Juegos que nos ayudan a enseñar esfuerzo y perseverancia a los niños

Potenciar la valentía y la persistencia en los niños podrá dejar un poco de lado la competitividad que puede ser dañina para ellos

A veces pensamos que debemos enseñar a los niños a ser competitivos, ya que, de este modo, garantizamos que sea exitoso a lo largo de su vida. Ahora conocerás los juegos que nos ayudan a enseñar esfuerzo y perseverancia a los niños, para desterrar la arraigada y vieja creencia de que si no enseñamos a los niños a ser competitivos no van a conseguir nada en la vida, aunque esta afirmación es poco válida, pues la competitividad no garantiza el éxito. Además, fomentarla puede tener grandes consecuencias en el desarrollo de los niños.

https://youtu.be/MZaTpKZ51gA

Ideas de juegos para fomentar el esfuerzo y la constancia en los niños

Juegos que nos ayudan a enseñar esfuerzo a los niños

Como bien sabes, el juego es una de las herramientas más poderosas que tenemos los padres y las madres a la hora de fomentar valores en nuestros hijos y no es diferente cuando queremos educarles en el esfuerzo más que en la competitividad. En este sentido, hay una serie de estrategias que podemos utilizar cuando estamos jugando en familia.

Un primer paso para fomentar el esfuerzo en los niños y ayudarles a tolerar mejor la frustración es no dejarles ganar siempre. Eso tampoco quiere decir que debamos ser excesivamente duros con ellos. Se trata de encontrar un equilibrio en el que los niños no vean su autoestima afectada, pero que tampoco crean que siempre van a ganar.

Para lograr lo anterior de manera efectiva, los juegos de mesa y los deportivos son los que mejor enseñan a nuestros hijos a ganar y a perder. Es decir, a través del juego diario podemos fomentar el valor del esfuerzo y también la persistencia para obtener lo que se desea. Los niños aprenden de manera efectiva muy rápidamente a través de la imitación y eso lo obtienen con el juego.

Un ejemplo de este esfuerzo es el que se da cuando los niños aprenden a ir en bici: primero deben ir en triciclo, luego ya con los ruedines y, por último, sin pedales. En este caso, por ejemplo, es importante hacerles ver a los niños que no porque se caigan una vez, ya deben dejar la bici de lado. Todo lo contrario: deben esforzarse y, finalmente, conseguirán ir en bici como auténticos profesionales. Así, les enseñamos que equivocarse está bien y que debemos aprender de los errores.

Otro ejemplo es cuando estamos jugando a un juego de mesa. Cuando los niños van perdiendo, es muy posible que se enfaden y que empiecen a protestar, incluso a tirar los tableros y alejarse de la zona de juego. En este caso, es relevante hacerles ver que, cuando ellos van ganando, no se quejan, pero que no hacen lo mismo cuando es al revés. Así que debemos trabajar con ellos para que aprendan a reconocer y a gestionar sus emociones, a la vez que les hacemos ver que lo importante no es ganar, sino pasar tiempo con la familia.

Aun si con esta reflexión el niño no cambia de actitud, es muy saludable darle un tiempo fuera del juego para que gestione esta emoción negativa que está sintiendo. En ningún caso, sin embargo, los padres debemos parar el juego, ya que esto le daría el poder al niño de decidir cuándo empieza y cuándo acaba el juego. Es dejarle claro que solo se trata de un tiempo fuera.

Valorar el esfuerzo que hacen nuestros hijos es fundamental para que estos crezcan en valores como la perseverancia. Hacerles ver que en la vida todo es una competición y que solo siendo los mejores llegarán al éxito es un error de muchos padres que, lejos de ayudarles a ser exitosos, solo mina la autoestima infantil y destruye los vínculos familiares.

Por qué NO se debe fomentar la competitividad en los niños

Por qué no fomentar la competitividad en los niños

La competitividad, lejos de ayudarnos a ser los mejores, tiene graves consecuencias, sobre todo, en el desarrollo infantil. Por un lado, exigir a los niños mucho y educarles para que sean competitivospuede llevar a una gran falta de autoestima. Cuando un niño ve que es incapaz de cumplir con lo que se espera de él, siente que no tiene la capacidad suficiente para realizar las tareas que se le encomiendan y se ve minimizado.

Por otro lado, esta sensación de no poder cumplir con lo que le exige, puede afectar al vínculo entre padres e hijos, ya que estos se sentirán alejados o poco valorados por sus figuras de referencia. A los niños se les queda la idea grabada de que sus padres solo los querrán si siempre sobresalen en la escuela, en el deporte o hasta en casa, por ejemplo.

Las comparaciones también merman a los niños y más cuando son entre hermanos. Situaciones como: ‘Tu hermano ya obtuvo una medalla en atletismo y tú llegas en último lugar’, lejos de estimularlo a mejorar puede mermar en su autoestima, ya que al compararlo el niño pensará que valoran más a su hermano o a cualquier otra persona por los resultados obtenidos y no por sí mismo.

Para evitarlo se debe dejar de lado la competitividad como recompensa o como el único camino para ser reconocido como alguien exitoso. El éxito de los niños se mide de distintas maneras, quizá un pequeño sobresale más en matemáticas pero para las manualidades no es experto y habrá otros que en el arte encontrarán mayores logros que en los deportes. De ahí que la competitividad entendida como camino para triunfar está mal aplicada.

