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¿Es cierto que la biología condiciona la psicología femenina, especialmente en lo referente a la maternidad?

A nivel genético, las mujeres vienen preparadas para ser madres, es por eso que nos es tan difícil quedarnos de brazos cruzados cuando oímos el llanto de un bebé, aunque no sea nuestro, son llamadas de alerta que compartimos con otras especies, como mecanismo de supervivencia.

La intensidad con la que una mujer vive el embarazo, nunca va a ser la misma que la del padre, por muy involucrado que él esté. La mujer experimentará toda una serie de cambios a nivel físico y hormonal que el hombre no tendrá. Los cambios se siguen produciendo después del parto, como la subida de la leche… todo ello, también se producen en los mamíferos, y prepara a la mamá biológicamente para el cuidado del  bebé. Hay estudios científicos que están investigando en qué medida estos cambios afectan al comportamiento de las madres.*

No obstante, en el ser humano además del componente biológico, existe el cultural, el histórico y el social, que tiene un peso que no existe en otras especies.

Aunque es el cuerpo de la mujer el que experimenta los cambios y se prepara para la maternidad, eso no quiere decir, que una vez producido el alumbramiento, la pareja no sea capaz de asumir con la misma entrega y dedicación el cuidado de su retoño.

 

*Estudios, como los de la influencia de la oxitocina en la reducción de la ansiedad ante el cuidado del bebé (John A. Russel, de la Universidad de Edimburgo), o la influencia de esta hormona en la sociabilidad (estudios con ratas de Inga D. Neumann, de la Universidad de Regensburg (Alemania)).

Craig Kinsley, de la Universidad de Richmond, Virginia, EE UU, ha llegado a la conclusión de que la habilidad para conseguir alimentos también mejora notablemente tras el parto, y menciona que “El cerebro de cualquier hembra pone grandes dosis de plasticidad y creatividad al servicio de la reproducción. En otras palabras, las madres no nacen, se hacen”.

 

¿Hay muchas mujeres que se valoran a sí mismas únicamente en función de su papel como madres, es decir, que piensan que es la función más importante que pueden tener en la vida? ¿Es correcto este razonamiento?

Ser madre es una experiencia increíble a todos los niveles, y es muy respetable que para algunas mujeres, se convierta en lo más importante de su vida; pero esto nunca se puede interpretar como una regla que  rige a todas las mujeres, y desde luego el papel de la mujer no tiene porque relegarse únicamente a su función de madre. Se puede ser una buenísima mamá y criar y estar pendiente de sus hijos dándoles todo el amor, todo el cariño, y todos los cuidados necesarios, sin por ello olvidar otras facetas de su vida, como la profesional, sus hobbies o aficiones, sus amigos, su pareja…

 

El modelo de buena madre ¿es causa de frustración?

¿Existe en estos momentos, en países desarrollados como el nuestro, un modelo de “buena madre” (antepone el bienestar del bebé al suyo, se ocupa prácticamente ella sola del niño, abandona su trabajo si le cuesta compaginarlo con la crianza…) que es el único bien visto socialmente y que causa frustración en las mujeres que no consiguen alcanzarlo?

En la sociedad actual a la mujer cada día se le exige más. Existe una gran presión social que puede hacer que muchas mujeres se sientan agobiadas y culpables por no llegar a todo, pues las metas que impone la sociedad pueden ser inalcanzables: ser buena madre, cuidar a los niños, estar pendientes de la casa, demostrar su valía en el trabajo, ser buena amiga, y además estar estupendas, vestidas a la moda y luciendo una buena figura. Esto hace que muchas mamás tengan la sensación de no llegar a todo, se sientan culpables y pueda llegarles a generar frustración no alcanzarlo.

Pero debemos pensar que los estereotipos sociales no suelen ser sinónimo de felicidad y debemos tener en cuenta más nuestros objetivos personales y familiares que lo que “piensen los demás”. Seguir con nuestro trabajo, no es sinónimo de querer menos a nuestro hijo y por el contrario dedicarnos de pleno a su cuidado no quiere decir que hayamos perdido todas nuestras oportunidades laborales. Todo ello es una opción personal, que debe ser conveniente meditada en base a nuestros objetivos personales y familiares, no al qué dirán ni a las presiones sociales.

 

La maternidad ¿exige una dedicación total que perjudica a la mujer en su realización personal y profesional?

La maternidad es una experiencia increíble, pero eso no quiere decir que sea fácil. Cuando el bebé nace, está completamente indefenso y vulnerable, y depende de un adulto que le cuide y atienda sus necesidades. Pero eso no significa que esa tarea la tenga que realizar la madre. Actualmente el padre, tiene la posibilidad de ser él quien pida la baja por paternidad y se encargue del cuidado del recién nacido.

