Mañana sábado 28 firmaré mis libros en el Rastrillo de Nuevo Furuto en Madrid

Cartel_Rastrillo_2015_rectangularComo sabéis los derechos de autor de mi primer libro «Queremos Hijos Felices» son donados en su integridad a la Asociación Nuevo Futuro para dedicarlos a sus casas de acogida, así que no podía faltar a su evento más significativo, el Rastrillo de Madrid que está abierto desde el pasado día día 20 y hasta el domingo 29.

Queremos Hijos Felices - Silvia Álava

El Rastrillo nació en 1968 en Madrid como medio para conseguir recursos para financiar la compra de los primeros pisos de acogida.

Portada Queremos que Crezcan_felicesEn los años siguientes la colaboración de muchos voluntarios hicieron posible el éxito del Rastrillo, extendiéndose desde Madrid a otras ciudades de España.

La recaudación de los diferentes rastrillos ha sido fundamental para desarrollar y mantener los Hogares y dar a conocer nuestra labor en toda España.

Os esperamos el sábado de 28 de 12! a 14h!

Dejad que los niños se aburran. Colaboración con el diario El Mundo

Dejad que los niños se aburran | Zen | EL MUNDO | Luisa Valerio

Juegos para niños - Silvia Álava - El MundoLos niños de hoy van al colegio, practican algún deporte, acuden a clase de idiomas, tocan algún instrumento, ven la televisión, juegan con otros pequeños o con la consola… Pero las actividades del día finalizan, los amigos se marchan a su casa y llega el momento de apagar la televisión. Es entonces cuando el niño no tiene claro qué hacer con ese tiempo libre y entona la temida frase: ‘me aburro’. El primer síntoma del aburrimiento es el malestar. Quejas, protestas, mal humor, resoplidos, enfados, incluso lloros son las manifestaciones más habituales de la inquietud que les produce el tedio. Es el momento en el que suenan las alarmas para los progenitores que hacen piruetas para proporcionar mil y una distracciones que ‘liberen’ a sus hijos de ese estado lo más rápido posible. Sin embargo, según numerosos especialistas puede ser beneficioso y una experiencia enriquecedora.

Momentos para todo

En 2007 un estudio realizado por la Universidad de Educación y Aprendizaje Permanente de East Anglia (Reino Unido) indicaba que el aburrimiento no es algo malo sino, por el contrario, incentiva la capacidad creativa de los más pequeños para alcanzar un desarrollo más completo. Teresa Belton, una de las artífices del informe, aseguraba que «los niños necesitan tiempo para no hacer nada» y que «las expectativas culturales de que los menores deban estar siempre activos podrían obstaculizar su imaginación». De la misma manera se expresa la psicóloga infantil Silvia Álava. «Quizá el principal problema es que no les damos la oportunidad de tener momentos de soledad. Salen del colegio y acuden volando a alguna actividad, luego a otra… Todo está organizado por los adultos y no se les da mucha oportunidad de entretenerse solos«. En la sociedad actual, donde el ritmo hiperactivo y la máxima productividad imperan, el tiempo es una dimensión muy valorada. El resultado son niños súper estimulados que no saben en qué invertir el tiempo no planificado. «Al tener tantas actividades, además del horario del colegio, cuando tienen tiempo libre no saben gestionarlo, para ellos es un bien escaso. Están acostumbrados a tener la agenda muy planificada y cuando tienen huecos libres no saben cómo ocuparlos», afirma el equipo directivo del colegio Patrocinio de San José de Madrid. Las nuevas tecnologías han contribuido a que los niños pasen más tiempo concentrados ante las pantallas y que los momentos dedicados a otros juegos que estimulan más la creatividad vayan a menos. «Son estímulos visuales y auditivos muy cómodos. No hay que demonizar las pantallas pero sí hay que buscar ratos libres para que el niño esté solo y él mismo pueda dirigir su acción», dice la psicóloga.

