Prevenir el acoso escolar desde el minuto cero. Colaboración con el diario El País

El problema crece cada año y sufre de un mismo mal: la falta de respeto

CAROLINA GARCÍA Twitter

El acoso escolar es una realidad en nuestro país. Y además, es un problema que crece cada año en torno a una misma pauta de comportamiento: la falta de respeto. Parece difícil educar a nuestros hijos en valores cuando en la televisión, en la radio, en las redes sociales se representa el insulto y la rabia como algo normal. El acoso escolar o bullying, que puede a llevar, en casos extremos, a la muerte del menor, debe ser erradicado.

Esta lacra afecta al 4 % del alumnado, según datos del Ministerio de Educación, que pondrá en marcha este curso 2016-2017 un teléfono gratuito, atendido por psicólogos y que no deja huella telefónica, similar al que está habilitado para combatir la violencia machista, según anunció el Gobierno el pasado agosto. El servicio será también accesible para personas con discapacidad.

La Fundación ANAR, asociación que ayuda a niños y adolescentes en riesgo, dispone del teléfono 900 20 20 10, «número al que los estudiantes pueden llamar con toda la libertad y en el que se aconseja a las víctimas que den a conocer su situación a la familia y al entorno de amigos para que le puedan ayudar», según explican en su web. En el año 2015, su último informe, esta organización atendió 369.969 peticiones de ayuda en toda España, de las que 25.000 referían a algún tipo de violencia escolar. Estos casos crecieron un 75% con respecto al año anterior.

Alumnos

Atajemos el acoso desde el primer día de clase (o antes)

Prevenir el acoso escolar es una labor que los padres deben comenzar en casa. “Deben educar en empatía a su hijo, a ponerse en el lugar del otro; es importantísimo que el pequeño se acepte cómo es y que se guste. Debe aprender a asumir sus defectos”, explica Silvia Álava, psicóloga, escritora y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes. “Además, tienen que trabajar la comunicación asertiva con él, que es aquella que ‘me permite respetarme a mí mismo, respetando siempre a los demás’. Que me ayuda a expresar lo que siento, sin herir a nadie”, prosigue Álava.

Una cuestión también importante es trabajar la relación de confianza con el menor. Muchos pequeños tardan en contar lo que les está ocurriendo, por vergüenza o por miedo. “Si les transmitimos que vamos a entenderles, que les escuchamos, que comprendemos sus problemas, que pueden confiar en nosotros, será mucho más fácil que, si está ocurriendo algo, nos lo cuenten”, añade.

Además, existen algunas pistas que podemos observar en el hogar, en caso de que el niño esté inhibido o sea muy introvertido. “No son síntomas, pero pueden ayudar”, recalca Álava. “Por ejemplo, si el niño está más tristón, si, de repente, sufre cambios drásticos de conducta, como comer mucho o dejar de hacerlo, no puede conciliar el sueño, etcétera. Pero, sin duda, la clave más importante es si, de forma reiterada, el pequeño expresa que no quiere ir al colegio. Repito no son síntomas, son pequeñas pistas”. En el colegio también se pueden dar cuenta de que algo raro pasa. Normalmente, estos menores suelen estar aislados en el patio, en los cambios de clase y su material escolar, sus libros o sus gafas aparecen rotos.

Hay veces en las que los padres se deciden por un cambio de colegio y esto no soluciona nada. Cada niño es un mundo. La experta explica que si el niño solicita de forma reiterada este cambio de centro, hay que pensarlo, aunque “tampoco se trata de decirle al pequeño que tiene que aguantar». El niño necesita contar con habilidades socioemocionales. Los padres deben conseguir, con la ayuda del colegio y en algunos casos de un especialista, que sus hijos sean autónomos, que se sientan seguros y asienten unas bases de comportamiento que consigan que el niño se respete y respete a los demás”, explica la experta.

Cómo actuar cuando sabemos lo que ocurre

“Lo primero que hay que tener en cuenta es que hay que trabajar tanto con los padres del acosado como los del acosador. Normalmente, enfocamos solo los esfuerzos en ayudar a la víctima, pero no reeducamos al acosador, lo que puede llevar a que esta situación se dé con otros niños, que se repita”, explica la experta.

