Campamento de verano para nuestros hijos: ¿sí o no? Colaboración «Chance», de EuropaPress

campamentos de verano

Con la llegada del verano, muchos son los padres que se preguntan que será mejor para sus hijos. Apuntarlos a alguna actividad, llevarlos de campamento… Estas son alguna de las opciones que se plantean, pero siempre surgen muchas dudas. La psicóloga infantil Silvia Álava en sus libros titulados Queremos que crezcan felices. De la infancia a la adolescencia y Queremos hijos felices. Lo que nunca nos enseñaron, nos explica como vencer a los temores que se nos presentan.

Los padres no deben tener miedo de llevar a sus hijos a un campamento. Las experiencias que los niños viven durante esos días tienen beneficios muy positivos. «El hecho de relacionarse con más niños les ayudará a integrarse, por lo que, aunque les pueda costar un poco más entablar amistad, les será muy beneficioso y facilitará su socialización», añade Silvia Álava.

¿A PARTIR DE QUÉ EDAD PUEDEN IR DE CAMPAMENTO?

Los campamentos urbanos son ideales para los niños, pues pueden ir desde muy pequeños, a partir de los 3 años, ya que tienen una dinámica muy parecida a la del colegio. En cambio, si se trata de un campamento que obliga al niño a dormir fuera de casa, habrá que fijarse detenidamente en las características de cada niño. Su madurez y autonomía ayudarán a los padres a decidir cuándo es el momento adecuado.

Si se busca un campamento fuera de nuestro país, con el objetivo de reforzar un idioma, lo aconsejable es esperar hasta que el niño sea más mayor e independiente, hasta los 12 años aproximadamente.

¿QUÉ TIPO DE CAMPAMENTO ELEGIMOS?

Multiaventura y deportes, cultura y aprendizaje… Existen diversas opciones, pero hay que tener siempre en cuenta cuáles son los gustos del niño. Si se trata de una persona muy tímida, debemos buscar uno en el que se sienta cómodo y nada cohibido. En cambio, si se trata de un niño muy activo e hiperactivo, la adrenalina y la diversión de un deporte pueden ser grandes claves. Si al pequeño no le llama la atención ningún deporte, pero sí se muestra partidario de la naturaleza, será mejor dirigirse a este tipo de campamentos.

¿VAMOS A VERLES? ¿LES LLAMAMOS POR TELÉFONO?

En los campamentos, los niños deberán acatar las normas que establezcan sus monitores. Una de las reglas más comunes es la restricción del uso del móvil, que ayuda a no interrumpir el funcionamiento previsto para las actividades del día a día.

Si queremos sorprender a nuestro hijo y visitarle, los mejor es ir el día que el campamento lo tenga establecido. También se podrá pactar con el niño lo que él prefiere. El día de la visita, si ve que van los padres de todos sus amigos menos los suyos, lo único que se conseguirá es que se sienta mal.

¿Y SI NO QUIERE IR DE CAMPAMENTO?

Es comprensible que una sensación de miedo e incertidumbre se apodere de ellos al ser una experiencia nueva y diferente. En ocasiones, les provoca cierto reparo no saber cómo actuar en las diferentes situaciones que se les pueden llegar a plantear. No es conveniente que el pequeño vea el campamento como una obligación o castigo. Para poder tranquilizarles, es muy positivo que, durante el año, hayan participado en alguna actividad parecida, como granjas escuelas o convivencias.

Si nuestros hijos van a un campamento aprenderán diversas cosas como relacionarse tanto con niños de su misma edad como con otros un poco mayores o más pequeños, jugar a través de la diversión y felicidad o entender que las normas no existen únicamente en casa con sus padres, también en toda la sociedad.

Queremos que crezcan felices es el 4º título de la colección Tu vida en Positivo que engloba una serie de seis libros donde diferentes expertos de distintos sectores ofrecen consejos para ser más felices. En su segundo libro, Silvia Álava responde a preguntas como: ¿Cómo conseguir que obedezcan? ¿Cómo se puede ayudar a un niño para que no tenga miedo? ¿Cómo comunicar a un niño la muerte de su padre o madre? ¿Cómo trabajar el autocontrol de los niños? o ¿Cuándo hay que empezar a hablar de sexo?

Vivir en positivo «es una actitud que afecta a todas las áreas de nuestra vida; desde el primer pensamiento de la mañana hasta cada uno de los pasos de nuestro día a día: la relación con la pareja, hijos, compañeros de trabajo y amistades». En definitiva, sentirnos bien con nosotros y con quienes nos rodean