Estado de ánimo natural

El aburrimiento ante todo es una sensación muy normal en los menores y forma parte de la infancia. ¿Quién no ha sentido alguna vez durante su niñez el tedio? Incluso, en algunas ocasiones, este estado es preciso. «Los psicólogos insistimos en que debemos dejar que los niños se aburran. No tenemos que dirigir todo el tiempo su conducta para que ellos desarrollen sus propias ideas», asegura Álava. En buena parte de los casos el afán por satisfacer y suministrar diversión a los hijos de manera inmediata está ocasionado por «el sentimiento de culpa de los padres por estar mucho tiempo trabajando, o por disponer de pocos momentos para estar con ellos», comenta la especialista. Pero el principal inconveniente del ‘síndrome de los padres ausentes’ tiene como consecuencia inmediata «que los progenitores se conviertan en auténticos monitores de tiempo libre. Es importante perder el miedo a que el niño se aburra«, insiste. El problema se agrava cuando las actividades planificadas repercuten en el bolsillo y, más aún, en época de crisis. «En ocasiones se asocia el ocio con gastar dinero y los planes sólo se centran en acudir a un centro comercial, al burger, al cine, etc… Existen cientos de cosas que se pueden hacer utilizando la imaginación del niño», concluye. El equipo docente del colegio Vizcaya, de la misma provincia, considera que «no solo promueve la creatividad, sino que representa un descanso necesario para la mente, que al desconectarse de las tareas cotidianas puede dedicarse a la resolución de otros problemas». Y afirma que «es en ese momento cuando el cerebro aprovecha para soñar despierto, pensar en cómo resolver un problema que parecía no tener solución o planificar situaciones futuras».

Las pautas adecuadas

El niño necesita además aprender que puede luchar contra el tedio él mismo. Para ello «la familia y el colegio deben fomentar un entorno adecuado«, cuenta Coral Regí, directora y profesora de Biología en la escuela Virolai de Barcelona. «No debemos dirigir ese juego cuando los niños tienen tiempo libre, pero sí podemos crear un entorno que propicie la posibilidad de pensar, acercándoles a la lectura o poniéndoles en la pista para que inventen su propio juego», manifiesta. Se trata de «darles pautas para que ellos descubran qué pueden hacer, y no de resolverles y planificarles ese tiempo. Si estamos apoltronados en el sofá con el móvil en la mano todo el día, el niño tomará ese modelo», continúa. Amelia Baena, directora de contenidos del blog del Club de malasmadres comparte esta idea. «A veces, cuando mi buenhijo no sabe ya a lo que jugar, y requiere mi atención, le dejo y me sorprende haciendo cualquier cosa para entretenerse. Su afición es imitarnos en aquello que hacemos«. Buscar una adecuada combinación de periodos de actividades con los de inactividad favorecerá además, la autonomía e independencia, la resistencia a la frustración, la resolución de problemas y la motivación. Para ello, los expertos recomiendan que los padres actúen como orientadores, evitando organizarles los juegos y decirles qué, cómo y con qué pueden divertirse. «La familia debe hacer de guía del niño, aportándole retos que estén a su nivel, en vez de ofrecer todo marcado», expresa Amparo Laliga, responsable de Innovación de los Centros Escolares de Grupo Sorolla. De esta forma el niño podrá decantarse libremente por una opción y generar sus propias ideas. En definitiva, el tedio no sólo es un estado de ánimo sino también una forma de encontrarse con uno mismo. Por ello es imprescindible aprender a aburrirse para lograr «estar bien con nosotros mismos a lo largo de nuestra vida«, finaliza la psicóloga.

 

Juegos educativos para el tiempo libre a coste mínimo

¿Cómo explicar a los niños hechos como los atentados de París? Colaboración con Antena 3 Televisión

Os adjunto el enlace al vídeo del telediario del pasado día 19 en el que participo intentando dar una solución a esta difícil pregunta.

Pincha en la imagen para ir al vídeo. La noticia comienza en el minuto 29

Silvia Álava - Noticias Antena 3 - 19112015

2 de Diciembre a las 19,30h Presentación del libro Queremos que Crezcan Felices

El 2 de Diciembre a las 19,30h Presentación del libro Queremos que Crezcan Felices. Será en la Delegación del Gobierno de Madrid (C/ Miguel Ángel, 25) y contará, con:

  • La delegada del Gobierno de Madrid, Doña Concepción Dancausa.
  • El periodista Don Antonio San José.
  • El psicólogo y prologuista Don Javier Urra.
  • La psicóloga y directora del Centro Álava Reyes, Doña María Jesús Álava.