La colaboración del colegio es fundamental. «Casi todos los centros cuentan con un protocolo de actuación en el que se activan distintos puntos que afectan al profesor y a los alumnos, entre otros entornos. No hay que olvidar trabajar con los testigos mudos, que son aquellos que han visto lo sucedido y no lo cuentan. Muchas veces ellos tienen la clave». Y lo que está claro es que ante cualquier agresión verbal o burla, los docentes deben cortar la situación desde el minuto cero, a través de la enseñanza en valores como la empatía, la solidaridad y el respeto a los demás», subraya esta psicóloga.

«Con todo esto, con esta preparación previa, el alumno puede sentir que tiene herramientas y puede enfrentar el problema. Y si ha sufrido acoso, con todo esto, puede tener una nueva oportunidad y creer que las cosas pueden cambiar. Que se siente fuerte», concluye Álava.

EL 75% DE LOS PADRES NO CONTROLA EL MÓVIL DE SU HIJO

Cuando le regalamos un móvil a nuestro hijo, ¿somos conscientes de cómo lo usa? ¿sabemos a los sitios que entra? ¿con quién se comunica? Una última encuesta elaborada por S2 Grupo, especializada en ciberseguridad, asegura que no. Según este informe, el 75% de los padres no hace ningún tipo de control parental del móvil de sus hijos y el 29% regaló a su hijo un smartphone antes de los 12 años. “Los padres no podemos olvidarnos de que también debemos ejercer nuestra función de cuidado en el entorno de las nuevas tecnologías”, ha destacado, en un comunicado, Miguel A. Juan, socio-director de S2 Grupo.

Control parental para evitar el acoso

Los datos expuestos contradicen los temores de los padres. A un 31% le inquieta que su hijo acose a otros pequeños; que envíe fotos íntimas, entre otras cuestiones, y a un 21% le preocupa que su hijo sea víctima de acoso, según explica el texto. El 18% reconoció que su pequeño había sufrido algún tipo de acoso.

Acuerdo entre padres e hijos para el uso del móvil

Para solucionar el problema, S2 Grupo ha creado un contrato en el que se incluyen 18 puntos que intentan hacer una reflexión sobre “tener un uso responsable del móvil”. Entre estos puntos, se encuentran, siempre sin invadir la intimidad de los jóvenes, revisar periódicamente el móvil para comprobar las aplicaciones, la configuración y el estado de seguridad adecuados. Además, incluye términos relacionados con la gestión del tiempo; el envío de fotografías personales o aprender a usarlo de forma correcta en sitios públicos. “Con este acuerdo, buscamos que los más pequeños se den cuenta de que el teléfono móvil no es un juguete ya que pueden exponerse a muchos riesgos como ser víctimas de chantajes o acoso, entre otros”, concluye el texto.

Este Acuerdo entre padres e hijos para el uso del primer teléfono móvil se puede descargar e imprimir desde la página web www.Hijosdigitales.es. 

La vuelta al cole en el Telediario de TVE

Os adjunto el enlace a mi intervención del pasado martes en el Telediario de TVE. Hablamos sobre la adaptación de nuevo a la rutina y «la temida vuelta al cole».

Pincha en la imagen para ir al vídeo, la noticia comienza en el minuto 32.19

Telediario 15h del 060916 - Silvia Álava - Vuelta al cole

Viernes de podcast: ¿Cómo trabajar la Inteligencia Emocional con los niños? Programa Capital Emocional en Capital Radio

Iniciamos una nueva sección los viernes con los podcast de mis colaboraciones. Pincha en la imagen para escuchar el podcast del programa en la web de Capital Radio:

Capital Emocional 4 de mayo 16- Capital Radio - Silvia Álava

Hoy hablamos de La Vuelta al Cole en Las Mañanas de la 1 en TVE

Pincha en la imagen para ver el vídeo

Silvia Álava - La Mañana de la 1

 

Los 7 errores (con solución) más comunes en la vuelta al cole. Colaboración con MujerHoy

Cuenta atrás. Los niños están de los nervios en los días previos al comienzo de curso, no porque tengan ganas de retomar la actividad escolar, sino porque las largas vacaciones de verano han trastocado sus hábitos.