Los valores que SÍ se deben potenciar: la perseverancia y el esfuerzo

Potenciar el esfuerzo y la perseverancia

Los especialistas siempre recomiendan centrarse en el proceso y valorar el esfuerzo, más que en el resultado final. Así, es importante que los padres dejemos de poner el foco en el ‘tienes que ganar’ y cambiarlo al ‘vas a esforzarte’. Del mismo modo, debemos reforzarles la idea de que confiamos en ellos, de que sabemos que van a hacer todo cuanto puedan para conseguir lo que se proponen. Sin embargo, también debemos reforzarles la idea de que no siempre van a ser los primeros en todo. Y está bien…

Adicionalmente, también debemos enseñar a nuestros hijos a identificar la sensación de orgullo que nos invade cuando hacemos las cosas bien hechas, independientemente del resultado final. Esta emoción de orgullola sensación de satisfacción es de energía alta y hará que los pequeños de la familia se sientan mucho mejor aún cuando no consigan ser los primeros.

Hacer énfasis en que lo que logren es por su propio mérito, por sí mismos y que es el resultado de su propia persistencia, que no importa si ganan una competencia o si no sacan una nota sobresaliente en algún examen o materia del cole. Los niños que comprenden que sus logros son resultado de su propio esfuerzo entienden que es el camino para aprender a valorarse a sí mismos.

Estos dos valores son los que deben fomentarse siempre en los niños y no porque la competitividad en sí misma sea mala, no, pero entendida como la única manera de llegar al éxito es lo que no beneficia a un pequeño que aún está desarrollándose, porque afectará su manera de tolerar la frustración y siempre tendrá la sensación de no poder complacer a quienes le presionan. ¡Evítalo siempre!

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‘Telefonofobia’, la ansiedad de los jóvenes a hablar por teléfono

Antes descolgábamos el teléfono y marcábamos el número para hacer una llamada. Ahora con un simple ‘clic’ enviamos el mensaje que queremos y respondemos cuando queremos. La manera de comunicarnos cambia generación tras generación. Y eso hace que algunos jóvenes sufran «telenofobia», ansiedad que nos puede producir el hablar por teléfono.

Los tiempos cambian, y cómo no, la manera de comunicarnos. Antes levantábamos el teléfono y marcábamos el número para contactar con un familiar o amigo. Ahora con un simple ‘clic’ decimos lo que queremos a nuestros conocidos. Escribimos cuando queremos pero también respondemos cuando consideramos oportuno. Cada vez más jóvenes rechazan las tradicionales llamadas y optan por mandar un mensaje de texto. Algunos por comodidad, otros en cambio, porque descolgar el móvil les produce ansiedad. Esto es la «telenofobia«.

Miedo a coger el teléfono

El miedo a coger el teléfono es una realidad cada vez más común entre las personas jóvenes. Y no tan jóvenes. Se llama «telenofobia» y este fenómeno ocurre porque consideran que es una pérdida de tiempo. Pero también porque creen que hay otras formas de comunicarse más directas y efectivas. Pero a veces este rechazo a una llamada puede llegar a provocar ansiedad. Con síntomas como náuseas, hiperventilación y ataques de pánico en los casos más extremos. No son casos aislados, esto le pasa a 7 de cada 10 ‘millennials’ y a 4 de cada 10 ‘boomers’.

Hablamos con los jóvenes

En Antena3 Noticias salimos a la calle para hablar con los más jóvenes. Encontramos un par de casos en los que – aún en 2023 – prefieren seguir hablando por teléfono. Existen pero son una minoría. El resto nos asegura que en cuanto les llaman hacen como que ni lo han visto. “Ni lo miro, rechazo directamente la llamada”, “Estas tranquila y no te apetece contestar”, así argumentan por qué no cogen la llamada dos veinteañeros. ¿Y entonces cómo salir de esta? Nos responden otros universitarios con los que damos. “Escribo un ‘whatsapp’ y digo que no podía” o “digo que no lo he visto o que no he podido cogerlo justo en ese momento”. Excusas que todos hemos utilizado en algún momento.

¿Qué dicen los psicólogos?

El ‘smartphone’ se ha convertido en el centro de sus vidas. Se comunican con el móvil, eso sí, a su manera. Los jóvenes y adolescentes ya casi no llaman. Las aplicaciones y las redes sociales se han convertido en su nueva arma de guerra. Y la pantalla en su escudo. “Mientras yo estoy manteniendo una conversación escrita, o a través de una red social, yo controlo lo que digo. Sin embargo, con una conversación real, cara a cara o telefónica, dejo de controlar”, nos explica la Doctora en Psicología Silvia Álava.

Adiós al tú a tú

Como toda arma de guerra la tecnología también tiene sus riesgos. Sin darnos cuenta se están perdiendo muchas cosas. Y muy importantes. Es el trato cercano, el tú a tú. Nos lo aclara el psicólogo Juanan Tejero. “Al escuchar el tono de voz yo puedo demostrar que estoy enfadado, que estoy triste, que estoy preocupado. Y eso de alguna forma me identifica. Pero en muchos casos yo lo que no quiero es que me identifiquen. Lo que yo quiero es mandar un mensaje que la otra persona tenga que interpretar”. Pero donde hay que interpretar puede haber doble lectura. Ya sabemos que la doble lectura puede llevarnos a la confusión. Y entonces no nos quedará más remedio que descolgar el teléfono y llamar para para aclararlo y pedir perdón.