Invitación presentación libro Queremos que crezcan felices

Entrada libre hasta completar aforo. Necesaria confirmación en los mail: mamoran@alavareyes.com, info@alavareyes.com o en el teléfono 639 650 578

Os espero!

Cómo mejorar las técnicas de comunicación interpersonal. Taller de Patricia Ramírez

Hoy he tenido el placer de asistir al taller impartido por Patricia Ramírez en el Congreso Internacional de Psicología Clinicia de Granada. El taller ha estado genial! hemos aprendido un montón!

Además, he aprovechado para compartir con ella mi nuevo libro Queremos Que Crezcan Felices. Un gustazo de jornada!

Patricia Ramírez y Silvia Álava

En el VIII Congreso Inernacional de Psicología Clínica de Granada

4903f5797974089813cbe1a03c171df7Desde el Centro de Psicología Álava Reyes tenemos el placer de colaborar con varios talleres, conferencias y mesas redondas en la edición de este año del Congreso Internacional de Psicología Clínica de Granada. Toda la info pinchando en el siguiente enlace: http://www.aepc.es/psclinica_web/presentacion.html

Taller Aroa Caminero Congreso Internacional de Granada

«Los padres no están para servir a sus hijos. No son sus súbditos» entrevista de Carlota Fominaya en el diario ABC

«Queremos que crezcan felices, de la infancia a la adolescencia», el nuevo libro de la psicóloga infantil Silvia Álava, llega a las librerías casi por petición popular

SILVIA ÁLAVA 44«Tras la publicación de «Queremos hijos felices», muchos padres nos comentaron que querían saber cómo actuar con hijos más mayores. Por eso en esta nueva entrega hemos decidido centrarnos en el periodo que va comprendido entre los seis y los doce años». Así, a través de experiencias reales vistas en consulta, Álava va tratando todo aquello que causa dudas a la familia, y hace que los padres se sientan mal, fallen, pierdan la paciencia, griten o digan cosas de las que luego se arrepienten.

-Muchos padres de hoy se ven perdidos ante tanta información de cómo educar a sus hijos.

-Los padres de hoy lo tienen más difícil que nunca. Porque se les junta que es verdad que están muy preparados a nivel profesional pero luego tienen un nivel de exigencia altísimo. A los padres de hoy en día se les exige prácticamente que sean perfectos en todas las facetas de su vida, incluida la paternidad. Pero es que la sociedad también exige a los niños que sean perfectos. Los niños desde bien pequeños ya tienen que estar apuntados a idiomas, a algún deporte, sacar unas notas estupendísimas… Creo que debemos relajarnos, intentar disfrutar de la paternidad, y que los niños disfruten de la niñez. Los padres deben ya no solo trabajar ese sentimiento de culpabilidad, sino también que somos imperfectos. Deben asumirlo. Lo van a hacer lo mejor posible, pero nunca hay que buscar ser el padre perfecto, porque el padre perfecto y la madre perfecta no existen.

 -Los niños de hoy, también parecen estar expuestos a demasiada información, y a un altísimo nivel de exigencia. Con cuatro años van a clases de chino, de equitación, de música, y de predeporte.

-Los niños necesitan tiempo para jugar, y también necesitan tiempo para aburrirse. Hay momentos y edades para todo. Pero incluso cuando son un poquito más mayores, que ya no estamos hablando de niños pequeños, a partir de los 6 años, también necesitan un «tiempo en blanco», por así decirlo. Lo que no podemos pretender es que un niño tenga desde que se levanta hasta que se acuesta incluida toda la tarde completamente planificada de tal forma que no les sobra ningún minuto libre. Ese ritmo no hay quien lo aguante. Porque eso implica estar en una continua capacidad de atención, de organización, de planificación… no les das tiempo para distraerse un minuto con un muñeco. Los niños de hoy en día tienen que aprender a aburrirse.

