¡Llega el carnaval y con él los disfraces!

Se acercan los carnavales, época de disfraces, donde los más pequeños de la casa, seguro que tienen preparada alguna fiesta, bien sea en el cole, con amigos… es por eso que en la revista de este mes de la Guía del Niño, Laura Jiménez ha elaborado un reportaje sobre el valor del disfraz, donde he tenido el placer de colaborar.

¿Por qué es importante que los niños se disfracen?

Es bueno que los niños jueguen a disfrazarse durante todo el año, no solo en Carnaval o Halloween. Cuando un niño se disfraza juega a interpretar el rol del disfraz que lleva; (lo más probable es que si se disfraza de médico, juegue a curar a sus muñecos, si va de profesora a enseñarlos, si es de mago a hacer trucos y pociones mágicas…), además de pasárselo estupendamente y si además  lo hace con otros amiguitos, mucho mejor. De esta forma aprenderán a negociar, para saber de qué se disfrazan y una vez disfrazados iniciar un juego conjunto, con sus reglas y sus normas.

Si a tu hijo le han invitado a una fiesta de disfraces, es importante que vaya disfrazado, pues se sentirá raro y extraño si es el único que no lo hace. Preparar juntos unos días de antes el disfraz, para que ese día se lo pase en grande con sus amigos.

¿Es cierto que la biología condiciona la psicología femenina, especialmente en lo referente a la maternidad?

A nivel genético, las mujeres vienen preparadas para ser madres, es por eso que nos es tan difícil quedarnos de brazos cruzados cuando oímos el llanto de un bebé, aunque no sea nuestro, son llamadas de alerta que compartimos con otras especies, como mecanismo de supervivencia.

La intensidad con la que una mujer vive el embarazo, nunca va a ser la misma que la del padre, por muy involucrado que él esté. La mujer experimentará toda una serie de cambios a nivel físico y hormonal que el hombre no tendrá. Los cambios se siguen produciendo después del parto, como la subida de la leche… todo ello, también se producen en los mamíferos, y prepara a la mamá biológicamente para el cuidado del  bebé. Hay estudios científicos que están investigando en qué medida estos cambios afectan al comportamiento de las madres.*

No obstante, en el ser humano además del componente biológico, existe el cultural, el histórico y el social, que tiene un peso que no existe en otras especies.

Aunque es el cuerpo de la mujer el que experimenta los cambios y se prepara para la maternidad, eso no quiere decir, que una vez producido el alumbramiento, la pareja no sea capaz de asumir con la misma entrega y dedicación el cuidado de su retoño.

 

*Estudios, como los de la influencia de la oxitocina en la reducción de la ansiedad ante el cuidado del bebé (John A. Russel, de la Universidad de Edimburgo), o la influencia de esta hormona en la sociabilidad (estudios con ratas de Inga D. Neumann, de la Universidad de Regensburg (Alemania)).

Craig Kinsley, de la Universidad de Richmond, Virginia, EE UU, ha llegado a la conclusión de que la habilidad para conseguir alimentos también mejora notablemente tras el parto, y menciona que “El cerebro de cualquier hembra pone grandes dosis de plasticidad y creatividad al servicio de la reproducción. En otras palabras, las madres no nacen, se hacen”.

 

¿Hay muchas mujeres que se valoran a sí mismas únicamente en función de su papel como madres, es decir, que piensan que es la función más importante que pueden tener en la vida? ¿Es correcto este razonamiento?

Ser madre es una experiencia increíble a todos los niveles, y es muy respetable que para algunas mujeres, se convierta en lo más importante de su vida; pero esto nunca se puede interpretar como una regla que  rige a todas las mujeres, y desde luego el papel de la mujer no tiene porque relegarse únicamente a su función de madre. Se puede ser una buenísima mamá y criar y estar pendiente de sus hijos dándoles todo el amor, todo el cariño, y todos los cuidados necesarios, sin por ello olvidar otras facetas de su vida, como la profesional, sus hobbies o aficiones, sus amigos, su pareja…