FUENTE: Antena3.com

3 de cada 10 niños se sienten tristes por efecto de la post pandemia

La pandemia acrecienta los malos hábitos entre los niños. En muchos casos, el elevado uso de las pantallas está detrás de que «duerman menos y coman peor», explican los expertos a COPE

Cada vez más niños y adolescentes se sienten tristes, infelices o preocupados. Hemos pasado del 19,5% en 2019 al 32,2% en 2022, concluyendo que los hábitos saludables de los niños relacionados se han deteriorado de forma relevante en los últimos tres años. Son los resultados de la segunda edición del estudio ‘PASOS’ de la Gasol Foundation, para el que se han evaluado casi 3.000 niños y adolescentes de 8 a 16 años de más de 200 centros educativos repartidos por toda España. Un informe que nos alerta del creciente número de niños y adolescentes que no se sienten bien a nivel emocional tras la pandemia de la COVID 19.

Según los expertos consultados por COPE, esta tristeza comenzó durante la pandemia y se ha ido agravando con los problemas que se han sumado en los últimos años.

Así lo explica Silvia Álava, Doctora en Psicología Clínica y de la Salud: “tenemos una sociedad que no facilita la salud mental, porque resulta que las circunstancias cada vez se complican más. Hemos tenido una pandemia, una guerra, tenemos la inflación por las nubes y una vida que no facilita esa salud mental, pero esa parte de gestionar que los niños y las niñas tengan herramientas para sentir que pueden afrontar con éxito su día a día no la hemos mejorado. Entonces quizás tenemos que poner el foco ahí, en que “se nos ha olvidado dotarles de esas herramientas y capacidades” para superar los pequeños problemas del día a día.

Disminución de las horas de sueño en favor de las pantallas

Prácticamente la mitad de los niños y adolescentes españoles no cumple con las horas de sueño recomendadas, y el porcentaje ha aumentado casi un 6% desde 2019. Lo más aconsejable es que los niños de 6 a 13 años duerman entre 9 y 11 horas cada noche. Mientras que, para los adolescentes de entre 14 a 17 años se recomienda un descanso de entre 8 y 10 horas de sueño diarias.

Uno de los aspectos que más ha interferido en la reducción de las horas dedicadas al sueño ha sido el uso de las pantallas y el tiempo que pasan los niños pegados a ellas. Pantallas de dispositivos como ordenadores, móviles, tabletas y televisiones que cada vez están más presentes en la vida de los menores de edad. Un hecho que se traduce en más de 3 horas al día entre semana (superando la recomendación de un máximo de 2 horas) y casi 5 horas durante los fines de semana.

La comparación entre los datos prepandemia y los actuales es muy significativa

El porcentaje de niños que incumplían la recomendación del uso de pantallas entre semana en 2019 era del 54 por ciento, mientras que en 2022 alcanzó el 64 por ciento. En el caso de los fines de semana también ha habido un incremento, pero no tan elevado.

En 2019, el 79 por ciento incumplían esta recomendación, frente al 83 por ciento de los últimos datos. Así lo valora para COPE Álava: “hay hábitos que son fundamentales, pero lo primero de todo es dormir las horas necesarias. En ese sentido las pantallas han pasado factura porque, ¿cuántos niños y adolescentes ven pantallas por la noche? un porcentaje muy elevado, cuando sabemos perfectamente que su uso interfiere en el descanso a la hora de conciliar el sueño”.

Casos reales

Todos estos datos se ven reflejados en casos reales como el de Sonia Navas. Es la madre de Natalia, una niña de 12 años que como muchos de sus compañeros de clase, pasa demasiado tiempo delante de las pantallas: “precisamente, hemos ido a la médico para la revisión de los 12 años hace unos días y nos ha echado la bronca a la niña y a mí también. Que más de dos horas en pantallas no deben estar, que eso es muy perjudicial a la hora de la concentración y muchísimo más a la hora del descanso”. Pero no es algo que le pase solo a Natalia, su madre asegura que es algo extendido: “si es por ellos estarían a todas horas con las pantallas de los dispositivos móviles o los ordenadores. Incluso por la noche. Así que hay que buscar otras inquietudes, ya sea alguna extraescolar o quedadas con compañeros, para disuadirles un poco de tantas pantallas”.

Deterioro de la actividad física y empeoramiento de la alimentación

Hasta el momento, los resultados relacionados con el ejercicio físico son preliminares y el consorcio PASOS continúa recogiendo datos para conocer con mayor precisión la actividad física de los menores en España. Sin embargo, ya se ha constatado que el promedio del tiempo dedicado a estas prácticas ha disminuido en 23 minutos diarios desde el 2019, incumpliendo el promedio recomendado de 60 minutos diarios de actividad física moderada o vigorosa para niños y adolescentes.

Además, el bienestar físico también implica conocer el tipo de alimentación que sigue este grupo de edad en nuestro país. La adherencia a la dieta mediterránea se está deteriorando. Tan solo el 36,7 por ciento de niños y adolescentes tienen un nivel de adherencia alto a la dieta mediterránea, la mejor dieta del mundo según la clasificación de la revista estadounidense ‘US News & World Report’.

El estudio revela un deterioro general en la calidad de vida de los más jóvenes. 

Un hecho que demuestra la necesidad de seguir reforzando las intervenciones que contribuyan a promocionar un estilo de vida saludable entre los más jóvenes: “tenemos que actuar en dos ámbitos. En la prevención y promoción de la salud, implantando programas de educación socio-emocional acompañado por la familia, pero luego también incrementando el número de psicólogos clínicos en el sistema nacional se salud para que se pueda atender a todos aquellos niños y niñas que ya vemos que necesitan ayuda”, explica Álava.