Es genial aprender a aburrirse, aprender a estar con uno mismo… Si están todo el tiempo con un adulto que les guía, les planifica la tarea, no les dejas favorecer su autonomía, no les dejas generar recursos… No decimos que los niños no tengan que hacer actividades, pero sí que hay que reservar un tiempo libre para que estén ellos solos, que aprendan a entretenerse, que aprendan a aburrirse, y a generar una serie de competencias.

-Pero ahora todos los niños van a extraescolares. Parece que si no puede jugar en desventaja con otros niños de su entorno.

-Respecto a esto, es importante saber que cada niño tiene una velocidad de desarrollo. Y que no le podemos comparar ni con los amigos ni con los hermanos. Eso hay que asumirlo. A lo mejor el hijo del vecino tiene otra realidad, u otras competencias diferentes. Cada niño puede tener unos puntos en los que destaque, y esto no significa que sean ni mejores ni peores. Dentro de la familia, educar no es favorecer una competición para ver qué hijo es el mejor. Cada niño tiene que hacerlo lo mejor que pueda según sus posibilidades. Y nosotros tenemos la responsabilidad de reforzar según sus posibilidades, pero no se les puede exigir a todos los niños lo mismo. Eso es una faena. Porque hay algunos que pueden dar muchísimo y otros no te pueden dar todo. Y por supuesto no puedes compararle con amiguitos o vecinos…

-Muchas veces son ellos mismos los que a edades muy tempranas se miden con aquellos niños que les rodean de forma habitual.

-Sí. También ocurre. Pero muchas veces los niños no entienden que los chavales con los que tratan son mayores que ellos. Y un año en un pequeño de esas edades es muchísimo, es un mundo. Sobre todo porque maduran cognitivamente como a estirones. Igual que cuando crecen en altura. En este sentido a los 6 años hay un cambio muy importante, donde la función ejecutiva se empieza a regular. Entorno a los 8 o 9 años se produce otro cambio importante. De pronto se produce ese estirón y se ve todo de golpe. De la noche a la mañana no pero si de una semana a otra. No desesperemos. Cuando se trabaja con los niños determinados aspectos de su evolución y no vemos resultados no es que no se estén consiguiendo objetivos. Es que los niños necesitan un determinado periodo de tiempo para ir asimilando el aprendizaje.

-En el libro nos ofrecen un consejo muy básico, como es no poner etiquetas al niño. ¿Qué alternativas hay?

-El niño nunca va a funcionar bien con etiquetas. Una de las cosas en las que insistimos mucho es que en castellano existen dos verbos, ser y estar. Podemos decir «tú no eres malo; te estás portando mal, y en concreto hoy porque no has hecho los deberes, porque has gritado a tu hermano…». Debemos especificar exactamente lo que está haciendo mal en ese momento.

-¿Dónde está el límite para llevar al niño a una consulta en el psicólogo infantil?

-La consulta de psicología infantil se ha polarizado mucho. Vemos casos en los extremos, por así decirlo: Padres cuyos hijos no tienen ningún problema de salud mental, que no tienen ninguna patología ni nada clínico. Son historias que se valoran y a los que simplemente se les ayuda porque quieren aprender a hacerlo mejor. Quieren tener menos desgaste emocional en el día a día. O que ven que les está costando más toda la parte emocional del niño. O que quieren aprender sobre regulación emocional, y cómo afecta o cómo tolerar la frustración, cómo se autocontrola. No son en absoluto casos patológicos, pero que acuden a consulta porque quieren saber qué es lo que pueden hacer para mejorar. Por otro lado están los otros casos en el otro extremo, que son patologías más complicadas. Casualmente, son familias que tardan más en venir a consulta. Si que es verdad que se complica pero siempre hay un margen de reacción y un margen de mejoría, si no, no me dedicaría a esto en concreto.

-A su juicio, ¿en qué aspecto deberíamos trabajar sí o sí todas las familias?