Digamos que el cuerpo y la mente de los «peques» piden «cole» a gritos o lo que es lo mismo, necesitan rutinas, horarios y disciplina.

vuelta al coleEn esta particular cuenta atrás no son poco los adultos que, en lugar de ayudar a los niños a que la vuelta al cole les resulte más llevadera y «preparatoria», provocan con su forma de hablar y de actuar, que se les haga aún más cuesta arriba. Con la ayuda de la psicóloga infantil Silvia Álava Sordo, autora de ‘Queremos hijos felices’ y ‘Queremos que crezcan felices’, repasamos los siete errores más comunes que suelen cometer los padres en el arranque de septiembre:

1. Exprimir al máximo las vacaciones, pero no en el sentido positivo, sino mostrando demasiada laxitud con los horarios: los niños se acuestan tarde, comen a deshora y comen lo que quieren.

  • Solución: Ajustar los horarios y hábitos de forma paulatina a los que tendrán en la etapa escolar. «No sólo hablamos de los ritmos de vigilia y sueño y las comidas, sino también de aquellas tareas que habitualmente hacían solos como vestirse y que, de alguna manera, se han relajado durante las vacaciones», explica la psicóloga.

2. Transmitir mensajes de apatía, angustia o cansancio. En estos días son comunes por parte de los padres, en cualquier tipo de conversación, frases como: «Ay, qué horror la vuelta al trabajo», «Ya se ha acabado lo bueno» y otras expresiones que hacen que ellos se queden con el mensaje de que lo malo es el colegio y trabajar y lo bueno, las vacaciones. «Los niños nos ganan con creces en capacidad de observación. Se dan cuenta de todo lo que pasa y cuando nos oyen hablar sobre un determinado tema captan los mensajes perfectamente, aunque nos creamos que no», explica.

  • Solución: Los mensajes relacionados con la vuelta al cole y al trabajo han de transmitirse en positivo. Serán útiles frases del tipo: «¡Qué bien que vuelvas pronto al cole porque allí te encontrarás con tus amigos de nuevo, les podrás contar lo bien que lo has pasado en verano. Podrás hacer nuevos amigos y este curso aprenderás un montón de cosas que te van a encantar!». La experta comenta que, no se trata de transmitir «el mundo piruleta», pero sí que es importante que todos los mensajes sean realistas, pero optimistas.

3. Dejar los preparativos escolares para última hora. A los niños les transmite mucha más seguridad y tranquililidad que los libros, el uniforme (si lo llevan), la ropa que van a necesitar y el material escolar básico esté preparado días antes del primer día de colegio.

  • Solución: Preparar con varios días de antelación lo que los niños tienen que llevar en el primer día de colegio. Llevar las cosas preparadas no sólo les da seguridad, sino que además les ayuda a que aprendan a planificarse.

4. No dejar que el niño participe en los preparativos. Eso de «Venga, ahí lo tienes todo para cuando vayas al colegio» es un gran error.

  • Solución: Es importante que el niño acompañe al adulto en alguna de las tareas que forman parte de los preparativos (no es necesario en todas, claro), por ejemplo, a recoger alguno de los libros, o a adquirir parte del material, o puede resultar útil y positivo (además de que supone pasar un «momento único» con ellos) que ayude a poner el nombre en los libros o fichas, o a que participe a la hora de forrar o proteger los libros y cuadernos.

5. No aprovechar los materiales o cosas del año pasado. Hay que mostrar a los niños que las cosas tienen un valor material y que es importantes conservarlas y cuidarlas para poder usarlas durante mucho tiempo. Aunque es cierto que en el arranque de curso se suelen comprar muchas cosas nuevas que se necesitan, otras compras son totalmente accesorias.

  • Solución: Mostrar al niño que si, por ejemplo, la mochila o el estuche están eb buen estado, no es necesario comprar otro. Darles ejemplo en ese sentido les ayuda a valorar las cosas y a entender que el dinero no crece de los árboles.