El Colegio Oficial de Psicología de Madrid estima que el Sistema Nacional de Salud cuenta con unos 550 Psicólogos Clínicos en el ámbito infanto-juvenil. 1 por cada 100.000 niños y adolescentes y los psicólogos reclaman una mayor inversión para ayudar en esta problemática.

FUENTE: cope.es

«Las personas felices no están alegres y contentas todo el tiempo»

Desmontamos los mitos de la felicidad de la mano de ABC Bienestar

Por Melissa González

Las personas felices tienen una sonrisa en la cara. También son amables, alegres y se muestran contentas. Quizá siempre tienen una buena respuesta para todo e incluso son difíciles de enfadar. Un hueso duro de roer lo llaman, ¿no? Lo cierto es que no… Alguna que otra definición coincidirá con los rasgos de alguien feliz, pero la verdad es que esto es un mito, según Silvia Álava, psicóloga autora de ‘ Por qué no soy feliz‘.

Para la experta en psicología la felicidad está en las pequeñas cosas, en saber valorar lo que tenemos cada día, en ser conscientes de cuánto bueno nos rodea: «Tenemos que pensar que las personas felices no son personas que están alegres ni contentas.about:blank

Ese el primer mito que hay que desterrar». La felicidad, al parecer, tiene más que ver con otra cosa… Silvia Álava habla de saber afrontar emociones que nos nos gusta.

Los optimistas y el realismo

«’Los felices’ entienden que, cuando sienten una emoción desagradable o que están viviendo un día malo, esto también pasará, es decir, no ven los malos momentos como algo que sea muy grande y tremendo en lo que haya que estar ahí anclado», añade. Por tanto, es importante experimentar todo tipo de emociones, la clave está en saber que solo se trata de eso, de un momento malo o, a lo sumo, de una etapa que es así, pero no es en ningún caso un fallo o una derrota.

Por otro lado, la experta cuenta que aquellas personas que se definen como optimistas «no significa que piensen que todo va a ser bueno» y va a ir bien; vaya, todo fantástico. Cuando se habla de optimismo en psicología «confiamos en que podemos pensar que las cosas, con el factor compromiso, pueden mejorar. Siempre desde el realismo».

«Las personas optimistas piensan en qué hacer ante cada situación que se les presente. Establecen un plan a y uno b y no se quedan rumiando cuando las cosas no salen como las esperaban. Hay emociones desagradables que están ahí y aparecen de vez en cuando y eso no es una derrota, así que el optimismo no es que va a ir bien, es que ante los problemas, hacen un estudio, desde el realismo, y un plan de acción establecido», cuenta. Cuando hay problemas que no se pueden mejorar, entonces en lo que se centran es en afrontar ese problema desde la emoción. ¿Qué emociones desagradables me genera esto que estoy viviendo? ¿Qué hacer para llevarlo un poco mejor?

Las pequeñas cosas siguen ahí

Nos gusta soñar a lo grande y, quien más quien menos, nos olvidamos a veces de todo aquello que tenemos cerca, que nos aporta mucho y que, por el simple hecho de estar ahí, no le damos la importancia que merece. El secreto de las personas felices reside en todo lo contado anteriormente, seguir ante las adversidades y el realismo, pero también pasa por valorar.

«Hay que aprender a valorar las pequeñas cosas del día a día, las que nos hacen felices. Por ejemplo, los que vivimos en Madrid vemos que tiene un trafico muy malo pero, ¿y el cielo y la luz que tienes? Lo habitual es que veas el sol entrar por la ventana, y eso a mí me ayuda a incrementar mi felicidad», confiesa Silvia Álava.

Leer un mensaje de alguien que nos dice algo bonito, avanzar en el proyecto en el que trabajas… ¡Cualquier cosa puede alegrarnos el día! El psicólogo Martin Seligman recomendó hace tiempo apuntar tres momentos agradables del día, para así ser más conscientes de lo que vivimos y no centrarnos en lo desagradable porque si no parece que solo ponemos el radar en lo desagradable. En conclusión, recomienda agradecer «esas pequeñas cosas» y poner el foco para aprender a valorarlo.

FUENTE: abc.es

Tratamos el tema de la «Abstemofobia» en el programa Hablando Claro de TVE

Una escena común en nuestros días es la de grupos de personas bebiendo en la barra del bar, en una terraza o en cualquier reunión. Sin embargo, las personas que no beben alcohol se enfrentan a la presión social. Son abstemios en un mundo en el que el alcohol ocupa en mayor o menor medida un lugar esencial en cualquier celebración.

Hemos dado al alcohol un poder organizativo de la vida en sociedad, donde es un premio, una válvula de escape emocional y el principal vehículo de socialización.

La incitación a su consumo es normal en nuestra sociedad. Expresiones como «Vamos a tomar unas cañas», sustituyen a «vamos y me cuentas qué tal estás» o «vamos a charlar un rato»…, lo que nos da una idea del grado de normalización en nuestro vocabulario.

Por ello, los que no beben, muchas veces se enfrentan al «juicio» de los demás. Te llaman ‘soso, te ven como «a un bicho raro», te dicen que eres un muermo, un aburrido, que cómo puedes no beber si se lo está pasando todo el mundo bien…

Nuevo trabajo y hogar, los cambios vitales que desean realizar los españoles

Este 2023, un 65,3% de los españoles desean llevar a cabo un cambio vital, relacionado con el ámbito laboral (39,5%) y el hogar (33,7%).

