeño. Cuando uno pequeño juega con uno mayor a veces no entiende el juego y nos encontramos con chavales que corren detrás de los mayores aunque no entiendan muy bien de qué va la cosa. Pero se lo pasan bien porque les da la sensación de que están participando».

Dos hermanos de 2 y 5 años

A cuidar muñecos

«Ya pueden empezar a compartir el juego. El de 2 años todavía está en una edad en la que va a jugar junto a su hermano, no con su hermano. No es que haya un juego en el que la interacción vaya a ser entre los dos niños, sino que la interacción es triangular, a través del juguete que hayan elegido. Lo más seguro es que el de 2 se sentará al lado del de 5 y tratará de copiar lo que hace el mayor. Éste, a su vez, le puede dirigir un poco el juego. Podrían estar jugando a cuidar muñecas, a profesores».

Amigos de 3, 7 y 8 años

Al ‘pilla pilla’

«Los de 7 y 8 años pueden tener un juego más complejo, con normas claras, desde juegos de mesa a juego simbólico o dinámicas de ejercicio físico tipo ‘pilla pilla’. El de 3 años va a estar a su lado pero estará corriendo y haciendo cosas parecidas, más imitando el juego de los mayores, que sí estarán jugando. Es importante que los mayores entiendan que el pequeño no puede jugar al mismo nivel que ellos y que le asignen alguna tarea sencilla: ‘tú nos sigues’, por ejemplo. Si hay movimiento puede correr detrás de ellos, que le dejen correr, pero que no sea él el que siempre se la queda porque no va a ser capaz de pillar a ninguno».

Una chavala de 12 años con sus padres

Al ‘Cluedo’ o el ‘Monopoly’

«A los 12 años están entrando en la adolescencia y el tipo de procesamiento ya es más parecido al de un adulto. Pueden tener un desarrollo de pensamiento lógico muy bueno, que es útil, sobre todo, para los juegos de mesa que interesen a ambos: cartas, ajedrez, ‘El Cluedo’ para resolver misterios, el ‘Monopoly’… Y si les ponemos a jugar a los videojuegos van a estar encantados todos. Con los chavales de 12 años se pueden tener conversaciones super interesantes y hay que preguntarles cosas para que vayan desarrollando la lógica».

Dos primos de 6 y 9 años

A disfrazarse e inventar películas

«Pueden jugar a muchísimas cosas juntas porque a los 6 ya hay un desarrollo evolutivo que hace que los niños puedan seguir los juegos de normas y de reglas. Desde los tradicionales juegos de mesa de normas hasta el juego simbólico: inventan que son profesores, que viven en el mar de sirenas… Es una edad muy buena y hay un tipo de juego muy rico con una interacción entre ambos que va a ser bastante parecida. Podrían entretenerse bastante bien. Los juegos de mesa les van a venir bien pero el juego simbólico, de roles… que imaginen películas, disfraces… es una edad genial para eso».

Un niño de 4 con su hermana de 11

La mayor le lleva a caballito

«En este caso, con esas edades tan dispares, la interacción ya no es tan rica. La de 11 juega mucho con uno de 4 años pero tiene que entender que está jugando con él básicamente para entretenerle. Debe saber que le va a tener que explicar todo, que el de 4 no va a saber las normas del juego si es que las tiene, así que se las va a tener que ir diciendo por el camino. Estamos pasándonoslo bien pero el juego lo va a tener que dirigir la de 11 años. Podrían hacer carreras, que la mayor le llevara a caballito… Todo lo que sea juego de contacto físico le va a gustar muchísimo al pequeño y a la de 11 le va a gustar sentirse mayor».

FUENTE: Diario El Correo

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