6. Recordarles los errores del pasado. «Acuérdate de la cantidad de veces que perdiste la agenda», «Este año espero que no te castiguen tanto como el año pasado», «Seguro que tendré que comprar este año más pantalones porque eres un desastre y siempre estás por el suelo» son auténticos mazazos para el niño.

  • Solución: Si nos vienen a la mente esos recuerdos, es importante darles la vuelta para transmitirlos en positivo, mostrando la confianza de que lo que trae este año escolar en una mejora en las capacidades, habilidades, actitudes y comportamientos del niño.

7. Llegar tarde el día de la vuelta al cole. El día en el que arranca de nuevo la etapa escolar lo ideal sería que papá o mamá (o los dos) acompañasen al pequeño al centro. En el caso de que sea posible, es importante llegar con tiempo para que el niño pueda saludar a sus amigos, saber en qué clase le ha tocado, intercambiemos saludos y comentarios con otros padres y con la profesora, si es posible. o importante llegar con tiempo, para que el niño pueda saludar a sus amigos, para que se pueda incorporar, saber en qué clase le ha tocado….

  • Solución: Al igual que en otros puntos citados anteriormente la organización y planificación es algo en lo que los adultos debemos darles ejemplo.

Y por último, pedimos a la experta un consejo extra para los padres que están más nerviosos en estos días, aquellos que llevan a sus hijos por primera vez al colegio. «En este caso es importante que cuiden el modo en el que se despiden del pequeño cuando lo dejan en el colegio. Sabemos que cuesta separarse de él, pero es mejor que le lleven de la mano, en lugar de en brazos, que saluden a la profesora con alegría y tranquilidad y que hagan lo más corta posible la despedida. Los padres suelen tener mucha más angustia ese día que los niños. Deben trabajar su rostro, sus gestos y sus palabras para evitar transmitirles angustia o tristeza. Los niños confían en sus padres y si les ven tristes interpretarán que el lugar en el que les dejan no es lo mejor para ellos», explica.

Podcast: Hablamos del primer día de colegio con Alfredo Menéndez, en Las Mañanas de RNE

Hoy en Las Mañanas de la RNE hablaremos del primer día de colegio. Pincha en la imagen para escuchar el podcast. La intervención comienza en el minuto 24.40:

Las mañanas de RNE

 

 

 

 

 

 

5 señales que indican que tu hijo es impulsivo. Colaboración con Guiainfantil.com

A medida que el niño crece, va ganando autonomía y es capaz de guiarse por lo que él quiere y no por lo que desean los demás, puede gestionar la frustración, y se puede razonar con él.

Sin embargo, algunos niños tienen problemas para autocontrolarse y son demasiado impulsivos en su vida diaria. Pero, ¿cómo saber si el niño es impulsivo?

Claves que indican que el niño es impulsivo

1- Cuando está enfadado no es capaz de calmarse: podemos utilizar la regla del minuto, un minuto por edad. Si por ejemplo, el niño tiene 5 años y después de 5 minutos no ha sido capaz de calmarse, es un indicativo de su impulsividad.

2- No es capaz de respetar las reglas de un juego: a partir de los 6 años, los niños ya son capaces de seguir las instrucciones y las pautas de un juego, si por el contrario, intenta imponer su opinión a toda costa, monta rabietas si pierde, se salta las normas o quiere hacer trampas.3- Cuando quiere algo, no razona: si el niño desea algo y en ese momento no lo puede tener o no se lo queremos dar y monta una rabieta para lograrlo y además, esta es desproporcionada para el asunto en cuestión, tanto en la intensidad, como en la duración.

4- Protesta en exceso: si le pedimos algo que no entraba en sus planes y protesta en exceso e incluso llega a gritar o llorar, nos indica que el niño es impulsivo.

5- No sabe esperar: podemos observarle cuando juega. Si, por ejemplo, está con la consola o la tablet y al comenzar el juego no puede esperar a leer las letras que salen o a conocer las instrucciones y comienza a apretar todos los botones con ansia porque necesita comenzar el juego cuanto antes, nos da una pista.