Cerca de siete de cada 10 españoles confirma su deseo para este 2023 de realizar un cambio relevante en su vida, relacionado con el ámbito laboral (39,5%) y el hogar (33,7%). También siete de cada 10 opina que lo conseguirá. 

Son datos de un estudio realizado por Ikea, SigmaDos y la doctora en psicología Silvia Álava para analizar las emociones que suscitan los cambios vitales; cuáles son las principales barreras para llevarlos a cabo y cuáles son las previsiones para 2023. 

Un 65,3% de encuestados afirma que este año le gustaría realizar un cambio relevante en su vida, siendo los más mencionados los relacionados con el ámbito laboral (39,5%), seguidos por los del hogar (33,7%). Por franjas de edad, este deseo es más elevado en la población joven, de 18 a 29 años, con un 78,6%. 

La percepción ante la consecución del cambio es optimista: siete de cada 10 cree que lo conseguirá. De nuevo, este porcentaje es mayor en la franja más joven, con un 77,4%. La seguridad económica (42,7%) y la seguridad personal y el bienestar emocional (39%) son los aspectos que ayudan a los españoles a realizar los cambios. 

El informe también analiza los cambios vitales llevados a cabo en 2022. Un año en el que cuatro de cada 10 asegura haber hecho un cambio relevante en su vida, habiendo sido exitoso para un 83,5%. También los jóvenes de entre 18 y 29 años han sido los que más se han atrevido a realizarlos (54,4%). 

Para un 46,9%, los factores económicos han supuesto un freno a la hora de realizar un cambio durante el pasado año, aunque la seguridad personal y el bienestar emocional (41,4%), y el apoyo familiar (38,2%) ha incentivado el atreverse. 

“Es decir, el factor económico puede llegar a bloquear el cambio, pero sin una buena seguridad personal, sin un buen bienestar emocional, es más complicado que pese a tener estabilidad económica, se lleven a cabo los planes”, ha asegurado la doctora en psicología, Silvia Álava. 

Emociones asociados a los cambios

De acuerdo con el estudio, las emociones que se asocian de manera más frecuente al cambio son la esperanza (20,8%) y la inseguridad (20,6%). Le siguen el interés (12,1%), la alegría (11,4%) y el miedo (10,8%). 

En el caso de los jóvenes entre 18 y 29 años, la emoción más predominante es la inseguridad que sube hasta el 28%, seguido por miedo para el 17,5%. Por el contrario, los mayores de 65 años son los que más asocian la esperanza a los cambios vitales (26,1%). 

La muestra también revela que, de cara a los cambios venideros, las emociones agradables actúan como facilitadoras del cambio en este orden: esperanza 51,9%; calma 38,7%; interés 35,7%; inspiración 31,3%; alegría 28,2%. Sin embargo, es importante gestionar las emociones desagradables dado que la segunda emoción que más se siente ante los cambios es la inseguridad (20,6%) y en menor medida el miedo (10,8%).

En cuanto a barreras, 7 de cada 10 encuestados afirma no haberse atrevido a realizar un cambio relevante en su vida pese a quererlo. Los motivos económicos son los que más pesan como barrera (48,6%) seguido de familiares (38,1%) y emocionales (27,9%).

FUENTE: IPMARK.COM

‘Body shaming’: ¿Qué es y cómo podemos hacer frente a las críticas corporales?

Algunos usuarios de redes sociales, amparados en el anonimato, se creen en el derecho de humillar a otras personas por su aspecto físico. Es lo que se conoce como ‘body shaming’ y varios famosos han sido víctima de ello, la última, la actriz Berta Vázquez. “Enseguida opinamos sobre el cuerpo de los demás, cuando hablamos de gordofobia parece que nos sentimos en ese derecho sin ser consciente del daño que les estamos haciendo», ha señalado en Hablando Claro la psicóloga Silvia Álava.

Por su parte, Mónica González, influencer y coach de autoestima corporal y amor propio ha destacado que lo que pasa en redes es un reflejo de lo que realmente pasa fuera de ellas, pero con la salvedad de que hay un anonimato. «El culto a la imagen está exacerbado, se refleja en las redes y se moraliza: la persona que cuple mejor con ese cánon se cree en superioridad para instruir a la persona que no lo está cumpliendo», ha considerado, en cuanto a cómo afrontarlo, González ha explicado que tenemos que darnos cuenta de que nuestro valor más mucho más allá de lo que piensen los demás y de la estética. Y es que, ha alertado, el ‘body shaming’, el no estar agusto con el propio cuerpo, puede derivar en trastornos de laimentación derivados del miedo a engordar, de la obsesión con la delgadez y con cumplir los cánones. Por eso, recomienda que si esto está suponiendo un problema con nuestro cuerpo y una mala imagen comrporal y esto nos está limitando en la vida busquemos ayuda profesional

Todos los motivos (aunque no los necesites) para que no dejes de dar besos y abrazos a tus hijos. Colaboración con Telva

Los abrazos son fundamentales en la infancia y dos expertas nos explican por qué

Por Miriam Mascareñas

Si en alguna ocasión has escuchado aquello de «no mimes tanto al niño que lo vas a malcriar«, atenta: la ciencia ha demostrado que los besos y abrazos, lejos de ser «malos», son imprescindibles en la infancia. Silvia Álava Reyes, psicóloga especializada en Psicología Educativa, y Rocío Alegre, directora de la escuela infantil Nemomarlin Carabanchel, destierran los falsos mitos y nos desvelan por qué es tan importante que abracemos y besemos a nuestros hijos. Porque sí, los mimos son fuente de felicidad.