Cuando se termina la baja, llega entonces el momento de analizar la situación y valorar cuál es la mejor opción para el niño: que vaya a una escuela infantil, que se quede con una cuidadora, o que algún otro miembro de la familia (generalmente suelen ser los abuelos) cuide de él. Todas las opciones son válidas, y no tienen ni deben por qué implicar que la madre renuncie a su trabajo y a su realización profesional y laboral.

Una mujer ¿necesita ser madre para sentirse realizada?

¡Por supuesto que no!,  es importante recordar que la felicidad y el sentirnos o no realizados, está en uno mismo y no en los que nos rodea, el hecho de ser madre no trae la felicidad, ni la realización personal, sino que cada uno tiene su propia llave para ser feliz. Una mujer sin hijos se puede sentir, completamente realiza y llena.  ¿Por qué no?

 

Instinto maternal

Al hilo del artículo sobre el Instinto maternal, de la periodista Carmen Machado, publicado este domingo 13 de febrero en el Magazine del Mundo, vamos a profundizar, sobre el instinto maternal.

¿Existe realmente el instinto maternal o es un instinto de protección que posee todo ser humano y que en la mujer está condicionado por las características socioculturales de cada momento histórico?

Se trata sin lugar a dudas de uno de los grandes debates que los científicos se plantean. Está científicamente demostrado que las mujeres vienen preparadas para ser madres, y que tras el embarazo y el parto el cuerpo experimenta cambios fisiológicos para favorecer la crianza y el cuidado del bebé. Lo que ya no está tan demostrado, es que por el hecho de ser mujer, la maternidad sea algo prioritario, o que alumbrar a un hijo garantice el amor hacía ese niño de forma incondicional.

Hoy en día la maternidad puede ser entendida como una opción personal. Desde el punto de vista biológico es importante que nuestros genes queden perpetuados. Psicológicamente, la alegría de engendrar una persona creada a partir de uno mismo, junto con tu pareja, es una de las mayores emociones que se puede vivir.

Instinto Maternal en el Magazine del El Mundo

El domingo 13 ha salido publicada mi colaboración con Carmen Machado para el Magazine de El Mundo sobre el Instinto Maternal

Pequeñas manías nada inocentes (y IV)

CONSEJOS ÚTILES

  • Lo primero que tenemos que hacer es  aceptar que esas pequeñas manías se han instalado como parte de los hábitos cotidianos de nuestra vida.
  • Nos ayudará muchísimo identificar las situaciones en las que solemos realizar ese comportamiento. Para eso podemos utilizar el registro que presentamos en está página.
  • Gracias a esa autobservación realizada con el registro, nos haremos conscientes del ritual que antecede a esa “manía”, y podremos cortar la costumbre en los pasos previos a su realización.
  • Busca acciones que sean incompatibles con las conductas problemáticas, por ejemplo, sal de casa con el dinero justo para lo que tengas que comprar, ponte un pañuelo en el pelo en la situaciones que has comprobado que más te lo tocas, o coloca una señal en el baño que te recuerde que ya te lavaste las manos y que no es necesaria una segunda vez.
  • Solicita ayuda a tus familiares y amigos para que te avisen cuando estás realizando alguna de estas “manías”  y sobre todo para que te feliciten por tus logros.
  • Nuestra principal arma es sin duda alguna el autocontrol y sobre todo potenciar nuestra fuerza de voluntad.

Pequeñas manías nada inocentes (III)

¿Qué puedo hacer para no sentir que tengo que volver a limpiar el baño, tocarme el pelo o comprar determinado artículo?

Realizar una actividad mental que te distraiga. El cerebro se ha quedado “enganchado” en la parte interrumpida del ritual;  por lo que tenemos que “desengancharlo” distrayéndolo con determinados trucos,  como pueden ser: enumerar mentalmente las películas que protagoniza tu actor o actriz favorita, cantar una canción que te guste o incluso repasar las tablas de multiplicar. Cualquier actividad que te distraiga te hará dejar de pensar en eso que no has realizado.

 

Lo que sin duda nos aportará una gran ayuda es realizar un registro como este:

Día/Hora

Situación.

Qué es lo que estaba haciendo, donde y con quién

Conducta problema

Me toco el pelo, es la segunda vez que me lavo las manos, he limpiado el baño por tercera vez en el día….

¿He podido parar mi manía?  
         

 

Pequeñas manías nada inocentes (II)

Hay en muchas familias donde varios miembros realizan exactamente el mismo ritual, ¿es genético?

No, en absoluto, lo que ocurre es que los humanos principalmente aprendemos por imitación, los niños copian la conducta de sus padres, hermanos u otras personas que sean referentes en su entorno.

¿Por qué no nos quedamos  a gusto hasta que no las hemos “terminado”?

Porque la mayoría de las veces, estas ”pequeñas manías” se han convertido en un ritual;  son una cadena de actos que está grabada como una secuencia en el cerebro; de tal forma que ante situaciones similares tienden a repetirse según el orden establecido, y cuando las interrumpimos, el cerebro percibe como extraño nuestro comportamiento, como si lo hubiésemos dejado inacabado.