Vídeo para aprender a manejar la impulsividad de los niños

La muerte de un hijo no se supera nunca, se integra en la vida de los padres. Colaboración con el diario ABC

Consejos de los expertos para asimilar este tipo de fallecimientos

Duelo por la muerte de un hijoLa muerte de un hijo nunca está en el guión de la vida de un padre. Las personas estamos preparadas para asistir al fallecimiento de los padres, pero no de los hijos. Perder a un hijo para siempre es algo que va contra natura, que rompe los esquemas de una familia y que provoca un gran estrés físico y emocional muy difícil de evitar. La situación se agrava cuando los padres se sienten responsables y sufren un intenso sentimiento de culpa al entender que la seguridad de los hijos es competencia de ellos.

Eso, al parecer, le debió pasar al padre que este martes en la comunidad de Madrid decidió suicidarse pegándose un tiro con una escopeta en el mismo lugar en el que el día anterior murió su hija por un accidente de moto, moto que él le regaló.

Hay personas sufren un verdadero choque emocional, que no aceptan el fallecimiento de un hijo. Se piensa que lo que ha ocurrido no es real. Solo hay dolor, rabia, ira, desesperación… Por eso es importante, según explica la psicóloga Silvia Álava, del Centro de psicología Álava Reyes, que en los primeros momentos los padres estén siempre acompañados por otras personas muy cercanas. «No se puede relativizar la muerte, es un asunto muy delicado y difícil de asimilar —asegura—. Por ello, hay que llorar, y mucho, porque hay que airear los sentimientos. Sin embargo —advierte— cada persona lo hace de una manera diferente, cada uno necesita su tiempo, y las personas que les rodean no deben agobiar, solo acompañar».

Aprender a vivir con la ausencia

Según esta psicóloga hay que ser realista. «La muerte de un hijo no se supera nunca, sino que se integra en la vida de los padres. Es un trauma y hay que aprender a vivir con ello. Y se puede hacer y, aunque al principio parezca imposible, también se puede llegar a ser feliz con el paso del tiempo».

Apunta que la ausencia de un hijo se asimila. «Hay que dejar pasar tiempopara que los sentimientos de tristeza y dolor pasen a ser de nostalgia».

Esta especialista explica que los padres no pueden encerrarse. Poco a poco deben recuperar su rutina de vida y volver al trabajo, a centrarse en los otros hijos, a llevarles al colegio y a sus actividades extraescolares, incluso volver al gimnasio o salir con amigos. «El paso del tiempo es un gran aliado».

También es importante tener en cuenta que durante el duelo, la relación de pareja puede verse afectada porque se ha dañado la ilusión y el proyecto vital familiar. Esta situación puede producir desajustes entre los padres. Según la psicóloga clínica Susana de Cruylles «es necesario hablar y expresar las emociones, pedir lo que uno necesita y atenderse mutuamente. Asegura que igual que los padres se ponen de acuerdo en la formacion de la familia y en la educacion de los hijos, «deben intentar hacer este proceso juntos, llegando a acuerdos y respetándo los ritmos de cada uno. Los rituales de despedida y muerte propios de cada sociedad, como misas o funerales, suelen ayudar en este proceso».

«La culpa y el reproche —prosigue esta psicóloga que atendió a familiares de las víctimas del 11-M y del accidente aéreo de Spanair en Barajas— es un sentimiento que aparece con frecuencia cuando un ser querido muere, y aún es más habitual en la muerte de hijos por la responsabilidad de un padre hacia un hijo. Lo ideal es hablarlo y expresarlo, pero si no se puede compartir en pareja porque hay mucho dolor, se debe pedir ayuda profesional».

FUENTE: Diario ABC

Depresión postvacacional y vuelta al cole. Colaboración con Noticias Cuatro

Os adjunto el vídeo del reportaje de Noticias Cuatro sobre la llamada depresión postvacional, en el que tengo el placer de participar:

¿Deben los padres violar la intimidad de los hijos? Colaboración con el diario El Mundo

VigilanciaEspiar o no espiar, ésa es la cuestión. Las palabras del juez de menores, Emilio Calatayud, en las que animaba a los adultos a inspeccionar los móviles de sus vástagos han abierto un intenso debate entre partidarios y detractores de ejercer esa vigilancia sobre los nuevos dispositivos tecnológicos.