-En inteligencia emocional (IE). Aunque de unos años a esta parte ya se empieza escuchar, sigue siendo un tema desconocido. Hay muchas teorías y modelos para trabajarla. A mí me gusta mucho el modelo de Salovey y Mayer, de la Universidad de Yale (EUA), que fueron los que propusieron el propio término de IE. Ellos proponen un modelo basado en cuatro habilidades: la percepción emocional, la comprensión emocional, la facilitación emocional y la regulación emocional.

Hay muchos estudios que relacionan precisamente la regulación emocional con un factor de predicción de éxito en la vida. Y también mucha gente que piensa erróneamente que las emociones hay que suprimirlas o hay que dejar de sentirlas, cuando eso es absolutamente imposible. Tu tienes una emoción y la vas a sentir irremediablemente.

Lo que hay que hacer es aprender a regularlas. Tenemos que entender que cuando afloran en determinados momentos, esas emociones van a facilitarme las cosas, y simplemente tengo que dejarlas que fluyan, porque son apropiadas para esa situación. Si me ha pasado algo puede ser normal que surja la tristeza, y me tengo que permitir mi ratito de estar triste. Pero si yo tengo que ir a dar una conferencia o hablar en público o tengo una reunión en el trabajo y me estoy poniendo nerviosa, eso tengo que aprender a regularlo. Porque ahí los nervios y la ansiedad no me aportan nada, no me ayudan, y me van interferir en mi desempeño.

Los niños también deben aprender a regular las emociones. Hay muchos padres que confunden regular las emociones con aceptar el estallido emocional. Si a determinada edad el niño se frustra por algo, y le permitimos una pataleta que no está ajustada a su edad, con un estallido de gritos y contestaciones, el niño volcará su frustración en los padres.

-¿Cuál debería ser la actitud de los padres ante una pataleta de un niño de 6 o más años?

-En ese momento no se puede dialogar, hay que decirle que se calme. El niño tiene que aprender a calmarse. El problema fundamental es que intentamos dialogar con los niños y hacerles razonar en el momento de estallido emocional, y entonces lo único que conseguimos es que la situación, por así decirlo, termine de explotar. Porque además, como padre o como madre, es muy difícil mantener la calma con un niño gritando. En ese momento hay que dejar que la situación pase, y será cuando el niño esté tranquilo, cuando realmente se pueda hablar y tratar de razonar con él. Al niño le ha podido sentar mal una cosa pero eso no le da derecho a volcar su frustración con la persona que tiene delante. Ya sea su padre, su madre o su hermano.

-¿Qué hacemos con un niño manipulador en casa?

-Los niños manipuladores tienen muy claro su objetivo y no les importa en un determinado momento darle la vuelta a la situación para salirse con la suya. Hay que tener cuidado con los niños que tienen esa tendencia a manipular y ven que la manipulación les sale bien, porque entonces lo van a seguir haciendo. El problema es que se ven muy reforzados, porque consiguen su objetivo. Pero cuando sean un poquito más mayores, o fuera de casa, se van a dar cuenta de que la manipulación no funciona.

Por eso nosotros insistimos tanto en el libro como en consulta que en casa se le puede querer mucho y permitirles todo, porque el amor hacia los hijos es incondicional, pero el problema es que esos niños luego tienen que salir a la sociedad y sus amigos y sus profesores no van a tener un amor incondicional hacia ellos. Los padres sí, y es genial que lo tengan porque además es su labor. Pero también lo es ayudarles a que sean capaces de regularse, de aprender unas básicas que luego le permitan ser feliz en el trabajo y en la vida.

-¿Cuáles son los síntomas más claros de baja tolerancia a la frustración?

-Cuando algo no les sale a la primera a estos niños, o no les sale como creen que les tendría que estar saliendo, entonces se enfadan, y tiran lo que están haciendo al suelo, o tachan, y borran el dibujo. Cuando son más mayores, abandonan y se van del juego. Además se crean ellos mismos una película mental que cada vez les va bloqueando más. Por eso es muy importante que trabajen la frustración. Porque con ella no se consigue nada en la vida. Y encima, les hace sentirse francamente mal, porque cada vez es más difícil conseguir resultados. Hay que entrenar a los niños en el esfuerzo y en la constancia y en que aprendan que es raro que las cosas nos salgan bien a la primera. Que lo normal es que todos tengamos que hacerlo varias veces antes de tener éxito. Ojo, que también hay que ajustar un poco los objetivos que les pedimos.