¿Por qué son importantes los besos y abrazos en la infancia?

«Los besos y abrazos a los niños son fundamentales«, sentencia Silvia Álava Sordo, psicóloga experta en Psicología Educativa y autora de Queremos hijos felices y Queremos que crezcan felices (JDEJ Editores).

Podríamos decir eso de «no hay más preguntas, señoría», pero queremos saber más, ¿verdad?

«Los niños se tienen que sentir queridos. No basta con decir ‘te quiero’, hay que demostrarlo con besos y abrazos«, añade Silvia Álava Sordo, «todos los del mundo«.

Rocío Alegre, maestra en educación infantil y directora de la escuela infantil Nemomarlin Carabanchel, coincide: «Es muy, muy, muy importante dar besos, abrazos y caricias a los niños«. Hay que tener en cuenta que sobre todo en los primeros años de vida los niños no tienen suficiente lenguaje para expresar lo que sienten en cada momento y por eso se comunican a través de comunicación no verbal: con una mirada, un llanto, una sonrisa… «Los educadores, y también los padres, debemos darles respuesta con palabras pero también de forma no verbal, con este tipo de gestos. Es una manera de que el niño se sienta querido, seguro y protegido. Le haremos saber que estamos ahí, que le entendemos, evitando así su frustración«.

Mejoran la autoestima y los llenan de felicidad

La ciencia ha demostrado que cuando un niño se encuentra seguro y se siente querido, es más fácil que desarrolle su autoestima, así como que muestre niveles bajos de estrés, nerviosismo o incluso ansiedad.

¿Sabías que la neuroeducación afirma que el contacto físico con nuestros hijos logra liberar la hormona de la oxitocina? También llamada «hormona de la felicidad», «cuando, por ejemplo, les damos un masaje o hacemos piel con piel estamos logrando que los niños liberen esta hormona y por lo tanto sean más felices«, explica Rocío Alegre.

Abrazar no está reñido con educar

Entonces, si es tan positivo, ¿por que hay quien sigue repitiendo que no hay que mimar tanto a los niños? «En algunos casos, a los psicólogos se nos malinterpreta«, explica Silvia Álava Sordo. Y es que si algo recomiendan los expertos es medir el momento en que abrazamos o besamos a nuestros hijos. «Por ejemplo, si estamos a la mesa y vamos a comer, no es el momento«, cuenta la psicóloga. Tenemos que entender y hacer entender a nuestros hijos que hay tiempos para cada cosa, de ahí que hablemos de la importancia del cuándo.

Pero, ¿hay algún momento en el que no debamos abrazarlos? «Cuando nos hacen daño: nos pegan, nos insultan… En ese momento tenemos que hacerles entender lo que ha ocurrido, que nos encontramos mal por algo que nos han hecho. Los mimaremos pasado un rato, cuando lo hayan comprendido, pero no en ese momento en que nos han dañado«, nos cuenta la experta.

«No está reñido dar muchos mimos con educar con calma y serenidad, con enseñarles a ser autónomos y autosuficientes«, añade la psicóloga Silvia Álava.

Lée el artículo completo en Telva.com

“El Grinch roba la Navidad”: el trend viral de TikTok en el que los adultos se disfrazan y roban regalos que puede dejar “una huella psicológica” en los más pequeños

Imagínate que una noche, sin esperarlo, el famoso Grinch aparece en tu casa dispuesto a robarte la Navidad y todos los regalos. Esto es algo que han experimentado algunos niños en Estados Unidos después de que el trend o tendencia de TikTok ‘El Grinch roba la Navidad’ –en el que uno de los padres se disfraza del personaje y asusta a los niños– se haya viralizado.

Más allá de las reacciones que entienden esta tendencia como una broma, en Maldita.es hemos consultado a dos psicólogas para saber qué impacto tienen estas acciones sobre los niños y si pueden acabar afectando a su desarrollo o generando un trauma.

‘El Grinch roba la Navidad’, un ‘trend’ viral

Esta tendencia viral está centrada en el famoso personaje infantil conocido como ‘El Grinch’. Creado por Theodor Seuss Geisel en 1957, se trata de una figura que trata de amargar las Navidades a los niños de todo el mundo. El trend consiste en que uno de los padres o familiares de los más pequeños se disfracen de este personaje e irrumpan en la casa durante la noche para llevarse los regalos y asustar a los niños.

La situación acaba en la mayoría de los casos con los pequeños gritando, llorando y corriendo de miedo, mientras los padres los graban y se ríen detrás de la cámara. Hay niños que, incluso, han tratado de defenderse y agredir al elfo que, al final, siempre acaba llevándose algunos de los regalos.

Algunos de los vídeos del trend publicados en TikTok.

Estos vídeos acumulan millones de reproducciones en redes sociales y han dado la vuelta al mundo, pero muchos usuarios critican este trend. Muchos usuarios culpan a los padres de hacer sufrir a los más pequeños y de poder causarles un trauma en el futuro, además, aseguran ellos “nunca harían eso a sus hijos”. Otros, sin embargo, comentan “que se apuntan la broma” para las próximas Navidades.

Comentarios en uno de los vídeos publicados en la plataforma. 