«Creo que hay que violar la intimidad de nuestros hijos. Antes, nuestros padres nos registraban los cajones, ahora hay que mirar lo que hacen con el móvil… El caso es que no nos pillen». Así de claro lo dejaba el juez de menores Calatayud en una entrevista con ELMUNDO. Muchas personas han alabado la valentía del juez al poner sobre la mesa un tema que trae de cabeza a numerosas familias. Otras, por el contrario, han considerado sus palabras «peligrosas» por intentar convertir la vida de los jóvenes en una especie de Gran Hermano.

Lo cierto es que las declaraciones de Calatayud han servido de bálsamo para bastantes progenitores que se sentían culpables o que se lo pensaban dos veces a la hora de coger a hurtadillas el móvil de sus vástagos y que ahora han visto legitimados sus deseos de espiar a los retoños. Pero, ¿es ético vigilar los móviles de los niños?

«Sí, yo lo he hecho. Creo que hay que darles confianza, pero cuando empezaron con los chats y todos esos rollos, preferí vigilar», confiesa Silvia, madre dos hijos de 14 y 13 años. «Yo no les he espiado pero de vez en cuando sí que les pregunto y les exijo que me lean y me enseñen qué escriben y con quién están wasapeando. Y si fuera menos complicado quizá les cotillearía sus móviles», añade Raquel, con tres criaturas a sus espaldas.

Para la psicóloga Silvia Álava vigilar el móvil de los niños no supone una violación de la intimidad. A su juicio, la mayoría de las veces los menores se dedican a colgar fotos y mensajes en las redes, luego ya no estaríamos hablando de la esfera privada, sino de la pública: «Esto no es lo mismo que leer un diario. No se trata de la intimidad puesto que los contenidos se convierten en algo público».

Una herramienta que se les queda grande

Por su consulta han pasado numerosos chiquillos que se metieron en líos por no saber manejar correctamente las redes sociales: «En algunas circunstancias, los chavales no miden los efectos que tiene subir una imagen. En el momento en el que la foto está colgada, pierdes el control y esa imagen ya no es tuya. A veces, la herramienta se les queda grande y no miden las consecuencias de sus actos. Por eso es importante formar a los hijos y decirles qué se puede subir y qué no; con quién se puede hablar…», asegura esta psicóloga, autora del libro Queremos hijos felices.

Desde el ámbito policial también ven con buenos ojos la propuesta del juez Calatayud. De hecho, en las conferencias que imparten en los institutos, los agentes ya advierten a los alumnos de que deben dejar que los adultos les revisen el móvil, ante las quejas de los asistentes.

«Estoy totalmente a favor de que se haga ese tipo de control. No se trata de violar la intimidad, sino de velar por su seguridad. Cuando llegan los problemas, la responsabilidad legal hasta los 18 años es de los progenitores. Para prevenir es mejor vigilarles», asevera Jorge Pérez, subinspector de policía de las Unidades de Prevención, Asistencia y Protección (UPAP) especializadas en violencia de género.

En ocasiones, los jóvenes incurren en delitos aunque no sean conscientes de ello. Por eso, los policías les alertan en las charlas: «Ojo, que si comienzan los insultos y las vejaciones por whatsapp estamos cometiendo un delito».

La edad mínima para poder usar whatsapp está fijada en los 16 años y en otras redes sociales, en los 13; unas normas que muy pocos respetan, ya que la etapa en la que empiezan a tener móvil es cada vez más temprana. De hecho, este dispositivo se ha convertido en el regalo estrella de las comuniones, que se celebran cuando los niños cumplen 9 años.