-Los niños se pelean. ¿Cómo podemos darles alternativas, sin intervenir?

-Lo ideal es que si tienen la misma edad, es decir, si es entre iguales, que aprendan a resolverlo entre ellos sin intervención de un adulto. Porque si intervenimos, no aprenden los recursos y la próxima vez no sabrán como solucionarlo porque pensarán que ya vendrá alguien a solucionárselo. Pero eso no quita para que una vez que ya ha pasado la pelea, hablemos sobre ello, y veamos qué pasó. Para que les preguntemos: ¿Qué es lo que tú sentías? ¿Qué es lo que sentía el otro niño? ¿Por qué discutíais? ¿Cómo se te ocurre a ti que podíais arreglarlo? Si vemos que una situación es muy repetitiva, podemos intentar ensayarla y llegar en común a una solución. Lo que en psicología llamamos «role-playing».

-Los niños de hoy tienen móvil cada vez antes. ¿Qué opina de esto? ¿Cuáles cree que deberían ser las normas en una familia?

-Es importante que quede claro que el móvil lo pagan los padres, y que los niños entiendan desde el primer momento que no tienen derecho al móvil. Que si nos cogemos la Ley de Derechos del Niño, en ninguno de los punto o cláusulas pone que los niños tengan derecho al móvil. El móvil se lo tienen que ganar. ¿Y cómo se lo tienen que ganar? Cada familia tiene que decidir cuáles son las cosas que hay que cumplir. Si los chavales tienen que haber hecho los deberes, que haber estudiado, haber recogido la casa, ayudado a poner la mesa, a hacer la cama… que no está mal que los niños ayuden en casa y que aprendan a ser cada vez más autónomos. La familia es un equipo donde todos tienen que hacer cosas. Papá y mamá no están para servir al niño. Están para darle su amor incondicional, pero no para ser sus súbditos.

Fuente: diario ABC Carlota Fominaya

«Fenómeno fan» en Madrid Despierta

Os adjunto el link a la colaboración en el programa Madrid Despierta de TeleMadrid del pasado día 2 de noviembre en el que hablamos sobre el «fenómeno fan» y el uso de las redes sociales durante la adolescencia. Pincha en la imagen para ver el vídeo del programa, mi intervención comienza a la hora y 10 minutos de haber empezado el programa:

Madrid Despierta - Silvia Álava

Silvia Álava alerta sobre los perjuicios que causan los ‘padres helicóptero’ en el diario El Norte de Castilla

La psicóloga advierte de que la obsesión por sobreprotegerles contribuye a criar hijos infelices

Silvia Alava - Escuela de Padres - El Norte de CastillaSobreprotección. Esa es la palabra maldita, el origen de muchos de los casos que la psicóloga Silvia Álava Sordo se encuentra cada día en su consulta. No es la primera vez que se escucha esta palabra en la Escuela de Padres de El Norte de Castilla. La pronunció Javier Urra. Y también Bernabé Tierno. Y la repiten muchos expertos una y otra vez con un símbolo de alerta en rojo vivo dibujado junto a ella.

No es para menos.

«Si no hemos hecho nada para que aprendan a tolerar la frustración, no aprenderán cómo evitarla», advertía la psicóloga vallisoletana ayer en el salón de actos de EspañaDuero, que acogió esta segunda jornada bajo el patrocinio de Adeslas, Alimerka y Coca Cola.

Y es que las consecuencias de la sobreprotección son nefastas. «Estos niños sobreprotegidos tienen más posibilidades de ser víctima de acoso escolar», explicó Álava. Y claro, «a la larga serán más infelices».