Los niños viven estas experiencias “de manera muy real”

La psicoterapeuta Carolina Cáceres explica que los niños viven este tipo de eventos de manera muy real: “Lo que para el adulto puede ser una sencilla broma, el niño lo asume como una realidad irrefutable”. De ahí viene, resalta, “el pavor” que se ve en sus caras durante el vídeo, la “frustración” por perder sus juguetes, los gritos. “A estas emociones se suma, además, la extrañeza de ver a adultos riendo cuando algo muy malo está pasando”, añade.

Silvia Álava, doctora en Psicología Clínica y de la Salud, señala que a la rabia y al miedo se une una segunda parte: “La figura que les tiene que proteger, que son mamá y papá, en vez de protegerlos y frenar al Grinch y echarle, les están grabando. Esto lo único que hace es incrementar el malestar del menor”.

Algunas de las reacciones de los pequeños al ver al supuesto Grinch. 

Para Cáceres es importante resaltar la edad de los pequeños que aparecen en los vídeos: “Tienen seis años o menos. Eso significa que están en una etapa en la que el pensamiento mágico está todavía presente en ellos. Es decir, entienden el lenguaje de manera literal, de forma que si tú le dices que el hada de los dientes vendrá a dejarle algo a cambio de llevarse sus dientes, te van a creer. Eso hace que los niños elaboren el mundo que les rodea desde la fantasía”. Álava insiste en que el niño “no es consciente” de que es una broma: “No son conscientes en ningún momento. Ellos creen que el verdadero Grinch está yendo a su casa a robar la Navidad”. “Están aterrados porque viven esos hechos como reales”, explica Cáceres.

Los padres, dice la experta, desconocen el impacto que puede tener someter a sus hijos a este tipo de experiencias. “El rol de los cuidadores primarios –es decir, el de los padres– es dotarlos de seguridad y hacerlos sentir cuidados y protegidos para que los niños puedan enfrentar las adversidades de manera exitosa”, explica.

Con este tipo de situaciones, dice Álava, rompen el vínculo de seguridad que los niños tienen con ellos, porque los progenitores tienen que ser las figuras que les protejan: “Como psicóloga, quiero pensar que estos padres no están calibrando el daño que les hacen a sus hijos”.

Estas experiencias podrían dejar “una huella psicológica” en los pequeños, según los expertos consultados por ‘Maldita.es’

Muchos usuarios han respondido indignados a estos vídeos asegurando que este tipo de vivencias puede causar traumas en los más pequeños. Ante eso, Cáceres recuerda la definición de ‘trauma’, que se recoge como “cualquier evento que se vive de manera inesperada, involuntaria y que amenaza directamente tu seguridad, tu vida e integridad dejando una huella psicológica”. La experta señala que, si bien en términos reales estos eventos no amenazan la vida real de los pequeños, “los síntomas que podrían experimentar posteriormente sí pueden ser muy similares a los de un estrés postraumático: como flashbacks, llantos repentinos o episodios de ansiedad, entre otros”.

Dependerá mucho del niño o la niña, dice Álava: “Habrá niños que lo olviden cuando sepan que es una broma, pero habrá otros para los que sí sea un pequeño trauma. Hay que tener cuidado porque, se lo genere o no, el malestar del niño no vale la pena y menos por conseguir un puñado de likes”.

Cáceres recuerda que los eventos son percibidos de una manera muy particular por cada persona y aunque el evento en sí no es traumático, “la forma en la que los niños lo procesen y perciban sí puede constituir un evento traumático para ellos”. Incluso, resalta la experta, este acontecimiento podría marcar la concepción que el niño tenga a partir de ahora de la Navidad: “Puede guardarla en la memoria como un evento muy desagradable, puede incluso generar sentimientos de rechazo y aversión a la Navidad por temor a que este evento tan intenso se vuelva a repetir”. Álava coincide: “Habrá que ver qué pasa después. Puede que cuando se entere que el Grinch era alguno de sus padres empiece a cuestionárselo todo”.

La exposición de los pequeños en estos vídeos fomentan su vulnerabilidad

Cáceres explica que al exponer sus emociones de esta manera, acompañadas de risas o burlas que invalidan sus sentimientos de miedo, “los pequeños se vuelven más vulnerables”. Además, resalta que estos vídeos “normalizan” conductas poco empáticas como la burla frente al llanto del otro: “Esto genera un desequilibrio de poder, donde el que se burla del otro es el más fuerte o el más guay. De esta forma, los niños pueden aprender a relacionarse ejerciendo este poder sobre sus compañeros al trasladarlo al ámbito social”.

Hemos subido el vídeo a la red social, dice Álava, y hemos dejado al menor completamente expuesto: “De alguna manera hemos vulnerado su derecho a la protección de la infancia. El resto de personas del mundo no tienen porque verlos llorando y pasándolo mal. Más cuando el vídeo se puede volver viral”. La experta insiste en que estos vídeos perduran en redes y que, en un futuro, cuando los niños crezcan puede no gustarles y acabar enfrentándose a sus padres para saber por qué decidieron colgarlos. “Los vídeos en los que hay menores no tendrían que estar en la red por el daño que les podemos hacer con ellos”, zanja.

FUENTE: maldita.es

Qué hacer para que los niños no sufran en los divorcios: «Que no reciban las balas de la guerra de sus padres»

Sí, con una buena gestión del divorcio o de la separación de los padres, es posible que los niños no sufran o no tengan problemas psicológicos por la ruptura. La psicóloga Silvia Álava nos cuenta todas las claves a tener en cuenta.

Por Beatriz G. Portalatín

Cuando se produce una ruptura sentimental en una pareja con hijos, ésta deja de serlo pero ninguno de los dos dejan de ser padres o madres. Por eso, y según los expertos es importante que haya un buen divorcio y una buena gestión de la separación para que los niños/as sufran lo menos posible.