La preocupación de la Policía es tal que incluso ha propuesto un contrato para que adultos y menores de 13 años fijen unas normas de uso responsable del teléfono móvil. Entre las reglas establecidas por la Policía figura la de que el joven comenzará a usar las redes con sus mayores y configurará con ellos, las aplicaciones y juegos y la de que el «nuevo usuario debe asumir que sus padres deberán conocer sus códigos de acceso y contraseñas para poder ser supervisados».

Los profesores también valoran de manera positiva que exista un cierto control, siempre que haya un equilibrio entre la protección del menor y la mera curiosidad: «El problema están en delimitar dónde termina el derecho a la intimidad de los menores y dónde empieza la responsabilidad de los padres. La tutela legal es de los progenitores y existe la obligación de proteger a los hijos. Los niños de ahora son muy vulnerables y se dejan seducir fácilmente. Por ejemplo, muchos casos de pederastia empiezan con mensajes a menores. Si los padres hubiesen espiado sus teléfonos móviles, a lo mejor se hubieran podido evitar», opina Felipe de Vicente, presidente de la Asociación Nacional de Catedráticos de Instituto.

Como botón de muestra, el caso de una madre que relató en un blog en el Huffington Post que revisó el móvil de su pequeña y lo que vio le dio «escalofríos». Descubrió que el padre de un amigo del colegio le enviaba mensajes a todas horas y le invitaba a dormir a su casa. La madre tomó cartas en el asunto y avisó a la policía, al director del colegio y a las otras familias, pese a que su hija la odió durante meses.

Mientras crece la inquietud de las familias, proliferan las aplicaciones para monitorizar los móviles de los menores. Una de ellas es Ignore no more, que fue creada por Sharon Standifird, una madre de Texas harta de que su hijo nunca contestase a sus mensajes. Esta aplicación permite bloquear a distancia el teléfono del joven si no contesta a las llamadas paternas. No es la única porque las hay de toda clase y condición: para ver qué tipo de mensajes envía, a qué lugares va y con quién, qué páginas web visita…

En contra de un Gran Hermano

Sin embargo, muchos expertos están en contra de convertir la vida de los adolescentes en un espionaje constante. Precisamente, la mayoría de ellos recurre a los móviles y a las redes porque es el único espacio donde no tienen la presencia constante de un adulto.

«Antes, nosotros podíamos bajar a la calle o a la plaza. Ahora, en esta sociedad sobreprotectora no les dejamos. Las redes sociales se han convertido en el nuevo espacio público de los jóvenes y en su válvula de escape», afirma Javier González-Patiño, psicólogo e investigador en educación y medios digitales.

En su opinión, los chavales tienen necesidad de relacionarse más allá del control de una persona adulta y ese deseo debe ser respetado. González-Patiño critica quesiempre se ponga el acento en los peligros de las redes, pero nunca se destaquen los aspectos positivos como su lado creativo o las posibilidades de participación que proporcionan: «Nunca hasta ahora los adolescentes habían podido ser tan visibles en la vida pública».

Además, considera una paradoja que se hable de espiar cuando existe unasobredocumentación de la vida infantil: «¿Para qué vamos a instalarnos programas de rastreo cuando tenemos más información que nunca de lo que hacen los menores?», se pregunta.

Luis Muiño, psicoterapeuta y escritor, también se opone a la idea de Calatayud: «No creo en el espionaje ni en una sociedad convertida en Gran Hermano. La tentación la tenemos todos, pero no es una buena táctica. Si tienes que llegar a espiarles sin su consentimiento, algo está fallando en la educación. Hay que confiar en ellos, aunque sea difícil».

En lo que sí coinciden tanto él como el resto de los expertos consultados por ELMUNDO es en la necesidad de dar una formación básica a los hijos cuando empiezan a navegar en Internet.

No se trata de soltarles una charla para cumplir el expediente sino de acompañarles, aprender las herramientas, crear juntos las cuentas en las redes,comentarles que nuncan den sus datos personales ni chateen con desconocidos ni compartan fotos íntimas u ofensivas… En definitiva, igual que se enseñan modales en la vida real se deben impartir unas normas de educación para la virtual. Al fin y al cabo, la formación suele ser más efectiva que la vigilancia.

FUENTE: Diario El Mundo