Justo lo contrario de lo que quieren sus padres. «El primer día que vienen a la consulta siempre me gusta terminar preguntando qué quieren conseguir para sus hijos, y la respuesta que más nos dan, independientemente del diagnóstico, es que sean felices». La paradoja educativa. Por querer obsesivamente que sean felices, lo que se consigue es exactamente lo contrario. Los psicólogos han tipificado estos comportamientos sobreprotectores. Los llaman ‘padres helicóptero’ o ‘padres apisonadora’. «Son los que resuelven sus problemas antes de que pida ayuda. El niño no desarrolla sus propios recursos y sus competencias, porque se los resolvemos nosotros. Hay que dejarles, que se caigan, que aprendan a levantarse. También se llaman padres apisonadora, que allanan los caminos antes de que pasen los hijos», explicó Silvia Álava.

Y de ahí se derivan otros problemas. Porque un comportamiento sobreprotector suele ir acompañado de otras cosas que multiplican el conflicto. Como sentirse culpables por no dedicar a los hijos suficiente tiempo. «Ese sentimiento de culpa hay que trabajarlo, aumentar la cantidad de tiempo que les dedicamos a veces no es posible, pero sí es muy importante la calidad de ese tiempo». ¿Cómo? Pues por ejemplo evitando distraerse cuando se esté con ellos durante ese tiempo que, por breve que sea, sí es única y exclusivamente para estar con ellos.

Ayudar, no sustituir

Silvia Alava - Presentación Escuela de Padres - El Norte de CastillaLos niños tienen problemas. Todos los días. Y la tendencia de ese ‘padre helicóptero’ es a solucionárselos. Silvia Álava propone un camino algo más complicado pero también más fructífero a largo plazo. «Primero hay que escucharle sin distracciones. Ponernos a su nivel, mirándole a los ojos. No quitar importancia al problema. Y luego intentar que sea él quien encuentre la solución». A veces no es fácil.O no tiene la capacidad de razonamiento suficiente como para llegar a esa solución por sí mismo.Entonces es cuando hay que intervenir, pero sin pasarse. «Si no se le ocurre la solución, darle pistas que favorezcan su razonamiento y su lógica para que él llegue a ella».

El libro de Silvia Álava –‘Queremos hijos felices’– está enfocado a niños de entre 0 y 6 años. Por eso muchas de las pistas que lanzó durante su conferencia, y durante las intervenciones con el público, tenían que ver con sentar unas bases desde las que empezar a trabajar. A la hora, por ejemplo, de encomendar unas tareas que deben obedecer. «Hay que tener claro qué tienen que hacer. Y decirle las tareas de una en una. Establecer cómo hacerlo, un tiempo límite. Y las consecuencias de hacerlo. Pero consecuencias en positivo. La tableta, el ordenador, ver la tele, te lo vas a ganar pero haciendo lo que te corresponde, obedeciendo a la primera», puso como ejemplo.

Otra pista. Esta, contra las rabietas. «Lo que quiere el niño es nuestra atención. Si le retiramos la atención, además hay que retirarles lo que están haciendo». Es decir, no vale con decir ‘no te hago caso’ si el niño sigue viendo la tele, porque entonces la medida no será efectiva. Y esa cesión, a la larga, acaba teniendo efectos dañinos. «Muchas veces vemos casos bastante complicados que tienen en la base el miedo de los padres a decirles que no, a que se fueran a enfadar los niños. Y el niño ha cogido una fuerza que no le correspondía».

Vista la conferencia, cabe coincidir con ella en algo: «Hay un gran desnivel entre la preparación que recibimos para desempeñar bien nuestros trabajos y la formación que tenemos para ser padres, para educar a nuestros hijos».

Queremos Hijos Felices - Silvia Álava

Niños, tutoriales y tecnología: ¿cómo afecta la pantalla al desarrollo de los pequeños? Colaboración con IRISPRESS

Os adjunto el vídeo realizado por Irispress en el que hablamos sobre el controbertido tema de los niños y la tecnología:

  • No hay que «demonizar» la tecnología, pero los padres han de tener el control de la situación y regular su uso.
  • El niño tiene que aprender a relacionarse con sus iguales y con los adultos.
  • ¿Cuánto tiempo y de qué manera deben acceder los niños a la tecnología?
  • ¿Qué hacemos cuando el niño está «enganchado a la tableta?

Pincha en la imagen para ver el vídeo:

Silvia Alava - Irispress