Y clara-mente mucho se está hablando de todo esto durante las últimas 48 horas, por la famosa canción queShakira ha dedicado a Piqué, pero sin hacer valoraciones sobre este caso (que bastantes cosas hay ya) y extrapolándolo a lo mundano y cotidiano de nuestro entorno, expliquemos las claves para tener un buen divorcio.

Porque sí, es posible que los niños no sufran con las rupturas de sus progenitores, siempre y cuando haya una buena gestión de la separación, que sabemos que no son nada fáciles y que como ya explicamos en este artículo, también deben atravesar su duelo. Y ese duelo siempre lleva consigo una fase de dolor muy importante.

«La evidencia nos dice que, si sabemos separarnos cuando tenemos hijos pequeños, no tendría por qué haber problemas con los niños/as», afirma a laSexta.com Silvia Álava (@silviaalava), doctora en Psicología y directora del área de psicología infantil del Centro Álava Reyes (Madrid).

Sin embargo, «cuando no hay una buena gestión de la separación, los estamos utilizando para hacer daño al otro progenitor o están los niños recibiendo las balas perdidas de la guerra de sus padres, las probabilidades de que desarrollen problemas psicológicos se incrementan mucho más», asegura esta experta, autora de Queremos hijos felices (donde precisamente hay un capítulo dedicado a esto).

Y es que al final, muchas veces, «son los hijos los que se quedan en medio de la guerra que tienen sus padres y ellos tienen que estar a otra cosa, y sobre todo tienen que estar protegidos por sus propios padres. No tienen ellos que recibir esas balas».

Claves para gestionar un buen divorcio cuando hay niños

Fundamentalmente, podemos decir que, según Silvia Álava, existen 4 claves básicas que debemos tener en cuenta cuando tenemos hijos pequeños, sean niños o adolescentes (no olvidemos que los adolescentes no son adultos) y nos estamos separando o divorciando de nuestra pareja.

1. Explicarle bien a los niños que sus padres se van a separar

Esto es fundamental. Contarles bien a los pequeños que sus padres/madres se van a separar pero que ellos no tienen culpa ninguna y que les van a seguir queriendo igual. De hecho, «muchas veces con los más pequeñitos funciona muy bien la palabra novios: vamos a dejar de ser novios, vamos a vivir en casa separadas, pero te vamos a querer igual… Con los más mayores, sí podemos decir pareja», señala Álava.

Pero es muy importante insistir en que «son cosas de pareja y que nada tienen que ver los niños«; y esto hay que dejarlo claro porque a veces tienden a pensar que es por su culpa y no es así, debemos decirles que las cosas de pareja son precisamente eso, cosas que pertenecen solo a dos personas».

2. Explicarles a los niños cómo va a ser su vida a partir de ahora

Algo fundamental para los pequeños es que, una vez les contamos que sus padres/madres van a separarse, les expliquemos muy bien cómo va a ser su vida a partir de ahora: en qué casa van a vivir, quién los va a llevar ahora al colegio… Todo lo que necesitan saber para su día a día, todas esas cosas prácticas. Y además es importante que les involucren en esto. Por ejemplo, «si van a tener un segundo dormitorio en casa del otro progenitor, que sean ellos quienes vayan a elegir la decoración y que se sientan parte de su nuevo hogar».

Y así lo explicaban también aquí varias expertas en psicología y mediación: es importante «formular la separación procurando que sus hábitos cambien lo menos posible y que sigan en relación con las respectivas familias (abuelos, tíos, primos…)». La estrategia común que tenga en esto la pareja es fundamental, es decir, tal como aseguraban las expertas, para que los hijos/as sufran lo menos posible, la pareja tiene que llegar a un buen acuerdo en la forma en que se van a separar y a una buena planificación y organización de cómo será ahora la vida de sus hijos/as.

3. Nunca contarles los motivos de la ruptura (son cosas de pareja)

«No, nunca debemos contarles a los niños los motivos de la ruptura», asegura Álava. «Nunca tenemos que contar el porqué se ha roto la pareja, los niños/as no tienen que tener más información de la que les atañe a ellos mismos», insiste la experta. Y es que «hay muchos adultos que están dolidos porque su ex ha tomado la decisión de terminar y cuando se lo cuentan a sus hijos/as no son capaces de discernir con claridad y tienen que darse cuenta de que esto es un tema de adultos».

Porque por mucho que deje de ser tu pareja, «no va a dejar de ser el padre/madre de tus hijos y necesitamos que la relación sea lo mejor posible. Necesitamos una relación buena y sana, por ello en ningún momento podemos descalificar a la expareja, porque al final ese niño/a se va a quedar con los dos», señala.

4. Que no haya o que no sigan las faltas de respeto

Normalmente, antes de que la pareja se separe, hay malos momentos, probablemente palabras duras, faltas de respeto… pero cuando la pareja decide romper, «no tiene que haber ya esas faltas de respeto hacia el otro/a delante de los hijos, porque la pareja ya no existe, para algo nos hemos separado».

Y esto es importante porque «la mala relación con nuestra expareja puede afectar al vínculo de seguridad y de apego que queremos que nuestros hijos desarrollen con los dos progenitores. Por eso es importante dejar siempre a los niños al margen», asegura Álava. Al margen del dolor y de todo lo que podamos sentir nosotros, como pareja, con la ruptura y la separación.

FUENTE: lasexta.com